1. La Guerra de Independencia de los Estados Unidos
A mediados del siglo XVIII, el territorio norteamericano se organizaba en 13 colonias independientes entre sí. La sociedad colonial no estaba organizada en estamentos; existía una población blanca y una población negra que eran esclavos. Los colonos no tenían representación en el Parlamento británico, ni se les permitía ocupar nuevas tierras. Además, pagaban altos impuestos a la metrópoli, que ostentaba el monopolio comercial de las colonias. Ante esta situación, la población comenzó a romper sus lazos con el Reino Unido, creándose un sentimiento de rebeldía y unidad contra el gobierno británico y el rey Jorge III.
Fue la tradición parlamentaria inglesa y las ideas ilustradas las que influyeron en los colonos, quienes empezaron a rechazar las cargas fiscales impuestas por un Parlamento en el que no estaban representados. Esta situación se intensificó a partir de 1767, ya que se negaban a pagar continuas subidas de impuestos, lo que terminó estallando en 1773 con el Motín del Té de Boston. El rechazo de Jorge III y el envío de tropas británicas en 1775 para someter a los colonos marcaron el inicio de la Guerra de Independencia.
Los colonos organizaron un ejército bajo la dirección del general y político George Washington. El 4 de julio de 1776, los representantes de las 13 colonias aprobaron la Declaración de Independencia redactada por Thomas Jefferson. La guerra duró ocho años; aunque el Reino Unido dominó en un principio, la victoria final fue de los colonos gracias al apoyo de Francia, España y los Países Bajos. Finalmente, el Reino Unido reconoció la independencia de las colonias en el Tratado de París.
1.1. República Federal y Constitución
Algunas colonias se proclamaron Estados y elaboraron sus propias constituciones. La Declaración de Virginia fue la más importante, pues recoge valores como la igualdad y la libertad individual, así como derechos fundamentales (la propiedad y la vida), la separación de poderes y la soberanía nacional. En 1787, redactaron una Constitución que completaba la Declaración de Virginia y recogía los principios de soberanía nacional, sufragio universal y separación de poderes. Fue la primera constitución donde quedaron reflejados los principios del liberalismo político. Estados Unidos se organizó como una república federal de Estados, donde cada uno conservaba su soberanía a cambio de ceder algunas competencias al gobierno federal.
2. Causas de la Revolución Francesa
A finales del siglo XVIII, el Antiguo Régimen en Francia entró en una profunda crisis. A partir de 1789, se inició un proceso revolucionario con el objetivo de poner fin a la monarquía absoluta de Luis XVI y a la sociedad estamental. Este proceso tuvo varios factores determinantes:
- La crisis social: Originada por el descontento de los grupos no privilegiados, quienes carecían de derechos y sobre los que recaía la mayor carga de impuestos del Estado. La burguesía no veía equiparado su poder económico con el político, y las clases urbanas se habían empobrecido por las crisis de subsistencia de las décadas anteriores.
- Difusión de las ideas liberales: Los principios de libertad, igualdad y soberanía nacional fueron las bases con las que la burguesía pudo justificar el cambio político, social y económico.
- La crisis del Estado absolutista: Se subieron los impuestos y se intentó realizar una reforma fiscal para solucionar la situación de bancarrota, lo que solo agravó el descontento popular. Ante esto, el rey Luis XVI propuso como solución el pago de impuestos a todos sus súbditos; sin embargo, estos se rebelaron argumentando que solo los Estados Generales podían aprobar nuevos tributos.
2.1. Etapas del Proceso Revolucionario
El 5 de mayo de 1789, los Estados Generales se reunieron en el Palacio de Versalles. El Tercer Estado no aceptó el antiguo sistema de voto por estamento y propuso el voto individual. Ante la falta de acuerdos, miembros del Tercer Estado se reunieron de forma independiente junto con algunos nobles liberales y parte del bajo clero, autoproclamándose Asamblea Nacional Constituyente.
