Reinado de Alfonso XII: el sistema canovista y la constitución de 1876

TEMA 10


1. El sistema canovista


Cánovas del Castillo había militado en la Uníón Liberal, con O’Donnell, y fue uno de los redactores del Manifiesto de Manzanares (1854). Fue varias veces ministro en los gobiernos de Isabel II y se mantuvo al margen de la Revolución de 1868. En verano de 1873 se adhiere a la causa Alfonsina, aunando voluntades que le permitieron controlar la situación tras el golpe del general Martínez Campos. Su ideario entronca con el moderantismo español, en el que se había iniciado políticamente, adoptando las premisas del liberalismo europeo. Su principal objetivo es asegurar la gobernabilidad. Pensaba que el fracaso del régimen isabelino se debía a los exclusivismos de los partidos, especialmente del moderado, que imposibilitó la alternancia del poder y empujó a los sectores políticos marginados, especialmente al progresista, a recurrir al pronunciamiento militar. Cánovas ideó un sistema que parecía acorde con la historia del país: siempre había existido una Constitución que expresaba el buen entendimiento entre la monarquía y las Cortes. Esa idea de continuar la historia de España era la que, en su opinión, venía a representar la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII:  La nueva Constitución debería gozar de una amplia aceptación y garantizar la alternancia entre partidos políticos que, a semejanza del sistema británico, deberían articular dos grandes opciones. Tal sistema haría innecesaria la intervención militar y aseguraría el predominio de los valores civiles en la sociedad.  El rey interpretaría el estado de la opinión pública y facilitaría los mecanismos de alternancia de los partidos, ya que Cánovas entendía que los procesos electorales estaban llenos de corruptelas y no eran aptos para conocer la opinión del país. El rey tenía, por tanto, una tarea delicada y el éxito del sistema dependería en buena medida de la prudencia y acierto de sus actos.

1.1. Los inicios del bipartidismo

Cánovas trató de articular su sistema mediante partidos que compartieran el respeto hacia las libertades políticas individuales y al mantenimiento del orden social, lo que le permitíó integrar un amplio espectro político, desde los antiguos moderados hasta los constitucionalistas de Sagasta. Las opciones más radicales quedaron fuera: los carlistas, por la derecha, y los radicales y republicanos (especialmente los federales) por la izquierda. En primer lugar, impuso su proyecto de nueva constitución a los más conservadores, que pretendían restablecer la de 1845. También frenó a los participantes en el Sexenio Democrático, que reclamaban la de 1869. En 1875 reuníó una asamblea de políticos notables para preparar un una nueva constitución, de la que surgíó una comisión presidida por Manuel Alonso Martínez, perteneciente al partido
Constitucional de Sagasta. A mediados de Mayo promulgó un Real Decreto que autorizaba la discusión de temas constitucionales, dando fin al periodo de excepcionalidad.

1.2. La pacificación

Cánovas se empleó a fondo en cerrar los dos conflictos bélicos activos:  Guerra Carlista. La declaración del viejo general Cabrera en favor de Alfonso XII había debilitado el movimiento carlista. En Mayo de 1875 pierde Cataluña y a comienzos de 1876 Alfonso XII se persona en el frente vasco y entra en Pamplona. El pretendiente carlista, Carlos VII, se refugia en Francia.  Guerra de los Diez Años en Cuba. Las medidas conciliadoras facilitan la capitulación de los independentistas a principios de 1878, con la Paz de Zanjón. No todos los sectores independentistas la aceptaron, reanudándose las hostilidades en 1879 (Guerra Chica) por poco tiempo.

1.3. La Constitución de 1876

En Enero de 1876 se celebran elecciones constituyentes en las que Cánovas obtiene una holgada mayoría. Durante el debate constitucional el punto más polémico es el relativo a la tolerancia religiosa, aunque el estado se declaraba confesional y católico. El poder legislativo estaría compartido entre el rey y las Cortes. Se desarrolla así un modelo centralizado y unitario, con un sistema parlamentario bicameral:  Congreso de los Diputados, electivo.  Senado: la mitad de sus componentes tiene carácter vitalicio, por derecho propio o nombrada por la corona, y la otra mitad es elegida por corporaciones o por los mayores contribuyentes. La Constitución de 1876 procura no concretar en exceso algunos aspectos de la vida política, que pudo ser regulada por la discreción de los diversos gobernantes sin suscitar conflictos constitucionales.

