Atenas Clásica: Un Recorrido Histórico y Urbano
La Reconstrucción de la Acrópolis
A mediados del siglo V a. C., los antiguos edificios de la Acrópolis se encontraban en el mismo estado en el que los dejaron los persas después de arrasar la ciudad. En 449 a. C., siguiendo el programa de Pericles, la Asamblea votó un proyecto de reconstrucción; asimismo, para llevar a cabo las obras se autorizaba la utilización del tesoro de la Liga.
El Puerto del Pireo y los Muros Largos
Al final del siglo V a. C., un visitante que llegara a Atenas por mar entraría por el puerto del Pireo, el más grande de Grecia y su mejor puerto natural. Temístocles comenzó la fortificación del Pireo en el año 493-492 a. C. Después de la victoria griega en la batalla de Platea, la ciudad de Atenas fue reconstruida; quedó unida al Pireo por los Muros Largos, lo que la hizo prácticamente inexpugnable mientras tuviera el dominio del mar.
Tras dejar el barrio del puerto, los visitantes debían atravesar el mercado y la ciudad del Pireo hacia el camino que iba entre los Muros Largos, y luego tendrían que caminar unos diez kilómetros hasta Atenas, entre un continuo tráfico de mulas y carros de bueyes que transportaban productos desde la ciudad. A lo lejos podían ver el Partenón, que dominaba la Acrópolis, y quizá la lanza de la gran estatua de Atenea con todas sus armas, que estaba colocada fuera del Partenón.
El Corazón de Atenas: El Ágora
Al entrar en la ciudad, podían ver a su izquierda, cerca de la muralla de la ciudad, la Pnyx, una gran ladera abierta donde se reunía la Asamblea. Debían pasar entonces entre el Areópago (colina de Ares), una gran roca pelada y sagrada desde tiempos inmemoriales, y la Acrópolis hasta el Ágora. Este era el centro de Atenas.
A la izquierda se hallaban el Estrategeion o Cuartel General de los Estrategos, la Tolos (casa redonda de los magistrados), el Metroon (archivo), el templo de Apolo Patrio y la columnata de Zeus; detrás del Metroon se encontraba el Bouleuterion (Cámara del Consejo); a la derecha, los tribunales. En la colina, detrás del Bouleuterion, aún se puede contemplar el templo de Hefesto, el mejor conservado de los templos griegos.
En la propia Ágora se alzaban grandes altares en honor de Zeus y de los diez héroes epónimos de Atenas, así como magníficas columnatas de mármol (estoas) donde la gente podía reposar y conversar a la sombra. En el Ágora no solo se hallaban la sede del gobierno, sino también el mercado y el centro mercantil de Atenas. Allí se podía comprar de todo, como escribió un poeta cómico de la época: en Atenas verás que todo se vende en el mismo lugar:
- higos
- testigos para un juicio
- racimos de uvas
- nabos
- peras
- manzanas
- testigos
- rosas
- nísperos
- avena
- panales
- garbanzos
- juicios
- pasteles
- mirto
- máquinas de adjudicación
- lirios
- corderos
- clepsidras
- leyes
- acusaciones
La Acrópolis: Santuario y Monumentos
Yendo hacia el este, entre la multitud de gente que negociaba o conversaba mientras paseaba, nuestros visitantes llegaban a la Vía Panatenea, que les conducía hasta la Acrópolis. Mientras subían por la empinada vía, a su derecha veían el pequeño templo de Atenea Nike, construido para conmemorar la victoria sobre los persas.
Después atravesaban la gran puerta monumental, los Propileos, diseñada por Mnesicles para equilibrar el conjunto, pero nunca se terminó, porque el estallido de la guerra en el 431 a. C. interrumpió el trabajo. Aun así, era una construcción bella e impresionante en la que se incluía un museo. El edificio, carente de adornos escultóricos, combina también los órdenes jónico y dórico.
Tras pasar los Propileos, nuestros visitantes se encontraban con el Partenón y, frente a él, la gran estatua de bronce de Atenea Promaco. En 447 a. C. comenzaron las obras, dirigidas por los arquitectos Ictino y Calícrates, y no se concluyeron totalmente hasta 432 a. C. Fidias, además de coordinar el programa escultórico, era supervisor general de los trabajos de la Acrópolis. Atenas proporcionaba empleo a todo tipo de obreros y artesanos; también allí se congregaron los mejores artistas de la época, como los escultores Mirón, Cresilas, Agorácrito y Alcamenes.
