El Pensamiento Filosófico y Teológico de Santo Tomás de Aquino: Un Legado Imperecedero

Semblanza de Santo Tomás de Aquino

Nació en Nápoles y pasó a estudiar al monasterio de Montecassino. Sin embargo, las tensiones políticas entre el Papa Gregorio IX y el emperador Federico II condujeron a que este expulsara a los monjes del monasterio y lo convirtiese en fortaleza. Sus padres, aconsejados por el abad, lo enviaron a la Universidad de Nápoles, donde entró en contacto por primera vez con la filosofía de Aristóteles, y descubrió su vocación religiosa en la orden de los dominicos. Pudo dirigirse a París para estudiar teología en su universidad. En París conocería a su maestro Alberto Magno, con quien marchó a Colonia. Cuatro años después, retornó a la Universidad de París, se consagró a las tareas docentes y llegó a alcanzar el grado de Maestro en Teología. En esos años parisinos tuvo que defender el derecho de los frailes a enseñar en la universidad, pues habían sido atacados por el clero secular que se oponía a que los dominicos y los franciscanos enseñasen en ella. Recorrió diversos lugares de Italia para organizar los estudios de su Orden y para servir al Papa como teólogo. Regresó a su cátedra de París y participó en la áspera polémica entre averroístas.

Obras

La filosofía era una herramienta imprescindible para la especulación en teología. En relación con las Sumas, redactó la Suma contra los gentiles. El núcleo expositivo de esta Suma son los artículos que constan de cuatro partes:

  1. Objeciones a las tesis que el autor propone.
  2. Argumento de autoridades.
  3. Solución o argumentación a favor de las tesis.
  4. Finalmente, respuesta a las objeciones.

Marco Histórico del Pensamiento Tomista

Los primeros siglos de la Edad Media fueron una época de grandes contrastes. La Reforma Gregoriana, impulsada por Gregorio VII, permitió una renovación espiritual de la Iglesia, que culminó a finales del siglo XII con el Papa Inocencio III. En el siglo XIII, la sociedad medieval llegó a su plenitud, y la Iglesia y sus instituciones permitieron unos niveles antes desconocidos de formación cultural y científica. Durante los siglos XII y XIII, se experimentó en Europa una cercanía entre la cultura cristiana y la musulmana gracias a las campañas militares en Oriente y en Occidente con la Reconquista española. Estos hicieron posible que la escolástica cristiana recibiera los escritos de los filósofos árabes y el pensamiento aristotélico. El Aquinate no hubiera podido ofrecer muchos de sus planteamientos filosóficos y metafísicos. Lo más importante desde el punto de vista cultural, tres factores fundamentales explican el elevado nivel de la producción intelectual y filosófica:

  • La Aparición de las Órdenes Mendicantes

    A principios del siglo XIII, se fundaron las órdenes de los dominicos y los franciscanos. Vivían de la limosna y predicaban la fe en las ciudades. Dedicaron gran esfuerzo a su formación a través del estudio de la teología. Fray Tomás ingresó en los dominicos.

  • Las Traducciones de Aristóteles y de los Filósofos Árabes

    Las obras de Aristóteles y de los filósofos árabes fueron traducidas al latín en la Escuela de Traductores de Toledo. El Aquinate pudo contar con la traducción de casi todos los escritos de Aristóteles y de sus comentaristas árabes.

  • La Creación de las Universidades

    A comienzos del siglo XIII, los profesores y estudiantes se organizaron corporativamente en forma de gremio. Los estudios se agruparon en cuatro ramas: Artes, Teología, Derecho y Medicina. La primera universidad en orden de importancia fue la de París, que se convirtió en referencia obligada de los estudios de Filosofía y Teología.

Marco Filosófico del Siglo XIII

El marco filosófico del siglo XIII quedó circunscrito a las facultades universitarias de Artes y Teología y estuvo marcado por la aparición del pensamiento de Aristóteles. Sigerio de Brabante formó una corriente que fue denominada averroísmo latino. Secundó las interpretaciones de Averroes sobre los escritos de Aristóteles e incorporó doctrinas de Avicena. Frente a los averroístas, los maestros de la Facultad de Teología de París rechazaban todo lo que tuviera relación con el pensador estagirita. Tomás de Aquino se encontró entre dos frentes porque los averroístas lo consideraron un teólogo. Se apoyó en el pensamiento aristotélico y combatió las tesis averroístas. La discusión sobre los universales seguía vigente. La postura platónico-agustina defendía que existían en la mente de Dios, mientras que los nominalistas solo lo admitían como palabra en la mente de quien lo piensa.

