La Transición Española, Guerra Civil y los Inicios del Franquismo

El Gobierno de Suárez y la Consolidación Democrática (1977-1981)

El gobierno de Adolfo Suárez se enfrentó a varios desafíos: redactar una nueva Constitución, establecer el Estado de las Autonomías y abordar la crisis económica. Prevaleció la política de consenso, reflejada en la Constitución de 1978 y los Pactos de la Moncloa, un acuerdo económico que buscaba reformas laborales, fiscales y sociales para combatir la inflación y el desempleo. Sin embargo, los efectos de estos pactos se vieron limitados por la subida del precio del petróleo, afectando negativamente a la economía. A pesar de ello, se lograron avances significativos en la regulación laboral, reforma educativa, de Seguridad Social y en las libertades civiles y democráticas.

En septiembre de 1977, se restauró la Generalitat de Cataluña con el regreso de Josep Tarradellas. Se estableció un régimen preautonómico en Cataluña y otras 13 regiones, mientras se preparaba el sistema de Comunidades Autónomas de acuerdo con la Constitución de 1978. Tras su aprobación en referéndum en diciembre de 1978, se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones para marzo de 1979, donde la UCD (Unión de Centro Democrático) ganó nuevamente pero con minoría parlamentaria.

Se desarrolló el mapa autonómico y municipal, con elecciones en toda España entre 1979 y 1983, donde el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PCE (Partido Comunista de España) obtuvieron las alcaldías en muchas capitales. Se promulgaron leyes importantes como el nuevo Estatuto de los Trabajadores (1980) y la Ley de divorcio (1981). Además, España ingresó en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) (1982) y continuó negociando su ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea), algo que se concretaría en 1986.

Durante este período, el PSOE realizó una transformación ideológica significativa al abandonar su discurso marxista y elegir a Felipe González como líder. En contraste, el PCE atravesó una crisis interna debido a divisiones, mientras AP (Alianza Popular) de Fraga se fortaleció al reclutar miembros de la UCD. La UCD de Suárez experimentó una decadencia marcada por su división interna y una moción de censura del PSOE en 1980, que llevó a la renuncia pública de Suárez en enero de 1981. Leopoldo Calvo-Sotelo fue nombrado su sucesor y enfrentó un intento de golpe de Estado por parte de descontentos del Ejército y de la Guardia Civil el 23 de febrero de 1981 (23-F), frustrado por la firme oposición del Rey Juan Carlos I y la falta de apoyo de otros sectores.

El Gobierno del PSOE y la Integración Europea (1982-1986)

Finalmente, las elecciones generales celebradas en octubre de 1982 dieron un vuelco al panorama político español. El PSOE, principal partido de la oposición hasta entonces, logró una mayoría absoluta, lo que le permitió tener un amplio respaldo parlamentario y social para estabilizar y consolidar el Estado democrático. El gobierno socialista de Felipe González modernizó el país con reformas sociales (ley del aborto, sanidad pública), pero aplicó políticas económicas liberales, generando tensiones con los sindicatos. En 1986, España entró en la CEE (Comunidad Económica Europea), impulsando su economía y legitimando su democracia. Ese mismo año, un referéndum confirmó la permanencia en la OTAN, pese a la oposición inicial del PSOE. La integración europea marcó el fin de la Transición, cerrando décadas de aislamiento y afianzando a España en Europa.

Fases Militares de la Guerra Civil Española (1936-1939)

Fase 1: La Marcha hacia Madrid (julio-septiembre 1936)

El primer objetivo militar de los sublevados era ocupar Madrid. Desde Pamplona, el general Mola envió sus columnas hacia Madrid mientras que Franco, con la ayuda de la aviación de Mussolini, entró en Córdoba y Granada. Desde Sevilla, uniéndose a Queipo de Llano, hizo avanzar sus tropas hacia Madrid a través de Extremadura. Tomaron Badajoz (con una durísima represión con más de 3500 fusilados), Talavera y Toledo, liberando tras un duro asedio el Alcázar de esta ciudad. En el frente norte, los rebeldes ocuparon Irún, San Sebastián y Oviedo.

