El Profeta: La Escultura Visionaria de Pablo Gargallo
Ficha Técnica
- Título: El Profeta
- Autor: Pablo Gargallo
- Tipología: Escultura exenta
- Técnica: Bronce, vaciado a partir de un modelo de yeso.
- Época: 1933-1936
- Estilo: Cubista-expresionista
- Tema: Religioso
- Localización: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), Museo Gargallo (Zaragoza), Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Contexto Artístico e Histórico
En los primeros años del siglo XX, París se convirtió en la meca del arte moderno. Una sociedad rica y culturalmente abierta, que ya desde finales del siglo XIX había favorecido el mundo del arte, propició, a su vez, el surgimiento de movimientos artísticos más rupturistas. Estos movimientos buscaron romper con la tradición y explorar nuevos caminos. Numerosos artistas de todo el mundo acudieron a París y revolucionaron el arte. Esta obra se inscribe precisamente en este periodo de experimentación.
Una de esas vías de experimentación fue el cubismo, un movimiento que en la pintura aplicó la geometrización y buscó el punto de vista múltiple.
Pablo Gargallo fue un escultor fundamental, considerado el creador de la escultura basada en el vacío. Realizó una obra en la que alternaba un clasicismo renovado con otras piezas de experimentación, basadas en la utilización del espacio negativo, en volúmenes virtuales dibujados en el aire y en una técnica de ensamblaje de diferentes elementos.
Análisis Formal
Descripción
La figura de El Profeta representa a un hombre barbado, enjuto y recio. Sus piernas son fuertes y están separadas, confiriendo una sensación de fortaleza y estabilidad; sus largos pies parecen asirse fuertemente a la tierra que pisa. El profeta alza el brazo derecho hacia el cielo, en un gesto de aviso o de amonestación no exento de cierta ira, infundiendo temor. Lleva una vara en el brazo izquierdo, similar a la que portaban algunos de los profetas. Parece clamar con energía.
Composición
La forma se organiza a partir de una serie de líneas curvas que envuelven dinámicamente la figura y dirigen la mirada hacia la cabeza (donde se cruzan algunas de estas líneas), rematándose en el brazo alzado.
Tipo de Modelado
Esta obra representa una figura humana realizada, aparentemente, a base de planchas de metal recortadas y curvadas que se desarrollan en el vacío y lo envuelven, sugiriendo un volumen. Las diferentes partes del cuerpo se intuyen. El aire, el vacío, pasa a ser parte intrínseca de la escultura. Este vacío permite un juego de formas cóncavas y convexas, una combinación de espacios vacíos y llenos.
Materiales
Aparentemente, es una obra realizada mediante soldadura de elementos de hierro forjados. En realidad, el original era de yeso, hecho imitando el efecto de la técnica con hierro, y posteriormente fundido en bronce.
Forma y Figura
No es una obra realista. Las formas naturales han sido simplificadas mediante la geometrización. Algunas formas son angulosas, consiguiendo expresividad; otras son curvas, para dar más movimiento. La obra es bastante dinámica a pesar de un movimiento físico limitado. No solo utiliza las posturas forzadas o los escorzos propios de la escultura anterior, sino que también lo hace por medio de fuerzas casi abstractas (diagonales del brazo y el bastón), por las líneas curvas que se enlazan alrededor de la figura y por las líneas en zig-zag que representan cabellos y ropajes. Todo ello le confiere una intensa vitalidad y expresividad.
Tratamiento del Volumen
El volumen no se muestra por su presencia como tal; se sugiere por la combinación de superficies (planas o curvas), de líneas que delimitan los contornos y, especialmente, por los espacios vacíos, que también dibujan las formas. El volumen aparece como virtual.
Textura
Hay zonas donde, por su textura pulida, la luz resbala. En otras, se observa una superficie con una textura que genera vibración lumínica. La pieza de bronce ha sido patinada en color oscuro, lo que ayuda a la percepción de la forma.
