Las Regencias y el Reinado de Isabel II: La Construcción del Estado Liberal en España (1833-1854)

La Construcción del Estado Liberal: Las Regencias (1833-1843)

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

Primer período moderado (1833-1835)

Inicialmente, María Cristina confió el gobierno a Cea Bermúdez, de tendencia absolutista moderada. Durante su mandato hubo pocas reformas, entre las que destaca la nueva división provincial de Javier de Burgos (1833). Este gobierno generó un gran descontento liberal y propició el avance carlista, por lo que la regente necesitó el apoyo de los liberales para salvar la monarquía. Esto condujo al nombramiento de Martínez de la Rosa, quien impulsó el Estatuto Real (1834). Este documento no era una constitución, sino una carta otorgada que establecía unas Cortes bicamerales (Estamento de Próceres y Estamento de Procuradores), un sufragio censitario muy restringido y un poder amplísimo para la Corona.

Gobierno progresista (1835-1837)

Debido a la inestabilidad política y las revueltas urbanas de 1835, cayó Martínez de la Rosa y llegó al poder el progresista Mendizábal. Sus objetivos eran consolidar la causa isabelina apoyándose en el liberalismo. Para ello, emprendió una gran reforma: la Desamortización de bienes eclesiásticos, junto a la abolición de los señoríos y otras medidas para liberalizar la economía. Presionada por los moderados, María Cristina lo destituyó, lo que provocó una nueva insurrección (Motín de La Granja, 1836) que obligó a restablecer la Constitución de 1812. Sin embargo, las Cortes prefirieron elaborar una nueva carta magna: la Constitución de 1837, pactada entre moderados y progresistas.

Sus principales características eran:

  • Soberanía nacional.
  • Amplia declaración de derechos del ciudadano.
  • Bicameralismo: Senado designado por la Corona y Congreso elegido por sufragio censitario.
  • Amplios poderes de la Corona (poder ejecutivo y derecho de veto).
  • Aconfesionalidad del Estado, pero con el compromiso de financiar el culto católico.
  • Reconocimiento de la Milicia Nacional.

Retorno de los moderados (1837-1840)

Los moderados gobernaron dentro del nuevo marco constitucional, pero restringiendo derechos. La nueva Ley de Ayuntamientos (1840), que permitía al gobierno nombrar a los alcaldes, desató un gran conflicto. Los progresistas se opusieron con levantamientos apoyados por la Milicia Nacional, lo que provocó la caída y el exilio de María Cristina. Finalmente, los progresistas apoyaron al general Espartero como nuevo regente.

La Regencia de Espartero (1840-1843)

Espartero, aclamado como un héroe liberal, gobernó de forma autoritaria. Para consolidar su poder, disolvió las juntas revolucionarias y se apoyó en su círculo de militares afines (conocidos como los ayacuchos). Durante su regencia surgieron múltiples conflictos: los moderados conspiraban para restaurar a María Cristina; los propios progresistas se distanciaron por el tratado comercial librecambista con Gran Bretaña, que perjudicaba a la industria textil nacional; y estalló un grave conflicto en Cataluña por el Arancel de 1841, que culminó con el bombardeo de Barcelona. Finalmente, Espartero perdió sus principales apoyos, incluyendo los de militares como Narváez, Prim y Serrano, y fue forzado al exilio. Como consecuencia, las Cortes proclamaron mayor de edad a Isabel II con tan solo 13 años.

El Reinado de Isabel II (1843-1868)

Contexto general y principales fuerzas políticas

El reinado de Isabel II se caracterizó por:

  • Mayoría de edad anticipada (1843).
  • Predominio del Partido Moderado.
  • Inestabilidad política y protagonismo militar (pronunciamientos).
  • Constante intervencionismo de la reina en la política.
  • Consolidación del liberalismo conservador a través de la Constitución de 1845.
  • Transformaciones económicas y sociales (desarrollo del ferrocarril, la banca y crecimiento urbano).

Moderados y Progresistas: dos modelos de liberalismo

Moderados
  • Principios: Orden y autoridad.
  • Soberanía: Compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Poder de la Corona: Muy amplio.
  • Sufragio: Censitario muy restringido.
  • Cortes: Senado no electivo.
  • Estado: Confesional y centralizado, con alcaldes nombrados por el gobierno.
  • Milicia Nacional: Supresión.
  • Dirigentes: Narváez, Martínez de la Rosa, Bravo Murillo, O’Donnell, Serrano.
Progresistas
  • Principios: Defensa de libertades públicas y protagonismo de las Cortes.
  • Soberanía: Nacional.
  • Poder de la Corona: Limitado.
  • Sufragio: Censitario menos restringido.
  • Poder local: Autonomía municipal con alcaldes elegidos por los ciudadanos.
  • Reformas: Desamortización y medidas anticlericales.
  • Milicia Nacional: Defendían su existencia.
  • Dirigentes: Espartero, Mendizábal, Prim, Madoz.

Otras fuerzas políticas

  • Unión Liberal: Proyecto centrista de O’Donnell y Serrano que buscaba un equilibrio entre moderados y progresistas.
  • Demócratas y Republicanos: Escisiones de los progresistas que defendían el sufragio universal masculino, libertades públicas plenas y un mayor protagonismo popular.

Etapas del reinado: La Década Moderada (1844-1854)

El general Narváez asumió el poder e impulsó la Constitución de 1845, de carácter conservador. Entre las reformas de este período, destacan:

  • La Ley de Ayuntamientos, que reforzaba el centralismo al permitir al gobierno nombrar a los alcaldes.
  • La reforma fiscal de Mon-Santillán, que unificó impuestos en nuevas contribuciones directas (agrarias, industriales y de comercio). Sin embargo, la falta de un catastro fiable dificultó su aplicación y no pudo evitar el fraude fiscal.
  • La creación de la Guardia Civil (1844) por el duque de Ahumada para mantener el orden en las zonas rurales.
  • La aprobación del Código Penal (1848), que buscaba unificar el sistema judicial.
  • El impulso a las obras públicas, como el ferrocarril, y a la instrucción pública, cuyas bases culminarían en la Ley Moyano de 1857.

Durante la Década Moderada también se firmó el Concordato con la Santa Sede en 1851, que establecía la religión católica como la oficial del Estado. Además, tuvo lugar la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), conocida como la Guerra dels Matiners. Finalmente, la década terminó con una crisis política que desembocó en el pronunciamiento de la Vicalvarada (1854), que daría paso al Bienio Progresista y a la fundación de la Unión Liberal.