La Evolución Humana: Orígenes Biológicos y Culturales

El hombre es un animal más, producto de la evolución biológica. El hombre no ha existido desde siempre sobre la Tierra, sino que apareció en un tiempo relativamente reciente. Como cualquier otra especie viviente, la especie humana es el resultado de una larga serie de transformaciones insertas en un proceso evolutivo. Aunque su genealogía completa continúe siendo un tanto oscura, sin embargo se ha podido establecer una idea muy aproximada de ella utilizando los datos de la anatomía comparada, de la embriología y de la paleontología.

Somos primates muy semejantes anatómicamente a las especies vivas con que se forma la familia de los póngidos: gorila, orangután, chimpancé, etc. Como ellos y otras especies extinguidas, procedemos de una línea ancestral común: la Hominoidea, que en el curso de la evolución se fue diversificando en ramas distintas que posteriormente emprendieron evoluciones particulares.

El hecho de la aparición del hombre es el caso más notable de la evolución biológica porque, una vez conseguidos los caracteres fisiológicos, se produjo una inflexión o cambio cualitativo de tendencia, es decir, se produjo la emancipación de lo biológico para dar paso a la evolución cultural exclusiva del hombre. Actualmente se considera indudable el hecho de que el hombre desciende evolutivamente de otras especies inferiores que le precedieron en el proceso filogenético.

El problema que se nos plantea es establecer en qué momento concreto podemos hablar de la aparición del hombre como tal. En los gráficos de la página siguiente podemos hacernos a la idea de la gran historia de la evolución humana. El primero de ellos nos describe cronológicamente la aparición de la vida animal en la Tierra, incluyendo al hombre y sus antecesores. En el segundo esquema aparecen comparados los diferentes homínidos encontrados.

Las Edades Culturales y Descubrimientos Arqueológicos

Los antropólogos dividieron la historia cultural en tres grandes períodos: la Edad de Piedra, la de Bronce y la de Hierro. Anteriormente a la Edad de Piedra debió haber existido una “Edad del Hueso”. Las edades de Bronce y de Hierro son muy recientes.

Lo que llamamos civilización empezó quizá alrededor del año 6.000 a. C., cuando el hombre se transformó de cazador a agricultor, aprendió a domesticar los animales, desarrolló nuevos tipos de herramientas y se sedentarizó. Este período recibió el nombre del Neolítico y pudo haberse originado en el Próximo Oriente. Las pruebas de la existencia de culturas humanas preneolíticas empezaron a salir a la luz en Europa a finales del siglo XVIII.

En 1797 John Frere descubrió en Suffolk algunos útiles de pedernal demasiado primitivos para haber sido realizados por el hombre neolítico. Se hallaron a una profundidad de cuatro metros bajo tierra, lo cual, según el índice normal de sedimentación, demostraba su enorme antigüedad. El Paleolítico fue dividido en los períodos Inferior, Medio y Superior; los instrumentos más antiguos hallados parecían remontarse a una época de cerca de un millón de años atrás.

En 1868 se descubrieron cinco esqueletos humanos en las llamadas Cuevas de Cro-Magnon, al sur de Francia, los cuales parecían tener una antigüedad de unos 40.000 años, de mayor talla que el promedio del hombre moderno y dotado de una gran bóveda craneal. El hombre de Cro-Magnon no fue el primer ser humano primitivo sacado a la luz por los arqueólogos.

En 1857 en el valle de Neandertal se descubrió un esqueleto que parecía un ser humano, pero con unas características bastante peculiares. El cráneo tenía una frente con una inclinación hacia atrás muy pronunciada y arcos superciliares muy acusados. Posteriormente se hallaron más esqueletos de este tipo construyéndose así una imagen del hombre de Neandertal: era un bípedo rechoncho y encorvado con un promedio de estatura de un metro y medio, el cráneo era bastante voluminoso para albergar un cerebro de tamaño parecido al del hombre moderno. Más tarde se encontraron esqueletos parecidos a este en lugares remotos: hombre de Rodesia y Solo. Algunos antropólogos consideraron que los tres debían ser considerados como variedades o subespecies del Homo sapiens.

Si el hombre de Neandertal y sus parientes pueden ser considerados como sapiens, entonces nuestra especie podría tener una antigüedad de unos doscientos mil años.

La Búsqueda de los Primeros Homínidos

Los homínidos son criaturas que se parecen más al hombre que al mono. Darwin, con su obra El origen de las especies, desencadenó una intensa búsqueda de antepasados subhumanos, lo que normalmente se conoce como “el eslabón perdido”, pero esta búsqueda no ha dado aún frutos concluyentes.

En la década de 1880-90, Th. Dubois mantuvo la tesis de que los antepasados del hombre tenían que ser hallados en la actual Indonesia. Se trasladó a Java y allí encontró la parte superior de un cráneo que tenía un tamaño superior al del mono y menor que el humano. Esta criatura fue llamada Pithecanthropus erectus.

Mientras tanto se descubrieron en una cueva cerca de Pekín cráneos y mandíbulas de un hombre primitivo al que se le bautizó como hombre de Pekín. Se piensa que el hombre de Java vivió hace medio millón de años, empleó el fuego y fabricó herramientas de hueso y piedra.

En 1977 se descubrió un fósil de homínido de tal vez 4 millones de años; se trataba de una pequeña criatura de 1,20 metros y de huesos muy delgados, de nombre científico Australopithecus y conocido cariñosamente con el nombre de Lucy. Tal vez Lucy representa a los antepasados de dos ramas de la línea homínida: australopitecinos y homínidos (habilis, erectus y sapiens).