El Partenón es un templo octóstilo que combina el orden dórico con el orden jónico. El edificio albergaba en su interior la colosal estatua de Atenea, obra de Fidias, de pie y totalmente armada.
Los frontones representan dos episodios mitológicos relacionados con la diosa: el oriental, el nacimiento de Atenea; el occidental, la disputa entre Poseidón y Atenea por el dominio del Ática. El friso que recorría el exterior de la nave tenía como motivo la procesión de las Panateneas; en tanto que los relieves de las metopas recogían la tensión de temas legendarios (toma de Troya, lucha entre lapitas y centauros, etc.) en los que lo griego salía victorioso sobre lo extranjero.
El templo poseía la forma tradicional de una cella, en la que se erigía la estatua de la diosa, rodeada por un peristilo de columnas dóricas. El arquitecto, Ictino, incorporó muchas sutilezas en un diseño sencillo, y estas dan al templo una gracia y ligereza únicas, a pesar de su gran tamaño. Las esculturas que adornan los dos frontones, las 92 metopas y el friso que recorre toda la cella fueron diseñadas por Fidias, amigo de Pericles.
Al oeste del Partenón se hallaba el Erecteion, consagrado a Erecteo, el rey fundador de Atenas; a Poseidón y a Atenea. El templo presenta una planta irregular con tres pórticos con las famosas Cariátides, cada uno de un estilo diferente, y está ubicado en el santuario más antiguo de la Acrópolis. Aquí se podían ver el olivo sagrado que Atenea regaló al pueblo de Atenas y la serpiente sagrada, que encarnaba el espíritu de Erecteo.
Cruzando al borde este de la Acrópolis, detrás del Partenón, nuestros visitantes podían mirar hacia abajo y ver el recinto de Dioniso. Allí se encontraban el teatro (no construido en piedra hasta el siglo siguiente) y el templo de Dioniso.
La Democracia Ateniense: Estructura y Funcionamiento
Características de la Democracia Ateniense
En los siglos V y IV a. C., la forma de gobierno en Atenas era una democracia. La democracia ateniense era exclusiva de los ciudadanos varones y era una democracia directa. Los ciudadanos eran las personas nacidas en Atenas, hijos de padres atenienses.
Para ocupar un cargo público de la democracia ateniense primero se tenía que ser elegido y luego se tenía que hacer un examen para demostrar que se estaba preparado para el puesto. Solo se podía ocupar el cargo durante un año y los cargos eran remunerados por el Estado. Cuando se abandonaba el cargo, se tenía que rendir cuentas para demostrar que se había trabajado de manera correcta.
El Ostracismo
El ostracismo es un procedimiento preventivo creado por Clístenes para evitar el retorno de la tiranía. Servía para que los ciudadanos pudieran desterrar durante diez años a una persona concreta si se le consideraba sospechosa o peligrosa para la ciudad, pero sin que perdiera sus posiciones ni sus derechos en Atenas.
Instituciones de Participación Ciudadana
La Asamblea
A esta podían acudir todos los varones mayores de edad, es decir, con dieciocho años o más, de padre y madre ateniense. Formada por todos los ciudadanos. Se reunía en la colina de la Pnyx. Al menos cuatro veces al año. Era el órgano más importante de la democracia ya que podía juzgar, dictar leyes y ejecutarlas. Además, allí se discutían todos los temas políticos.
El Consejo
Estaba formado por quinientos ciudadanos. Se reunía en el Buleuterio. Su función era preparar el orden del día de los temas que se iban a tratar en la Asamblea y garantizar que las decisiones aprobadas en esta se ejecutaran de forma correcta.
Los Prítanos
Eran la Comisión permanente del Consejo y eran cincuenta ciudadanos que rotaban de tribu en tribu. Se reunían en el Tholos. Los Prítanos tenían las máximas responsabilidades y convocaban las reuniones del Consejo y de la Asamblea.
