Ensayos epistolares: 2 elegías en forma epistolar y la epístola a Juan Boscán.

El texto que se va a comentar es el soneto
XXIII de Garcilaso de la Vega. Nacíó en Toledo (1501-1536), noble experto en armas y letras, estuvo al servicio del emperador Carlos I, lo que le llevo a viajar y participar en distintas campañas militares. La inspiradora de su poesía no fue su mujer, sino una dama portuguesa llamada Isabel Freire. La obra de Garcilaso no vio la luz hasta después de su muerte en 1543, cuando la viuda de su amigo Juan Boscán, publicó las poesías de ambas en un solo volumen. Su producción consta de 38 sonetos, 5 canciones, 3 églogas, 2 elegías y 1 epístola. Los temas que trata el poeta son el amor platónico por Isabel Freire, la naturaleza y la mitología. Entre las carácterísticas más destacadas de su poética es la musicalidad, la sociedad y la elegancia. En su estilo cruzan elementos retóricos procedentes de la tradición literaria castellana (anáfora, paralelismo), con otros de origen italiano (paradojas, antítesis).   

El tema del que trata el poema es el amor. El poeta define de forma idílica a una mujer (cara, cabello, cuello) y la insta a que aproveche la juventud, antes de que llegue la vejez y acabe con ella.

Por  lo que respecta a las partes en las que se divide el soneto podemos diferenciar tres partes: la primera parte está contenida en los dos cuartetos donde el autor describe a la mujer. La segunda parte la encontramos en el primer terceto, donde Garcilaso le dice que aproveche la juventud y una tercera parte en el último terceto donde se evidencian los estragos asociados a la vejez.

El carácter literario que tiene el texto es obvio pues pertenece al género lírico y al subgénero sonetos. El género lírico se caracteriza por la fuerte presencia de la función expresiva del lenguaje, ya que se manifiesta los sentimientos y emociones del autor (el amor, enamoramiento). Debido a que el poeta desea provocar determinados sentimientos en el autor, explota todas las posibilidades que la lengua le presenta de modo que la función predominante es la función poética, para lo cual el autor se apoya en una serie de recursos literarios.

Entre los recursos literarios caben destacar las metáforas (“de rosa y azucena”, “el cabello que en la vena del oro”, “alegre primavera”, “dulce fruto”, ”tiempo airado”), epítetos (“dulce fruto”, “alegre primavera”), gradación ascendente (“el viento mueve, esparce y desordena”), hipérbaton (“marchita la rosa el viento helado”), y por último la antítesis (“enciende”, “refresca”).

Por lo que respecta a los tópicos literarios nos encontramos ante el tópico Carpe diem, lo encontramos en el primer terceto introducido por el imperativo “Coged”.

Por último en cuanto a la métrica nos encontramos ante un poema compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, que forman un soneto con el siguiente esquema métrico: 11A, 11B, 11B, 11A, 11A, 11B, 11B, 11A, 11C, 11D, 11E, 11D, 11C, 11E.

El lenguaje es claro y sencillo lleno de musicalidad gracias a la presencia de numerosos adjetivos “edad ligera”, “mirar ardiente”, “tiempo curado”.

El texto objeto de nuestro estudio pertenece a la égloga primera de Garcilaso de la Vega.
Esta égloga fue compuesta algunos meses después de la muerte de Isabel Freire, musa de Garcilaso, a finales de 1535. El poeta que no ha dejado de buscarse nunca a sí mismo, alcanza en esta época su madurez espiritual y el dominio perfecto de su arte. Nacíó en Toledo en 1501 y murió en Niza en 1536. Estuvo al servicio del emperador Carlos I, por el cual viajó como diplomático y participó en campañas militares. La inspiradora de su poesía fue Isabel Freire. La obra de Garcilaso no vio la luz hasta después de su muerte, cuando la viuda de Juan Boscán la publico junto a las obras de su marido en 1543. Su producción fue: 32 sonetos, 5 canciones, 3 églogas, 2 elegías y 1 epístola.

Los temas de las obras son el amor, la naturaleza y la mitología. Entre las carácterísticas más representativas de su poética sobresalen la musicalidad, la suavidad y la elegancia. En su estilo se aúnan elementos retóricos procedentes de la tradición literaria castellana (anáforas, paralelismos) con otros de origen italiano (paradojas, antítesis).

