Dialectos del español en la península ibérica

A)LeónÉS – ASTURIANO


En la actualidad este dialecto procedente del latín vulgar es considerado como variante o modalidad del castellano.
Se caracteriza por una serie de rasgos lingüísticos arcaizantes que se conservan de forma irregular en los territorios de Asturias, centro y oeste de Cantabria, oeste y noreste de León, oeste de Zamora y Salamanca, y una parte de Cáceres. Como en todas las variedades lingüísticas las zonas límite son muy difíciles de precisar, debido al contacto con otras lenguas de mayor arraigo cultural: castellano, gallego y portugués. Por ello, se suelen distinguir tres zonas: – la occidental, entre el río Navia y la sierra del Rañadoiro, con influencias galaicas: presencia de diptongo “ei” y “ou”, carreira, ouro. – la oriental en las provincias de Santander, Zamora y la Extremadura leonesa, que presentan rasgos más castellanizados: pérdida de la f- inicial latina. – la central, menos influenciada por esta lenguas, se reduce a Asturias, donde se mantiene una mayor autenticidad en sus rasgos lingüísticos. Esta variedad se denomina “bable”. Las carácterísticas más generales del leónés-asturiano son: • Diptongación de las vocales breves latinas e , o , tanto en sílaba libre como trabada y ante “yod”: o<ou, au; e<ie, ia. Ej. Puarta, tiendo, tiampu. • No diptonga cuando le sigue una consonante nasal: ponte. • Se conservan los diptongos decrecientes, “ou”, “ei”: causa., touro, caldeiro (parte occidental). • Uso de la terminación en “-in” como diminutivo. • Conservación de f- inicial latina: facer. • Palatización de l- y de n-: l > ll, n > ñ: llobu (lobo), ñiño (niño). • Se conserva el grupo latino -mb-: palombu (palomo). 

B)EL AragónÉS

Esta variedad de lengua procede del antiguo romance navarro-Aragónés que con la expansión del castellano redujo su ámbito y relegó su uso. Este dialecto es considerado como una variante del castellano rústico, denominado también “habla baturra”. Al igual que en el leónés-asturiano, esta modalidad tiene zonas de transición entre el castellano y el catalán, siendo la parte más arcaica la comprendida entre los valles de Ansó, Hecho, Lanuza, Biescas, Sobrarbe y Ribagorza. Las carácterísticas lingüísticas del Aragónés son similares en algunos rasgos al asturiano- leónés. Veamos: • conservación de f- inicial latina: fambre (hambre). • diptongación de “e”, “o”: tiengo. • evolución de g-, j-, ante “e”, “i” átonas: genaru, chener (Enero).. • conservación de -it-: muito (mucho). • uso de -ll- por -j-: muller (mujer), milló (mejor). • conserva las oclusivas sordas intervocálicas “p”, “t”, “k”: marito, lacuna, napo, (marido, laguna, nabo). • rechazo de la acentuación esdrújula. Cuan l’aliaga floreix,


El castellano ha ido evolucionando a través de su historia y ha generado unas diferencias en las distintas zonas geográficas peninsulares. Se da el nombre de dialectos meridionales a las variedades surgidas a partir del s. XVI en el mediodía peninsular:
andaluz, extremeño, murciano y canario.
Observamos que estos dialectos no tienen la fuerza histórica que tienen el astur-leónés o el Aragónés, los cuales son producto de la diversificación iberorrománica. Según R. Lapesa las carácterísticas generales o meridionalismos que configuran estos dialectos son: ºEl yeísmo o alteración de los sonidos palatales “ll” e “y”, que se pronuncian igual: “llano”, “yelmo”. ºLa relajación de la -s final de la sílaba, que se aspira. La vocal que precede a la aspiración suele pronunciarse abierta y cuando la aspiración desaparece por completo su función significativa es desempeñada por la abertura de la vocal, que se alarga. En consecuencia, el timbre y la duración de las vocales son elementos significativos, distintivos. Por ejemplo: dio/Dios, va/vas, etc. ºEl intercambio de las consonantes finales r, 1, : muhel (mujer), cuelda (cuerda), sordao (soldado). ºLa aspiración de f- inicial latina. ºLa relajación de las sonoras intervocálicas que se eliden -vulgarismo- , por ej. Vestío (vestido), deo (dedo), etc.

