Células Clave en la Respuesta Inmune Específica
El sistema inmune cuenta con diversas células especializadas que intervienen en la respuesta específica del organismo:
Linfocitos T
Reciben este nombre porque maduran en el timo. En su membrana poseen receptores específicos para el antígeno (TCR, T-cell receptor), por los que reconocen a los antígenos que les presentan las células presentadoras de antígenos (CPA), unidos a proteínas del CMH (Complejo Mayor de Histocompatibilidad). No producen anticuerpos. Hay tres clases principales de linfocitos T:
- Linfocitos Th o colaboradores (H de Helper): También conocidos como T4, por tener el antígeno CD4. Un grupo de ellos activan a los linfocitos B, y otros lo hacen con los linfocitos T citotóxicos y los macrófagos.
- Linfocitos Tc o citotóxicos: Destruyen células infectadas y anormales. Son CD8.
- Linfocitos Ts o supresores: Frenan la respuesta inmune. Son también CD8.
Células Asesinas Naturales (NK)
Son un tipo de linfocitos, sin proteínas CD, que destruyen células cancerosas o infectadas por virus o bacterias, mediante mecanismos dependientes o no de los anticuerpos.
Linfocitos B
La ‘B’ que los identifica hace referencia a la bolsa de Fabricio, órgano de las aves en el que se descubrieron. Maduran en la médula ósea. Tras contactar con el antígeno complementario a los anticuerpos de su membrana, se transforman en células plasmáticas, especializadas en secretar grandes cantidades de anticuerpos que neutralizan el antígeno que inició la reacción. Tienen una vida corta.
Inmunidad Humoral
Esta modalidad se conoce como humoral porque los linfocitos liberan los anticuerpos (Ac) que fabrican al medio extracelular líquido (humor). Se inicia cuando el antígeno (Ag) está en el exterior de las células, ya sea en sus membranas, en el plasma o en el espacio intercelular. Es llevada a cabo por linfocitos B que se activan y transforman en células plasmáticas secretoras de grandes cantidades de anticuerpos. Progresivamente, los anticuerpos formados tienen mayor afinidad por el antígeno y mayor capacidad para bloquearlos o marcarlos para su destrucción.
Mecanismos de Activación de Linfocitos B
- Directamente: Cuando el antígeno se une con aquellos linfocitos B inmaduros o vírgenes que contienen en su membrana los anticuerpos complementarios.
- Mediante la colaboración de linfocitos T colaboradores (Th): Estos se activan en contacto con el antígeno o fragmentos del mismo presentados por las células presentadoras de antígenos (CPA) y liberan linfocinas que estimulan al linfocito B a proliferar y transformarse en células plasmáticas y en linfocitos B de memoria.
Los linfocitos B de memoria tienen una vida ilimitada y responden con gran rapidez e intensidad a un nuevo contacto con el antígeno. Estas características diferencian una respuesta primaria, más suave y con un período de adaptación que se produce en el primer contacto con el antígeno, de la respuesta secundaria.
Inmunidad Celular
La realizan los linfocitos T citotóxicos (Tc o T8); es más lenta que la humoral y se inicia cuando el agente patógeno está en el interior de las células. Los linfocitos citotóxicos (Tc) destruyen a las células patógenas. Puede haber dos modalidades:
Activación Directa de los Linfocitos Tc
Se necesita que previamente la célula infectada muestre en sus antígenos de membrana del CMH de clase I los antígenos del agente que la ha alterado, por ejemplo, proteínas virales en el caso de una infección por virus. Los linfocitos Tc inactivos se unen por medio de sus receptores TCR al complejo CMH-antígeno, y esta unión los activa, proliferan y originan clones del mismo linfocito Tc. Todos ellos son capaces de destruir, mediante procesos líticos, las células que tienen en superficie ese antígeno. También liberan linfocinas que amplían la respuesta inmune.
Activación con Colaboración de Linfocitos Th1
Con la ayuda de los linfocitos colaboradores o T4 (a estos se les conoce como Th1, pues no son los mismos que los de la respuesta humoral, llamados Th2). En este caso, las células CPA fagocitan al agente agresor y muestran en las moléculas del CMH II de su membrana los péptidos antigénicos resultantes. Estos son reconocidos por los linfocitos colaboradores T4 que se activan, originando linfocitos T de memoria y linfocinas que estimulan la proliferación de los linfocitos Tc y de los macrófagos.
Concepto de Antígeno (Ag)
Un antígeno es aquella sustancia que, siendo reconocida como extraña por el sistema inmune, es capaz de inducir en este una respuesta específica encaminada a su neutralización.
La respuesta inmune consiste en la síntesis de un tipo de moléculas, los anticuerpos, que se unen específicamente al antígeno, desencadenando esta unión el proceso destructivo del antígeno. La mayoría de los antígenos son proteínas, aunque muchos polisacáridos tienen también este comportamiento. Como son macromoléculas, casi todas superiores a 5 kDa (kilodaltons), pueden poseer más de una zona con actividad antigénica. A estas regiones superficiales se las conoce como determinantes antigénicos o epítopos, y por ellas se unen con los anticuerpos. Los antígenos serán monovalentes, divalentes o polivalentes según los epítopos que posean.
La Importancia de Sueros y Vacunas
La inmunidad natural es la que se consigue por procesos naturales o habituales del organismo. Puede ser:
- Pasiva: Cuando el hijo recibe por la placenta los anticuerpos maternos.
- Activa: Cuando es el propio organismo el que desarrolla la inmunidad, normalmente tras experimentar un contacto fortuito con el agente infeccioso (por ejemplo, los niños que han pasado el sarampión están inmunes a la enfermedad y superan posteriores contactos con el virus).
- Propia de la especie: Cuando un agente no afecta a ciertas especies (por ejemplo, el virus de la peste porcina no afecta a los humanos).
La inmunidad artificial se consigue por medio de técnicas sanitarias de vacunación y sueroterapia, que son intervenciones humanas voluntarias:
La Vacunación
La vacunación busca desarrollar en el hospedador una inmunidad activa, sin que padezca la enfermedad. Se administra una preparación (vacuna) que contiene antígenos. Estos antígenos pueden ser:
- Cepas seleccionadas de organismos vivos pero poco virulentos (como las vacunas de la poliomielitis o el sarampión).
- Organismos muertos (como la vacuna de la rabia).
- Toxinas modificadas sin poder tóxico o toxoides (como la del tétanos).
- Antígenos aislados de la superficie del patógeno (como la de la hepatitis B).
El Sistema del Complemento
El complemento es un conjunto de más de 20 proteínas plasmáticas solubles, globulinas, siempre presentes de forma inactiva. Se activan secuencialmente ante la presencia de complejos antígeno-anticuerpo o directamente por antígenos. Esta activación en cascada de sus componentes puede tener las siguientes consecuencias finales:
- Formación de un complejo perforante que provoca la lisis del microorganismo invasor.
- Inicio de un proceso inflamatorio, pues sus componentes provocan vasodilatación.
- Opsonización de los patógenos, haciéndolos más “atractivos” a los macrófagos.
Estas proteínas reciben el nombre de complemento porque ayudan y complementan los mecanismos de respuesta inmune.