Sociedad ilustrada

La demografía es el estudio cuantitativo de la población, de sus cambios y clasifica a los habitantes de un área geográfica según sus carácterísticas (edad, sexo, nivel de instrucción,…). La Geografía de la Población debe orientarse a describir y comprender la sociedad a través del estudio de las relaciones entre población y espacio que habita. 1. Fuentes para el estudio de la población Desde la antigüedad el conocimiento de los efectivos y de las carácterísticas de la población ha sido uno de los objetivos perseguidos por los diferentes Estados, debido a intereses militares y fiscales. Así, se contaban “fuegos” (hogares), vecindarios y catastros de la propiedad rústica. Ejemplo de ello son en el siglo XVIII el catastro del marqués de Ensenada (1755) y el censo de Floridablanca (1787). La Iglesia, por su parte, actualizaba los datos de sus fieles desde el Siglo XVI mediante los archivos parroquiales. Hoy día, para conocer la evolución de la población, su distribución, sus carácterísticas socio-demográficas y la dinámica de la población, se utilizan las fuentes demográficas, documentos elaborados a partir de los datos de los registros civiles, el INE, el IEA (Instituto Estadística de Andalucía), etc. Las principales fuentes demográficas son: 1. El censo. Es el recuento individualizado de la población del país en un momento determinado. Recoge datos demográficos, económicos y sociales de la población. El censo se realiza en España cada diez años (desde 1981, en los años acabados en 1) y permite conocer el número de habitantes, viviendas, edificios. En los censos se diferencia entre población de hecho y población de derecho. La población de hecho se refiere a los habitantes presentes y los transeúntes de un municipio en el momento censal. La población de derecho recoge presentes y ausentes en el municipio en el momento censal (ausentes por ser funcionarios trabajando en extranjero, militares en misiones, marinos mercantes, barcos de pesca,…) 2. El padrón municipal. Es el registro de los vecinos de los términos municipales; es un documento dinámico y debe actualizarse permanentemente. Recoge también datos demográficos, económicos y sociales de la población, siendo coordinados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Estos datos se actualizan el l de Enero de cada año. 3. El registro civil. Anota nacimientos, matrimonios y defunciones. Sus datos pasan al INE, que elabora con ellos los libros de movimiento natural de la población, que contienen las cifras básicas de nacimientos, matrimonios y defunciones, y los fallecimientos donde constan las causas. 2 4. Otras fuentes para obtener información demográfica son las estadísticas que recopilan datos demográficos procedentes de diversas fuentes. Entre las más utilizadas están los anuarios estadísticos INE, la Estadística de variaciones residenciales (anual, para las migraciones) y la Encuesta de Población activa (EPA; mensual, para el mercado laboral). Por último, los sondeos, con fines comerciales, políticos, etc. Miden una muestra de la opinión pública con respecto a un producto o tema de interés. 2. Distribución territorial de la población española: Densidad de la población 2.1 La densidad de población. La densidad de población relaciona el número de habitantes con la superficie en km2 de una zona. (población total dividida entre la superficie). Los 46,4 millones en 2016 sobre los 505.989 km2 dan una densidad de población de 92 hab/ km2 . Pero ese dato esconde fuertes desequilibrios espaciales, si comparamos las densidades de población de distintas zonas concluiremos que existe una dicotomía entre la periferia urbana muy poblada y el interior rural muy poco poblado. Ha existido un aumento generalizado de la densidad de población española. Desde los 13,5 del Siglo XVI, a los 21 de finales del Siglo XVIII, a los 33 a finales del Siglo XIX, a los 47 en 1930 o 67 en 1970, destacando el aumento suave durante el Siglo XIX y XX, con un acusado acelerón en la década de los sesenta. 2.2 Factores de la desigual densidad de población La densidad de la población española es de las menores de la UE, debido a diversos factores:  Físicos. El clima y la altitud condicionan el asentamiento de la población. La altitud, la irregularidad orográfica, el clima extremo de gran parte del interior de la península favorece la menor densidad de población de esta zona. No es cuestión de establecer un determinismo geográfico, pero sí que tienen una influencia importante. Las provincias con menor densidad de población son las que tienen climas más continentalizados o tienen sistemas montañosos.  Demográficos. Son la dinámica natural y la estructura de las diferentes poblaciones. Este factor consolida el contraste interior-litoral. El interior tiene menor crecimiento natural y una estructura de población envejecida, frente a un litoral de población más joven.  Socio-económicos. Los factores económicos tienen su expresión en las emigraciones. Los movimientos migratorios, tanto exteriores, como internos, se están dirigiendo hacia Madrid, Zaragoza, Cataluña, Baleares, Canarias, el levante murciano y andaluz y la costa del sol, donde las industrias punta, la construcción, el turismo y las nuevas agriculturas convierten a estas zonas en las más dinámicas de España. 