Intervención en Estructuras Portantes
La intervención en estructuras portantes, dentro del ámbito de la rehabilitación arquitectónica, abarca distintas acciones, según el objetivo: reparar (restaurar funcionalidad), restaurar (recuperar integridad estructural y valor patrimonial), y rehabilitar (permitir el uso o reutilización del edificio). La intervención siempre debe basarse en el conocimiento profundo del sistema estructural y constructivo original, utilizando materiales y técnicas compatibles, y priorizando soluciones reversibles y duraderas.
1. Reparación de Edificios de Fábrica Portante
Estos edificios se componen de muros de cantería, ladrillo, mampostería, adobe o tapial. Son materiales compuestos, con un elemento resistente (rígido) y un aglomerante (mortero) que asegura adherencia y sellado. La rigidización excesiva del aglomerante con el tiempo puede provocar patologías estructurales.
Lesiones Típicas:
- Dinteles: fallos por reparto inadecuado de cargas o deformaciones diferenciales.
- Arcos y bóvedas: lesiones por desplazamientos estructurales.
Técnicas de Intervención:
- Limpieza, eliminación de material dañado.
- Reposición parcial o total de elementos.
- Refuerzo estructural, con técnicas tradicionales o modernas:
- Anclajes metálicos, encolados con resinas o cementos.
- Refuerzos con fibras de vidrio, carbono o kevlar (más duraderos y resistentes a la corrosión).
Ejemplo: Restauración del Park Güell con acero protegido por resina epoxi.
2. Reparación de Estructuras Murarias (Macizo y Hueco)
Los muros de fábrica portante están íntimamente ligados al terreno. Las lesiones pueden clasificarse en:
2.1 Lesiones por Asiento Diferencial:
Grietas inclinadas (esfuerzos cortantes), formándose un arco parabólico. Puede estabilizarse solo. Si no, se usan técnicas como:
- Recalce mediante ensanche o profundización de cimentación (micropilotes).
- Inyecciones de mortero o resina, grapas metálicas, red de perforaciones, o zunchos.
2.2 Lesiones Inclinadas no Derivadas de Asientos:
Por cargas irregulares, diferencias de calidad de materiales o errores de ejecución. Ejemplos incluyen grietas “bigote” en encuentros jamba-alféizar, o grietas por viguetas mal calculadas o muros dilatados térmicamente.
2.3 Reparación por Cortantes:
Reparación de grietas: injertos con mortero, grapas, redondos de acero o fibras no metálicas. También se utilizan retículas cementadas y zunchos durmientes metálicos.
2.4 Lesiones por Pandeo:
Grietas horizontales a media altura del muro. Se solucionan con recrecidos, mallazos y pasadores para aumentar espesor y reducir esbeltez.
3. Reparación de Bóvedas y Cúpulas
Sus deformaciones son difíciles de absorber por su rigidez. Las reparaciones deben respetar la geometría que han ido adquiriendo.
Técnicas Principales:
3.1 Encamisado:
Capa envolvente adherida con conectores (mortero epoxi). Materiales: microhormigón, mallas, tirantes, encadenados. Se prefiere el uso de fibras no metálicas para evitar corrosión.
3.2 Atirantado:
Tirantes anclados que contrarrestan deformaciones. Pueden ser de acero, madera o fibras de vidrio/carbono. Necesaria colocación precisa y cálculo fino.
3.3 Contrafuertes:
Solución tradicional. Riesgo de generar nuevos asientos.
3.4 Sellado de Grietas:
Uso de morteros compatibles, según el tipo de estructura.
4. Reparación de Forjados
Existen múltiples sistemas (madera, hormigón, cerámica, metálicos). Se analiza la capacidad portante, el tipo de carga y las deformaciones admisibles.
4.1 Refuerzo Superior:
Recrecido de capa de compresión, unido con conectores metálicos. Inconvenientes: aumento de peso, necesidad de retirar acabados.
4.2 Refuerzo Inferior:
Aplicación de pletinas de acero o fibras de carbono. Posibilidad de postensado con perfiles y manguitos roscados.
4.3 Adición de Elementos Nuevos:
Vigas parteluces o durmientes anclados. Se fijan mediante pernos o apoyos intermedios. Reducción de altura libre y dificultad de ejecución.
5. Reparación de Pórticos de Hormigón Armado
Se identifican fallos por errores de diseño, dimensionado, ejecución o evolución química de materiales (como aluminosis o carbonatación).
Técnicas de Refuerzo:
- Recrecido con hormigón proyectado.
- Encamisado metálico con chapa adherida mediante resina epoxi.
- Refuerzos con pletinas o perfiles de acero, o tejidos de fibra de carbono o vidrio (requieren protección ignífuga).
En jácenas, se aplican técnicas similares, pero considerando también la adherencia con el forjado superior e inferior.
6. Reparación de Estructuras Metálicas
Las principales lesiones son por corrosión, fuego o errores en cálculo/soldaduras.
Niveles de Corrosión:
Desde oxidación superficial hasta exfoliación y vaciado interior (estructura no fiable).
Técnicas:
- Lijado, pasivado, protección con pinturas o resinas epoxi.
- Refuerzos con pletinas, perfiles o embebidos en hormigón.
- Sustitución parcial o total en casos graves.
