Comparación Marx y Aristóteles

Comparación Hegel


Marx y Hegel son considerados dos de los más destacados pensadores en la filosofía contemporánea occidental, por la radicalidad de sus ideas y por la influencia y validez que aún tienen sus pensamientos. A pesar del parecido que existe entre estos dos filósofos, sus teorías difieren una de la otra, especialmente en la importancia que le da uno al espíritu (Hegel) y el otro al mundo material (Marx). 


Las ideas del marxismo, hacen referencia a que todas las sociedades progresan por medio de la dialéctica de la lucha de clases. Marx tomó el método dialéctico de Hegel compartiendo su idea de que la realidad y la historia se moldean atendiendo a leyes dialécticas resumidas en la lucha entre elementos contrarios. 

Sin embargo, esta metodología fue aplicada de manera bien distinta, pues donde Hegel habló de espíritu, Marx habló de materia. En efecto, a diferencia de la teoría de Hegel, el materialismo de Marx sostiene que la realidad es objetiva, material y existe independientemente de los sujetos que la perciben. 

Esta realidad objetiva para Marx se basa fundamentalmente en las relaciones de producción, fuerzas productivas y modo de producción.


Por otro lado, Marx adopta de Hegel su dialéctica del amo y el esclavo, donde por primera vez el trabajo pasa a ser objeto de reflexión filosófica. A partir del deseo, que en Hegel adquiere un significado de dominación y sometimiento de lo que nos rodea, surge una lucha que concluye con la imposición de unos (amos) y la derrota de otros (esclavos). El esclavo trabajará y estará al servicio del amo que, a su vez, gozará del reconocimiento del esclavo, del tiempo libre y de los placeres. Amo y esclavo componen una contradicción, que de acuerdo con la dialéctica de Hegel, se superará. El amo se encontrará cada vez más alejado de la realidad, mientas que el esclavo tomara conciencia de su importancia y de la capacidad transformadora de la realidad que tiene su trabajo.  Marx sustituye al amo por el burgués y al esclavo por el proletario.


Hegel consideró que esta conquista del estado era meramente espiritual, por el contrario, Marx empleó esta misma figura para defender la lucha de clases y que el obrero dejara de estar sometido a las condiciones materiales de alienación capitalista. Karl Marx y Hegel comparten algunos pensamientos, pero también defieren en muchos aspectos, claro ejemplo lo constituye el idealismo de Hegel versus el materialismo de Marx.


Comparación Feuerbach


Feuerbach, en contradicción con el idealismo Hegeliano, afirmará que lo divino, las ideas, son un mero reflejo de la realidad material y que el punto de partida para comprender la realidad  ha de ser el hombre,  que vive en el mundo real. Marx es también materialista y adopta este aspecto de la filosofía de Feuerbach, aunque añade que el hombre no es un ser pasivo ante la realidad sino capaz de transformarla. 


Por otro lado, Marx también hereda de Feuerbach su crítica a la religión. Según Feuerbach Dios es el conjunto de los atributos humanos pero convertidos en infinitos. El resultado es que la religión aliena al hombre ya que el hombre religioso renuncia a su esencia y contempla a Dios como una esencia “extraña”, infinita y divina. Por ello, la superación del cristianismo consistirá en que el hombre recupere su propia esencia. No hay más Dios para el hombre que el hombre mismo. 


Marx admite la crítica de Feuerbach a la religión, pero cree que la superación de la alienación religiosa no pasa sólo por una mera crítica intelectual que Feuerbach hace sino que debe ser precedida por una transformación radical de las condiciones materiales en que viven los hombres.


Rousseau y Locke 


Marx atacó la tesis central de los contractualistas Rousseau y Locke, es decir, el paso del “estado de naturaleza” al “estado civil”. Este salto de un estado a otro implica la aceptación del individuo aislado produciendo al margen de la comunidad, cuando, según Marx, el verdadero punto de partida es la existencia de individuo produciendo en sociedad. Entonces, desde el punto de vista de Marx los contractualistas invierten el punto de partida de la producción material. 


Según Marx, el contractualismo vende la idea de que el individuo, libre y racional, es un dato de la naturaleza y no un producto de la propia historia humana, concretamente de la misma sociedad burguesa de su época. De este modo, vemos cómo la idea contractualista de un supuesto paso del “estado de naturaleza” al “estado civil” se revela como una falacia a los ojos de Marx. 


Kant


Marx y Kant comparten varias semejanzas. Para ambos la historia tiene una estructura

dialéctica. Kant no llega a formular los términos de tesis, antítesis y síntesis, pero sí que

defiende, al igual que Marx, que la historia sufre aparentes retrocesos que pueden tener

un sentido positivo en la medida en que posibilitan el avance. La historia, tal y como Kant

y Marx la conciben, es dinámica, y los movimientos históricos podrían explicarse

dialécticamente. 


Por otro lado, ambos autores comparten que la historia tiene una finalidad, aunque esta

sea distinta en los dos autores. Para Marx, como sabemos, es el comunismo, sistema que

conducirá a la desaparición de las clases y de los estados; sin embargo, para Kant la

finalidad es La Paz entre las distintas naciones.


Por último, la concepción del ser humano es contraria para ambos pensadores. En el caso

kantiano, el hombre es esencialmente razón, y éste es el atributo que le diferencia de los

animales. Por el contrario, la esencia del ser humano es, para Marx, el trabajo y la

actividad. El hombre transforma la naturaleza en el desarrollo de su esencia.


Socialistas utópicos franceses


A mediados del Siglo XIX, una serie de pensadores  franceses pusieron de manifiesto la necesidad de reformas con el fin de terminar con la explotación de la clase obrera y las injusticias sociales. Entre estos pensadores destacaron Saint-Simón, Charles Fourier, Louis Blanc y Pierre-Joseph Proudhon en Francia. Marx los calificó de utópicos porque la ingenuidad de sus propuestas supónían que era posible llegar al socialismo sin una revolución, y porque consideraba que sus proyectos carecían de base científica. 

Por ejemplo, respecto a Proudhon, Marx opina que no es posible que surja un cambio social si antes no han madurado las fuerzas productivas materiales. No vale con imaginar utopías o mundos felices porque el cambio social depende de leyes científicas ajenas a las voluntades individuales.