2.3 Carácterísticas de la distribución de la población española. El proceso histórico iniciado en el Siglo XVIII y continuado en el Siglo XIX y XX (con la década de los sesenta como aceleración y consolidación final) nos presenta una distribución de la población española cada vez más concentrada, haciendo más amplia la dicotomía entre el interior semivacío y la periferia muy densa, y más urbana. Diferenciamos tres carácterísticas: 3 1. La periferia muy poblada. Todo el litoral está muy poblado, aunque hay excepciones como Lugo, Almería, Granada o Huelva. Debido a la importancia de sus condiciones climáticas y de relieve, al desarrollo de la agricultura punta, del auge del turismo y la construcción y la importancia de las comunicaciones. En el actual modelo el 60% de la población española vive a menos de 50 Km de la costa. 2. El interior muy poco poblado. El interior está muy poco poblado, con las excepciones de Madrid, Sevilla, Valladolid y Zaragoza. Son áreas que pierden población debido a la emigración que provoca el envejecimiento y este a su vez alimenta el proceso. Últimamente, se esta produciendo algunos cambios debido a que la aplicación de nuevas tecnologías y a la mejora de las comunicaciones permiten localizaciones alternativas. 3. Una población muy urbanizada. Junto a los cambios económicos y demográficos ya señalados, ha aparecido, junto a estos cambios, una tendencia hacia la urbanización, de modo que los municipios de 10.000 han perdido importancia respecto a las ciudades medias y grandes. Así, estos municipios que representan el 80% del territorio, solo suponen el 25% de la población. No obstante, parece que asistimos a un parón en la pérdida de importancia del mundo rural, debido a la multifuncionalidad de este ámbito, con segundas residencias, ciudades dormitorio, actividades industriales, etc. Frente al predominio agrario de antaño. 2.4 La distribución de la población española. En la distribución de la población encontramos áreas de concentración y otras de vacío, un desequilibrio que presenta contrastes entre las comunidades autónomas y en las diversas provincias. Por comunidades autónomas el reparto de la población es la siguiente:  Las comunidades con más porcentaje de población: Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia, concentran el 57,9 % del total. Las de menos son La Rioja, Navarra, Cantabria, Baleares, Ceuta y Melilla.  Por densidad los resultados cambian. Los valores más altos están en Madrid, P. Vasco y Canarias, con cifras superiores a los 200 hab/Km2 . En menor escalafón están Asturias, Baleares, Cantabria, Cataluña y Valencia. Andalucía, Galicia y Murcia están por encima de la media pero sin llegar a 100 hab/Km2 .  Las comunidades que no llegan a 50 hab/km2 son Aragón, las dos Castillas y Extremadura. 4 Por provincias la densidad se distribuye así:  Provincias de mayor densidad, superior a 100 hab/Km2 . Se encuentran en el litoral, salvo Madrid y Sevilla. Pontevedra, A Coruña, Barcelona, Valencia, Alicante, Málaga, Baleares, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas.  Provincias que no superan los 50 hab/Km2 las de las regiones de Extremadura, CastillaLa Mancha, Castilla-León, Aragón, interior de Galicia. En resumen, existe un contraste entre litoral e interior aunque en ambas partes hay áreas que rompen con la norma general de un interior semivacío y un litoral densamente poblado. 3. Evolución histórica de la población española. El crecimiento de la población española en los tres últimos siglos se debe a los modelos o regíMenes demográficos. España ha pasado de un régimen demográfico antiguo (de altas tasas de natalidad y de mortalidad y bajo crecimiento natural) a un régimen demográfico moderno (a partir de 1975, con bajas tasas de natalidad, de mortalidad y de crecimiento natural), pasando por una fase intermedia de transición demográfica. 5 3.1 La etapa preindustrial El régimen demográfico antiguo. El predominio de la sociedad rural se mantuvo claro e inamovible hasta finales del Siglo XVIII. En demografía nos encontramos con unas altas tasas de natalidad (debido a la familia como unidad de producción, a la concepción de la mujer como un objeto, a la influencia religiosa en la sociedad y a los grados mínimos de cultura) y unas altas tasas de mortalidad (debido a factores exógenos -epidemias, hambrunas y guerras-, al escaso desarrollo económico y científico-sanitario). El crecimiento natural será, por tanto, muy bajo, pero además en dientes de sierra, pues la aparición de las guerras, las hambrunas o las epidemias, provocaban descenso bruscos de la población. Hasta el Siglo XVIII, dominó en España un modelo de economía agraria, con el peso de la Corona de Castilla, que acogía las 3/4 partes de la población. El Siglo XVII supuso una sangría demográfica, ya que se perdieron cerca de un millón de habitantes. El Siglo XVIII es importante demográficamente por la recuperación y por el cambio de tendencia de la distribución; empieza a perder peso el interior y a ganarlo la periferia. 6 3.2 La transición demográfica El paso del antiguo al nuevo régimen demográfico se hace en España en el Siglo XIX y XX, como en Europa, pero con la carácterística de que es más tardío y rápido en su fase final, debido a las dificultades de España para instaurar el nuevo régimen político, económico, social… Las dos excepciones a este proceso son la Guerra Civil con el aumento de la mortalidad y el baby boom de la década de los sesenta. 