El pensador de rodin características

Balsa de la medusa: La obra es la de “La balsa de la Medusa” pintada por Théodore Géricault entre 1818 y 1819, actualmente se conserva en el Museo Nacional del Louvre, París.La técnica usada óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 5 x 7.

El estilo del cuadro es Romanticismo francés. Movimiento literario y artístico que surge a finales del Siglo XVIII y que posteriormente se va a extender por toda Europa. El Romanticismo se basa en unos principios básicos: supone un predominio de la imaginación frente a la razón; lo emocional frente a lo racional; defensa del individualismo, que se contrapone los valores universales neoclásicos. Théodore Géricault (1791-1824), fue un pintor francés y pionero del Romanticismo. Su estilo se debe en buena medida a las copias de obras que realizó en el Louvre y a una estancia en Italia, donde entró en contacto con la obra de Miguel Ángel y con el Barroco romano. En 1819 pintó y expuso en el Salón de aquel año, en París, su pintura más famosa: La balsa de la Medusa, que ganó una medalla y produjo una profunda conmoción por ser antitética de las tendencias clasicistas entonces en boga.

Descripción de la escena. Técnica igual que al principio. El tipo de pincelada , se caracteriza por ser suelta y tener unos contornos imprecisos. Se trata de una textura lisa. En cuanto a la línea, existe una importancia del color sobre el dibujo. Las figuras están hechas a partir de manchas de color, aunque algunas figuras tienen algunas partes en las que utiliza una línea más definida. En la pintura, el volumen se consigue gracias a las sombras que el pintor pone en los personajes. La luz es de tipo natural, ya que los personajes se encuentran en el mar, y por lo tanto es ambiental. En general, el cuadro es luminoso con numerosas sombras, consecuencia del atardecer. La gama de colores es muy reducida: va del beige al negro pasando por los tonos pardos claros y oscuros. El autor con esta abundancia de  tonos cálidos consigue crear un ambiente que produce una impresión dramática, de angustia. El color dominante es el beige oscuro y tenue. En la obra no existe punto de fuga, aunque hay dos triángulos formando la escena. En cuanto a la composición, estamos ante una distribución de las figuras compleja y asimétrica, donde predominan las líneas rectas e inclinadas. La escena se construye sobre el eje de una gran diagonal. Frente a ella, y en sentido contrario, se cruza una segunda diagonal, lo que se llama una composición en aspa. Es una composición dinámica, existe movimiento, en la emoción de los rostros, en los gestos de los supervivientes y además en el mar tempestuoso, muy agitado, con unas olas muy grandes, para dar más movimiento a la escena. Las formas de expresión del cuadro son figurativas.

El cuadro muestra la pérdida de la fragata Medusa, enviada a Senegal por el gobierno francés, en 1816, bajo el mando del conde Chaumareix, oficial de la armada, a cuya incompetencia se le atribuía el desastre. Al producirse el naufragio, el capitán y los oficiales hicieron uso de las barcas salvavidas y abandonaron a su suerte a la marinería, a la que consideraban socialmente inferior; un grupo de 149 personas improvisó una balsa y recuperó de las aguas algunos barriles de vino, y se vieron obligados para subsistir a prácticas de canibalismo (el hacha ensangrentada, en la parte inferior derecha de la balsa, es la única referencia al canibalismo descrito por los supervivientes). En mitad del mar, un barco de la marina francesa avistó a los náufragos pero no los recogíó. Sólo 15 individuos sobrevivieron, cuando la balsa fue encontrada por la fragata Argus, semanas después. Otros cinco murieron al llegar a tierra.
La obra tiene una función política y es un manifiesto del nacionalismo. La intención del autor al pintar este cuadro es proclamar su rechazo a la pintura histórica, retratando por primera vez un hecho de actualidad. También elige el tema del naufragio para expresar la angustia del destino. Para su realización, el pintor se entrevistó con algunos de los supervivientes, que posaron para el cuadro. Fue censurada por el gobierno, que impidió que se conociera en la prensa y tras dos años, finalmente se ofrecíó al Salón Oficial y causó un tremendo escándalo social.


Opinión personal justificada.



Fusilamientos del 3 de Mayo: Se trata de Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pío o Los fusilamiento del 3 de Mayo de 1808, pintura al óleo sobre lienzo de 266 x 345 cms, de tema histórico, hecha por Francisco de Goya en 1814. Se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid.

La obra se sitúa en el contexto histórico de la crisis del Antiguo Régimen en España: la monarquía absoluta de Carlos IV mostró una debilidad y sumisión creciente a la figura de Napoleón que culmina con la invasión francesa y la doble abdicación de Carlos IV y Fernando VII en Bayona. Bonaparte nombra rey de España a su hermano José I pero el pueblo español lo rechaza, y el levantamiento del 2 de Mayo de 1808 en Madrid inicia la Guerra de Independencia. En la jornada del 2 de Mayo los franceses hicieron numerosos prisioneros que fueron fusilados al día siguiente. Francisco de Goya y Lucientes fue el artista europeo más importante de su tiempo y ejercíó una fuerte influencia en movimientos pictóricos posteriores: sus últimas obras se consideran precursoras del impresionismo, expresionismo o Surrealismo. Se dio a conocer como pintor costumbrista con la colección de cartones para la Real Fábrica de Tapices y se convirtió en un retratista famoso desde que fue nombrado pintor de cámara de la realeza, con obras como La familia de Carlos IV. Desde 1792 la sordera y la guerra provocan un profundo cambio y un progresivo pesimismo que se refleja en las Pinturas negras o en sus series de grabados: Caprichos, Desastres o Disparates. Goya acabó su obra para los actos del aniversario de aquellos hechos. Son dos grandes telas: La carga de los mamelucos, que representa el levantamiento madrileño del 2 de Mayo en Madrid y Los fusilamientos del 3 de Mayo.

