Comida

II.2. LA LÍRICA LATINA

Dentro de la poesía lírica latina se incluyen diversos campos temáticos (erótico, amoroso, bucólico, elegiaco, satírico, etc.) y diversos tipos de composición. Sin embargo, todo ello estaba sometido a unas ciertas reglas genéricas sobre la estructura del poema o los tipos de verso y de estrofa.

Catulo-Es el verdadero creador de la lírica romana. Partiendo de los líricos griegos, supo captar su espíritu y su técnica para adaptarlos a su temperamento romano. En sus composiciones predominan los poemas breves de contenido erótico, satírico y elegiaco.

Sus poemas tienen un carácter marcadamente personal, subjetivo y autobiográfico, por lo que es el poeta latino más cercano a la sensibilidad y a la poética actual. Sus epigramas (composiciones breves, de pocos versos) están llenos de agudeza y comicidad despiadada, y serán el modelo del próspero género satírico en la época imperial.

Virgilio-Además de cultivar la poesía épica, Virgilio escribió una obra lírica: las Bucólicas. Son diez poemas inspirados en la poesía pastoril; los monólogos y diálogos de los pastores (en un lenguaje cuidado, estilizado y elegante, casi preciosista) expresan una nostalgia por la naturaleza y elogian la vida sencilla del campo, donde no existen las mezquinas preocupaciones de los habitantes de las ciudades.

 Ovidio-Dentro del género épico-mitológico, Ovidio llevo a la posteridad una obra de gran belleza y valor literario, las Metamorfosis. Siguiendo una tradición en la poesía griega y romana, reunió en un largo poema, dividido en quince libros, una selección de unos 250 mitos, en los que en casi todos tiene lugar algún tipo de transformación. Los mitos están dispuestos en orden cronológico, de manera que comienzan con la formación del Cosmos y terminan con la transformación de Julio César en estrella, tras su muerte. Entre ellos, algunos han pasado a la posteridad con mucha fama, como los de Dafne, Orfeo, etc. Las Metamorfosis recogen, dentro del marco de la épica, tanto por su carácter narrativo como por el empleo del hexámetro, toda una tradición de géneros literarios, tonos y estilos, aunque en todo el conjunto predomina el gusto por la fantasía, el juego y el humor, y a pesar del carácter mitológico, el auténtico protagonista de la obra es el ser humano.

Es el poeta latino que más y mejor cultivó la elegía (forma métrica que resulta de combinar el hexámetro y el pentámetro); su obra lírica se divide en dos, en función de la temática y la época en que fueron escritas:

Cuando vivía en Roma escribe obras de temática amorosa y erótica, como Amores, Heroidas (dieciocho cartas ficticias de famosas mujeres enomoradas: Penélope a Ulises, Dido a Eneas, Helena a Paris…), o el conocido Arte de amar (poema didáctico donde se teoriza sobre el amor y se aconseja en cuestiones relativas a él, tanto a hombres como a mujeres).

Durante su destierro en el mar Negro escribe dos obras elegiacas de tono muy distinto: lamentaciones, súplicas de perdón, añoranza de los amigos… Estas obras, de carácter muy autobiográfico, son Tristes y Pónticas.

Marcial-Especializado en el género satírico hasta convertirse en el genuino representante de esta variedad poética, escribió doce libros de Epigramas, en la línea de los de Catulo. Sus epigramas, que basan la comicidad en la paradoja, en el lenguaje personal, en los ataques personales y en los finales sorprendentes, trazan un panorama realista de su sociedad y su época, algunos llamativamente crueles y mordaces. Muy conocido a lo largo de los siglos, su influencia en las literaturas europeas ha sido clara y decisiva.

IV. EL TEATRO LATINO

El género de desarrollo más temprano en Roma es el teatral. Como en el resto de la literatura latina, la influencia de los griegos es determinante; tal vez mayor que en otros géneros. Al igual que en el teatro griego, el texto es en verso, las partes cantadas y el acompañamiento musical tienen una función muy importante. Los actores llevan máscaras.

La comedia es el género teatral romano por excelencia, el que más se cultivó, el más apreciado por el público y el que dio textos con mayor calidad literaria.

Las obras conservadas están inspiradas en argumentos de autores del teatro griego: sus personajes son griegos, viven en Grecia, visten a la griega y tienen nombres griegos… pero hablan en latín, y recrean situaciones cercanas al espectador romano. El genio de los grandes comediógrafos romanos fue saber infundir, en un material extraño a la mentalidad de su público, elementos idiomáticos y psicológicos populares, exageraciones, gesticulación o juegos de palabras. Esta romanización lingüística da gran originalidad a la comedia romana.

Las tramas son muy recargadas y los personajes, estereotipados y recurrentes (ya que se repiten en varias comedias), pertenecen a clases medias urbanas.

Plauto (254-184 a.C.) Es el más importante comediógrafo romano. Autor prolífico, se le atribuían unas 150 obras, de las cuales se conservan 21, algunas incompletas. El argumento de sus obras es enrevesado, incluso a veces mezcla partes de diversos textos griegos. En su teatro muestra un gran dominio del lenguaje popular, mucha experiencia en el ejercicio de su profesión, facilidad para conectar con los gustos del público y, sobre todo, una gran comicidad, para lo que no duda en recurrir a lo obsceno y lo grotesco.

