Arquitectura Moderna y Vanguardias Artísticas: Racionalismo, Organicismo y Movimientos Clave del Siglo XX

Introducción al Siglo XX Artístico

El inicio del siglo XX estuvo marcado por la crisis de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que dejó una gran huella política, económica y social. Entre sus consecuencias destacamos:

  • Un nuevo papel de la mujer en la sociedad.
  • Caída de los grandes imperios, como Rusia, Alemania y Austria-Hungría.
  • Un gran número de bajas, tanto civiles como militares, lo que conllevó cierto desprecio por la vida humana y un gran golpe a la moral.
  • Llegada de las ideas marxistas y la implantación de regímenes comunistas en la URSS.
  • EE.UU. se convierte en una potencia mundial.

Los principales centros artísticos se localizaron en París, Alemania, Austria, Rusia, Suiza, Holanda y, más adelante, sobre todo hacia mediados de siglo, en Nueva York. Será en estos países donde surgirán las “primeras vanguardias”, desde 1905 hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que supuso el cambio de la capital artística de París a Nueva York.

Estas vanguardias se caracterizan porque cuestionaban y negaban el arte del pasado y proponían como alternativa nuevos lenguajes basados en la experimentación. Los artistas mostraban un rechazo frontal al arte como imitación de la realidad y buscaban nuevas formas de interacción con el espectador. Esta independencia y libertad creativa permitió a los artistas mostrar una mayor sensibilidad hacia los hechos históricos contemporáneos: guerras, progreso científico o predominio de la vida urbana.

La Arquitectura del Movimiento Moderno: Racionalismo y Organicismo

A comienzos del siglo XX, la arquitectura moderna rechazó las tendencias historicistas del siglo anterior, orientándose a una arquitectura más funcional y racional, donde los proyectos urbanísticos se imponían a los arquitectónicos. Esto supuso el nacimiento del Movimiento Moderno.

La arquitectura del primer tercio del siglo XX se divide en dos grandes corrientes: una europea, denominada Racionalismo, que tendrá en los arquitectos alemanes de la Bauhaus, en los holandeses del grupo De Stijl y en el suizo Le Corbusier a sus grandes intérpretes; y otra norteamericana, llamada Organicismo, cuyo protagonista indiscutible es Frank Lloyd Wright.

El Racionalismo: Le Corbusier

El racionalismo es un estilo arquitectónico que busca adaptar las nuevas técnicas de construcción a las necesidades reales de las personas. Para Le Corbusier, uno de los arquitectos más importantes de este movimiento, la casa debía ser una “máquina para vivir”, es decir, un espacio práctico y funcional.

Este estilo se caracteriza por el uso de materiales modernos como el hierro y el hormigón armado. Gracias a su resistencia, ya no se necesitan paredes gruesas para sostener los edificios, por lo que se pueden usar grandes cristales como paredes. Así surgen construcciones simples, sin adornos, donde la belleza está en cómo se reparten las ventanas y espacios.

El racionalismo comenzó a desarrollarse en serio en 1919, con la fundación de la escuela Bauhaus por Walter Gropius en Alemania. Esta escuela fue muy influyente hasta que cerró en 1933 por la presión del régimen nazi, y muchos de sus profesores se fueron a Estados Unidos.

Se construyeron casas prefabricadas con acero, cobre y grandes ventanales. Estas viviendas eran económicas y ayudaban a fomentar la vida en comunidad.

También en Holanda, un grupo de arquitectos y artistas llamado De Stijl (El Estilo), influenciado por el pintor Mondrian, defendía el uso de líneas rectas y formas geométricas para reconstruir el país tras la Primera Guerra Mundial.

Le Corbusier fue el principal defensor del racionalismo.

  • Como teórico, creó una regla de proporciones llamada Modulor, basada en el cuerpo humano, para aplicar a la arquitectura, muebles y objetos.
  • Como urbanista, diseñó en 1922 una ciudad moderna con rascacielos separados por zonas verdes, conectados por amplias avenidas.
  • Como arquitecto, se centró en la vivienda. Sus casas estaban elevadas sobre pilares, con techos planos con jardines y estructuras internas flexibles. Ejemplos famosos de su obra son la Villa Savoye y la Unité d’Habitation.

Desde los años 50, Le Corbusier empezó a experimentar con formas curvas, aunque mantuvo su estilo simple. En esta etapa destaca su iglesia Notre-Dame du Haut, construida entre 1950 y 1954.

El Organicismo: Frank Lloyd Wright

Frank Lloyd Wright fue un arquitecto e ingeniero estadounidense que creó y defendió el estilo organicista. Su idea principal era que los edificios debían estar en armonía con la naturaleza y adaptarse a las personas que los iban a habitar.

Para Wright, una casa debía reflejar la personalidad y forma de vivir de quien la habitaba. Y en los edificios públicos, como oficinas o fábricas, las personas debían sentirse cómodas y parte del espacio, no como simples visitantes. Por eso, sus construcciones buscaban hacer feliz al ser humano y cuidar el medio ambiente.

En su primera etapa, Wright diseñó casas unifamiliares llamadas “casas de la pradera”, que estaban muy integradas en la naturaleza. Estas casas solían tener una chimenea central, y estaban distribuidas en forma de cruz, con espacios conectados que ofrecían distintas alturas y vistas. Su diseño se difundió mucho a través de revistas de decoración.