Descripción de la escena. Técnica del principio. El tratamiento de la luz y color es tenebrista, juega con el contraste de luces y sombras para acentuar la intensidad dramática: la escena ocurre de noche y por ello predomina en la obra la penumbra, mediante diferentes tonalidades de un gris frío y opresivo, la paleta de colores es reducida. Sólo en el centro la luz amarillenta de un farol ilumina al grupo que está siendo fusilado, y rescata las únicas notas de color: el rojo del reguero de la sangre, la camisa blanquísima y el pantalón amarillo del hombre con los brazos abiertos. Estos recursos expresionistas se manifiestan también en los gestos individualizados de los españoles: el terror y la impresión dan lugar a distintas reacciones, con rostros naturalistas, deformados, convulsos, desencajados, miradas expectantes, lamentos o con los ojos desorbitados. Como es habitual en la obra de Goya, la pincelada es suelta y empastada, y predominio del color sobre un dibujo muy personal y no siempre correcto. 

Los fusilamientos es un cuadro antibelicista, uno de los mejores alegatos contra la guerra y sus crueldades. Se alinea, en ese sentido, con la serie de Los desastres en los que la guerra aparece como barbarie sin valores positivos, en la que no hay sino odio, crueldad y venganza. Pero sí es verdad que el cuadro es un homenaje a aquellos madrileños que el 2 de Mayo dieron su vida por la libertad y la independencia de su patria. En efecto, el cuadro adquiere sentido en el contexto de los actos de homenaje que Madrid rindió en el aniversario de 1814, una vez acabada la guerra, a sus mártires del 2 de Mayo. El cuadro muestra varios simbolismos. Así, el pelotón francés de ejecución simboliza el poder y la violencia institucional: los soldados no tienen rostro y hay un claro isomorfismo, como si fueran un muro compacto, impersonal y deshumanizado, a la manera de una máquina de matar.  Entre los españoles, el personaje con mayor carga simbólica es el que se enfrenta a la muerte con los brazos alzados, en aspa, al que Goya prioriza mediante la luz y los colores. Dirige su mirada hacia quienes van a fusilarlo y su postura parece que se abre a la muerte y recuerda a un Cristo laico.

Opinión personal justificada.


El beso de Rodin: Conjunto escultórico realizado en mármol mediante la técnica de esculpido sobre el bloque de dicho material. Realizado por Rodin entre 1886- 1890 La tipología es de “bulto redondo”, las dos figuras entrelazadas reposan sobre una parte del bloque de mármol que apenas ha sido desbastado. Se localiza en el Museo de Rodin en París, aunque hay copias en la Tate de Londres y en Copenhage, además de yesos y bronces de diferente tamaño.

Auguste Rodin (1840-1917), el gran escultor francés del s. XIX, fue un gran admirador de Miguel Ángel y como él, apasionado y dramático en su concepción plástica del hombre. Dotaba a su trabajo de gran fuerza psicológica Expresada a través del modelado y la textura. En 1875, viajó a Italia, donde se sintió atraído por el tratamiento del movimiento y la acción muscular en las obras de los escultores del Renacimiento Donatello y Miguel Ángel. Para Rodin, la belleza en el arte consistía en una representación fidedigna del estado interior, y para lograr este fin a menudo distorsionaba sutilmente la anatomía. Su escultura, en bronce y mármol, se divide en dos estilos. El estilo más carácterístico revela una dureza deliberada en la forma y un laborioso modelado de la textura, el otro está marcado por una superficie pulida y la delicadeza de la forma. Destacan entre sus obras El pensador, Los burgueses de Caláis, entre otras muchas.

Descripción de la escultura. Los cuerpos han sido esculpidos de forma naturalista y existe una evidente idealización en el tratamiento de la anatomía. La superficie pulida y brillante del mármol permite que la luz resbale por las blancas formas y realce la belleza anatómica de los cuerpos entrelazados. La figura masculina, más robusta y poderosa, presenta una actitud serena, protectora (la mano sobre la pierna de la mujer); mientras que la mujer se curva y abraza con pasión. Se entrega, busca el beso. Hay un gran dinamismo en la Composición que subraya lo apasionado de la escena, su vital dramatismo.

El gobierno francés encargó en 1888 a Rodin una versión en mármol de El Beso de gran tamaño y diez años después, en 1898, la obra fue expuesta en El Salón de París. Su exposición produjo tantísima expectación que la compañía Barbedienne le ofrecíó al artista la idea de producir pequeñas réplicas en bronce de la obra. Su famosa escultura El Beso, elaborada entre 1886 y 1890, corresponde al Momento en que Rodin trabaja junto con Camille Claudell. Esta experiencia de una relación en la que el goce de la uníón física se unía a una camaradería de tipo espiritual, posiblemente contribuyó a un cambio en su concepción del amor que es evidente en las obras del período. Del amor culpable manifiesto en los grupos de Las Puertas del Infierno donde las parejas se unen en la maldición del pecado compartido, se pasa a una representación visual del amor en la que una fuerza interna une en audaces enlaces y abrazos a seres que así manifiestan la expansión de su energía vital, de la felicidad compartida. Esta desmitificación y la representación del amor como parte del comportamiento de todo ser humano provocó una fuerte reacción en sus Contemporáneos que juzgaron como crudamente realista e impúdica a El Beso. En este sentido, Rodin habría operado una especie de democratización de la sensualidad erótica. No obstante, la obra gozó de notable aceptación popular. Supone a un tiempo la apoteosis de la belleza y el movimiento, con la Multiplicación de planos y la suave ondulación de la superficie.

Opinión personal justificada.