Literatura del Barroco Español: Quevedo, Gracián y Calderón de la Barca

Prosa conceptista del siglo XVII: Quevedo y Gracián

La prosa de este periodo destaca por el desarrollo de subgéneros literarios fundamentales: la picaresca, la sátira y el ensayo.

Continuación de la picaresca

El siglo XVII español reúne las mejores circunstancias para la continuación de la picaresca iniciada con el Lazarillo de Tormes. Este género es un reflejo de una sociedad en crisis, con valores que se derrumban, un pesimismo y desengaño en aumento, el incremento de ambientes marginales, la presencia de contrastes y el propósito crítico de desvelar mentiras.

El Buscón, de Francisco de Quevedo

Quevedo escribió esta obra a los 26 años, aunque se publicó en 1626. Es considerada la mejor novela conceptista: un recorrido de expulsión (donde al protagonista todo le sale mal y se ve obligado a huir). Después de varios amos y viajes, termina trabajando como actor en una compañía de cómicos. La finalidad de la obra es burlesca y busca provocar la hilaridad. La novela está narrada en primera persona y presenta escasos diálogos.

Consolidación del ensayo español: Baltasar Gracián (1601-1658)

Gracián es el mejor precedente español del género ensayístico, que proliferaría posteriormente en el siglo XVIII. Los asuntos tratados por Gracián fueron didácticos, filosóficos y literarios. Sus consejos para escribir correctamente conforme al conceptismo incluyen:

  • Síntesis expresiva, densidad y concentración de ideas.
  • Concisión y laconismo.
  • Prevalencia de lo extravagante.

Escribió una epopeya moral con el formato de una novela bizantina titulada El Criticón, dividida en tres partes. Sus protagonistas, Critilo (el sabio que sabe discernir y juzgar) y su discípulo Andrenio (el joven que aprende), peregrinan por diversos países de Europa. A pesar del pesimismo sobre el género humano, la obra ofrece atisbos de superación de lo negativo si se ponen en práctica los buenos consejos de comportamiento; por ello, los protagonistas escapan de la mediocridad reinante y de la existencia amarga y desolada de su época. Esta novela le supuso una gran desavenencia con la Compañía de Jesús, sobre todo en Valencia y Gandía, pues trataba cuestiones morales desde un prisma más bien profano.

Teatro del siglo XVII: Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) provenía de una familia hidalga; su padre fue funcionario del Consejo de Hacienda del Estado. Recibió una excelente formación con los jesuitas en las prestigiosas universidades de Alcalá y Salamanca.

Se alistó en varias ocasiones en el ejército hasta que una enfermedad le obligó a retirarse de las armas. Por sus dotes de escritor para la escena, fue protegido por el rey Felipe IV. Se ordenó sacerdote en 1651 y llegó a ser capellán del monarca desde 1663. Se especializó en elaborar autos sacramentales hasta el final de su vida.

El teatro confeccionado

La obra de Calderón de la Barca parte de la herencia del teatro lopesco y supone la cima del teatro clásico nacional español.

Obras y estilos

Calderón escribió, sobre todo, comedias y autos sacramentales. Cuando se retiró del ejército, entró al servicio del Duque de Alba; en esta época gozó de un periodo de tranquilidad para dedicarse a la creación literaria. En el estilo de sus comedias se pueden apreciar dos tendencias:

  1. Una que sigue más de cerca el teatro realista, nacional y costumbrista de Lope de Vega y su escuela, representada por las comedias de capa y espada.
  2. Otra tendencia, diferenciada del estilo anterior y mucho más personal.

Esta segunda tendencia incluye las comedias más poéticas y simbólicas, con una intensificación de los valores líricos y del contenido ideológico.

Sus principales comedias se pueden clasificar en:

  • Comedias de historia y de leyenda española.
  • Comedias de honor y de celos.
  • Comedias de capa y espada.
  • Comedias filosóficas.
  • Comedias fantásticas y mitológicas.

Las obras más aclamadas de Calderón son La vida es sueño (1635) y El alcalde de Zalamea (1636).

La vida es sueño es un drama filosófico en el que se trata el tema del libre albedrío y la predestinación: el ser humano lucha contra los presuntos designios del destino. La trama es exagerada, pero sin perder la verosimilitud.

En El alcalde de Zalamea, un drama de honor, Calderón contrapone al individuo virtuoso frente al poder político o estamental desorientado.

Estilo barroco de Calderón

En Calderón confluyen muchos estilos barrocos porque crea su obra cuando todas las tendencias del periodo han llegado a su pleno desarrollo. En él se funden el gongorismo y el conceptismo, haciendo uso de innumerables figuras retóricas: correlaciones y paralelismos, contrastes, cuantiosas hipérboles (tanto en el lenguaje como en la conformación de los personajes) y comparaciones.

Calderón es el dramaturgo por excelencia del Barroco español. El sentido teológico y metafísico de su tiempo informa todas sus obras, donde aúna la fe y la razón; sin embargo, su debate entre deseos y terrores —que el verbo intenta vanamente comprender— remite directamente al presente.