EL ANDALUZ

La evolución del castellano llevado a tierras andaluzas durante los siglos XIII al XVI marca las pautas de esta variedad idiomática de la zona meridional española. Sus fronteras quedan marcadas por una serie de rasgos lingüísticos, denominados meridionalismos, citados anteriormente, aunque no todas las peculiaridades se dan en toda Andalucía. En cuanto a su sistema vocálico hay que resaltar su riqueza de timbre que le proporciona una entonación peculiar, con ritmo más rápido y una articulación más relajada. Existen distinciones fonológicas debidas a la abertura o cierre de las vocales por la aspiración de la /s/, por lo cual se puede distinguir en una misma palabra el singular del plural. El andaluz se caracteriza primordialmente por el seseo y el ceceo, una transformación fonológica que difiere del castellano. El seseo consiste en la igualación de los sonidos /s/, /z/ dando como resultado una nueva /s/. El ceceo es la confusión de los dos fonemas en /0/. El seseo se extiende por una gran parte de Córdoba, sur y norte de Sevilla, norte de Málaga y Granada, oeste de Huelva y gran parte de Jaén. La extensión del ceceo ocupa casi todo el sur de Andalucía desde la frontera de Portugal hasta Almería, norte de las provincias de Sevilla y Granada, disminuyendo en Málaga. El léxico andaluz conserva numerosos arcaísmos y abundan los arabismos, palabras de origen medieval y vocablos mozárabes. Un léxico que en el español común ha sido desplazado mientras que el andaluz lo ha conservado en mayor proporción. Un dato importante es la afinidad que tiene el andaluz con el español de América, lo que algunos lingüistas defienden como el “andalucismo dialectal” de América. Los textos andaluces que presentamos a continuación nos permiten ver reflejadas las peculiaridades de este dialecto meridional.

OTRAS VARIEDADES MERIDIONALES

Tanto el extremeño, como el murciano y el canario se incluyen también en el tipo de variedades meridionales del español porque conservan algunos rasgos propios de estos dialectos. Para Zamora Vicente estas variedades son “hablas de tránsito”, en ellas confluyen los rasgos del español meridional con rasgos propios de las zonas limítrofes.


EL EXTREMEÑO


El extremeño es una variedad del castellano que se extiende por las provincias de Cáceres y Badajoz, posee caracteres leoneses y a su vez meridionalismos. Los primeros se reflejan sobre todo por Cáceres. Sus principales rasgos son: * aspiración de la h- inicial latina: jambre. * se aspira también la -s final. * epéntesis de “i”: alabancia. * cierre de las vocales finales -o, -e, en, -u, -i: benditu. * Presencia de yeísmo, ceceo y seseo. * conservación del grupo -mb- : lamber. * Cambio de “l” en “r” en los grupos pl-. Cl-, fl- : cravu.

EL MURCIANO

Hechos históricos contribuyeron a que la presencia de catalanes y aragoneses en los siglos XIII y XIV dejaran su impronta lingüística en el murciano, variedad de lengua en la que se mezclan meridionalismos e influencias aragonesas y valencianas. Comprende la provincia de Murcia y alguna zona del sur de Alicante, nordeste de Jaén y Granada, y norte de Almería. Recibe también el nombre de “panocho”. La huella del catalán y del Aragónés se manifiesta en: – la conservación de las consonantes sordas intervocálicas: pescatero, cocote. – la palatización de 1- inicial: lletra, llengua. – conservación de los grupos pl- cl- fl- en algunos casos: flamarada. Entre los rasgos meridionales aparecen: el seseo, el ceceo, el yeísmo, la desaparición de algunas consonantes interiores: caeza (cabeza), bebía (bebida), la identificación de “l” y “r” implosivas: mujel (mujer), arto (alto), aspiración de “j-” y “-s” final.

EL CANARIO

A partir del Siglo XV el castellano se fija en Canarias pero conserva todas las carácterísticas propias de las lenguas meridionales de la península. Junto a estos meridionalismos, el canario presenta un vocabulario heterogéneo debido a los múltiples contactos con otros pueblos al ser lugar de tránsito hacia América.