El Reinado de Carlos I de España y V de Alemania (1516-1556)
Carlos V, a pesar de ser hijo de Juana I de Castilla (la Loca) y Felipe I (el Hermoso), y nieto de los Reyes Católicos, era de origen extranjero. Proveniente de Gante, llegó a España con 16 años sin saber hablar español, lo que lo consolidó inicialmente como un monarca extranjero.
Recibió una vasta herencia de sus abuelos paternos y maternos. De Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla heredó los títulos de Aragón, Castilla, Sicilia, Cerdeña y Canarias.
Conflictos Internos
El reino de Carlos I no estuvo exento de problemas, marcados por el descontento ante la figura del monarca extranjero y sus ministros flamencos:
- La Revuelta de los Comuneros (1520-1522): Fue una revuelta de las ciudades castellanas que protestaban por el monarca extranjero. Exigían que no saliera de España y rechazaban a los ministros foráneos, como Adriano de Utrecht. Los principales cabecillas fueron Bravo, Padilla y Maldonado.
- Las Germanías (1519-1523): Fue un movimiento en la Corona de Aragón (especialmente en Valencia y Mallorca) de carácter social. Los gremios tomaron las armas para defenderse de los turcos y de la nobleza, constituyendo hermandades. Se negaron a devolver las armas, generando un momento de gran tensión social.
Conflictos y Política Exterior
Los conflictos exteriores fueron constantes y numerosos, generando enormes gastos militares que absorbieron gran parte de la riqueza económica de Castilla. La política exterior de Carlos I se centró en tres grandes líneas:
La Lucha por la Hegemonía en Europa (1519-1544)
Llevó al enfrentamiento con Francisco I de Francia, la otra gran potencia europea que rodeaba las posesiones de los Austrias. La lucha por el predominio en Italia se saldó con la victoria y supremacía de Carlos I, quien incorporó el Milanesado a los dominios españoles.
La Defensa de la Ortodoxia Católica (1519-1555)
La defensa de la ortodoxia católica en el seno de la cristiandad impulsó la lucha contra los protestantes. Carlos I, en una primera fase, sometió a los príncipes alemanes en la Batalla de Mühlberg (1547). Sin embargo, la resistencia continuó. Finalmente, por la Paz de Augsburgo (1555), Carlos I reconoció la vigencia de las dos religiones en el Imperio, aunque se obligaba en cada territorio a profesar la religión de su príncipe (cuius regio, eius religio).
La Lucha contra el Imperio Otomano
Aunque no se detalla, la amenaza turca fue constante en el Mediterráneo, obligando a la defensa de las posesiones españolas y a la constitución de hermandades (como se mencionó en las Germanías).
Abdicación y Legado
Frente a las reformas religiosas, se celebró el Concilio de Trento (siglo XVI). Consciente de los problemas que había ocasionado, Carlos V abdicó en 1556. Cedió la Corona de España y sus posesiones a su hijo Felipe II, y dejó los territorios de Austria y el título imperial a su hermano Fernando.
El Reinado de Felipe II (1556-1598)
La Unión con Portugal
Tras la abdicación de Carlos V en 1556, Felipe II no heredó los territorios de Austria. Sin embargo, tras la muerte del rey de Portugal sin descendencia, Felipe II recibió esta corona y todo su imperio marítimo, ya que como hijo de Isabel de Portugal era el candidato con mayores derechos. En 1580, la Monarquía Hispánica alcanzó su máxima extensión territorial.
Felipe II residió en España la mayor parte de su reinado y estableció en 1561 la capital en Madrid. Su gobierno fue un ejemplo de centralización y absolutismo.
Política Interior
La política interior se apoyó en dos bases fundamentales: el absolutismo de la monarquía y la intolerancia religiosa. Fue una época de crisis religiosa, donde el descontento social y político a menudo se manifestaba en forma de crítica y disidencia religiosa.
La Rebelión de las Alpujarras (1568-1571)
Los moriscos representaban una parte significativa de la población de Granada. Las presiones de que eran víctimas habían ido deteriorando sus relaciones con la comunidad cristiana. A ello se añadió en 1567 un decreto real que les prohibía el uso de su lengua y de sus costumbres. En 1568 estalló una violenta rebelión que fue sofocada, y los moriscos fueron dispersados por el resto de Castilla.
Las Alteraciones de Aragón
Durante su reinado, Felipe II trató de fortalecer su autoridad sobre el reino de Aragón, que había alcanzado una situación de autogobierno con Carlos I debido a sus continuas ausencias de España. Este intento de centralización provocó tensiones y revueltas.
Conflictos Exteriores
La política exterior de Felipe II estuvo inspirada, en lo esencial, en los mismos principios que la de Carlos I: defensa del catolicismo y mantenimiento de la hegemonía.
Países Bajos
El principal problema fue la revuelta de los protestantes. Felipe II, como rey profundamente católico, intentó mantener la unidad mediante la diplomacia y la fuerza. Los Países Bajos terminaron divididos: al norte, las Provincias Unidas (protestantes); y al sur, Flandes (católicos). Como gobernadora de los Países Bajos se quedó Isabel Clara Eugenia.
Inglaterra
El conflicto se centró en la piratería inglesa, que llevaba años asaltando los galeones españoles, y en el apoyo constante de Inglaterra a los protestantes en los Países Bajos. Felipe II programó un proyecto para invadir Inglaterra, creando una gran flota de barcos. Este proyecto fracasó, produciéndose el desastre de la Armada Invencible en 1588.
Conclusión del Reinado
El Imperio español alcanzó su máxima extensión territorial bajo Felipe II. Sin embargo, la complejidad de la monarquía, donde cada territorio mantenía sus propias instituciones y leyes, sumada a los enormes gastos militares, supuso el inicio de una crisis. El final del reinado de Felipe II marca el comienzo de una recesión territorial y económica para la Monarquía Hispánica.