La Fe y la Razón: Teología y Filosofía en Santo Tomás

Tomás de Aquino reflexionó sobre las relaciones entre la fe y la razón. Distinguió dos tipos de verdades:

  1. Verdades Naturales

    Forman parte de la realidad natural que puede ser aprehendida por la razón humana con la ayuda de los sentidos. Pertenecen a este tipo de verdades el ser humano y Dios.

  2. Verdades Sobrenaturales

    Proceden por revelación divina para que podamos conocerlas mediante la fe. Esta revelación se realiza a través de las Sagradas Escrituras, como la Encarnación.

Aquino estaba convencido de que hay algunas verdades naturales que Dios ha revelado para hacerlas accesibles. Frente a la teoría averroísta de la doble verdad, sostuvo que fe y razón no se contraponen, ya que tienen el mismo origen: Dios. La fe es algo suprarracional. Fe y razón no solo no se oponen, sino que se ayudan mutuamente:

  • La razón proporciona los preámbulos de la fe: aquellas verdades naturales reveladas por Dios que sirven de inicio para la aceptación de las verdades sobrenaturales.
  • La fe protege la razón de dudas y errores mediante verdades naturales que Dios revela.

El Aquinate consideró que la filosofía y la teología son las ciencias más universales. Se diferencian por sus puntos de partida: la razón y la fe. Como San Agustín, Santo Tomás era un enamorado de la verdad. No puede darse una separación radical entre la filosofía y la teología. Otorgó un papel predominante a la teología, ya que se apoya en la palabra de Dios y alcanza la sabiduría más alta; la filosofía se funda solo en la palabra del ser humano. La filosofía está al servicio de la fe. Adoptó el concepto aristotélico de filosofía y la dividió en filosofía teórica y filosofía práctica.

La Realidad Creada: Entes y el Ser en la Filosofía Tomista

La Noción de Ente

El Aquinate se planteó explicar los principios primeros y las causas últimas de la realidad y el ser de las cosas. Admitió que la ciencia que estudia lo que es común a todos los entes es la filosofía primera: la metafísica. Lo primero que conocemos es el ente; cuando conocemos una cosa, la conocemos antes que nada como algo existente. El Aquinate recuerda que ya Avicena había descrito el ente como algo que es real y concreto; lo común a todos los entes coincide en el ser. Sostuvo que la noción de ente no se puede definir porque es universalísima. De la primera noción de ente se deriva el primer principio del conocimiento: el principio de no contradicción. Es el primer principio de la realidad y del pensamiento e incluye la diferencia esencial entre el ser y el no ser: si el ente es lo que es, no puede no ser. El ente excluye el no ser. Pero esto no significa que el ente sea uno y absoluto, sino que cada ente es algo.

El Movimiento

El ser humano se encuentra con una realidad singular. Santo Tomás de Aquino sostuvo la realidad del movimiento, lo que significa que los entes tienen la capacidad de perder y ganar perfecciones. En todo tipo de movimiento se presupone un sujeto que cambia. El movimiento siempre parte de un sustrato que es para llegar a ser de un modo diferente. Las realidades que nos muestra la experiencia tienen la capacidad real: la potencia. Para Aristóteles, la forma sustancial era el acto que proporciona la esencia. La estructura última de los entes era la composición de materia prima y potencia.

La Estructura Última de los Entes

Si lo primero que conocemos en las cosas es su carácter de ente. Los entes son contingentes: lo que es podría haber sido de otro modo o simplemente no existir. Advertimos por la experiencia que las cosas son, pero pertenecen a especies diferentes. Deben tener un principio en acto llamado acto de ser. Santo Tomás advierte en el ente una distinción más fundamental que las que había notado Aristóteles: la distinción real de esencia y acto de ser. La esencia de los entes se comporta como la potencia con respecto al acto de ser: en primer lugar, capacidad real de ser, y este es el acto. No se trata de un acto, sino del acto último. Esta distinción entre esencia y ser en los entes provenía de la metafísica de Avicena. El acto de ser se constituye como la realidad última sobre la que se sostienen todos los demás actos.

La Participación del Ser

Tomás de Aquino elaboró la doctrina de la participación del ser. Los entes son, pero no son el ser en plenitud. La realidad del movimiento y su contingencia confirman su limitación. Según el Aquinate, los seres participan del ser, aunque limitadamente.

El ser puede ser participado por muchos seres finitos sin que por ello pierda ni un grado de su plenitud.

