Un Endeudamiento Generalizado
El Tratado de Paz de Versalles estableció para Alemania unas considerables indemnizaciones, por ser considerada el país inductor y promotor de la guerra, que debía pagar a los vencedores (básicamente Francia y el Reino Unido).
Simultáneamente, el resto de los contendientes, incluidos los aliados, tenían que hacer frente a la devolución de los préstamos solicitados para financiar la compra de armamento y el pago a sus soldados. Para satisfacer sus deudas esperaban el pago de las indemnizaciones de Alemania.
El principal acreedor de los aliados era EE. UU., que había financiado los empréstitos aliados y que contaba con una sólida y competitiva economía, poco perjudicada por la guerra, y una moneda fuerte, el dólar, apoyada por las importantes reservas de oro que la respaldaban.
En Europa, las destrucciones de la guerra, la disminución de su potencial agrícola e industrial, su alto endeudamiento y un proceso inflacionario en aumento dejaron maltrecha la economía. Sus dificultades de recuperación aceleraron la supremacía económica de Estados Unidos, que durante la década de 1920 se convirtió en la primera potencia económica mundial.
Inflación, Devaluación e Hiperinflación
En Alemania, el nuevo gobierno democrático surgido tras la guerra (la República de Weimar) no solo tenía ante sí el reto de la reconstrucción material del país, sino también el de satisfacer el pago de las reparaciones de guerra, que lastraron su recuperación económica. Para impulsarla, se optó por aumentar la emisión de moneda, una medida que provocó su devaluación y el aumento del precio de los productos.
La persistencia de este proceso dio lugar a la hiperinflación, que debilitó la economía alemana, dejándola al borde de la ruina y la quiebra financiera. La capacidad de compra de la población se vio muy mermada debido a unos salarios bajos que perdían valor constantemente frente a la inflación y a un aumento del paro.
Este fenómeno también se reprodujo en el resto de los países, ya que incluso los vencedores tenían que hacer frente a la devolución de los préstamos. Muchos de ellos recurrieron a sus reservas de oro, a la emisión de deuda pública y a la solicitud de nuevos créditos, nuevamente a EE. UU.
Un Clima de Tensión Militar
El impago de las reparaciones de guerra de Alemania a Reino Unido y Francia provocó el progresivo incumplimiento del pago de estos dos países –sobre todo este último– a su aliado EE. UU., para satisfacer los préstamos de guerra.
Se había acordado realizar este pago a través de divisas, así como en materias primas (carbón, hierro, acero, compuestos químicos, etc.). Ya en 1921, Alemania no pudo cumplir con el primero de los vencimientos, fijado en 20 000 millones de marcos, de los que tan solo satisfizo unos 8 000 millones.
Ante esta situación, Francia, con el apoyo de Bélgica, optó en 1923 por ocupar la cuenca minera alemana del Ruhr, junto a la frontera entre ambos países, donde se encontraba la principal zona industrial germana.
La ocupación aumentó los problemas de la devaluación y la inflación alemanas y provocó una espiral de consecuencias encadenadas:
Económicas: Muchos trabajadores alemanes quedaron en paro, y huelgas y manifestaciones recorrieron todo el país. El gobierno alemán aumentó de nuevo la emisión de moneda, lo que agravó la devaluación y disparó aún más la inflación.
Políticas: La población alemana consideró la ocupación del Ruhr como una humillación, lo que estimuló el auge de las ideas nacionalistas y de opciones políticas populistas, como el nazismo, frente a las democráticas que representaba la recién instaurada República de Weimar.
Militares: Como alternativa a la falta de trabajo y a la humillación, se crearon redes militares semiclandestinas al margen de lo acordado en Versalles (que limitaba el número de efectivos militares de Alemania) y se planteó la reactivación de la industria del armamento.
La amenaza de una nueva guerra se retroalimentaba, dado que, por un lado, en Francia, los impagos de su vecina Alemania alimentaban un sentimiento antigermánico, y por el otro, en Alemania, la ocupación del Ruhr aumentó el fuerte sentimiento nacionalista y el deseo de revancha.
El Fermento de las Futuras Dictaduras
Una de las manifestaciones de estas tensiones militares tuvo como escenario la propia Alemania. De la mano de un aún desconocido Adolf Hitler, en 1923 tuvo lugar un intento fallido de golpe de Estado contra el gobierno, al que acusaban de haber traicionado a Alemania. Fue el conocido como Putsch de Múnich o de la cervecería.
La incapacidad de los regímenes democráticos para afrontar los problemas económicos y sociales, como el paro, pusieron en duda su idoneidad y dieron alas a alternativas totalitarias, como el comunismo, el fascismo y el nazismo. Poco a poco, las dictaduras fueron haciéndose hueco en el panorama político. Yugoslavia, Grecia o España son ejemplos de ello, pero no los únicos.