Figuras Clave de la Pintura Romántica: Francia, Alemania e Inglaterra

Pintura Romántica en Francia

Eugène Delacroix (1798-1863)

Eugène Delacroix se crió en un ambiente selecto y culto, rodeado de familiares y amistades influyentes. Su educación artística comenzó, en 1815, en el taller de Pierre Guérin, donde coincidió brevemente con Géricault. La obra que presentó en el Gran Salón, La barca de Dante, gozó de gran éxito y le situó entre las grandes figuras del Romanticismo.

La pintura de Delacroix tuvo su momento de máxima expresión, la más innovadora, entre 1824 y 1834. Es en esta etapa cuando pintó sus obras más importantes.

Obras Destacadas de Delacroix

Un gran lienzo, que presentó al Salón de 1824 y que se considera como el Segundo Manifiesto del Romanticismo (el primero sería La balsa de la Medusa, de Géricault, realizada en 1818). Con esta imagen se pretendía invocar en el espectador la causa de la libertad. La obra es una clara muestra de romanticismo pictórico al encontrarnos con una composición totalmente en movimiento, con ecos significativos de Rubens al aparecer las figuras en marcados escorzos, incluso vemos a uno de los militares turcos a caballo. La expresividad del conjunto se sitúa por encima de intereses cromáticos o lumínicos, a pesar de que estos no pasan desapercibidos. El interés por los detalles se aprecia claramente en la calidad de las telas o el “bodegón” de joyas que encontramos en primer plano.

El lienzo titulado Muerte de Sardanápalo, encuentra su tema en un escrito de Lord Byron. La escena muestra a los esclavos matando a las concubinas del sátrapa antes de iniciar el suicidio colectivo para evitar el saqueo por parte de las tropas enemigas que van a entrar en la ciudad, lo cual es contemplado por Sardanápalo desde su lecho. Como podemos observar, la crueldad y el horror de la guerra vuelven a ser un referente para Delacroix.

La Libertad guiando al pueblo (Salón de 1831): Una representación alegórica de la Revolución de julio de 1830, que nuevamente causó gran sensación. Quizá el cuadro más famoso de Delacroix sea La Libertad guiando al pueblo, para algunos el primer cuadro político de la historia. El 28 de julio de 1830 los revolucionarios liberales franceses derrocaban al rey Carlos X y provocaban la coronación de Luis Felipe de Orleans, el llamado Rey Burgués. Este es el episodio tratado en esta obra con cierta dosis de alegoría. La mujer que representa a la Libertad aparece con el torso desnudo, porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la izquierda un rifle. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales. Delacroix pone de manifiesto su ideología y su faceta de pintor de su tiempo. La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres que han caído en la lucha contra la tiranía. Los escorzos y el movimiento de la imagen vuelven a recordar el Barroco.

Las mujeres de Argel (pintado en 1834): Representa el gusto orientalista del Romanticismo. Delacroix visitó Argel en 1832 como miembro de una misión diplomática y quedó sorprendido por el exotismo del lugar. Destaca en él la forma en que la luz está representada. Es una luz lógica, pues viene de una ventana, es decir, no una luz idealizada sino como era en realidad. Delacroix quedó entusiasmado por la luz del norte de África, y pretendió plasmarla en sus obras. Igualmente el cuadro se hizo famoso por sus connotaciones sexuales. La combinación de la suntuosidad oriental con los rasgos del clasicismo griego, sea considerado precedente del impresionismo.

Théodore Géricault (Ruán, Francia, 1791 – París, 1824)

En sus primeras realizaciones (La muerte de Hipólito, La captura del caballo salvaje), un planteamiento todavía clásico va acompañado de una materia pictórica rica y pastosa, y de un modelado de las figuras a través de la luz, que son ya rasgos claramente románticos. Muere a los treinta y tres años, a causa de un accidente de equitación. Pintó sobre todo carreras de caballos, en respuesta a su gran afición al mundo de la hípica. Hacia 1822-1823 realizó una excepcional serie de retratos de enfermos mentales, como preparación para una obra que no llegó a ejecutar.

Obra Emblemática de Géricault

La balsa de la Medusa: Pintada y expuesta en el Salón de 1819, en París. Ganó una medalla y produjo una profunda conmoción por ser antitética de las tendencias clasicistas entonces en boga. Este cuadro está considerado como el primer ejemplo cronológico del movimiento. El tema hace referencia a los 149 náufragos del barco La Medusa, abandonados a su suerte por el capitán y los pasajeros de alta alcurnia de dicho barco, ya que no cabían en los botes salvavidas. Es una denuncia de las desigualdades sociales basadas en el privilegio que mantenía la monarquía absolutista. Tanto por el tema como por el enfoque (la energía y la fuerza pasional son las notas dominantes), el lienzo era de una absoluta novedad y ejerció una influencia duradera.

Pintura Romántica en Alemania

Caspar David Friedrich (1774-1840)

Caspar David Friedrich pintaba en una habitación vacía porque según su idea el artista debía pintar también “lo que ve dentro de él”, algo que le acerca a Kant y su idea de lo sublime. En sus obras cobra especial importancia la Naturaleza. Con bastante frecuencia aparece un personaje en la soledad del campo, por ejemplo, en Atardecer en el bosque (1821). Quizás sus composiciones más conocidas son aquellas en las que aparece un hombre o mujer abismados ante el infinito de la creación como en Luna saliendo a la orilla del mar (1822). Su rasgo más sobresaliente es la actitud contemplativa de la naturaleza, transformada en una entidad casi religiosa. Friedrich pintó paisajes dramáticos de poderosa inmensidad en que el hombre, afectado por un destino trágico.

Pintura Romántica en Inglaterra

William Blake (1757-1827)

William Blake, poeta y grabador. Es una pintura de gran aliento que está influida por el manierismo, Miguel Ángel y el arte gótico. Sus temas son literarios: la Biblia, las obras de Shakespeare, la Divina comedia y sus propios poemas. Se le considera predecesor del surrealismo.

John Constable (1776-1837)

Con John Constable, la pintura inglesa, alcanzó la contemporaneidad a través del estudio del paisaje, llegando a acuñarse, gracias a su obra, el término “manera inglesa”. Su verdadera vocación estaba enfocada al paisaje. Constable recorrió los paisajes británicos palmo a palmo con su caballete. Su dominio del dibujo adquirido gracias a su formación en la Academia Real de Londres.

Para él, tiene gran importancia el claroscuro de la naturaleza, el cual utiliza de manera descriptiva, diluyendo el color del fondo y jugando con los contrastes dramáticos entre luces y sombras. Se considera a Constable todo un maestro en el uso de la mancha a la hora de captar los volúmenes. Rebasada la década de los veinte del siglo XIX, puede considerarse que la obra de John Constable va dando un giro progresivo hacia una concepción mucho más melancólica y romántica del paisaje, dando como resultado una obra totalmente desposeída de cualquier rasgo de academicismo, donde no se aprecia ni rastro de dibujo ni de manchas cromáticas, sino un juego diluido y expresionista de elementos.

J.M.W. Turner (1775-1851)

TURNER (1775-185