- Evitar soldaduras: usar tornillería calibrada y resinas.
7. Reparación de Estructuras de Madera
Lesiones comunes: termitas, carcoma y hongos de pudrición.
Tratamientos:
- Eliminación de focos, fumigación, sustitución de piezas estructurales.
- Refuerzos con chapas metálicas, tejidos de fibra, o madera nueva adherida con resinas.
Comportamiento ante Fuego:
Mejor que el acero. Se recomienda sobredimensionado o recrecido. Evaluar sección dañada: si la costra carbonizada es >10% del canto, se descarta la pieza.
8. Refuerzos con Materiales Compuestos
Uso creciente de fibras de vidrio o carbono, en forma de varillas, mallas o tejidos. Son ligeros, no corrosivos y permiten intervenciones más duraderas. Debe primar la reversibilidad y la posibilidad de futuras sustituciones.
La Evolución de los Sistemas Constructivos: Del Tradicional al Industrializado
A lo largo del último siglo, la forma de construir ha experimentado una transformación radical impulsada por el desarrollo industrial y tecnológico. El texto “El mito industrial” analiza esta evolución desde los sistemas tradicionales, vinculados a la arquitectura local y a la herencia constructiva clásica, hasta los modelos actuales basados en la prefabricación, la ligereza y la estandarización.
En el pasado, el sistema constructivo de un edificio –entendido como el conjunto de técnicas, materiales y soluciones estructurales para resolver las exigencias físicas de la construcción– estaba profundamente ligado a su forma arquitectónica. Edificios como el Panteón, Santa Sofía o las catedrales góticas integraban de forma coherente estructura y tecnología. Sin embargo, con la llegada del siglo XX, este equilibrio se rompe: aparecen nuevos materiales como el hierro, el hormigón armado y el vidrio, lo que permite construir en altura y sustituir los muros portantes por esqueletos estructurales y cerramientos ligeros.
Este cambio técnico trajo consigo una nueva visión: la de aplicar a la arquitectura los principios de la producción industrial. Se aspiraba a construir edificios con criterios de economía, rapidez, eficiencia y calidad, utilizando elementos normalizados, producción en serie y sistemas patentados. Ejemplos pioneros como el Palacio de Cristal de Paxton o los primeros rascacielos de Nueva York reflejan esta mentalidad. Con el tiempo, la arquitectura moderna consolidó este modelo, pero muchas veces sin alcanzar una verdadera industrialización, ya que la estandarización se limitó a componentes sueltos y no a la producción integral del edificio.
El texto sugiere que, más que seguir fragmentando el proceso constructivo en sistemas independientes, sería más eficaz pensar en la edificación completa como un producto prefabricado y optimizado, diseñado para repetirse. Esta lógica, que tiene antecedentes en proyectos como Habitat de Moshe Safdie o las viviendas de Prouvé y Fuller, permitiría aprovechar mejor los recursos, reducir tiempos y mejorar el control de calidad. Sin embargo, aunque técnicamente viable, esta vía aún no se ha generalizado por razones económicas y culturales.
Otro aspecto que destaca el texto es la necesidad de reconsiderar los materiales empleados. Mientras que los materiales de altas prestaciones como el acero o el vidrio requieren más energía para su fabricación, su ligereza y durabilidad pueden hacerlos más sostenibles si se optimizan bien. En paralelo, materiales naturales como la madera, la piedra o la tierra, pese a su bajo impacto energético, tienen limitaciones estructurales. La clave está en diseñar soluciones técnicas que combinen ambos tipos de materiales, priorizando además la posibilidad de reutilización y reciclaje.
En esa línea, se valoran especialmente los sistemas que permiten desmontar fácilmente elementos del edificio, reduciendo residuos y facilitando el mantenimiento o la adaptación a lo largo del tiempo. La evolución hacia una construcción más limpia y eficiente también pasa por el uso de tecnologías como el CAD-CAM, el corte CNC, la impresión 3D o el diseño abierto, que permiten una personalización industrial sin perder eficacia ni precisión.
Además, se observa una tendencia clara al aligeramiento: estructuras y cerramientos más livianos permiten mayor rapidez de montaje, menores cargas y menor uso de recursos. No obstante, esto implica también asumir mayores deformaciones, lo que exige una atención especial al diseño de uniones, juntas y conexiones flexibles, permitiendo la compatibilidad entre elementos que se mueven o se dilatan de manera diferente.
La industrialización no se manifiesta de igual manera en todos los edificios. En pequeñas construcciones como módulos habitacionales o casetas, ya existen soluciones completamente prefabricadas. En viviendas unifamiliares o edificios medianos, se aplican diferentes combinaciones de estructuras ligeras y acabados en seco. Y en los edificios de gran escala, la estructura suele ser prefabricada parcialmente, mientras que el resto de componentes provienen de múltiples sistemas comerciales compatibles.
Finalmente, el texto invita a reflexionar sobre el papel del arquitecto en este nuevo escenario. Frente a un mercado que demanda soluciones seguras, sostenibles y eficientes, la profesión deberá adaptarse para colaborar activamente con la industria. Aunque la prefabricación integral todavía no se ha implantado de forma generalizada, representa una oportunidad para diseñar edificios más coherentes, duraderos y adaptables, con un menor impacto ambiental y mejor rendimiento técnico.