En París, ante la escasez de alimentos, estalló la revuelta popular el 14 de julio; el pueblo tomó la Bastilla, símbolo del absolutismo. Tras este evento, comenzó la revolución y las revueltas se extendieron por el resto de Francia. El rey se vio obligado a aceptar la Asamblea Nacional.
Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)
- Suprimió los privilegios feudales.
- Inició la separación Iglesia-Estado.
- Proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789).
- Aprobó una Constitución que reflejaba los principios de soberanía nacional con sufragio censitario, división de poderes y libertades civiles y políticas. Como forma de Estado, se estableció una monarquía constitucional.
Asamblea Legislativa (1791-1792)
El rey tenía derecho de veto sobre las leyes aprobadas por la Asamblea. Por un lado, estaban los opositores al nuevo régimen (nobleza, clero y familia real); por otro, los revolucionarios descontentos que exigían reformas más profundas. Fuera de Francia, ante el temor de que la revolución se extendiera, las monarquías absolutistas de Prusia y Austria declararon la guerra al país. Luis XVI vio la guerra como una oportunidad para derrotar a los revolucionarios, mientras que estos la consideraron una ocasión para extender la revolución por Europa. Tras las primeras derrotas francesas y el bloqueo legislativo del rey, estallaron nuevas revueltas en París y el pueblo tomó el Palacio de las Tullerías.
La Convención Nacional (1792-1795)
El 20 de septiembre de 1792, el ejército revolucionario francés derrotó al ejército prusiano. La Convención abolió la monarquía y proclamó la Primera República. Inicialmente, la Convención contó con una mayoría de girondinos; sin embargo, la falta de apoyo popular y una nueva guerra declarada por una coalición de monarquías europeas fueron aprovechadas por los jacobinos (apoyados por los sans-culottes) para hacerse con el poder. Se aprobó una nueva Constitución (1793) que reconocía el sufragio universal masculino.
El Directorio (1795-1799)
La Convención finalizó con el golpe de Estado del 9 de Termidor, que dio paso a una fase moderada dirigida por los girondinos. Se aprobó una nueva Constitución (1795) que restableció el sufragio censitario, y el poder ejecutivo pasó a manos de un Directorio, el cual tuvo que enfrentar una delicada situación política y una grave crisis económica.
3. La Europa Napoleónica
En 1799, Napoleón Bonaparte aprovechó la situación para dar un golpe de Estado, disolver el Directorio e instaurar un Consulado. Contó con el apoyo de la burguesía y fue acumulando poder hasta convertirse en emperador en 1804. Gobernó de forma personal y autoritaria, sentando las bases del moderno Estado francés mediante:
- La elaboración del Código Civil.
- La centralización de la estructura político-administrativa del Estado.
- La firma de un concordato con la Iglesia.
Napoleón formó un gran imperio anexionando territorios donde se difundieron las ideas revolucionarias: se desmanteló el absolutismo y se propagó el liberalismo.
4. La Restauración y las Revoluciones Liberales
4.1. El Congreso de Viena (1814-1815)
Los representantes de Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia se reunieron en el Congreso de Viena para dejar atrás los principios del liberalismo y el nacionalismo. Pretendían restaurar el Antiguo Régimen bajo los siguientes acuerdos:
- Restauración de las monarquías absolutistas y del principio de legitimidad.
- Establecimiento de nuevas fronteras.
- Regulación de una nueva política internacional mediante sistemas de alianzas, como la Santa Alianza (promovida por Rusia, Austria y Prusia).
4.2. Revoluciones de 1820
Eran insurrecciones armadas de militares que contaban con el apoyo de la burguesía. Su objetivo era poner fin al absolutismo y establecer monarquías liberales y constituciones moderadas. Se inició en España con el pronunciamiento militar de Riego contra la monarquía absoluta de Fernando VII. Las insurrecciones se sucedieron en el Reino de las Dos Sicilias, Cerdeña y Portugal. La mayoría de las revueltas fueron sofocadas por la intervención de los ejércitos de las potencias absolutistas.
