La Tragicomedia de Calisto y Melibea, más conocida como La Celestina, es una de las obras fundamentales no solo del siglo XV español, sino de toda la historia de la literatura universal por su alcance, profundidad y repercusión.
Argumento de La Celestina
Calisto, prendado de Melibea, contrata los servicios de una vieja alcahueta llamada Celestina. Esta, con la complicidad de sus pupilas y de los criados de Calisto (Pármeno y Sempronio), se propondrá ablandar el corazón de la joven para que acceda a las peticiones de su enamorado.
El descuido de los padres y su ignorancia acerca de los sentimientos de su hija permitirían que Melibea y Calisto consumaran su amor. Pero Celestina no querrá compartir las ganancias obtenidas y es asesinada por los criados, quienes, a su vez, serán ajusticiados por su crimen.
Las pupilas de Celestina, ansiosas de venganza, buscan la ayuda de un fanfarrón llamado Centurio, pero será el propio Calisto quien se despeñe accidentalmente tras uno de sus encuentros con Melibea y muera. Esta, desolada, se suicida delante de su padre, que cierra la obra con un desesperanzado monólogo.
Los personajes de La Celestina
El mundo social de La Celestina es muy complejo, ya que en él se retratan diferentes clases sociales, analizando sus rasgos y llamando la atención sobre aquello que los une e iguala. Al final, todos los personajes se mueven por los mismos motivos: el dinero y el sexo.
Calisto
Es un personaje continuamente parodiado a lo largo de la obra: sus actos y su lenguaje constituyen en sí mismos una burla del amor cortés. Se trata del personaje que menos evoluciona en todo el libro y su final resulta tan ridículo como la mayor parte de sus acciones.
Melibea
Melibea es una muchacha inexperta que, sin embargo, sufre una intensa evolución a lo largo de la obra. A pesar de que se justifica su enamoramiento mediante el recurso de la magia, es ella quien planea su conducta y toma sus propias decisiones. El monólogo que precede a su suicidio confiere al personaje una extraordinaria dignidad dramática y constituye en sí mismo uno de los momentos más conmovedores del texto.
Celestina
Es el personaje más fascinante y complejo, hasta el punto de que los editores no dudaron en modificar el título de la Tragicomedia para hacerla así más comercial. Capaz de seducir y manipular a todos los que la rodean, tiene la habilidad de cambiar de registro lingüístico según el contexto en que se halla. No se avergüenza de quién es y en sus parlamentos se encuentran algunas de las reflexiones más profundas y contundentes de la obra.
Los criados (Pármeno y Sempronio)
Son dos personajes que difieren en edad y recorrido vital: mientras que Sempronio es suspicaz y astuto desde el principio, Pármeno se muestra como un joven ingenuo que al final será seducido y corrompido por las artes de Celestina.
Las pupilas de Celestina (Elicia y Areúsa)
Las pupilas representan, junto con los criados, el mundo de la marginalidad. Es significativa la defensa que hacen de su profesión y de su independencia.
Los padres de Melibea (Alisa y Pleberio)
La ausencia de comunicación entre Melibea y ellos es duramente criticada por el autor, especialmente en el caso de Alisa, que ignora por completo los sentimientos de su hija.
Temas principales en la obra
Entre los diversos temas que aborda la obra, se pueden destacar los siguientes:
El amor y el deseo
El autor parodia los tópicos del amor cortés y nos muestra, a la vez, los efectos del deseo en el ser humano en diversas edades y situaciones. Tanto Calisto y Melibea como los criados y las pupilas viven sus propias historias de amor, todas ellas conducidas a un fin trágico y convulso. Al hilo del tema amoroso, se reflexiona también sobre otros asuntos, como la libertad de la mujer.
La crítica social
La sociedad que dibuja Fernando de Rojas carece de valores y se mueve por la codicia y la hipocresía. Ninguno de los personajes busca otro bien que no sea el suyo propio.
La muerte y el paso del tiempo
En el llanto de Pleberio, este realiza una dura diatriba contra el amor, a la vez que se plantea qué será de todo cuanto ha logrado ahora que no tiene quien lo herede.
La fortuna y el destino
El destino se comporta de forma arbitraria y todos los personajes acaban siendo dominados por un azar que no pueden controlar. Ni siquiera Celestina, capaz de amenazar al mismísimo Plutón (el diablo) en uno de sus conjuros, logrará imponerse a la caprichosa fortuna que acabará con sus ambiciones.
Grandes debates sobre La Celestina
Dos son las cuestiones que siguen siendo objeto de controversia en el estudio de La Celestina:
El género: ¿obra teatral o novela dialogada?
Quienes defienden la naturaleza novelesca de la obra argumentan que su extensión y la variedad de escenas y situaciones que ofrece la hacen prácticamente irrepresentable, al menos para los medios de la época. Por contra, los partidarios de considerarla una pieza teatral alegan a favor de su tesis la presencia de apartes y monólogos, así como la viveza de los diálogos y las situaciones, fáciles de visualizar.
La intención: ¿moralizante o transgresora?
Al igual que sucediera en el caso del Libro de buen amor, resulta difícil determinar si el desenlace trágico de la obra tiene una función ejemplarizante. Teniendo en cuenta la actitud del escritor hacia sus personajes, cabe pensar que se trata de una obra crítica y transgresora en la que se hace un atrevido retrato de la sociedad de su tiempo y del ser humano en general.