Fase 2: La Batalla de Madrid (noviembre 1936-marzo 1937)

En esta etapa, el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. Los frentes se estabilizaron, aumentó la intervención extranjera y se creó aceleradamente un nuevo ejército popular republicano. El gobierno republicano se trasladó a Valencia ante el temor de que Madrid cayera. La resistencia de Madrid fue dirigida por la Junta de Defensa, que triunfó con la ayuda de las Brigadas Internacionales y de armamento soviético. Los franquistas intentaron de nuevo conquistar Madrid, bombardeada por aire y rodeada por todos lados con una serie de operaciones fracasadas con el objetivo de aislar Madrid: Batalla de la Carretera de la Coruña, Batalla de Guadalajara y Batalla del Jarama. Ante la imposibilidad de ocupar la capital, Franco decidió centrar su ataque en Andalucía y así los rebeldes tomaron Málaga en febrero de 1937 con ayuda de tropas italianas.

Fase 3: La Campaña del Norte y la Ofensiva Republicana (marzo 1937-marzo 1938)

Tras el fracaso de la toma de Madrid, con el bombardeo de la Legión Cóndor nazi sobre Guernica en abril de 1937, se inició una decisiva campaña militar en el frente norte. El ejército de Franco ocupó Bilbao en junio, Santander (agosto) y Asturias (octubre), con lo que Franco dispuso de los recursos energéticos e industriales de la zona. Por su parte, el reconstruido Ejército Popular de la República (uniendo todas las milicias que se habían creado desde julio del 36) emprendió varias ofensivas para tratar de detener el avance franquista desde el norte, pero sólo lo lograron parcialmente: batallas de Brunete (Madrid, julio de 1937), Belchite (Zaragoza, agosto 1937) y Batalla de Teruel (diciembre 1937), batalla que se libró a bajísimas temperaturas, y controlaron la ciudad al menos durante un mes. Poco antes, en octubre, el gobierno de la República se había trasladado de Valencia a Barcelona.

Fase 4: La Batalla del Ebro y la Toma de Cataluña (marzo 1938-febrero 1939)

En marzo de 1938, el ejército de Franco comenzó una dura ofensiva contra el frente de Aragón para alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. En abril ocupó Lleida. A continuación, emprendió el camino hacia Valencia y ocupó Castellón, dividiendo la zona republicana en dos. El ejército republicano, en la llamada Batalla del Ebro, lanzó desde julio de 1938 una dura ofensiva y logró cruzar el río Ebro. Durante un enfrentamiento largo (5 meses) y sangriento, ambos ejércitos sufrieron muchas bajas para recuperar una reducida porción de terreno (aproximadamente 100.000 muertos). Tras la batalla del Ebro, se llevó a cabo la conquista de Cataluña, ocupando Barcelona en febrero de 1939. El gobierno y el presidente de la República, Juan Negrín, el gobierno vasco y el catalán cruzaron la frontera junto a miles de tropas y civiles fieles a la República.

Fase Final: El Fin de la Guerra (febrero-abril 1939)

En esta etapa, Juan Negrín, que había vuelto a España, y el PCE propusieron una política de resistencia a ultranza. Pero esta actitud chocó con la oposición de importantes militares y políticos republicanos que buscaron una salida negociada al conflicto. Este grupo, liderado por el coronel Casado, organizó un golpe de Estado en marzo de 1939, lo que provocó una breve guerra civil en el bando republicano. El 28 de marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid. Las otras ciudades de la zona republicana (Jaén, Ciudad Real, Albacete, Valencia, Murcia y Alicante) se entregaron sin resistencia. El 1 de abril de 1939 se acabó la guerra con la victoria del bando rebelde o nacional.

Consecuencias de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española tuvo un balance trágico: cerca de medio millón de muertos, miles de exiliados y una profunda represión en ambos bandos. Muchos fueron fusilados, encarcelados o enviados a campos de trabajo. La cultura también sufrió enormemente, con la muerte o el exilio de intelectuales, artistas y científicos. En lo económico, el país quedó devastado, con pérdida de infraestructuras, disminución de la población activa y caída de la producción. Políticamente, la dictadura franquista impuso represión, falta de libertades y aislamiento internacional.

Fundamentos del Estado Franquista

La dictadura de Francisco Franco comenzó tras la Guerra Civil (1936-1939) y duró hasta su muerte en 1975. Durante estos años, España vivió bajo un régimen autoritario que concentró todo el poder en Franco, apoyado por el ejército, la Iglesia Católica, las élites económicas y una sociedad mayormente pasiva. Aunque en los años 60 hubo un crecimiento económico que modernizó el país, el régimen mantuvo un atraso político, falta de libertades y un sistema inmóvil.