4.3. Revoluciones de 1830
Se produjo un segundo ciclo revolucionario protagonizado por la burguesía y las clases populares, con especial relevancia en Francia. El monarca absoluto Carlos X decretó la disolución del Parlamento y eliminó las libertades civiles, lo que provocó la protesta de burgueses y liberales. La revuelta estalló el 27 de julio de 1830, cuando estudiantes, diputados y obreros levantaron barricadas en París durante las llamadas «Tres Jornadas Gloriosas». El rey abdicó y cayó la monarquía absoluta, dando paso a una monarquía constitucional bajo el reinado de Luis Felipe de Orleans.
4.4. Revolución de 1848
Empezó en Francia, donde la insurrección de la burguesía, obreros y estudiantes provocó la abdicación de Luis Felipe de Orleans y la proclamación de la Segunda República. Luis Napoleón Bonaparte fue elegido presidente. Se impulsaron reformas radicales hacia la democracia, pero en 1852, Napoleón se autoproclamó emperador como Napoleón III, iniciando un proceso de involución en libertades. Esta ola se extendió a otras ciudades donde las demandas liberales se sumaron a las reivindicaciones nacionalistas. En el Imperio Austriaco se produjo una revuelta liberal en Viena y alzamientos nacionalistas en Bohemia, Hungría y el norte de Italia. Aunque fracasaron, el Imperio se vio obligado a introducir reformas.
5. Origen y Concepto Ideológico de los Movimientos Nacionalistas
Originalmente, el concepto de nación tenía un significado más geográfico que político. Surgió con las ideas de la Ilustración, que defendía los derechos de la nación entendida como el conjunto de ciudadanos libres. Esta visión se manifestó en las revoluciones francesa y norteamericana, estableciendo la soberanía nacional. El nacionalismo se desarrolló como una corriente ideológica relacionada con el liberalismo, proclamando el derecho a constituir un Estado-Nación.
5.1. Unificación Italiana
A comienzos del siglo XIX, la península itálica estaba dividida en diversos Estados (Piamonte-Cerdeña, Lombardía-Véneto, Estados Pontificios, etc.). En el proceso influyeron:
- La voluntad de independencia del Imperio Austriaco.
- El Risorgimento y la identidad nacional.
- La acción de sociedades secretas y el interés de la burguesía por un mercado unificado.
El proceso fue dirigido por el Reino de Piamonte-Cerdeña bajo el rey Víctor Manuel II. Los grandes impulsores fueron el Conde de Cavour, Giuseppe Garibaldi y Mazzini. Tras guerras contra Austria y la expedición de los «camisas rojas» de Garibaldi, se logró la unificación de la mayor parte del territorio.
5.2. Unificación Alemana
Tras el Congreso de Viena, se creó la Confederación Germánica (39 estados) bajo primacía austriaca. Influyeron el Romanticismo, el nacionalismo conservador y los intereses económicos (Zollverein). El proceso fue impulsado por Prusia y su canciller Otto von Bismarck en tres fases:
- Guerra contra Dinamarca (1862) por los ducados de Schleswig y Holstein.
- Guerra austro-prusiana (1866), que disolvió la Confederación Germánica.
- Guerra franco-prusiana (1870), que finalizó con la derrota de Francia y la entrega de Alsacia y Lorena. En 1871, se proclamó el Segundo Reich con Guillermo I como emperador.
5.3. Las Naciones de los Balcanes
La península balcánica seguía bajo el Imperio Otomano. Diversas naciones reclamaron su independencia: Rumanía, Serbia y Montenegro la alcanzaron en 1878. Ese mismo año, Bosnia-Herzegovina fue ocupada por el Imperio Austro-Húngaro y Bulgaria se convirtió en principado autónomo. Albania se declaró independiente más tarde. En estos nuevos Estados se implantaron monarquías autoritarias y oligarquías que dificultaron la modernización profunda.