Proyecto republicano de Francisco de miranda

Tras el fallido golpe militar de 1936 promovido por parte del ejército, la falange y el carlismo, se desarrolló en España la Guerra Civil que terminó en 1939 con el triunfo de los sublevados. Con ello comienzan cuarenta años de Dictadura protagonizados por el General Francisco Franco. Analizaremos las bases sobre las que se sustentó este régimen y el comportamiento de la oposición.

El régimen franquista se sirvió de una serie de mecanismos para organizar el Estado y mantenerlo. Estos mecanismos se dividen en:

Bases ideológicas:concentración del poder político en Francisco Franco,presidente del gobierno,generalísimo de los ejércitos y jefe nacional del partido único,ya que no había división de poderes; fundamentalismo religioso,el régimen franquista no sólo asume los principios de la iglesia católica sino que los declara oficiales en todo el Estado; autoritarismo feroz que se aplica a todos los órdenes de la vida;un fuerte componente nacionalista español,que defendía la unidad de la patria,negaba cualquier otra autonomía política y fomantaba el castellano como única lengua;una forma de regular las relaciones laborales, denominada «nacionalsindicalismo«, que no es sino una amalgama de principios capitalistas y socialistas; constitución de un partido único, FET de las JONS, al que tení­an obligación de estar afiliados todos los funcionarios,se rechazaba la democracia y los partidos políticos.

Bases sociales: hacen referencia a los grupos o partidos polí­ticos que sirvieron de fundamento al régimen. En su base estaba el ejército.Junto al ejército, dos partidos polí­ticos de corte bien distinto y que fueron, como se ha dicho con anterioridad, unificados: la Falange que representaba al fascismo y el Carlismo con principal establecimiento en Euskadi, Navarra y el Maestrazgo y principal referente del tradicionalismo. Además,la Iglesia que, tras un trágico pasado durante el trienio frentepopulista, se alineó junto al Franquismo hasta bien entrados los años sesenta y, por ello, logró abundantes privilegios (confesionalidad, educación, financiación…). Señalaremos, por último, determinados grupos sociales que, por diferentes motivos se alinearon junto al franquismo: terratenientes, empresarios industriales, clases medias con cierto nivel de vida, obreros apolí­ticos y burguésí­as enriquecidas.


Bases jurí­dicas: son una serie de leyes en las que se fundamenta el Estado. En primer lugar, el Fuero del Trabajo (1938) que recoge los derechos de los trabajadores encuadrados en el sindicato único. En segundo lugar, la Ley de Cortes (1942), cuyo punto fuerte era la democracia orgánica. En tercer lugar, el Fuero de los Españoles (1945), caracterizado por ser una pseudo constitución ya que no fue sometido a la voluntad popular con libre elección y a la vez era una operación de maquillaje debido a que Europa sufrí­a el fin de la Segunda Guerra Mundial. En cuarto lugar, la Ley de Referéndum (1945) por la que se regula la forma de participación del pueblo aunque no deja de ser una operación de maquillaje. En quinto lugar, la Ley de sucesión (1947) por la que se declara que España es una Monarquí­a y se da potestad a Franco para, en su momento, elegir al Rey. En sexto lugar, la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) mediante la cual se constituye el partido único. Y por último, la Ley Orgánica del Estado (1966)  mediante la cual se organiza el Estado.

En el plano económico, los años cuarenta (conocidos como la posguerra) se caracterizan por una polí­tica económica autárquica. La autarquí­a es un sistema económico basado en el autoabastecimiento motivado tanto por los destrozos de la guerra como por el aislamiento internacional a que fue sometido el régimen franquista. Esta situación provocó un hambre generalizada que se intentó paliar con una polí­tica de racionamiento. La aparición de las correspondientes «cartillas» dio lugar al mercado negro  (mercado paralelo con productos de contrabando o esquilmado a las requisas). Al problema del hambre y las destrucciones se uníó una burocracia formada, sobre todo, por los heridos del bando triunfador de la guerra. Durante este primer periodo  se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) que influirá notoriamente en la posterior industrialización. La duración de la polí­tica autárquica resaltó el problema de la vivienda, muy grave en las zonas industrializadas, que supuso la proliferación del chabolismo.

En el plano social los primeros años del Franquismo se caracterizaron por el control social e ideológico de la población. Para ello se llevó a cabo una polí­tica de depuración de intelectuales sancionando a aquellos que tuvieron algún cargo o responsabilidad en el bando republicano. 


También se llevó a cabo la supresión de los principales derechos individuales  (reuníón, asociación…). La Ley de responsabilidades polí­ticas de 1939, muy dura para muchas miles de personas, permitíó,  por otra parte, el regreso a España de gran parte de los exiliados tanto en la guerra como en los meses inmediatamente posteriores.

Los años cincuenta, denominados de la «apertura», fueron el fin de la autarquí­a. Los principales cambios de este periodo estuvieron relacionados con la economí­a. La polí­tica autárquica y el intervencionismo estatal centraron la actividad económica. Para salir de la profunda crisis se promulgó en 1951 la Ley de Liberalización Económica. Con ello se incrementó la «renta por capitá», se aumentó la producción eléctrica, comenzó la recuperación agrí­cola y subíó el consumo. Sin embargo, también se disparó la inflación y, con ello, la proliferación de las tensiones sociales y un escaso comercio exterior que afectó a la balanza de pagos, paliada con las divisas provenientes provenientes del turismo y la ayuda de los Estados Unidos. Tema importante para el posterior desarrollo económico fue la entrada en el Gobierno de los «tecnócratas»del Opus Dei (organización muy ligada a la Iglesia Católica) que desplazaron a los «polí­ticos» de Falange.

Los cambios sociales más significativos de los años 50 están relacionados con el reconocimiento internacional. España firmó en 1953 una serie de acuerdos con los Estados Unidos gracias al anticomunismo del régimen. Estos acuerdos fueron de mutua defensa y de ayuda económica (materializado con los últimos escarceos del Plan Marshall). El mismo año
1953 se firmó el Concordato con el Vaticano que recogí­a los compromisos de ambos firmantes. El Estado reconocíó la confesionalidad, aceptó el «Fuero eclesiástico”, financió parte de su personal y actividades y defendíó la enseñanza impartida por la misma Iglesia; ésta, a su vez, reconocíó públicamente al régimen y concedíó al Dictador el derecho de «presentación de Obispos». En 1955 España es admitida en la ONU.

El largo periodo que ocupa la Dictadura Franquista estuvo caracterizado por la falta de libertades y por la represión constante. Por eso, la oposición, todo tipo de oposición estuvo perseguida desde el primer momento. Sin embargo, se pueden detectar algunos atisbos de la misma según van pasando los años.


En los años 40, el exilio fue generalizado y tanto el Gobierno Español como los gobiernos de Cataluña y Euskadi deambularon por diversos paí­ses hasta que se establecieron en diversos paí­ses que les acogieron. En el interior de España la única actividad significativa fue la protagonizada por la «guerrilla comunista» (el maquis) que estuvo fácilmente controlada y bastante pronto fueron eliminados. 

En los años 50, las huelgas obreras estuvieron generalmente protagonizadas por Comisiones Obreras, sindicato de reciente creación. La Universidad se convirtió en el principal campo de actuación y agitación universitaria y, quizá, fue el primer espacio que comenzó a perder el régimen y su Sindicato Universitario (el SEU), controlado por Falange. En el ámbito nacionalista debemos señalar el nacimiento de ETA. Al final de la década, debido al reconocimiento internacional del régimen franquista, la oposición en el exterior va a perder gran parte de  su fuerza.