Franco era un militar conservador, muy religioso y con una visión nacionalista agresiva de España. Para él, el catolicismo y la patria iban de la mano. Durante la Guerra Civil, acumuló títulos como Generalísimo, Caudillo y Jefe del Estado, convirtiéndose en un dictador con poder absoluto. Contó con el apoyo de la Iglesia, que llamó a la guerra una «cruzada» contra el comunismo.

Características del Franquismo

  • Dictadura personal: Franco concentró todo el poder, sin permitir partidos políticos, elecciones libres ni libertades básicas como la expresión, reunión o asociación.
  • Nacionalismo extremo: Defendía una visión gloriosa de la Historia de España (como los Reyes Católicos o el Imperio español) y rechazaba los nacionalismos catalán y vasco, así como la democracia y el comunismo.
  • Represión: El régimen persiguió a sus opositores, especialmente a los movimientos obreros y a quienes defendían ideas liberales o de izquierdas.
  • Adaptación: Aunque el franquismo se inspiró en el fascismo, con el tiempo tuvo que adaptarse a los cambios internacionales, adoptando una apariencia más moderada, pero sin renunciar a sus principios autoritarios.

Apoyos del Régimen

  • El ejército: Muchos militares ocuparon cargos importantes en el gobierno y apoyaron la represión.
  • La Iglesia: La jerarquía eclesiástica legitimó la dictadura y, a cambio, obtuvo control sobre la educación y la moral pública. España se declaró un Estado católico.
  • La Falange y los carlistas: Estos grupos proporcionaron la base ideológica y organizativa del régimen.
  • Las élites económicas y sociales: Terratenientes, empresarios y la clase media rural apoyaron a Franco, junto con una mayoría silenciosa que, por miedo o desmovilización política, no se opuso al régimen.

Evolución del Estado Franquista (1939-1950)

Durante los primeros veinte años de su régimen, España pasó por diferentes fases marcadas por la situación internacional y su relación con otras potencias.

De la Neutralidad al Aislamiento (1939-1945)

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, España se declaró neutral, pero en realidad simpatizaba con la Alemania nazi y la Italia fascista. En 1940, viendo los éxitos de Hitler, Franco pasó de la neutralidad a la no beligerancia, apoyando al Eje sin entrar directamente en la guerra. Este apoyo se materializó en la División Azul, un grupo de soldados españoles que fueron enviados a luchar contra la Unión Soviética en 1941. Sin embargo, la guerra cambió de rumbo en 1942, cuando los nazis comenzaron a sufrir derrotas. Franco, que no quería quedar del lado perdedor, volvió a declarar a España como país neutral. A pesar de esta postura, su régimen seguía siendo una dictadura con un poder absoluto. En 1942 aprobó una ley para crear unas Cortes, pero estas no eran un parlamento democrático, ya que Franco seguía teniendo la última palabra sobre todas las leyes. En 1945, el régimen aprobó el Fuero de los Españoles, una declaración de derechos, aunque estos estaban muy limitados, ya que no podían contradecir los principios del franquismo ni la unidad de España.

España Aislada del Mundo (1945-1950)

El final de la Segunda Guerra Mundial supuso un duro golpe para Franco. Los países vencedores (EE.UU., la URSS, Gran Bretaña y Francia) veían a España como el último bastión del fascismo en Europa y la aislaron internacionalmente. En 1946, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) rechazó la entrada de España y se impuso un bloqueo diplomático y económico contra el país. La dictadura quedó completamente sola. Para los españoles, esto significó años muy duros de hambre, pobreza y represión. Franco presentó este aislamiento como una conspiración internacional contra España y reforzó su control sobre la población. Sin embargo, también trató de mejorar la imagen del régimen: eliminó el saludo fascista con el brazo en alto y aprobó leyes como la Ley del Referéndum Nacional (1945), que permitía convocar consultas populares bajo su control, y la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947), que declaraba que España era un reino pero mantenía a Franco como jefe de Estado con la capacidad de elegir a su sucesor. En 1948, como parte de este plan, el príncipe Juan Carlos fue enviado a España para ser educado bajo la tutela del franquismo.