El Constructivismo en la Psicología y la Pedagogía
A Jean Piaget se lo conoce como el padre del constructivismo en Psicología y Pedagogía. Para el constructivismo, es el alumno el que dirige su propio aprendizaje por interés. El pedagogo constructivista solo pone a disposición de sus estudiantes una serie de herramientas, y son estos los que las interpretan en su contexto —su función— y las usan para sus propios fines.
Lo que hace el constructivista es pensar en esas herramientas como poseedoras de un significado propio pero limitado. Son los estudiantes los que deben ‘redondear’ este significado por medio de un uso significativo de ellas.
El constructivismo como tal es un modelo educativo en el que el alumno dirige su propio aprendizaje por interés. La clave del constructivismo es:
- La autonomía del alumno, que dirige por sí solo el proceso de aprendizaje.
- La motivación, el interés propio, la curiosidad y la admiración.
- La capacidad de transformar la información de su entorno y sus respuestas en información significativa.
- La construcción de su propia interpretación de dicha información, su propio mundo de objetos y personas.
El aprendizaje es significativo cuando se compone de:
- Completud: que está completo.
- Coherencia: que no se contradice.
- Consistencia: que se implica en la interpretación del mundo.
Ejemplo: Por ejemplo, el Baby Led Weaning (BLW) es la práctica realizada a los 6 meses de vida en el destete (etapa de alimentación complementaria) en la que se ofrece la oportunidad de introducir paulatinamente nuevos alimentos parejos a la lactancia; alimentos que el niño descubrirá aumentando su mundo de sensaciones. El mundo del niño se abre a los alimentos sólidos.
Colocaos por un momento de nuevo en el lugar de ese niño. Esto es introspección y consistía en ‘mirar para adentro’ y así vernos pensando. Somos un bebé. Nuestros sentidos (seis en principio) no se han activado todos al mismo tiempo. Durante la gestación comenzó a desarrollarse primero el tacto —en torno a las siete y las doce semanas de vida—, que se va extendiendo de la boca y los labios al resto de la cara, las palmas de las manos y el tórax. Solo la coronilla y la espalda no terminan de formar parte de este primer sentido ampliado.
Ontogénesis Sensorial y Desarrollo Fetal
Podemos concluir que también hay una sensibilidad propioceptiva. Saben en qué posición están y se mueven para cambiarla suspendidos en el líquido amniótico. A partir de las 12 semanas, nuestra nariz ya puede percibir olores y, paralelamente, se va formando también el sentido del gusto, que acaba de desarrollarse hacia las 16 semanas, en que ya puede diferenciar sabores.
A los cuatro meses de embarazo —esas 16 semanas— el feto puede ya distinguir, aun con los párpados sellados, estímulos luminosos por medio de la vista. Los párpados no se abrirán hasta el séptimo mes de gestación, y una vez nazca no verá más que sombras —luz y ausencia de luz— hasta los primeros meses de vida. Oído y vista se comienzan a desarrollar también a la par. El oído acabará siendo el sentido más agudo durante el embarazo, pero empieza en ese cuarto mes por captar apenas el latido cercano del corazón de su madre y el flujo sanguíneo a través del cordón umbilical.
Este es nuestro mundo hasta las 36-40 semanas de vida. A este desarrollo de los sentidos en el útero materno le llamamos ontogénesis sensorial y le viene el nombre de que, como en la ontología o disciplina filosófica que estudia las cosas que existen y cómo existen, los sentidos del feto van abriendo el campo de las cosas que hay, que llegan a existir para nosotros.
El Diálogo con el Entorno y el Progreso Epistémico
La teoría de Piaget se basa precisamente en que esas operaciones que hemos visto desarrollarse en el niño de 6 meses con el Baby Led Weaning son básicamente las mismas que desarrolló en el útero y… que repetirá una y otra vez, abriendo su mundo, construyéndolo, en los años sucesivos. Piaget nos presenta la idea de que el aprender es cosa de dialogar con nuestro entorno y llegar a un acuerdo con el mismo. Hacerse un mundo es lo mismo que reconciliarse con las respuestas frustrantes que este nos devuelve con cierta asiduidad.
Los fallos son más ilustrativos porque nos dicen claramente lo que no debemos hacer, lo que no funciona, lo que no es cierto, lo que no está bien dicho… No solo eso, los errores, las respuestas incorrectas, con bastante frecuencia nos dicen por qué esa solución a un problema no funcionó bien. A eso le podemos llamar progreso epistémico.
