Romances viejos

3.

Los romances


Es un género narrativo que se crea en la Edad Media. Los romances más antiguos conservados son
del siglo XV, pero hay documentos que indican que ya existían en el Siglo XIV.
El término romance hace referencia al género literario y también a la forma métrica que se emplea
en este género. Métricamente, un romance es una serie de versos octosílabos de número no
predeterminado, de los cuales los impares quedan sueltos y los pares riman entre sí en asonante (sib
monorrimos); el esquema de la rima es:
– a – a – a – a, etc.

Los romances se clasifican en:
– Viejos: Son los romances que se producen desde sus orígenes en la E.M. Hasta la segunda
mitad del Siglo XVI. Presentan las siguientes carácterísticas: se trata de poesía popular y
anónima, de difusión oral (por lo tanto, de forma variable, pues no se conservan por escrito,
sino en la memoria de las gentes). A finales del Siglo XV y durante el Siglo XVI empezaron
a difundirse también por escrito en hojas impresas (llamadas pliegos sueltos) y recopilados
en antologías (llamadas romanceros).
– Nuevos: Son los romances que se producen desde la segunda mitad del Siglo XVI y en el
Siglo XVII. Es poesía culta, que aunque se difunde oralmente también se conserva y se
difunde por escrito, y que es compuesta por autores conocidos, que imitan los rasgos de los
romances viejos.
Nosotros en este tema vamos a estudiar los romances en la E.M., es decir, los romances viejos.
3.1 Origen de los romances
Hay varias tesis sobre el origen de los romances, pero la más verosímil es la que sostiene que los
romances proceden de la fragmentación de los cantares de gesta.
Cuando los cantares de gesta
pasaron de moda, la gente siguió conservando en su memoria y transmitíéndose aquellas partes o
fragmentos que gustaban más. Es de suponer que algunos autores, viendo el éxito de estos
fragmentos, decidieran componer otros poemas –completamente nuevos- que presentaran
carácterísticas similares a la de los fragmentos conservados; de esta forma, nacería el nuevo género.
Entre las razones que permiten sostener esta hipótesis destacan dos:
– La métrica de los romances es similar a la de los cantares (si partimos el verso típico de los
cantares de gesta, que tiene 16 sílabas, en dos, obtenemos dos octosílabos, el primero de los
cuales no rima, mientras que el segundo rima en asonante, lo que es el esquema métrico
típico de los romances)
– Algunos de los romances más antiguos conservados presentan temas tomados de los
cantares de gesta.
3.2 Clasificación estructural y temática de los romances
Estructuralmente, podemos diferenciar tres clases de romances:
– Los romances-cuento: cuentan una historia completa.
– Los romances-escena: cuentan solo un fragmento de la historia.
– Los romances-diálogo: en su mayoría constan fundamentalmente de un diálogo entre los
personajes; la narración desaparece totalmente o casi por completo.
Por otra parte, según su contenido, los romances pueden clasificarse en:
a) Épicos: toman su argumento de los cantares de gesta (por ejemplo, romances sobre la figura
del Cid o sobre Fernán González).
b) De tema francés: se inspiran en poemas épicos franceses o en historias del “Román courtois”,
un tipo de novela corta que se desarrolla en Francia durante la E.M.
c) Históricos: relatan acontecimientos ocurridos en la época.
d) Fronterizos: sitúan la historia en el marco de los enfrentamientos entre árabes y cristianos,
en las fronteras de sus reinos.
e) De ficción: son los que presentan un argumento por completo inventado.
f) Otros: que pueden presentar asuntos tomados de la Biblia, de la antigüedad clásica, vidas de
santos, etc.
3.3 Estilo
Entre los rasgos que se encuentran más frecuentemente en los romances podemos destacar:
– El comienzo “in media res” y el final abrupto, típico de los romances-escena o diálogo.
– Un uso peculiar de las formas verbales, sobre todo, el empleo del presente o el imperfecto de
indicativo con el valor de pretérito perfecto simple de indicativo.
– El empleo de arcaísmos que incrementa la impresión de antigüedad de los textos: por
ejemplo, el mantenimiento de la f- inicial en palabras como fablar, facer; la preferencia por
la forma más antigua de algunas palabras, por ejemplo: ansí en vez de así; el uso de las
desinencia –des en la segunda persona del plural del presente de indicativo: sodes, tenedes,
etc.
– El empleo de fórmulas típicas de la poesía épica, como los epítetos épicos o las llamadas de
atención al público.
– El empleo de otros recursos retóricos como:
o Todo tipo de repeticiones: reduplicaciones, anáforas, paralelismos.
o Metáforas.
o Enumeraciones.
o Antítesis
o Apostrófes, etc.