Interpretación y Significado
La figura del profeta se ha interpretado comúnmente como San Juan Bautista. Vivía en el desierto, anunciando la venida de un mesías, alimentándose de saltamontes y usando como abrigo una piel de animal. Dicho manto de piel ha sido tradicionalmente el atributo de San Juan Bautista (como ocurre en obras de Caravaggio, Ribera o El Greco) y aparece representado aquí.
Esta obra se sitúa a mitad de camino entre lo mítico y lo religioso. Aunque su título nos remita a contenidos religiosos, la actitud del autor frente a la religión (nunca demasiado explícita), así como la grandeza de su expresión y construcción volumétrica, recuerda más a un superhombre, en un sentido cercano al concepto nietzscheano, un verdadero canto al hombre como generador de fuerza.
Esta escultura busca la representación del furor profético y de la energía procedente de la exaltación mística y religiosa. Todo ello lo consigue Gargallo mediante la expresividad gestual y recursos técnicos novedosos como los volúmenes virtuales.
Gargallo siguió los pasos del cubismo pictórico de Pablo Picasso, superponiendo los diferentes planos de la figura para crear así puntos de vista simultáneos, como se puede apreciar en el rostro. También hay que destacar la proximidad que muestra la figura con los principios expresionistas, tanto en su fuerza como en su sensibilidad. La introducción del vacío como elemento volumétrico también estará presente en otros escultores contemporáneos posteriores, como por ejemplo Henry Moore o Jorge Oteiza. Esta es la mayor y más conocida escultura vanguardista de Gargallo. El autor, sin embargo, nunca pudo verla fundida en bronce por falta de recursos económicos.
Mademoiselle Pogany I: La Esencia Escultórica de Constantin Brancusi
Ficha Técnica
- Título: Mademoiselle Pogany I
- Autor: Constantin Brancusi
- Época: 1912
- Tipología: Escultura exenta (busto)
- Técnica: Mármol blanco en talla directa, pedestal de caliza.
- Estilo: Cubismo (con influencias de la abstracción y el primitivismo)
- Tema: Retrato femenino
- Localización: Philadelphia Museum of Art.
Contexto Artístico e Histórico
En los primeros años del siglo XX, París se convirtió en la meca del arte moderno. Una sociedad rica y culturalmente abierta, que ya desde finales del siglo XIX había favorecido el mundo del arte, propició, a su vez, el surgimiento de movimientos artísticos más rupturistas. Estos movimientos buscaron romper con la tradición y explorar nuevos caminos. Numerosos artistas de todo el mundo acudieron a París y revolucionaron el arte. Esta obra se inscribe precisamente en este periodo de experimentación.
Una de esas vías de experimentación fue el cubismo, un movimiento que en la pintura aplicó la geometrización y buscó el punto de vista múltiple.
Constantin Brancusi llegó a París desde su Rumanía natal. Tras pasar brevemente por el taller de Rodin, desarrolló una obra personal relacionada en parte con el cubismo por la geometrización de las formas, pero que se orientó hacia la búsqueda de la esencia y la pureza formal.
Este retrato de Mademoiselle Pogany es uno de los cinco que Brancusi realizó a Margit Pogany. Reúne sus características básicas: delicadeza y perfección técnicas, formas geométricas depuradas muy pulidas, y referencias a símbolos universales, tratando la realidad con un lenguaje esencial. La modelo, Margit Pogany, había venido a París a estudiar pintura. Conoció a Brancusi y le pidió que la retratase. Tras posar para él varias veces sin resultados, Brancusi abandonó el proyecto. Finalmente, la esculpió de memoria cuando Pogany había vuelto a Hungría.
Análisis Formal
Descripción
Este retrato no es realista: ha sido simplificado mediante la geometrización de las facciones. Aun así, presenta unos marcados rasgos que la singularizan: su cabeza ovoide, los ojos perfectamente almendrados, la nariz (comparada por algunos con el pico de un pájaro) y la trenza son rasgos físicos de Pogany.
