critica

La crítica de la moral y a la religión forma parte de la crítica en general que Nietzsche hace a toda la cultura occidental. Moral y religión son, para él, dos elementos que buscan someter a los hombres a determinadas pautas de comportamiento social. Una sociedad será mucho más ordenada si se apoya en alguna moral y determinada religión. Eso explica el éxito que han tenido a lo largo de la historia. Todos los gobiernos han buscado el modo de aglutinar a sus súbditos mediante leyes, pero el sometimiento a las mismas se hace mucho más eficaz si, además de los medios con los que cuenta el gobernante para hacer que se cumplan, se cuenta con una moral y una religión que convenzan de que el sometimiento a las leyes es “muy bueno”. De esa manera se logra que los sometidos no se vean sometidos porque serán recompensados con una buena vida futura. Esta interpretación es lógica a partir del significado que Nietzsche otorga a la “voluntad de poder”. Como todos poseen esa voluntad de poder, de imponerse, los que mandan en una determinada sociedad necesitan que los sometidos no se den cuenta de la ausencia total de libertad en la que viven, refugiándose en el mérito de cumplir una moral y una religión. El contribuyente, la persona socialmente responsable, es así un ciudadano ejemplar del que las autoridades ya no tienen que preocuparse. Ese hombre cumple las leyes sin coacción alguna y alberga la esperanza de que su recompensa es el reino de los cielos. Toda moral depende de una metafísica por lo que rechazando la primera quedaría suprimida la segunda. Sin metafísica no hay ética, si Dios no existe, todo me está permitido. Ahora se afirma que como Dios no existe, todo me está permitido, es decir, no hay ética que valga. Únicamente valores de distinto cuño, pero en absoluto objetivos. Los valores son modos de entender el mundo que nos rodea. Otorgamos valor a ciertas formas de actuar y luego generalizamos pretendiendo que otros sigan esas pautas arbitrarias de conducta. Dando un paso más, Nietzsche advierte que los únicos valores son los de los señores y los de los esclavos. Los primeros son la soberbia, la fuerza, la creatividad, la energía de aquellos que se atreven a enfrentarse a una vida apasionante, pero sin Normas absolutas. Los valores de los esclavos son la humildad, la compasión, la debilidad, el gregarismo, en general, todos los valores cristianos. Según Nietzsche, las religiones son el invento humano en el que se ha expresado la voluntad de poder, de modo más sagaz. También las religiones son expresión de una fuerza “débil” que trata de imponerse de modo indirecto. Los sacerdotes son los más inteligentes, los más sagaces, los más falsos, según Nietzsche, porque tratan de imponer su voluntad de poder de una forma subrepticia. Los judíos, y posteriormente los cristianos vencieron a la fuerza de los romanos con la debilidad de una religión “amable” y “humilde” en apariencia. Evidentemente ese juicio de Nietzsche sobre las religiones y especialmente la cristiana parte de un postulado ateo. Partiendo de la inexistencia de Dios, es fácil explicar psicológicamente los modos de conducta de esos cristianos. Si Dios no existe, en efecto, la forma de comportamiento de los cristianos, interpretada mediante expresión de voluntad de poder, es desde luego la que señala Nietzsche. Los pobres cristianos imponen sus valores plebeyos a los nobles romanos. Nietzsche criticaba a la sociedad occidental por basarse en estos valores de religión y moral. Uno de sus argumentos fundamentales era que los valores tradiciones (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en la vida de las personas. Él estaba convencido que los valores tradicionales representaban una “moral esclava”, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Él quería crear valores nuevos que reemplazasen a los tradicionales, y así evoluciónó hasta crear la idea del superhombre. La sociedad occidental y la religión (en especial el cristianismo) están basados en la moral de doma. Esta, al contrario que la moral de cría (moral piramidal en castas) es una moral en la que mandan los que pueden usar su voluntad de poder, los gobernantes. Y estos domestican al resto de la sociedad para que no se de cuenta de su falta de libertad y de voluntad de poder. Esta moral de doma considera al hombre como una bestia que debe controlar sus instintos biológicos porque estos no son deseables. La moral de doma cambia y modifica estos instintos o pasiones mediante la lógica de la razón, así “domesticando a la bestia”. Para Nietzsche, la moral está basada en la inmoralidad, en la mentira, así desmiente él que la moral exista. Por ejemplo, la religión está basada en la mentira piadosa (piá fraus) de que al vivir una vida domesticada (siguiendo esa religión y siendo bueno), cuando nos muramos, iremos a un paraíso como recompensa. La religión y la moral se basan en esta mentira, por lo tanto, no pueden existir.