1. El Siglo XIX Durante el Siglo XIX se produjo un incremento de la población española, ya que los avances médicos y el desarrollo agrario que permitía una mejor alimentación disminuyeron la mortalidad, mientras que la natalidad permanecía bastante alta. Este es el siglo del inicio de la revolución industrial y por tanto del cambio de modelo económico. A finales del Siglo XVIII y comienzos del Siglo XIX se estimaba que la población española ascendía a 11 millones de habitantes (según el censo realizado por Godoy en 1797 serían 10’5 mill.). A finales de siglo se superaban los 18 millones, lo que indica un índice de crecimiento un 6 % por debajo de la media europea. Por ejemplo, Gran Bretaña en el mismo período había triplicado su población inicial. La concentración en la periferia y el vacío en el interior se van consolidando, junto con el gran crecimiento demográfico, al tener todavía unas tasas de natalidad relativamente altas. De esta época es el despegue demográfico de Cataluña, Valencia, Andalucía, Murcia, Madrid o País Vasco. El crecimiento es muy lento durante el primer tercio del siglo, y se acelera en los años centrales del siglo. Factores que inciden en este comportamiento: la incidencia de la Guerra de Independencia (calculada en 1 millón las víctimas de esta guerra) y la Guerra Civil carlista (1ª Guerra carlista de 1833-1840). Como factor positivo las transformaciones económicas que se dan en los años centrales del siglo: la desamortización de tierras y el inicio del proceso de industrialización. Las causas de la elevada natalidad son claras: la mentalidad tradicional, influida por la Iglesia, y la necesidad de mano de obra abundante propiciaban la natalidad. La mortalidad, en cambio, se mantuvo elevada debido a dos causas: a) Las enfermedades: si en el Siglo XVIII habían marcado a la población la fiebre amarilla y la viruela, en el Siglo XIX destacarán el cólera y la tuberculosis. El cólera será una enfermedad epidémica recurrente a lo largo del siglo. Las malas condiciones higiénicas de las ciudades, el hacinamiento, el analfabetismo de la inmensa mayoría de la población sobre las medidas elementales de higiene hizo que la enfermedad se extendiera por toda la población en ciclos: 1830-1835, 1853-1856, 1865 y 1885. La tuberculosis, conocida popularmente como la tisis, afectaba principalmente a las poblaciones populares. Era realmente una enfermedad de clase, pues las personas acomodadas que contraían la enfermedad podían superarla con una mejora de la alimentación y una medicación prolongada, en cambio, los grupos populares se sentían indefensos ante ella. 7 Otras enfermedades epidémicas que van a ir incrementando su incidencia a lo largo del siglo son la gripe y el sarampión. B) Las crisis de subsistencia: provocadas por las crisis agrarias que cíclicamente azotaban al país debido a las malas cosechas. La estructura agraria tan arcaica, que impedía incrementar la productividad de la tierra y frenaba el almacenamiento de grano de un año bueno para otro malo, provocó que en determinados períodos la población sufriera hambre y mortandad. Las principales crisis de subsistencia se dieron en: 1817, 1823-1825, 1837, 1847, 1856-1857, 1867-1868. El mantenimiento de una mortalidad tan elevada hizo que la esperanza de vida de la población fuera relativamente escasa, rondando los 40 años, por lo que no se produjo una mejora en el bienestar y progreso de la mayoría de la población hasta bien entrado el Siglo XX. Otros factores que inciden en la elevada mortalidad son el escaso desarrollo económico que determina unas condiciones higiénicas pésimas, carencia de medidas profilácticas, inexistencia de redes de transporte y distribución adecuadas a las necesidades. 2. El Siglo XX En el Siglo XX se produce la verdadera transición; la mortalidad continua su vertiginosa caída y la natalidad empieza lentamente a disminuir, al hilo de la consolidación del modelo industrial continua en el Siglo XX. Sin embargo, este crecimiento no ha tenido un ritmo regular y constante, sino que ha pasado por diferentes fases: 8  De 1900 a 1936, el crecimiento de la población española comenzó a incrementarse respecto al siglo anterior a un ritmo alto, superior al de otros países europeos en esas fechas. Aunque la tasa de natalidad iba bajando poco a poco, debido al incremento en la edad de contraer matrimonio, así como el progresivo descenso de la fecundidad, la mortalidad sufríó una caída brusca debido a las mejoras médicas, higiénicas y alimenticias, que llegaron más tarde que en otros países europeos, permitieron que se mantuviera un ritmo importante de crecimiento demográfico. Por otra parte, las repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España, como país abastecedor de los países beligerantes, aceleraron el proceso de industrialización, y con ello la urbanización. No obstante, las epidemias no desaparecieron del todo, y en 1918 tuvo lugar la gripe española que causó 200.000 muertes. También la guerra de Marruecos, con 25.000 víctimas españolas (13.000 sólo en el Desastre de Annual) hicieron repuntar momentáneamente la tasa de mortalidad. En los años veinte se refuerza el crecimiento demográfico gracias a las mejoras económicas que trae la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y al fin de la guerra de Marruecos en 1926. Durante la Segunda República el crecimiento se mantiene gracias al progresivo descenso de la natalidad y a la reducción sobre todo de la mortalidad infantil, debida a las políticas modernizadoras republicanas.  