1.4. El funcionamiento del sistema

El siguiente paso fue normalizar la situación política de acuerdo con los postulados canovistas. A tal efecto, dos partidos tomarán el protagonismo:  Partido Conservador, de Cánovas: heredero de la Uníón Liberal, que aspira a integrar a algunos sectores del viejo parido Moderado y a algunos católicos.  Partido Liberal: integra elementos del antiguo partido Constitucional de Sagasta. Aunque hubieron de renunciar a la restitución de la Constitución de 1869, Cánovas les ofrece idénticas libertades políticas, incluido el sufragio universal masculino. Son organizaciones que carecen de una estructura y base electoral estable y que ahora son sustituidas por una organización parlamentaria que coincide con los cuadros dirigentes del partido. Ambos se turnarán en el poder según el criterio del rey, encargado de diagnosticar el clima político y social y cambiar al partido en el gobierno o convocar nuevas elecciones para que cuente con una mayoría parlamentaria suficiente. Las presiones de los moderados se intensifican, buscando disfrutar del poder que habían ostentado con Isabel II. Una reforma que restituía el sistema universitario isabelino dio lugar a la segunda cuestión universitaria, que suscitó protestas entre los profesores y fue el detonante de la fundación de la Institución de Libre Enseñanza. Cánovas resistíó y en las elecciones de 1876 los moderados apenas lograron representatividad.

1.5. El turno de partidos

En 1881 los liberales acceden al poder con un gobierno encabezado por Sagasta, un político pragmático que se atrajo a personajes relevantes del Sexenio. El núcleo inicial de la nueva formación fue el Partido Constitucionalista, una escisión del progresismo tras la muerte de Prim, presidido por Sagasta durante el reinado de Amadeo I y a la que se unieron elementos de la Uníón Liberal. Apenas participó en la primera república, pero recuperó protagonismo durante la de 1874 presidida por Serrano. Tanto Sagasta como Serrano no se mostraron hostiles a Cánovas tras el pronunciamiento de Martínez Campos, por lo que les resultó fácil reinsertarse en el nuevo sistema. A finales de 1880 Sagasta obtiene por fin apoyos que le convierten en alterativa a los conservadores de Cánovas y constituye el Partido Liberal Fusionista que, dada la diversidad de sus componentes, encontró dificultades para articular un programa político homogéneo. Aun así, aseguraba la lealtad a la Constitución, lo que para Cánovas le capacitaba para gobernar. El nuevo gobierno rápidamente acometíó medidas de liberalización, dotando al sistema de un bipartidismo real que integró a aquellos sectores políticos que podían amenazar al sistema:  Autorización de la propaganda republicana.  Levantamiento de las suspensiones a los periódicos.  Abrogación de la circular sobre control gubernamental de la enseñanza que había provocado la separación de muchos profesores de sus cátedras.  Giro librecambista, levantando aranceles y firmando un tratado comercial con Francia. La sustitución de Sagasta a fines de 1883 por un gobierno más a la izquierda respondíó a necesidades de asentamiento del régimen, más que a las mayorías parlamentarias. En 1884, el nuevo gobierno de Cánovas cuenta con Alejandro Pidal y Mon, lo que supone la incorporación de un importante sector católico al proyecto canovista. En 1885 muere Alfonso XII, dejando solo dos hijas. Las instituciones funcionan adecuadamente: Sagasta recupera la presidencia del gobierno y reanudo su política liberal. El nacimiento, en Mayo siguiente, de un heredero varón distiende el clima político.

1.6. La oposición al sistema

Al menos tres tendencias quedan al margen del sistema:  Republicanos: Cánovas los sitúa al borde de la legalidad y algunos destacados dirigentes (Salmerón y Ruiz de Zorrilla) se exilian, iniciando una actividad conspiratoria contra el régimen. Carentes de apoyo social, oscilan entre la vía revolucionaria, con apoyo militar, y la vía electoral, tratando de concurrir unidos a las elecciones.  Carlistas. Tras la derrota, muchos se exilian y solo vuelven tras un indulto. Divididos entre los que desean una nueva guerra, triunfa la tesis del retraimiento, aunque algunos piden la integración pacífica en el sistema.  Movimiento obrero. Pese a que en 1874 se disuelve la Internacional de trabajadores, los anarquistas mantienen sus organizaciones, acentuando su estructura federal. El socialismo mantiene pequeño núcleos en Madrid y Barcelona que en 1879 fundan el Partido Socialista Obrero Español, presidido por Pablo Iglesias.

