La Constitución de 1931 y el Bienio Reformista (1931-1933): Fundamentos y Crisis de la Segunda República

La Constitución de 1931: Contexto y Características Fundamentales

El Advenimiento de la Segunda República

Tras la dimisión de Primo de Rivera y, con ella, la caída de la dictadura en 1930, el gobierno del Almirante Aznar convocó elecciones el 12 de abril de 1931. Los partidos no monárquicos firmaron el Pacto de San Sebastián con el objetivo de instaurar la República. Las fuerzas monárquicas estuvieron desunidas y apenas hicieron propaganda. Los resultados dieron la victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de capitales, lo que indicaba que la población urbana, más concienciada, se había pronunciado a favor de la República. El 14 de abril, las manifestaciones a favor de esta inundaron las calles; Alfonso XIII, carente de apoyo, salió hacia el exilio y se instauró un Gobierno Provisional.

El 28 de junio se celebraron nuevas elecciones a Cortes Constituyentes. La Conjunción Republicano-Socialista resultó victoriosa. Niceto Alcalá Zamora se convirtió en el primer presidente de la República y Azaña en el presidente del Gobierno.

Características de la Constitución de 1931

La principal tarea de los recién elegidos diputados consistió en redactar una nueva constitución. La Constitución de 1931 fue aprobada el 9 de diciembre y contó con las siguientes características:

  • Organización Nacional: Según el artículo 1°, la República constituía un Estado integral compatible con la autonomía de municipios y regiones. Se reconocía el derecho de las provincias a constituirse en regiones autónomas, dando solución al problema del regionalismo catalán del momento. Además, se establecía España como un Estado laico y democrático.
  • Cortes y Soberanía: Se establecieron unas Cortes unicamerales con capacidad legislativa en representación del pueblo y un Gobierno responsable ante ellas. La soberanía dejó de estar compartida entre las Cortes y el Rey (ahora inexistente) para pasar a ser exclusivamente popular.
  • División de Poderes: Se estableció una estricta división que privilegiaba al Poder Legislativo frente al Ejecutivo, que era compartido entre el Presidente de la República y el Presidente del Consejo de Ministros. Se creó la Diputación Permanente para evitar vacíos de poder. El Poder Judicial recaía en los jueces y en los jurados populares.
  • Derechos y Deberes: Se reconocían los derechos de reunión, asociación y libertad de prensa. Respecto a la Iglesia, se estableció la libertad de culto, el matrimonio civil, el divorcio y la suspensión del presupuesto de culto y clero. Estas medidas hicieron que algunos políticos como Alcalá Zamora o Maura dimitieran. El sufragio era universal y se permitió el voto femenino.
  • Propiedad y Nobleza: Se suprimió la nobleza y se estableció la expropiación forzosa por causa de utilidad pública o interés social (corrigiendo la frase confusa original).

Balance de la Constitución

La Constitución de 1931 no consiguió el consenso de todas las fuerzas políticas, aunque fue aprobada por una mayoría. Solo la izquierda moderada estuvo en completo acuerdo, mientras que la derecha y la izquierda más radical se opusieron. Además, el texto estableció un sistema político con un gobierno débil a merced de las Cortes, lo que desembocó en inestabilidad. Las medidas anticatólicas y a favor de las autonomías regionales aumentaron las tensiones entre las fuerzas políticas del momento.

El Bienio Reformista (1931-1933)

El Bienio Reformista se extendió desde diciembre de 1931 hasta noviembre de 1933. Niceto Alcalá Zamora se convirtió en el primer presidente de la Segunda República.

El Gobierno de Azaña y los Desafíos Políticos

El gobierno de Azaña, constituido por partidos republicanos de izquierda y socialistas, planteó un ambicioso programa de reformas para la modernización del país. Azaña fue atacado desde la derecha por el Partido Radical Republicano, la CEDA y por los monárquicos. La heterogeneidad de las fuerzas gubernamentales se debía a un contexto difícil, marcado por:

  • La falta de cultura política democrática en los partidos de izquierda y de derecha, que desembocó en reacciones violentas.
  • La existencia de una estructura social muy polarizada debido a la inexistencia de una clase media urbana que podría haber servido de amortiguador.
  • La escasa base social sobre la que la República se sostenía.

Los anarquistas de la CNT y la FAI buscaron la destrucción de la República. Los socialistas la aceptaron inicialmente, pero debido a la lentitud de las reformas se fueron desencantando de la vía legal. Los comunistas oscilaron entre la oposición abierta y la colaboración.

La situación de la derecha no era mucho mejor, con algunos grupos sin aceptar el régimen por definición (como los monárquicos o los falangistas) y la CEDA, que al principio se opuso al sistema y luego colaboró con resultados poco satisfactorios.

Reformas Clave del Bienio

La Cuestión Religiosa y el Laicismo

La quema de conventos de mayo de 1931 abrió una brecha entre la República y los católicos, abandonados por la nueva Constitución. El gobierno de Azaña desarrolló preceptos constitucionales en materia religiosa, como el Decreto de disolución de los jesuitas o la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas, que prohibía al clero dedicarse a la enseñanza.

Esta política antirreligiosa tuvo consecuencias principalmente políticas, creando la cuestión que más enemigos generó a la República y haciendo que la defensa de la religión se convirtiera en el aglutinante de las fuerzas políticas de la derecha, que en 1933 fundaron la CEDA, dirigida por José María Gil Robles.

La postura de la CEDA en relación con el régimen fue el accidentalismo, en el que no importaba tanto la forma del gobierno sino las políticas que desarrollaba.

Reforma Agraria, Educativa y Autonómica

Durante el Bienio Reformista también se llevaron a cabo reformas de carácter agrario, educativo y de las autonomías regionales.

La reforma agraria, que pretendía la redistribución de tierras no aprovechadas entre campesinos, comenzó de manera desastrosa y enfadó tanto a grupos de izquierda como de derecha. La reforma educativa modernizó los estándares educativos y tuvo, en general, consecuencias satisfactorias.

La Cuestión Territorial: El Estatuto Catalán

La cuestión territorial y el encaje de Cataluña dentro del Estado fue un problema notable. Los regeneracionistas pensaban que la descentralización era imperiosa, y el catalanismo moderado fue sustituido por el más radical de Esquerra Republicana. Tras la proclamación de la República Catalana y el compromiso con el Gobierno, los nacionalistas catalanes presentaron un proyecto de Estatuto ante las Cortes.

Los debates fueron enconados, con los socialistas y las derechas en contra y Azaña a favor como única solución viable. El acuerdo se consiguió tras el golpe de Sanjurjo, con la Generalitat convirtiéndose en la máxima representación del Estado en Cataluña. En las primeras elecciones del Parlament, la izquierda obtuvo un gran triunfo.

Mientras tanto, las limitaciones del modelo autonómico republicano se mostraron en el caso vasco, bloqueando la posibilidad de un Estatuto hasta 1936.