De 1936 a 1955, durante la Guerra Civil y los años de la posguerra destaca el hundimiento de la natalidad y el incremento de la mortalidad, relacionados directamente con la guerra. El conflicto bélico no sólo supuso la pérdida de 500.000 fallecidos (combatientes y civiles víctimas de los bombardeos aéreos, el hambre, etc.) sino que provocó una importante subnatalidad (los que deberían haber nacido y no lo hicieron debido al conflicto), conocidos como la generación hueca. Por último, están los que tuvieron que abandonar el país como consecuencia de la derrota militar (exilio republicano). En total se calcula en un millón los efectivos perdidos como consecuencia de la guerra. 9 El descenso de la natalidad se mantuvo tras la Guerra Civil debido a una coyuntura económica negativa, resultado de la política autárquica del régimen franquista y el bloqueo internacional al régimen de Franco, identificado con el fascismo de las potencias del Eje. La mortalidad se redujo a pesar del hambre generalizada y la miseria de la mayor parte de la población española.  De 1955 a 1975, el crecimiento de la población española mantuvo el ritmo interanual más elevado de su historia. Esto se debíó a que la modernización definitiva de la economía española en los años 60 hizo descender las tasas de mortalidad al nivel de los países más avanzados, mientras que la natalidad experimentó un incremento debido a la bonanza económica y a una política de incentivos a la natalidad por parte de la dictadura franquista. Este período se conoce como el “baby boom”, y se produjo en España en la década de los 60, diez años más tarde que en los países más desarrollados de nuestro entorno. La mortalidad siguió descendiendo gracias a la generalización del sistema sanitario de la Seguridad Social: los partos en clínicas , maternidades y centros públicos recortaron drásticamente la mortalidad infantil. También fueron claves en el descenso de la mortalidad la desaparición de la subnutrición y malnutrición de los años de racionamiento del periodo anterior. La dieta mejora reduciendo hidratos de carbono y aumentando el porcentaje de vitaminas y proteínas. Sin embargo, el crecimiento real de la población española se vio reducido porque muchas personas tuvieron que emigrar fuera de España ante la imposibilidad de nuestra economía de generar empleo para una población creciente. La tradicional emigración a Iberoamérica fue sustituida por la emigración a la rica Europa Occidental. 3.3 El régimen demográfico moderno A partir de 1975, comienza el régimen demográfico moderno; la mortalidad continua en tasas muy bajas y la natalidad tiene un descenso vertiginoso. Este descenso más rápido y tardío que el europeo caracteriza a la transición demográfica española. El régimen demográfico moderno se caracteriza por las tasas de natalidad y fecundidad más bajas del mundo y por un progresivo envejecimiento de la población española, envejecimiento que está siendo paliado por el fenómeno – radicalmente nuevo en la historia de España – de la inmigración.  De 1975 a 1990, el crecimiento natural de la población española se vio frenado de un modo drástico, y al acabar el Siglo XX era prácticamente nulo, ya que la tasa de natalidad descendíó de forma brusca en los últimos 20 años del siglo, y casi se igualó a la de mortalidad. Este descenso está relacionado con el fuerte impacto en nuestro país de la crisis económica internacional que se inició en 1974, debido al crecimiento brusco de los precios del petróleo. También se relaciona la caída de la natalidad con la definitiva incorporación de la mujer al mercado laboral y con el cambio de mentalidad de la sociedad española, que cada vez valora más el bienestar individual. En este sentido se generalizará el uso de métodos anticonceptivos y los valores religiosos perderán fuerza en la sociedad española en favor de la secularización (legalización del divorcio, del 10 aborto). Otros factores reductores de la natalidad han sido las políticas llevadas a cabo por los gobiernos democráticos, que han eliminado las ventajas sociales de tener hijos, el crecimiento exponencial del precio de las viviendas, el retraso en la edad del matrimonio, del acceso al mundo laboral, han influido en la reducción drástica de la natalidad a niveles nunca vistos en nuestro país.  En la actualidad, el crecimiento real de la población española a partir de 1990 se debe fundamentalmente a la llegada de población inmigrante a nuestro país, y a los nacimientos que aporta este colectivo. Tras el parón de la crisis del 1973 y 2008, siguen aumentando esas carácterísticas, ya que estamos ante un modelo económico dominado por los servicios y el turismo, el auge de las nuevas agriculturas y el desarrollo endógeno. El crecimiento se ha ralentizado fruto de la baja natalidad y el fin de las llegadas masivas de inmigrantes a nuestro país, desanimados por la crisis económica actual.