2. La regencia de María Cristina

María Cristina de Habsburgo, segunda esposa de Alfonso XII, asume la regencia durante la minoría de edad del futuro Alfonso XIII. Las elecciones de 1886 se realizan con una cierta inhibición del gobierno y estuvieron a punto de resultar limpias. Vence el Partido Liberal y aumenta significativamente la representación republicana. El periodo legislativo es el más largo de toda la Restauración, aprobando una legislación de corte liberal:  Ley de Asociaciones, de 1887.  Leyes de lo contencioso administrativo y del jurado popular, de 1888.  Ley del sufragio universal, de 1890. Pese a ello, Sagasta ha de sortear dificultades para mantener la unidad del partido debido a las malas relaciones entre algunos de sus dirigentes. Mayor consistencia adquieren las generadas por la política librecambista. Los escándalos de corrupción truncan sus reformas y los conservadores recuperan el poder, iniciando la revisión la obra legislativa liberal, aunque respetaron algunas, como el sufragio universal que se aplicó en 1891. El electorado se ha multiplicado por siete y ocho, alcanzando los cinco millones, aunque no hay datos fiables de participación electoral. Cánovas no tiene problemas para revalidar sus mayorías, aunque a costa de un mayor esfuerzo para asegurar el triunfo gracias a la labor de encasillado realizado por el Ministerio de Gobernación. Para ello, cuenta con una serie de influyentes personajes locales, los caciques, que aseguran los resultados indicados por los dirigentes madrileños a cambios de distintos favores. Joaquín Costa denominaría este mecanismo como caciquismo. Los conservadores legislaron sobre cuestiones económicas y sociales, recibiendo las críticas de socialistas desde los sectores más a la derecha. En 1891 se establece un arancel proteccionista que pone los intereses nacionales sobre las cuestiones ideológicas y que los liberales respetan posteriormente.

3. Sociedad y economía en la Restauración

El último tercio del XIX supone importantes transformaciones en la sociedad y la economía españolas, producíéndose una progresiva aproximación al estilo de vida europeo.

3.1. Demografía

La población pasa de 16 a 18,8 millones de habitantes entre 1868 y 1902, con unas tasas de crecimiento inferiores al 1% anual y solo se acelera en los últimos años del siglo. No se trata una transición demográfica moderna, aunque también hay que considerar un notable flujo migratorio a América. El régimen demográfico se caracteriza por altas tasas de natalidad, algo normal en la Europa de la época, y de mortalidad, aunque fue acusando un descenso que permitíó un lento aumento de las tasas de crecimiento natural, debido a la mala alimentación y las epidemias. Además de la emigración a América, destaca el crecimiento de la población urbana, quizá no tan acusada como en Europa, pero que revitalizó las ciudades con el derribo de murallas y los planes de ensanche.

3.2. Economía

 Agricultura. A finales del XIX ocupa dos tercios de la población activa, aunque solo aporta un tercio del PIB. La mayoría se dedica al cereal, vid y olivo, acaparando las tres cuartas partes de la producción. En los últimos años aumenta la producción de naranjas. La productividad del cereal es escasa, por lo que en 1981 se protege con el arancel. Mayor brillantez alcanzan las exportaciones de vino entre 1882 y 1892, por la crisis de la filoxera en Francia, que también arruina al viñedo español. Las exportaciones caen drásticamente tras la extinción del tratado comercial firmado con Francia en 1882.  Industria. La aportación industrial al PIB solo supera a la agricultura a principios del XX. Al margen de la II Revolución Industrial, en la que destacan los sectores químico y eléctrico, la industria española se circunscribe a: o Textil (30% de la producción industrial) de larga tradición en Cataluña. O Siderurgia (8%): tiene dificultades para consolidarse, aunque al final de siglo arraiga en el País Vasco gracias a los yacimientos de hierro que sirven para canjear mineral por carbón inglés, más productivo que el nacional. O Industria alimentaria, de bebidas y Tabaco (40% de producción). Los primeros años de la Restauración son prósperos para la industria, pero la situación se estanca en la década de los 80. Los industriales catalanes elevan a Alfonso XII un Memorial de Agravios (1885). El arancel de 1891 significó la reactivación de la producción industrial. En cualquier caso, el proceso de industrialización español es modesto en relación al resto de los países occidentales.  Minería. Se ve favorecida por las facilidades dadas a las inversiones extranjeras (inglesas en Río Tino, francesas en los yacimientos de plomo o alemanas en Almadén). España se convierte en la primera exportadora europea de hierro.  Comunicaciones. La red de carreteras se organiza a partir de 1876, doblando su capacidad desde el final del reinado de Isabel II hasta final del Siglo XX. También se duplica la red ferroviaria. Los principales puertos marítimos eran Barcelona, Bilbao, Santander, Sevilla, Valencia, Cádiz y Málaga.