Después de un tiempo alejado de la arquitectura por problemas personales, Wright regresó con fuerza a los 70 años. En 1936 diseñó su obra más famosa: la Casa de la Cascada (Fallingwater). Esta casa está construida sobre una cascada y representa la esencia del organicismo: integrar totalmente el edificio con el paisaje. Fue una respuesta directa al estilo racionalista europeo, que Wright veía como frío y demasiado rígido (como “cajas”).

La historia cuenta que Wright dibujó el diseño de la casa en solo unas horas mientras almorzaba con su cliente. La construcción usó al máximo los voladizos de hormigón armado, que sobresalen sobre la cascada.

En 1938, las revistas Life y Time publicaron fotos de la Casa de la Cascada, y se volvió muy famosa. Para muchas personas se convirtió en la casa ideal, porque transmitía tranquilidad, aislamiento y contacto con la naturaleza.

Después de esta obra, Wright también diseñó edificios importantes como la sede de la empresa Johnson Wax en Wisconsin y el famoso Museo Guggenheim de Nueva York.

Las Vanguardias Históricas

Entre 1905 y 1924, en solo veinte años, París se convirtió en el lugar donde nacieron las nuevas corrientes artísticas, conocidas como vanguardias. Esta ciudad, ya importante desde el impresionismo, fue el punto de encuentro de artistas de Europa y América que querían romper con las normas del arte tradicional, dominado por la burguesía.

Estos artistas vanguardistas eran rebeldes e innovadores. Se burlaban del arte académico y de quienes los llamaban locos o extravagantes. Respondieron con propuestas radicales que provocaban a la sociedad. A diferencia de otros estilos históricos, que duraban siglos, los movimientos de vanguardia cambiaban rápidamente; algunos duraban solo meses. Como decía el artista Francis Picabia, “hay que cambiar de ‘ismo’ como de camisa”.

Fauvismo

Fue un estilo que usaba colores muy vivos y sin seguir reglas. Apareció en 1906 y duró poco, ya que muchos de sus artistas pasaron al cubismo. Solo Henri Matisse se mantuvo fiel a esta forma de pintar durante toda su vida.

Expresionismo Alemán

Este estilo, presente en el arte alemán desde la Edad Media, se enfocaba en mostrar emociones fuertes, usando colores y formas exageradas. En 1905, cuatro jóvenes en Dresde fundaron el grupo Die Brücke (El Puente). Les gustaban los colores de las vidrieras góticas y usaban la técnica de la xilografía (grabado en madera) para representar figuras angustiadas, reflejando el malestar previo a la Primera Guerra Mundial.

En 1911 nació en Múnich otro grupo, Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), fundado por Franz Marc y Vasili Kandinsky. Kandinsky creía en una pintura que no representara la realidad, sino los sentimientos y pensamientos del artista. Sus cuadros eran abstractos, con manchas de color y líneas que reflejaban su mundo interior. El grupo se disolvió al comenzar la guerra en 1914.

Cubismo

El cubismo descompone imágenes y objetos en formas geométricas, mostrando varios puntos de vista al mismo tiempo. El principal creador fue Pablo Picasso, que cambió totalmente el arte tradicional. Comenzó con una formación clásica en España, influenciado por su padre. En Barcelona, se unió a círculos modernistas y, luego, viajó a París, donde su estilo evolucionó.

El cubismo tuvo dos fases:

  • Cubismo analítico: descomponía figuras y paisajes en formas geométricas, como en los paisajes de Horta del Ebro o retratos de Ambroise Vollard.
  • Cubismo sintético: usaba materiales reales (papel, telas, partituras) en los cuadros, como en Naturaleza muerta con asiento de rejilla.

Aunque luego trabajó en otros estilos, Picasso volvió al cubismo en 1937 con su obra más famosa: Guernica, para el pabellón español de la Exposición Universal de París.

Dadaísmo

El dadaísmo fue un movimiento que rechazaba todas las normas del arte y la lógica. Nació en 1916 en el Cabaret Voltaire de Zúrich, Suiza, donde se reunían artistas y escritores que huían de la guerra. Escogieron el nombre “Dada” al azar, que significa “caballo de madera”.

Este movimiento era provocador, irónico y absurdo. Valoraba más el gesto de protesta que la obra en sí. El artista Marcel Duchamp fue un referente con obras como una rueda de bicicleta sobre un taburete, que desafiaban lo que se entendía por arte.

Surrealismo

El surrealismo buscaba expresar el mundo interior y los sueños, liberándose de la lógica y las normas morales. André Breton, su fundador en 1924, se inspiró en las ideas del psicoanalista Sigmund Freud, quien decía que los sueños eran la puerta al subconsciente.

El pintor español Salvador Dalí se unió al surrealismo en 1929. A través de sus sueños y miedos personales (como el temor al sexo, a la muerte o a su padre), creó imágenes impactantes. Su método, que llamó “paranoico-crítico”, consistía en recuperar los sueños al despertar y mezclarlos con nuevas ideas. Dalí era un gran dibujante y hacía cuadros tan precisos que parecían fotos pintadas a mano. En sus obras más conocidas, como La persistencia de la memoria, Retrato de Mae West o El mercado de esclavos, aparece la técnica de la imagen doble, donde una figura representa varias cosas al mismo tiempo.