CENSO DE POBLACIÓN


Recuento individualizado de la población de un país en un momento determinado. Recoge datos demográficos, económicos y sociales de la población. En España se realizan cada 10 años.A partir de 1900 se realizaron en los años acabados en 0 hasta 1970. Siguiendo las directrices internacionales a partir de 1980 se cambió a los años terminados en 1.

CORRIENTE MIGRATORIA


Intenso desplazamiento de poblaciones sobre el espacio geográfico que mantiene constante su permanencia en el tiempo. Las migraciones se pueden clasificar según las causas que las provocan, la duración del desplazamiento, los puntos de origen y destino, su carácter libre o forzado. Si consideramos el desplazamiento desde el lugar de origen, hablamos de emigración, y si lo hacemos desde el punto de vista del lugar de destino, hablamos de inmigración.
CRECIMIENTO NATURAL O VEGETATIVOÍndice que expresa la variación del volumen de una población durante un periodo de tiempo debido al balance entre nacimientos y fallecimientos. Se mide mediante las tasas brutas de mortalidad y de natalidad. Actualmente es España es muy bajo, de 1por mil.

DENSIDAD DE POBLACIÓN

Es la relación entre el número de habitantes que componen una población y la superficie que ocupan. Se expresa en habitantes por kilómetro cuadrado. En España en 2016 la densidad ascendía a 92 hab/Km2 . Dos tercios del territorio tienen una densidad inferior a la media. Las comunidades del interior, salvo Madrid tienen bajas densidades, incluso 22 menos de 25 hab/Km . Tres espacios superan los 250 hab/Km ; son Madrid, País Vasco y Barcelona.

ECÚMENE


Sin las áreas habitadas de la Tierra. Lo opuesto es el anecúmene, es decir, lugares de la Tierra que permanecen deshabitados por ser allí muy difíciles las condiciones de vida. Serían los polos, desiertos, cumbres de altas montañas, etc.

ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN


Es el aumento de la proporción de mayores de 65 años en una población. Para medirlo se utiliza el porcentaje de ancianos con relación a la población total, (un valor en torno al 15% indica un claro envejecimiento), o a la relación ancianos/población menor de 15 años. Viene dado por la disminución de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Normalmente está ligado o a procesos emigratorios o al desarrollo económico. Las consecuencias son el surgimiento de problemas en relación con los gastos de pensiones, en sanidad y en atenciones sociales para la población anciana.

ESPERANZA DE VIDA


Es el número medio de años que una persona tiene la posibilidad de vivir cuando nace, según la Edad Media de las defunciones de las personas de cada grupo de edad. Varía de una regíón a otra, dependiendo de las condiciones de vida (alimentación, etc). Actualmente la española es de las más altas del mundo, 83 años (cifra de 2014), si bien las mujeres alcanzan los 86 años y los hombres 80 años.