Instituciones Judiciales
El Tribunal del Areópago
Estaba formado por aristócratas y oligarcas. Se reunía sobre la colina del Areópago y se encargaba de vigilar la administración del Estado y las decisiones de la Asamblea.
La Heliea
La Heliea era el gran tribunal de Atenas y estaba formada por seis mil ciudadanos de plenos derechos, mayores de treinta años, elegidos por sorteo entre aspirantes voluntarios. Estos seis mil se repartían en diez secciones integradas por seiscientos jueces procedentes a partes iguales de cada una de las diez tribus.
Instituciones de Administración y Gestión
Los Arcontes
Eran elegidos por sorteo entre una serie de candidatos, por un período de un año, estando prohibida la reelección para los magistrados civiles, pero no para los magistrados militares. Constituían básicamente el poder ejecutivo en Atenas.
Los Estrategos
Son elegidos directamente por el pueblo, no sorteados. Pueden ser reelegidos indefinidamente. Eran los jefes del ejército y eran responsables de toda la administración militar, por tierra y mar. Se encargaban de declarar la guerra, establecer alianzas y dirigir su política, recoger y distribuir dinero y tomar decisiones de trascendencia para la ciudad.
La Épica Griega: Homero y sus Obras Inmortales
Definición y Características del Género Épico
La literatura épica canta las hazañas de los héroes, y también de dioses, gigantes o personajes de cuentos tradicionales. El esplendor del género se corresponde en la tradición occidental con civilizaciones aristocráticas en las que han de resaltarse los valores guerreros, individualistas y de casta nobiliaria.
Las primeras manifestaciones de este género que han llegado hasta nosotros son dos poemas de valor y calidad literaria extraordinarios, la Ilíada y la Odisea, atribuidos a Homero.
Homero fue el poeta más admirado en la cultura griega, hasta el punto de que en ninguna época posterior se cuestionó el valor de su obra. La celebración de las fiestas Panateneas en la Atenas del siglo V contaba con su recitado continuo por parte de rapsodas, y en la educación de los jóvenes griegos se incluía la memorización de la obra homérica. Esta veneración, seguramente, contribuyó a salvar los poemas de su fragmentación en los primeros siglos.
La composición de estos poemas fue el resultado de engarzar diversos cantos de creación y difusión oral que los aedos cantaban como episodios autónomos ante su público. Pero tradicionalmente se atribuye a Homero el genio y la originalidad de la composición y unidad de ambas obras. Apenas existen testimonios fiables del poeta: con toda probabilidad, él mismo era un aedo que vivió y trabajó en Jonia, según se deduce del predominio del dialecto jonio en sus poemas y del conocimiento bastante preciso de la región cercana a Troya. El estudio de la lengua y las referencias de los poemas permiten datar solo de forma aproximada la composición de las obras: la Ilíada, hacia la mitad del siglo VIII, y la Odisea, cerca del fin del mismo siglo.
Esta poesía heroica se cantaba en versos de métrica uniforme y ritmo rápido denominados hexámetros. La regularidad métrica es fundamental en la memorización de los poemas y en su transmisión oral de generación en generación. Todos los poemas épicos presentan dos elementos en común: se componen y recitan de memoria, sin ayuda de la escritura, y se cantan con acompañamiento musical. Los poemas son, propiamente, canciones. Precisamente, la oralidad de su difusión determina uno de los rasgos más característicos del estilo épico: los poemas homéricos se hallan salpicados a lo largo de sus miles de versos de construcciones verbales que se repiten una y otra vez para facilitar su memorización.
Las características del género épico son las siguientes:
- Empleo del hexámetro dactílico (seis pies formados por una sílaba larga y dos breves –dáctilo– o por dos largas –espondeo–).
- Utilización de un dialecto literario propio, generalmente el jonio.
- Invocación a la musa. El poeta no tiene conciencia de autor, sino de transmisor de unos acontecimientos.
- Uso de frases hechas (fórmulas épicas).
- Repetición de versos.
- Digresiones que se desvían de la narración principal hacia temas ajenos al argumento central del poema.
Homero y la Épica Arcaica
Al poeta Homero debemos las dos obras épicas más importantes de la literatura griega: la Ilíada y la Odisea.