El carácter literario es obvio, pues estamos ante un texto lírico que pertenece al subgénero égloga. El género lírico se caracteriza por la fuerte presencia de la función expresiva del lenguaje, ya que se manifiestan sentimientos, emociones y pensamientos del autor el “enamoramiento”. Debido a que el poeta desea provocar determinados efectos en el locutor explota todas las posibilidades que la lengua le permite; de modo que la función predominante del lenguaje es la poética para la cual Garcilaso utiliza una serie de recursos literarios. La égloga es una composición poética en la cual unos pastores hablan del amor en medio de la naturaleza idealizada. El sentimiento predominante es el dolor. Entre los recursos estilísticos cabe destacar el oxímorón (“dulce lamentar”), hipérbaton (“he de cantar, sus quejas imitando: cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores. (de placer olvidadas) escuchando”), anadiplosis (“temo”/”témola”), personificación (“estaban muy atentas”), comparación o símil (“más dura que mármol”), comparación (“más belada que la nieve”), interrogación retórica (“¿de un alma te desdeñas su señora, donde siempre moraste, no pudiendo de ella salir una hora?”), apóstrofe (“salid sin duelo, lágrimas, corriendo”), gradación ascendente (“piedras”/”árboles”/”aves”/”sin lumbre”/” ciego”/”cárcel tenebrosa”), epíteto (“ encendido fuego”, “ llanto triste”, “fresco viento”, “tiernas flores”), metáforas (“cárcel tenebrosa”).

Por último en cuanto a la métrica, nos encontramos con estrofas de versos endecasílabos y heptasílabos que riman a gusto del poeta y que componen una estancia. La égloga primera de Garcilaso está compuesta por treinta estancias cuyo esquema métrico es el siguiente: 11A, 11B, 11C, 11B, 11D, 11C, 7e, 7e, 11F, 11G, 7e, 11G.

El lenguaje es claro, sencillo y lleno de musicalidad y esto se consigue a través de la presencia de adjetivos: “honesto”, ”hermoso”, ”ardiente”, ”blanco”.

El texto que se va a comentar es el soneto XIII de Garcilaso de la Vega. Nacíó en Toledo en 1501 y murió en Niza en 1536. Estuvo al servicio del emperador Carlos I, por el cual viajó como diplomático y participo en campañas militares. La inspiradora de su poesía fue Isabel Freire. La obra de Garcilaso no vio la luz hasta después de su muerte, cuando la viuda de Juan Boscán la publico junto a las obras de su marido en 1543. Su producción fue: 32 sonetos, 5 canciones, 3 églogas, 2 elegías y 1 epístola.

Los temas de las obras son el amor, la naturaleza y la mitología. Entre las carácterísticas más representativas de su poética sobresalen la musicalidad, la suavidad y la elegancia. En su estilo se aúnan elementos retóricos procedentes de la tradición literaria castellana (anáforas, paralelismo) con otros de origen italiano (paradojas, antítesis).

El tema del que trata el soneto es el amor frustrado. El poeta toma un hecho mitológico para hablar de su propia frustración amorosa. El poeta sentía un amor platónico por Isabel Freire.

Por lo que respecta a las partes en las que se divide el poema podemos observar tres: en la primera parte contenida en dos cuartetos en los que el poeta describe la transformación de Dafne en árbol: los brazos se convierten en ramas, los cabellos en hojas, los pies en raíces, etc; la segunda parte está concentrada en el  primer terceto en el cual se encuentra el lamento de Apolo que riega con sus lágrimas el laurel en el que se había convertido Dafne: por último, en la tercera parte la encontramos en el último terceto en la que aparece la voz de Garcilaso donde pone de manifiesto la paradoja de la tragedia.

El carácter literario que tiene el texto es obvio, puesto que pertenece al género lírico y al subgénero soneto. El género lírico se caracteriza por la fuerte presencia de la función expresiva del lenguaje, ya que se manifiestan sentimientos, emociones y pensamientos del autor el “enamoramiento”. Debido a que el poeta desea provocar determinados efectos en el locutor explota todas las posibilidades que la lengua le permite; de modo que la función predominante del lenguaje es la poética para la cual Garcilaso utiliza una serie de recursos literarios.

Entre los recursos estilísticos cabe destacar hipérbaton (“A Dafne ya los brazos le crecían”), epítetos (“varcidas raíces”, “áspera corteza”, “tiernos miembros”, “blancos pies”), metáforas (“los cabellos que al oro escurecían”), paralelismo (“oh miserable estado, oh mal tamaño), anáforas (“Los tiernos”/”Los blancos”), imilicadencias (“crecían”, “mostraban”, “tornaban”, “oscurecían”, “cubrían”, “hincaban”, “ estaban”, “volvían”).

Por último en cuanto a la métrica, nos encontramos ante un poema compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, que forman un soneto con el siguiente esquema métrico: 11A, 11B, 11B, 11A, 11A, 11B, 11B, 11A, 11C, 11D ,11E, 11C, 11D, 11C.

El lenguaje es claro y sencillo lleno de musicalidad gracias a la presencia de numerosos adjetivos: “ardiente”, “honesto”, “hermoso”, “blanco”.