Conceptos Fundamentales del Folklore (Según Cortázar)
“Lore” significa el saber tradicional, y “folk”, del pueblo. Son los usos, costumbres, ceremonias y creencias de los tiempos antiguos. Por lo tanto, la palabra “folklore” posee dos significados: el saber del pueblo y lo que se sabe acerca del pueblo.
También se habla de otros significados que reflejan el estilo o el ambiente propio de la cultura popular. Sin embargo, no son fenómenos folklóricos en sí, sino “proyecciones” de estos fenómenos en un ámbito urbano destinado a un público particular.
Existen también otros casos que son “trasplantes”, producidos fuera de su ámbito y ambiente geográfico (por ejemplo, un gaucho en la ciudad que mantiene sus costumbres).
Cómo Reconocer los Fenómenos Folklóricos
Estos son el resultado de un proceso, no manifestaciones momentáneas.
Rasgos Caracterizadores del Folklore
- Colectivo, socializado y vigente: Dejó de ser una manifestación personal para convertirse en colectiva, compartida por todos los miembros de la comunidad. Todos lo sienten como propio, vigente en ese lugar y momento dado.
- Populares: Su vigencia pasajera significa que el pueblo sirvió como un medio para su difusión.
- Empíricos: Es un hecho real y público (no institucionalizado). Se aprende y comparte por medio de la propia experiencia.
- Orales: Significa que no es escrito ni adquirido a través de procesos institucionalizados. De esta manera, el pueblo enriquece su patrimonio tradicional.
- Funcionales: Se identifican con la vida material, social y espiritual de la comunidad.
- Tradicionales: Es heredado socialmente, transmitiéndose de una generación a otra, “ganándole la batalla al tiempo”.
- Anónimos: El pueblo incorpora el hecho a su cultura, considerándolo como algo colectivo y desligándose del nombre del creador. No trasciende el nombre, sino el hecho folklórico.
- Geográficamente localizados: La influencia de la geografía tiene un papel en las manifestaciones folklóricas. No significa que sea exclusivo o único del lugar, sino que el pueblo selecciona y adopta elementos culturales diversos de acuerdo con el medio que lo rodea.
Danzas Nativas Argentinas (Según Berruti)
Berruti retoma tres características de Cortázar para que un hecho sea folklórico:
- Anónimo: El pueblo lo hace suyo, y el nombre del autor se pierde con el tiempo.
- Popular: Se ha arraigado en el pueblo.
- Tradicional: Llegó hasta nosotros transmitiéndose de padres a hijos por varias generaciones, de forma natural y empírica, sin intervención de la escuela. Consiste en todo lo que nuestros antepasados cultivaron y que ha llegado hasta el presente. No es necesario que sea un hecho de origen nativo para ser considerado tradicional; basta que el pueblo lo haya practicado antiguamente (como la polca, danza europea que llegó a nuestras tierras en 1845, tuvo una amplia acogida e influyó en algunos bailes como el gato y la chacarera). “No es tan solo el pasado, sino la razón del presente y la fuente del porvenir”.
Reseña Histórica de las Danzas Argentinas
Desde los primeros tiempos de la colonización, los españoles trajeron al Nuevo Continente sus danzas junto con otras danzas europeas que conocían, como el agua de nieve, el pasapié o el minué, entre otras.
Uno de los bailes más difundidos en Buenos Aires, en el siglo XVIII, fue el españolísimo Fandango, que era muy movido y picaresco, tanto que en 1743 fue prohibido por el obispo. Recién en 1776 pudieron volver a bailarlo libremente, aunque ante la indignación del clero, el Rey de España prohibió el Fandango y otros bailes picarescos; sin embargo, ya todos habían dejado su herencia a los hijos del país.
Con el correr del tiempo, los criollos, quienes tenían gustos y caracteres diferentes a los peninsulares, fueron adaptando las danzas españolas y europeas a sus costumbres; por lo tanto, comenzaron a bailarse “a la manera del país”. Está comprobado que, a partir del siglo XVIII, ya se bailaban danzas que no eran ni españolas ni indígenas.
En el siglo XIX, junto con la Revolución e Independencia, los criollos, basándose en elementos musicales, coreográficos, poéticos y argumentales, recrearon otras danzas, dándoles nombres nuevos y características especiales. Así nacieron muchas de nuestras danzas anónimas, gestadas colectivamente y sin un autor determinado.
La influencia indígena se hizo notar en menor medida con respecto a las españolas y europeas; la única de valor es la incaica, y una de ellas es la Kashua. Por otro lado, el kaluyo y el huayno se mestizaron con las europeas y dieron origen a las más modernas que nos han llegado. Los otros pueblos indígenas tuvieron muy escasa o ninguna influencia.
La lengua quechua intervino en la composición de las letras de algunas danzas criollas, dando así origen a textos bilingües quechua-castellanos.
Muy poco influyeron los afrodescendientes en la formación de nuestros bailes; ellos practicaban bailes al tambor y su aporte tuvo poca significación. Aunque se dice que es posible que la herencia mayor que nos dejaron sean las formas de tocar el bombo y el tambor criollos.