Mijaíl Bakunin y la Crítica Anarquista al Estado
¿Quién fue Bakunin?
Mijaíl Bakunin, revolucionario ruso nacido el 30 de mayo de 1814 en Pryamukhino (Rusia) y fallecido el 1 de julio de 1876 en Berna (Suiza), fue una figura prominente en el panorama ruso del siglo XIX. Es conocido por su activismo social y democrático, y por su oposición radical al régimen zarista desde una perspectiva anarquista, en constante diálogo y confrontación con otras corrientes como el marxismo.
La Ilegitimidad del Estado y la Propuesta Anarquista
¿Cuándo es legítimo un Estado?
Un Estado se considera legítimo cuando cumple con ciertos criterios, como el reconocimiento internacional, el control efectivo del territorio, la soberanía y la aceptación por parte de su población. Además, se espera que su gobierno sea representativo y respete los derechos humanos. Sin embargo, la legitimidad de un Estado puede ser cuestionada en casos de violencia, ocupación ilegal de territorio o falta de democracia, convirtiéndose a menudo en motivo de debate y controversia.
Definición del Anarquismo
El anarquismo no acepta el presupuesto de que la organización política —el Estado— sea algo necesario y deseable para las sociedades humanas. Considera que el Estado es siempre un instrumento de opresión al servicio de una clase social, por lo que propugna su desaparición. Las teorías anarquistas parten de un individualismo radical y abogan por la supresión del Estado para reemplazarlo por la libre asociación —siempre reversible— entre los individuos: una “organización de las fuerzas productoras” en confederaciones.
La Lucha contra el Estado Burgués y el Capitalismo
Tanto para pensadores como Bakunin como para otros con una visión más moderada, era fundamental erradicar el Estado burgués de la sociedad, concretamente de la Rusia de su tiempo. Sostenían que las dinámicas capitalistas que comenzaban a generarse en el país dictaminaban que el ser humano está completamente atado al dinero y que su libertad no es más que una ficción encubierta bajo rublos, dólares o cualquier otra moneda.
Por esta razón, Bakunin quería un cambio radical: retirar del gobierno al zar y llevar al país en una dirección más favorable para el pueblo. Defendía la necesidad de devolver a la gente el valor y el poder que merecen y erradicar totalmente aquello que, a ojos de los rusos, tanto daño podría causar: el temido capitalismo.
Bakunin en Contraste con Otros Filósofos
Las ideas de Bakunin sobre la autoridad y el Estado se diferencian notablemente de las de otros grandes pensadores:
- Bakunin: Como anarquista, rechazaba toda forma de autoridad y promovía la abolición del Estado y la propiedad privada.
- Aristóteles: Defendía la polis (ciudad-Estado) como la unidad básica de la sociedad y sostenía que el gobierno aristocrático era la mejor forma de gobierno.
- Hobbes: Creía en un gobierno central fuerte para mantener el orden, argumentando que la naturaleza de los seres humanos es egoísta.
- Rousseau: Abogaba por un contrato social basado en la “voluntad general” y la subordinación del gobierno al pueblo.
Nicolás Maquiavelo y el Realismo Político
¿Quién fue Maquiavelo?
Nicolás Maquiavelo (Florencia, 1469-1527) fue un escritor y estadista florentino. Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, vivió en la Florencia de los Médicis, en tiempos de Lorenzo el Magnífico y Pedro II de Médicis. Tras la caída de Girolamo Savonarola (1498), fue nombrado secretario de la segunda cancillería, encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad. Ocupó este cargo hasta 1512, lo que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I de Habsburgo y César Borgia, entre otros.
La Filosofía de “El Príncipe”: El Poder por Encima de la Moral
A continuación, se comenta la postura del filósofo italiano sobre quién debería tener la autoridad suficiente para gobernar sobre el resto de los hombres, expuesta en su obra más célebre.
La obra “El príncipe” de Maquiavelo es una pieza fundamental en la filosofía política y ha sido objeto de análisis y controversia a lo largo de los siglos. En ella, Maquiavelo expone una visión realista (realismo político) y pragmática del ejercicio del poder, rompiendo con las concepciones morales tradicionales y revelando los mecanismos sutiles y, a veces, crueles de la política.
A través de su estudio de la historia y su observación de los líderes de su tiempo, Maquiavelo llega a la conclusión de que la política no puede regirse por los ideales abstractos de la moral, sino por la necesidad de mantener y consolidar el poder. Su enfoque se centra en el príncipe como gobernante, y su principal preocupación es la estabilidad y el bienestar del Estado.
La obra de Maquiavelo es famosa por su afirmación de que “el fin justifica los medios”, es decir, que los líderes deben estar dispuestos a utilizar cualquier estrategia o táctica, incluso si implica la violencia o la manipulación, para alcanzar sus objetivos políticos. Esto ha generado un intenso debate sobre la ética y la moralidad en la política, cuestionando si es legítimo sacrificar ciertos valores en aras de la estabilidad y el orden.
Sin embargo, más allá de su reputación como defensor del cinismo y la inmoralidad política, la obra de Maquiavelo también destaca la importancia de la prudencia y la adaptabilidad en la toma de decisiones. Reconoce que el gobernante debe ser capaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes y de tomar decisiones difíciles en beneficio del Estado, aunque puedan ser impopulares o controvertidas.
En última instancia, “El príncipe” plantea preguntas profundas sobre la naturaleza humana, el poder y la moralidad en la política. Aunque su enfoque puede ser considerado despiadado y desilusionante, su objetivo principal es proporcionar una guía práctica para aquellos que desean ejercer el poder y mantener el orden en un mundo político complejo y volátil.
Es importante reconocer que la obra de Maquiavelo no debe ser tomada como una justificación absoluta de la inmoralidad, sino más bien como un análisis crudo y realista de las dinámicas políticas. Su legado radica en su capacidad para desafiar las concepciones convencionales y obligarnos a reflexionar sobre la naturaleza intrincada y contradictoria del poder y la política.