Plauto ha sido imitado, adaptado y representado hasta nuestros días. Los títulos más famosos son: La comedia de la olla (en la que se ridiculiza a un viejo avaro), Anfitrión (una parodia de un tema mitológico: el nacimiento de Hércules, hijo de Júpiter y de Alcmena, la esposa de Anfitrión), Los gemelos (basada en el equívoco entre dos gemelos), El embustero (recreación de un esclavo astuto, prototipo de la figura del pícaro) y El soldado fanfarrón, probablemente la más conocida.

Terencio (184-159 a.C.) Compone comedias de acción más sencilla, y sus personajes son menos grotescos y más cuidados psicológicamente. Terencio es mucho más respetuoso que Plauto con sus modelos y emplea un latín más elegante. Se conservan seis comedias suyas, como Los eunucosLa suegraLos hermanos.

V. LA ÉPICA MEDIEVAL

Dentro de la épica medieval hay dos tipos de manifestaciones:

a) Los cantares de gesta son extensos poemas en versos de arte mayor que narran las hazañas de los héroes en lucha por la independencia de una nación o contra poderosos enemigos. Suelen ser obras anónimas y se concebían para ser cantadas o recitadas de memoria en público.

 b) Las narraciones del ciclo artúrico son narraciones que tratan sobre las aventuras de los caballeros que comportan la mesa redonda y la búsqueda del santo grial( el caliz con el que cristo bendice la mesa en la ultima cena y del que la leyenda dice que proporciona la vida eterna a quien lo bebiera).

Destaca Lanzarote de Lago, este caballero se convierte en el mas cercano al rey Arturo y el mas querido por el, pero es también quien traicionara su amistad teniendo amores con Ginebra , la mujer del rey Arturo.

A.LOS CANTARES DE GESTA

Estas composiciones están basadas en un hecho histórico al que se le añaden elementos fantásticos. Los juglares los cantaban o los recitaban en palacios y en plazas o mercados.

A.1. El Cantar de los Nibelungos

De inicios del siglo XIII es el Cantar de los Nibelungos, el más famoso de la epopeya germánica. Su argumento es el siguiente: Crimilda debe vengar a su marido Sigfrido, que ha muerto a traición a manos del fiero guerrero Hagen. Ella acepta casarse con Atila y, en la corte de los hunos, aprovecha una fiesta para matar a su propio hermano Gunther, cómplice del asesino, y cortarle la cabeza al fiero Hagen con la espada de Sigfrido.

A partir del siglo XIX, el poema de los Nibelungos fue más conocido por la famosa ópera de Wagner

A.2. Cantar de Roldán

Esta obra, de finales del XI, se inspira en la derrota histórica sufrida por los guerreros de Carlomagno en el desfiladero de Roncesvalles (en los Pirineos), si bien el episodio histórico se modifica: en el poema la derrota se atribuye a los musulmanes de la península Ibérica para presentar a los héroes como defensores de la cristiandad. El gran héroe del poema es Roldán, caballero valiente, pero temerario y demasiado orgulloso para pedir ayuda; además, hay otros personajes también importantes: Carlomagno, modelo de rey cristiano; Ganelón, traidor responsable del desastre; Oliveros, fiel amigo del protagonista; Alda, amada de Roldán; o el obispo Turpin. Roldán, junto a los doce pares de Francia, muere en la emboscada, y Carlomagno llevará a cabo la venganza.


VI. LAS NARRACIONES DEL CICLO ARTÚRICO

La novela de caballerías nació como un tipo de narración en torno a los asuntos de la llamada materia de Bretaña. En sus inicios fueron textos en verso que presentaban a un caballero bretón que luchaba individualmente; admitían muchos elementos fantásticos, y el argumento solía venir envuelto en una trama amorosa. Se la llamó también novela cortesana. 

  1. INICIOS DEL CICLO ARTÚRICO

La materia de Bretaña o ciclo artúrico recibe este nombre por su personaje principal, el rey Arturo o Artús, soberano de los bretones en la primera mitad del siglo VI.

La leyenda del rey Arturo fue iniciada en el siglo XII por el monje bretón Godofredo de Monmouth en su obra Historia de los reyes de Bretaña, escrita en latín. Este libro fue traducido poco después al francés por el canónigo y poeta Wace, con el título de Roman de Brut. En esta obra aparece por primera vez citada la “mesa redonda’

B. CHRÉTIEN DE TROYES

Es el autor francés que da forma al ciclo artúrico. Recoge la tradición que venía de Godofredo de Monmouth y de Wace para elaborar una serie de novelas sobre el rey Arturo y su corte. Una de ellas es Lancerot o El caballero de la carreta, donde cuenta los amores del caballero Lanzarote por Ginebra. Su obra cumbre, sin embargo, fue Perceval o el Cuento del Grial, redactado muy al final del siglo XII. En ella narra cómo Perceval, cuando era muy niño, al ver a un grupo de caballeros, se emociona ante sus vestidos y armas, así que decide ir a la corte del rey Arturo para llegar a ser caballero. Logra ser el mejor, ayudado por el amor que siente hacia la hermosa Blancaflor. En una de las escenas aparece el Santo Grial, la copa que usó Jesús en la última cena con la que José de Arimatea recogió la sangre que manó del costado de Cristo al ser herido por el centurión. Este Grial pasa a ser uno de los elementos más simbólicos y misteriosos de la obra, y es retomado constantemente en los libros de los autores posteriores.