La Rebelión de los Países Bajos
En 1566 se produjo en Flandes una rebelión, impulsada por la disidencia religiosa y los intereses económicos de la nobleza y los comerciantes. Guillermo de Nassau, príncipe de Orange, dirigió la rebelión. Flandes se dividió entre católicos (sur) y calvinistas (norte: futuras Provincias Unidas de Flandes).
Felipe II combatió la herejía y envió al duque de Alba para dirigir una gran represión. A este le siguieron Juan de Austria y Alejandro Farnesio, pero la rebelión no se controló. Felipe II nombró entonces a su hija Isabel Clara Eugenia gobernadora de Flandes y la casó con el archiduque Alberto de Austria. Isabel no tuvo descendencia, y el conflicto se reabrió en el siglo XVII.
Conflictos con Inglaterra
Surgieron grandes problemas entre ambos países, ya que la Corona inglesa apoyó la piratería en el Caribe (Hawkins, Drake). Además, Isabel I prestó ayuda a los rebeldes flamencos. Felipe II organizó la Gran Armada (conocida como la Armada Invencible): 130 buques, 8.000 marinos y 20.000 soldados. En 1588 partió de Lisboa hacia Inglaterra. En el mar del Norte sufrió grandes derrotas, en parte debido a las tempestades.
En 1600, los Estuardo subieron al trono inglés y la hostilidad disminuyó hasta reaparecer en el siglo XVIII.
La Unidad Ibérica
Felipe II mantuvo en su reinado una voluntad centralizadora, y en 1580 España se unió a Portugal al heredar este reino de su madre Isabel. Además, el monarca fue un férreo defensor del Concilio de Trento, prohibiendo importar libros, cursar estudios en el extranjero y registrando bibliotecas, una censura de la que se encargaba la Inquisición.
El Problema de los Moriscos
Se produjo en Valencia y en Granada. Allí vivían unos 320.000 moriscos en una situación difícil, sin que se respetaran sus costumbres. El rey aumentó los impuestos sobre la seda (actividad principal de los moriscos) y se expropiaron muchas de las tierras que cultivaban. En 1566, un decreto prohibió su lengua, vestidos y tradiciones. Dos años más tarde, Aben Humeya encabezó una rebelión de los moriscos de las Alpujarras. Dicha rebelión fue sofocada por Juan de Austria. Los moriscos serían expulsados de la Península en tiempos de Felipe III.
El Conflicto del Secretario Antonio Pérez
Acusado de asesinato y traición por un complot político, el secretario personal de Felipe II, Antonio Pérez, huyó a Aragón. Allí, el Justicia de Aragón, Juan de Lanuza, se negó a entregarlo al monarca. Este acusó al secretario de hereje para poder ser juzgado por la Inquisición, tribunal común a todos los reinos. Ante la negativa de Lanuza, Felipe II no respetó los fueros de Aragón y mandó un ejército para aplastar la sublevación, muriendo así el propio Juan de Lanuza. Este suceso hizo que chocara la voluntad centralizadora de Felipe II contra la legalidad foral.
El Modelo Político de los Austrias
La Corona era el punto de unión de los reinos, pero cada reino mantenía sus leyes propias, instituciones, moneda, impuestos y costumbres. La preeminencia era de Castilla, que mandaba sobre Navarra además de los territorios americanos. La monarquía absolutista (todos los poderes recaían sobre el rey) residía en Castilla. La Corona de Aragón presentó en ocasiones resistencia para defender sus fueros, privilegios y exenciones.
El aparato de gobierno era complejo. El poder lo tenía el rey y este se apoyaba en sus secretarios. Además, existían:
Consejos
Eran órganos de gobierno especializados en asuntos concretos:
- Consejos territoriales: de Aragón, Italia, Flandes.
- Consejo Real de Castilla: base del Estado.
- Consejo de Indias: creado en 1524 para asuntos americanos.
- Consejo de Hacienda.
- Consejo de las Órdenes Militares.
- Consejo de Guerra.
- Consejo de la Inquisición: más político que religioso.
- Consejo de Estado: para la política exterior.
- Consejo de la Cámara de Castilla: nacido del Consejo de Castilla, hacía las veces de tribunal supremo de Castilla.
Cortes
Asambleas políticas donde se reunían la nobleza, el clero y los representantes de las ciudades. Se formaban en Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia. Con los Austrias perdieron importancia y se convocaban solo para el tema de subsidios. En Castilla, la nobleza y el clero no asistían, pues al no pagar impuestos les era indiferente. En Aragón, Navarra, Álava, Guipúzcoa y el señorío de Vizcaya se mantuvieron los fueros (legislaciones particulares que limitaban el poder real).
Instituciones de la Monarquía
- Concejos o Cabildos (gobierno municipal): los formaban corregidores (presidían el ayuntamiento), regidores (los más poderosos de la ciudad y formaban parte de la asamblea), alcaldes y otros cargos, todos ellos miembros de las oligarquías urbanas.
- Audiencias (justicia): dependían de las Chancillerías de Valladolid y Granada.
- Virreyes: dado que el rey residía en Castilla, poseía representantes con poder civil, militar y judicial en los distintos virreinatos: Aragón, Valencia, Cataluña, Nápoles y Sicilia, Nueva España y Perú. En Flandes y el Milanesado se establecían gobernadores militares.
- Ejército: dependía de la monarquía y no de la nobleza. Eran los famosos Tercios de infantería, formados por castellanos, alemanes, suizos, italianos… Se componían de mercenarios y de levas por reclutamiento.