Composición
La cabeza ovoide se enlaza con elementos cilíndricos (cuello, brazos) que giran hacia abajo hasta conectar con la base, un bloque cúbico de caliza que se integra visualmente con el resto de la pieza. La escultura tiene un cierto ritmo descendente que, girando en forma de hélice, va desde la cabeza a la base cúbica. La escultura, por lo demás, tiende a la quietud y a la estabilidad. Esa estabilidad es asociable a su carácter ascético y a su uso de las formas elementales.
Tipo de Modelado
En esta obra domina la sensación de macizo. No aparecen espacios vacíos que tengan carácter expresivo. Apenas hay expresión: Brancusi busca el principio de la armonía universal, ya que para él toda forma es producto de la interacción entre las fuerzas externas y su inercia interior.
Materiales
La obra se ha realizado en mármol blanco con un pedestal de caliza blanca. Brancusi creía que un verdadero escultor debía utilizar no el modelado, sino la talla directa. Aquí afronta el material macizo (mármol) para extraer de él la forma primigenia encerrada dentro. El material evoca el arte griego y clásico.
Tratamiento de la Forma y la Figura
La escultura se basa en formas simples, geométricas y pulidas. Destaca la forma oval de la cabeza con grandes ojos almendrados, que recuerda un huevo. La referencia al huevo procede de su interés por la filosofía hindú: el huevo cosmogónico o “Brahmanda”. Las formas no son naturalistas, sino que han sido simplificadas en un proceso basado en formas primitivas.
Tratamiento del Volumen
La obra se ha realizado mediante volúmenes simples y geometrizados en los que se evoca el arte primitivo. Brancusi combina las formas redondeadas y orgánicas del rostro con el aspecto cúbico y artificial del pedestal. Para Brancusi, el pedestal es parte integral de la obra.
Textura
Esta escultura ha recibido un refinado pulimento que contrasta mucho con el cubo que sirve como base, que tiene un aspecto más rugoso. Brancusi buscaba integrar esta obra en el espacio mediante los reflejos y para ello exageró el pulido de la forma. El pulimento, además, ayuda a evocar la imagen del huevo como símbolo de vida.
Interpretación y Significado
Más que un retrato, Mademoiselle Pogany I es un manifiesto de la ideología escultórica de Brancusi. Inspirándose en el arte primitivo africano y, sobre todo, en el arte prehistórico mediterráneo y balcánico, Brancusi fue simplificando las formas hasta volverlas geométricas, rozando la abstracción, aunque siempre manteniendo ciertos rasgos de figuración. Son formas puras y elementales, cercanas a lo espiritual, cargadas de simbolismos ancestrales (el pájaro, el cilindro alargado, el huevo…), que con un trabajado pulido del material se convirtieron en símbolos por sí mismas.
Sus obras reducen las formas hasta convertirlas en primigenias (especialmente el ovoide, como aquí). A pesar de eso, nunca parecen frías o insulsas, ya que están llenas de espiritualidad. Es la materia trabajada minuciosamente para buscar en ella su verdad última. Brancusi juega con la tensión: entre lo moderno y lo antiguo, entre lo abstracto y lo figurativo.
En esta obra, Brancusi se relaciona con una tradición escultórica más antigua, de carácter ancestral (arte africano, prehistórico, esculturas de las Cícladas), pero también con la pintura de su amigo Amedeo Modigliani. Al mismo tiempo, el tratamiento plástico es completamente innovador. La búsqueda de un lenguaje que vaya a lo esencial es compartida con otros artistas abstractos que trabajaban en esos mismos años (Kazimir Malévich, Piet Mondrian), aunque Brancusi siempre mantendría la representación de la realidad. Su fidelidad a la realidad, a la talla directa y al mármol acercan a Brancusi a la idea de escultor de Miguel Ángel. Su influencia podría relacionarse con la estética fría de las obras del Minimalismo de los años sesenta.