El Arte Griego: Origen, Evolución y Principios Fundamentales
Orígenes y Culturas Precursoras
El arte griego se desarrolla a lo largo de casi dos mil años, aunque sus etapas más importantes son la clásica (siglos V y IV a. C.) y la helenística (siglos III y II a. C.). Antes de ellas, destacan tres grandes culturas que sentaron sus bases:
- Cultura Cretense: Floreció en la isla de Creta. Su centro era el palacio de Cnosos, con un complejo laberíntico organizado en torno a un patio central. Sus pinturas murales destacan por el color y el dinamismo, y su cerámica, por los motivos naturales y geométricos.
- Cultura Micénica (1500-1100 a. C.): Desarrollada en el Peloponeso, fue más guerrera. Construyeron ciudades fortificadas como la de Micenas, con la famosa Puerta de los Leones. Destacan su orfebrería y piezas como los vasos de Vafio y la máscara de Agamenón.
Tras la invasión de los dorios desaparece la cultura micénica y comienza la Época Oscura, donde surgen las bases de la futura Grecia y los poemas homéricos, La Ilíada y la Odisea.
La Grecia Clásica: Urbanismo y Filosofía del Arte
La Grecia clásica fue una cultura urbana, organizada en polis. Cada ciudad tenía dos zonas: la acrópolis, lugar sagrado de los templos, y la zona baja, donde estaba el ágora, centro político y social. Abundaban edificios públicos como estadios y teatros. Desde el siglo V a. C., el urbanismo se ordenó mediante planos regulares, basado en la geometría y la razón, principios que definieron todo el arte griego. En conjunto, el arte griego se distingue por su búsqueda constante de armonía, equilibrio y belleza, ideales que marcaron la cultura occidental.
Principios de la Arquitectura Griega
Desde el siglo VII a. C., la arquitectura griega se basó en la razón, la proporción y la armonía entre el hombre y la naturaleza. No pretendía mostrar poder, sino equilibrio y belleza mediante medidas precisas, tomando como base, por ejemplo, el diámetro de la columna. Era una arquitectura arquitrabada, con líneas rectas y horizontales, hecha primero en piedra y más tarde en mármol. Se aplicaban correcciones ópticas para lograr una armonía visual perfecta.
Los Órdenes Arquitectónicos Griegos
Los griegos crearon tres órdenes arquitectónicos, que definen proporciones y formas:
- Dórico: Sobrio y robusto, sin basa, fuste con éntasis, capitel simple y friso con triglifos y metopas.
- Jónico: Más esbelto y elegante, con basa, capitel con volutas y friso corrido.
- Corintio: El más decorado, derivado del jónico, con capitel adornado con hojas de acanto.
La columna es el elemento esencial: además de sostener el templo, simboliza orden, racionalidad y la unión entre el cielo y la tierra, reflejando el ideal griego de equilibrio y perfección.
El Templo Griego: Estructura y Función
El templo griego se concibe como la casa del dios, por lo que su función principal era albergar su estatua, no acoger fieles. Las ceremonias se realizaban fuera, en el recinto sagrado o témenos. Por ello, su interior era pequeño y su diseño buscaba sobre todo armonía y equilibrio. Su forma definitiva se fijó en la época arcaica: edificio de planta rectangular, cubierto a dos aguas y levantado sobre una plataforma de varios escalones llamada crepidoma, cuyo último nivel se denomina estilóbato. Estaba construido en piedra o mármol y solía estar policromado.
Organización Interna y Tipología
El templo se organizaba en tres partes:
- El pronaos o vestíbulo.
- La naos o cella, donde se encontraba la estatua del dios.
- El opistodomos, situado detrás y destinado a guardar tesoros y ofrendas.
Las columnas eran el elemento esencial del templo. Podían situarse solo en la fachada o rodear todo el edificio. Según su número en el frente, se distinguían templos tetrástilos (4), hexástilos (6) u octástilos (8). Según la disposición de las columnas, se clasificaban como in antis, próstilos, anfipróstilos, perípteros o tolos (circulares).
Decoración Escultórica
La decoración escultórica era fundamental. Se colocaba en los frontones triangulares y en el friso, con relieves de temas mitológicos y religiosos: triglifos y metopas en el orden dórico o friso corrido en el jónico.
Santa Sofía de Constantinopla: El Cenit del Arte Bizantino
Santa Sofía de Constantinopla, también llamada Hagia Sophia, fue mandada construir por el emperador Justiniano I y terminada en el año 537. Los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto crearon una de las obras más importantes del arte bizantino y un símbolo del poder del Imperio Romano de Oriente. Se encuentra en Estambul y destaca por unir la grandeza imperial con la espiritualidad cristiana.
Innovación Arquitectónica y Simbolismo
Su planta combina el modelo basilical con una gran cúpula central sostenida por pechinas, lo que fue una auténtica innovación. La cúpula, de 31 metros de diámetro, parece flotar sobre la luz que entra por las ventanas, creando un ambiente sagrado y místico. En su construcción se usaron ladrillo, mármol y mosaicos dorados, que reflejan la luz y refuerzan la idea de un espacio divino.
Santa Sofía simboliza la unión entre el poder religioso y político del Imperio Bizantino. Fue la gran catedral del Patriarcado de Constantinopla y centro del cristianismo oriental, usada para actos litúrgicos y ceremonias imperiales. La cúpula representa el cielo y la presencia de Dios, mientras que la luz se convierte en un elemento espiritual que transforma la arquitectura en una experiencia religiosa.
Transformaciones Históricas
Cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en 1453, Santa Sofía se convirtió en mezquita, incorporando minaretes y elementos islámicos, aunque se mantuvo su estructura original. En 1935 pasó a ser museo por orden de Atatürk, símbolo del nuevo Estado laico de Turquía. En 2020 volvió a ser mezquita, sin perder su valor artístico ni su carácter universal.
Hoy, Santa Sofía es una obra única que ha pasado de iglesia a mezquita y a museo, reflejando las transformaciones religiosas, políticas y culturales de la historia. Es el gran modelo de la arquitectura bizantina por su cúpula sobre pechinas, su simbolismo sagrado y su dominio de la luz, siendo una referencia fundamental para toda la arquitectura posterior, tanto cristiana como islámica.