La Historiografía del Movimiento Obrero en España
Las organizaciones propias del mundo obrero fueron escasas y muy tardías en la España contemporánea. En comparación con otras asociaciones, su presencia fue casi insignificante hasta muy avanzado el periodo contemporáneo.
El Derecho de Asociación y Reunión
El derecho de asociación en España no fue reconocido como tal hasta la Constitución democrática de 1869, que incluyó ese derecho junto con el de reunión (clave para el ejercicio de la sociabilidad informal). Este se recogió en el texto de forma suave y con cautelas: pacíficamente, al aire libre, de día…
El derecho de asociación también se recogió con cierto temor: se permitía para todos aquellos fines que no fueran contrarios a la moral pública.
La Restauración y el Desarrollo Asociativo
A partir de 1875, con la Restauración, se produjo un retorno al pasado, a actitudes conservadoras y paternalistas en lo referente al mundo del trabajo. Esto supuso una manera desvirtuada de interpretar las conquistas sociales: si bien no se podía dar marcha atrás respecto al derecho de asociación y reunión, el ejecutivo burló esos derechos a través de la Constitución Canovista de 1876. Dicha Constitución recogía el derecho de reunión y de asociación, pero el ejecutivo los reconocía lacónicamente, debiendo luego desarrollarlos mediante una ley orgánica.
La regulación por parte del ejecutivo de estos derechos data de 1887. La Ley del 30 de junio de 1887 fue clave, pues estuvo vigente hasta el Franquismo y resultó fundamental para el desarrollo del movimiento obrero al reconocer la libertad asociativa. Así, en el verano de 1888 nacieron en Barcelona el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el primer sindicato, la Unión General de Trabajadores (UGT).
Tipos de Asociacionismo Prevalente
Hasta ese momento, en España existían 3.108 asociaciones, una cifra mínima, ya que muchas no aparecían recogidas en el recuento realizado. De las que sí lo hacían:
- El 52% eran sociedades recreativas, lo que indica una fórmula asociativa que nunca planteó problemas: el ocio.
- En segundo lugar, el 21,3% del total eran sociedades de socorros mutuos, de impronta popular, donde, por una cuota mínima, se obtenían una serie de derechos y beneficios para el asociado en situación de desempleo o enfermedad. Este tipo de sociedades eran un síntoma de la existencia de problemas sociales.
- En tercer lugar, aparecían las sociedades de cultura e instrucción (literarias, artísticas, musicales y de instrucción, 154 en total) que representaban el 8,17%.
Con todas estas categorías se cubría el 80% del asociacionismo en España, lo que ofrece una visión importante de las expectativas y los deseos de la sociedad española del momento.
Distribución Geográfica y Social del Asociacionismo
Geográficamente, este asociacionismo era predominantemente mediterráneo, periférico y circunscrito al Mediterráneo Oriental, la zona de mayor intensidad asociativa de toda España: Barcelona, Gerona, Tarragona, Valencia y Valladolid.
El asociacionismo obrero era predominantemente urbano (71 asociaciones concentradas en la capital) y se manifestaba principalmente en dos tipos: socorros mutuos y recreo. Esta presencia de socorros mutuos era síntoma de necesidades y carencias, indicando que la sociedad vallisoletana debía solucionar su situación.
Además, algunas de esas sociedades de socorro eran mesocráticas, es decir, de clases medias, lo cual demostraba que los socorros mutuos eran una fórmula muy extendida. Sin embargo, su objetivo no era el mismo que el de las sociedades de socorro mutuo populares, ya que las mesocráticas no contemplaban el subsidio por ausencia de trabajo o por enfermedad. Para estas gentes, el presente no preocupaba, sino el día de mañana. Es decir, lo que ofrecían era una pensión para el día en que el asociado dejara de trabajar. Las cuotas de estas sociedades eran, además, más altas.
Principales Vertientes del Movimiento Obrero Español
Las tres principales vertientes del movimiento obrero en la España contemporánea fueron la anarquista, la socialista y el catolicismo confesional.
- La vertiente anarquista tuvo sus principales focos en la Cataluña urbana y en la Andalucía rural.
- La socialista, en Madrid, zonas de Castilla y Extremadura, y la periferia cantábrica y levantina (sobre todo, Alicante y Valencia).
- Y la católica confesional, a través del sindicato católico y otras fórmulas, se asentó en la mitad norte de España: Castilla y León, zonas de Navarra y País Vasco.
La Historiografía del Movimiento Obrero: Un Campo en Construcción
En líneas generales, la historiografía del movimiento obrero en España es muy tardía y desigual, ya que hay aspectos muy trabajados y otros de los que apenas se sabe nada. Podría decirse también que es una historiografía desenfocada, con una deuda enorme con el hispanismo, con aquellos investigadores que estudiaron la España del siglo XX en un momento en que dentro de España no podía hacerse. Estudiaron aspectos como el movimiento obrero o la Guerra Civil.
Destaca, por ejemplo, Raymond Carr en este sentido. A esta labor pionera del hispanismo habría que unir la labor individual de algunos historiadores en el exilio, como los seminarios de la Universidad de Pau realizados por Tuñón de Lara.
El Anarquismo y el Anarcosindicalismo en la Historiografía
Carlos Rama afirmaba que una de las consecuencias del Mayo francés de 1968 fue el redescubrimiento del anarquismo, un renovado interés por el pensamiento libertario y anarquista. Es cierto que desde principios de los años 70 se empezaron a publicar una serie de escritos y referencias que aludían al pensamiento anarquista. Los años 70 marcaron un antes y un después en cuanto a los estudios y el interés intelectual por el movimiento anarquista.
Obras Fundamentales sobre el Anarquismo Español
Antes del final del Franquismo, los estudios en España sobre el movimiento anarquista español eran mínimos. Destacan fundamentalmente cuatro trabajos:
- Un estudio de 1953 realizado por el francés René Lamberet, el primer trabajo importante sobre el anarquismo español, titulado Movimientos obrero y socialista. El caso de España (1750-1936). Este trabajo es una mera aproximación al mundo obrero hasta la Guerra Civil, una síntesis.
- El libro de José Peirats, militante de la CNT y de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), exiliado que publicó en 1952, en 3 volúmenes, su gran obra: La CNT en la revolución española. Este trabajo es muy interesante, un libro testimonio con una carga de erudición impresionante y muy rica en datos.
- La tesis doctoral de Carlos Rama, publicada en América, sobre el anarquismo y su defensa como principal corriente revolucionaria de la historia de España: La crisis española en el siglo XX. Esta tesis se publicó en 1960.
- La tesis doctoral de John Brademas, defendida en Oxford en 1953, en inglés, y que no se tradujo al castellano hasta 1975. La traducción castellana la publicó la Editorial Ariel: Anarcosindicalismo y revolución en España. De ese trabajo destacan las anotaciones hechas por J. Romero Maura, un militante anarquista.