Comportamiento Humano: Cómo la Cultura Supera la Biología

Comportamientos Peculiares: Diferencias Conductuales en la Humanización

La biología no es lo único que hace peculiar al ser humano. Su mayor peculiaridad se encuentra en sus ‘comportamientos’; a continuación, citamos los más representativos, aunque existen muchos otros.

La indeterminación se suple con la cultura.

La Inespecialización Biológica como Clave Humana

En todo este proceso destaca la inespecialización biológica y conductual del ser humano, que se aprecia en lo siguiente:

  • No hay especialización del organismo humano para una oscilación de temperatura entre márgenes estrechos; es decir, es el ser que más variaciones de temperatura puede soportar.
  • La dentición y el aparato digestivo no están especializados para una dieta determinada, pueden asimilar todo tipo de nutrientes orgánicos, lo que hace del ser humano el ser más omnívoro de todos los animales.
  • El ser humano no está especializado ni para la defensa, ni para el ataque, ni para la huida (no tiene garras, ni dientes de depredador, ni potencia para el salto, no posee gran capacidad de carrera, ni de camuflaje).

La inespecialización conductual, es decir, la falta de patrones instintivos que determinan la conducta, es suplida en el ser humano a través del aprendizaje. La capacidad de aprendizaje depende de la capacidad cerebral adaptativa, pero el aprendizaje efectivo depende del tiempo dedicado al adiestramiento, lo que a su vez depende de la estrategia reproductora de las distintas especies animales.

Desde el punto de vista morfológico y conductual, lo específico del ser humano es la indeterminación. La conducta humana no tiene patrones biológicos de comportamiento, sino patrones culturales: patrones aprendidos de otros seres humanos o creados por uno mismo.

Manifestaciones Clave de la Conducta Humana

El Utensilio y la Creación de Herramientas

El ser humano, al faltarle armas naturales que le capaciten para la defensa y el ataque, tiene que construirlas. En este apartado se estudia el tipo de utensilios que son manifestación de un intelecto humano y cómo se diferencian de los instrumentos naturales que, tanto por instinto como por aprendizaje, utilizan otras especies animales.

La fabricación de una herramienta supone dar a un elemento natural una función que originariamente no posee, como usar piedras para romper o palos para defenderse. Pero el ser humano no solo se limita a usar elementos naturales, sino que altera la naturaleza de los materiales y los manipula, creando entes artificiales que indican capacidad de abstracción y planificación del futuro.

Cualquier utilización de un elemento natural para fines propios es signo de inteligencia. La diferencia entre animales y seres humanos está en que el ser humano no solo utiliza elementos naturales, sino que los transforma con su trabajo, y el trabajo invertido en ellos hace que los instrumentos se guarden. El ser humano hace herramientas para hacer otras herramientas y las perfecciona (tales como hornos para cocer barro, piedras para pulimentar, etc.). Esto es un signo indudable de racionalidad y establece un límite claro entre el ser humano y otras especies antropoides.

El animal, aunque guarda y almacena, satisface sus necesidades de modo inmediato, devorando la cosa y haciéndola desaparecer sin más. Por eso, tiene siempre que volver a empezar desde el principio, porque no produce nada. El ser humano se emancipa del proceso repetitivo de la naturaleza, y su actividad no empieza siempre desde el principio, sino desde el punto alcanzado por la actividad anterior. Eso se denomina progreso en general y progreso tecnológico en particular.

La Norma Ético-Jurídica y la Vida en Sociedad

Así como la falta de armas naturales para la defensa y el ataque es suplida en el ser humano por la invención de un artificio al que llamamos utensilio o herramienta, la falta de instintos respecto a la conducta es suplida por reglas de comportamiento en sus diversas formas: usos y costumbres sociales, normas éticas y normas jurídicas.

En los seres humanos, ni los estímulos procedentes del exterior ni los del interior determinan nuestro comportamiento. De ahí que el comportamiento humano se encuentre doblemente liberado:

  • De los estímulos internos: aunque sienta sed, puedo no beber.
  • De los estímulos externos: ante la presencia de agua, puedo no beber.

El ser humano, liberado de la tiranía de los estímulos, tiene que decidir un comportamiento. Por tanto, el comportamiento humano se caracteriza por ser un comportamiento libre. Pero el desarrollo humano depende de su integración en una sociedad; por ello, el uso de la libertad humana no es una cuestión que se resuelva de forma individual, sino comunitaria y social. La norma ético-jurídica fundamenta la cohesión social y establece los límites del comportamiento individual.

“La necesidad que tenemos los unos de los otros es el lazo que une a la sociedad”.

— Aristóteles