La Ilíada
La Ilíada es un gran poema épico lleno de furor guerrero. Los hechos que se narran mantienen una cronología lineal, pero con digresiones que se apartan en ocasiones del tema central: el asedio de Troya por parte de los aqueos y sus aliados. La legendaria guerra de Troya se prolongó durante diez años de combates. Sin embargo, el genio de Homero supo concentrar la acción en unas semanas del décimo año, en torno a un episodio que proporciona cohesión a las diferentes historias que se suceden en las luchas entre héroes: «la cólera de Aquiles». La obra comienza con la ofensa a Aquiles por parte del rey Agamenón, jefe del ejército aliado contra Troya. La ofensa lleva a Aquiles, el mejor y más temido de los héroes, a retirarse de la guerra junto con su ejército de mirmidones. Como consecuencia, a pesar de singulares enfrentamientos entre héroes griegos y troyanos, y de la intervención de los dioses, la ofensiva troyana logra poner en apuros a los aliados. Ante el empuje del principal héroe troyano, Héctor, que llega a suponer una seria amenaza para las naves aqueas, Patroclo, íntimo de Aquiles, al no conseguir que este se reincorpore a la lucha, le ruega al menos que le deje sus armas para alentar a los griegos. Cuando Héctor derrota a Patroclo, Aquiles se reconcilia con Agamenón y se reincorpora a la lucha para vengar a su amigo. Tras la derrota de Héctor, la furia de Aquiles se ensaña con el cadáver del troyano, pero tras la advertencia de los dioses, acepta devolverlo a su anciano padre, el rey troyano Príamo, y la obra concluye con los funerales de Patroclo y Héctor. Al final del poema, vence la compasión por encima de la sed de venganza, lo cual expresa bien la gran visión humanista de Homero.
La Odisea
La Odisea es un relato de aventuras que gira en torno a la figura de Ulises (nombre latino del griego Odiseo), uno de los héroes que contribuyeron a la destrucción de Troya. Al igual que en la Ilíada, el autor centra los acontecimientos en un episodio que dará cohesión a las diferentes aventuras del héroe: el regreso a su hogar, Ítaca, y la recuperación de su reino. La estructura narrativa del poema es más compleja.
Al comienzo del poema, Ulises se encuentra en la isla de la ninfa Calipso, quien ha de dejarlo marchar tras decidir los dioses, a petición de Atenea, permitirle el regreso al hogar. Pero en Ítaca, su esposa, Penélope, se encuentra asediada por pretendientes, que dan al héroe por muerto y le exigen que elija a uno de ellos como esposo, mientras consumen la hacienda de la familia. Ante esta situación, Telémaco, el hijo de ambos, decide partir en busca de noticias de su padre a los reinos de otros héroes que volvieron de Troya, como Menelao y Néstor. De regreso a su patria, Poseidón hace naufragar a Ulises, quien recala en el país de los feacios. Allí, su rey, Alcínoo, lo acoge con hospitalidad y Ulises, al ser reconocido, le relata sus infortunios desde la partida de Troya: la sucesiva pérdida de su flota y sus compañeros entre tempestades; los enfrentamientos con seres monstruosos, como el cíclope, los lestrigones, las sirenas, Escila y Caribdis; la ira de Helios cuando devoran sus bueyes sagrados, o la transformación en cerdos a manos de la maga Circe. Al terminar su relato, los feacios lo obsequian generosamente y, después de un viaje milagroso, llega a Ítaca. Allí, tras el reencuentro con su hijo y su esposa, cuenta una vez más con la ayuda de Atenea para eliminar a los pretendientes y restituir su autoridad. El tono de la Odisea es, indudablemente, menos guerrero que el de la Ilíada, de modo que la obra, más que a la exaltación de los valores aristocráticos, responde a la estructura tradicional del cuento de aventuras. Las diferencias con el poema de Troya se extienden, lógicamente, a una mayor presencia del mundo doméstico y de estratos sociales más diversos que los héroes y los dioses. Incluso la actitud de los inmortales resulta muy diferente: frente a las actuaciones bastante crueles y caprichosas de los dioses en la guerra de Troya, que en ocasiones parecían buscar la mera diversión, en la Odisea sus intervenciones están guiadas por motivaciones más éticas y por la búsqueda de justicia.