La Creación

Para Aristóteles, la materia es eterna y depende del Primer Motor solo en su generación y corrupción, solo su causa motora. Santo Tomás sostiene que Dios no solo es el Primer Motor, ya que su acción es radical: produce las cosas sin partir de algo dado de antemano, es decir, de la nada. Los seres humanos podemos causar cambios y transformar unas cosas en otras. Somos capaces de producir cosas e incluso innovar, pero siempre partiendo de un material preexistente. Según Tomás de Aquino, la creación, aunque revelada por Dios, puede explicarse racionalmente. Si todos los seres son contingentes (son, pero podrían no haber sido), exigen una causa de su ser. Para Tomás de Aquino, no han sido abandonados a su existencia. La creación supone que las cosas dependen de Dios en su existencia y que de algún modo participan de su mismo Ser. Él está presente en el ser de las cosas. A partir de todo lo anterior, el Aquinate concluyó que los entes creados son imagen de Dios y manifiestan su ser y reflejan su bondad, su verdad y su belleza. Por ser imagen de Dios, las criaturas poseen un mayor o menor grado de bondad en la medida que participan más o menos del ser, cuya plenitud es Dios. El Aquinate distinguió entre la causa primera (causa del ser), que es Dios, y las causas segundas (causas del cambio), que son las criaturas y requieren de un ser previo para su acción.

El Creador: La Existencia y Esencia de Dios según Santo Tomás

La Existencia de Dios

Santo Tomás sostuvo que la razón puede probar la existencia de Dios y alcanzar algún conocimiento de su esencia.

Al comienzo de la Suma Teológica, Aquino se planteó tres interrogantes: ¿Es evidente la existencia de Dios? ¿Se puede demostrar? ¿Cómo puede hacerse?

A la primera cuestión respondió que la existencia de Dios es evidente por sí misma, porque cuando conocemos decimos que encerraría una contradicción. Como no podemos conocer la esencia divina, la afirmación no es evidente con respecto a nosotros. Por eso es posible que algunos identifiquen a Dios con la naturaleza e incluso que otros nieguen su existencia.

A la segunda pregunta contestó que la existencia de Dios no es evidente para nosotros, pero se puede probar por los efectos de la creación. A este tipo de demostración se le llama argumento a posteriori.

En respuesta a la tercera pregunta, elaboró cinco vías para la demostración de la existencia de Dios. Presentan una estructura semejante:

  1. Punto de partida en la experiencia: Observación de algo bien conocido, como la realidad del movimiento.
  2. Aplicación del principio de causalidad: Todo efecto debe ser producido por una causa.
  3. Imposibilidad de una serie infinita de causas: Se rechaza la posibilidad de una serie infinita de causas que a su vez es causada.
  4. Conclusión: Cada vía termina afirmando un aspecto de Dios en cuanto causa de lo creado: Motor Inmóvil.

Las Cinco Vías

Primera Vía: Por el Movimiento

Todo lo que se mueve es movido por otra cosa, pero no es posible una serie infinita de motores, ya que es necesario un Primer Motor. (Origen de la prueba: Aristóteles)

Segunda Vía: Por la Causalidad Eficiente

En el mundo sensible encontramos causas eficientes que a su vez han sido causadas, ya que nada puede ser causa de sí mismo. (Origen de la prueba: Aristóteles, Avicena y Maimónides)

Tercera Vía: Por la Contingencia

Los seres contingentes, que son pero podrían no haber sido, se generan y se corrompen.

Cuarta Vía: Por los Grados de Ser

Comprobamos que en las cosas se dan algunas perfecciones, como la bondad, en mayor o menor grado. En consecuencia, debe haber algo que sea lo verdadero. (Origen de la prueba: San Agustín y San Anselmo)

Quinta Vía: Por el Orden o del Movimiento

Hay un orden en el universo, pero los entes que no tienen inteligencia tienden a un fin, no por casualidad sino de un modo inteligente; ha de existir un ser inteligente.

La Esencia de Dios

Una vez concluidas las pruebas acerca de la existencia de Dios, Tomás de Aquino se propuso explicar la esencia divina. Señaló que no podemos conocerla perfectamente porque Dios es infinito. Distinguió dos caminos o vías:

  1. Vía Negativa

    Consiste en excluir de Dios todo aquello que no le puede ser atribuido.

  2. Vía Afirmativa o Vía Analógica

    Consiste en atribuir a Dios en grado máximo e infinito todas las perfecciones que se descubren en las criaturas.

La vía de eminencia es posible, porque el Aquinate, siguiendo a Aristóteles, entendió que la noción de ser es análoga, de manera que las perfecciones de las criaturas reflejan de alguna manera el ser del Creador. Por vía de eminencia, por analogía, los atributos divinos pueden ser:

  • Atributos Entitativos: Se refieren a la esencia de Dios en cuanto tal. Atributos de este tipo son la simplicidad.
  • Atributos Operativos: Muestran la esencia divina como principio de operaciones y nos orientan sobre cómo es la vida divina. Ejemplos son la inteligencia y la voluntad.