Como decíamos, para Jean Piaget el desarrollo humano va ligado al desarrollo cognitivo, y este desarrollo puede seguirse a través de los distintos avances biológicos, ontogénicos y culturales que el niño experimenta. Cada etapa de este desarrollo —umbral cognitivo— que el aprendiz de humano traspasa le facilita nuevas herramientas de interpretación del mundo. De hecho, un mundo nuevo va apareciéndole sucesivamente.
Este mundo va teniendo nuevos sentidos asociados a los nuevos objetos que lo pueblan, y el niño va pudiendo resolver problemas antiguos que ahora le resultan evidentes y sencillos. Como la medida del aprendizaje es un cierto tipo de éxito en la resolución de estos problemas, podemos llamar a estas nuevas competencias adquiridas virtudes epistémicas.
Es decir, son virtudes como capacidades apreciadas, valoradas, a las que se les da importancia porque garantizan el éxito en conseguir determinada información del medio ambiente que rodea al estudiante. El niño repite una y otra vez el proceso de equilibrar su mundo. Cada novedad requiere lo que Piaget llama ciclos de asimilación —bienvenida al nuevo estímulo desde la organización actual de su mundo— y acomodación —establecimiento de nuevas relaciones entre sus creencias antiguas y las nuevas. Las relaciones entre la experiencia antigua y la nueva son en sí una comparación. Podríamos decir sin miedo que todas las competencias intelectuales que desarrollamos durante nuestras vidas son comparaciones. El pero está en que en ocasiones no tenemos un nombre que ponerle a la nueva experiencia para identificarla y poderla comparar…
Las Cuatro Etapas del Desarrollo Cognitivo
1. Etapa Sensoriomotora (hasta los 2 años)
Es la etapa en la que conocemos el mundo a través de los sentidos y tenemos mecanismos reflejos. “Nosotros somos nuestros sentidos”. Es la etapa en la que se produce la experimentación y el pensamiento o interacción inmediata: búsqueda del mundo (inteligencia empírica).
- Se establece el nombre de cosas desconocidas y pasan a ser conocidas.
- Revolución de los nueve meses (R. Spitz; D. Stern): aprenden que los objetos van, predicen, vienen, explican y permanecen siendo ellos mismos, iguales.
- Dualismo: aprenden cosas semejantes y diferentes. “Esto es lo mismo, esto es diferente”.
2. Etapa Preoperacional (hasta los 7 años)
Es la etapa donde se crea un pequeño yo o yo mínimo que está detrás de todas las operaciones sin ser consciente (pensamiento inmediato) aún de su propia existencia ni de la diferencia entre ellas.
- Egocentrismo: solo hay un punto de vista: el mío.
- Lo que parece, es: la apariencia es la realidad.
- Teoría de la mente: hay cosas que son mentes y no son como los objetos físicos, sino que son personas. El niño aprende a pensar sobre lo que otros piensan. Los niños antes de los 4 años, y los individuos dentro del espectro autista, tienen dificultades.
- Se conoce también como etapa prelógica o de lógica subjetiva porque en ella el niño es capaz de separarse de lo que piensa.
- Representaciones internas: el niño sabe distinguir entre él, su cuerpo y sus pensamientos.
- Representaciones externas: objetos fuera de él que son independientes y pueden existir sin permiso. Son estables en el tiempo.
- Puede imaginarse ocupando distintos puntos de vista, pero siempre en primera persona.
3. Etapa de las Operaciones Concretas (de los 7 a los 11 años)
En esta etapa el niño ya es consciente de que existen diferentes puntos de vista (pensamiento recíproco). Según Piaget, el término operaciones hace referencia a acciones mentales llamadas manipulaciones que son reversibles, es decir, que podemos hacer y deshacer, clasificar, ordenar por categorías. Las primeras manipulaciones serán, por supuesto, de cosas concretas: esta muñeca, este perro…
Ejemplo: Principio de contradicción – el experimento de conservación de los volúmenes de agua.
4. Etapa de las Operaciones Formales (de los 11 años en adelante)
Según Piaget, en esta etapa el niño no solo es capaz de pensar en cosas concretas y de relacionarlas, sino de representar de forma abstracta cosas concretas. No necesitan tener el objeto presente ni percibirlo para compararlo, y pueden manipularlo sin necesidad de que exista.
Ejemplo: Una ley, una hipótesis.
Desarrollan un pensamiento colateral: son capaces de invertir lo recíproco, es decir, piensan en el conjunto complementario o proporcional. Ej. Si un hombre es alto, es guapo. El que es alto, es guapo.