Música del Romanticismo: Exploración de sus Características, Ópera y el Piano Emblemático

El Romanticismo Musical: Origen y Periodización

El Romanticismo surgió a principios del siglo XIX, inicialmente como un movimiento literario en Alemania, para luego extenderse a las demás artes, incluida la música. Como periodo histórico, suele identificarse con el siglo XIX. Musicalmente, se establecen tres grandes periodos:

  • Primer Romanticismo: Desde 1820 hasta las revoluciones burguesas de mitad de siglo. Antes de esta época, algunos autores hablan de un periodo de transición con figuras como Beethoven o Schubert. A este primer periodo pertenecerían compositores como Schumann, Mendelssohn, Berlioz o Verdi en su primera época.
  • Segundo Romanticismo: Desde 1850 hasta la década de 1870. Una nueva generación de compositores entre los que destacan Brahms, Tchaikovsky o la segunda etapa de Verdi.
  • Postromanticismo o Romanticismo tardío: Desde 1870 hasta bien entrado el siglo XX. Destacan autores como Mahler o Richard Strauss.

Características del Romanticismo Musical

  1. Interés por las melodías bellas, expresivas y apasionadas.
  2. La armonía evoluciona buscando cromatismos y modulaciones cada vez más arriesgadas.
  3. Gran riqueza de efectos de matiz, con contrastes de dinámica o de tempo, siempre buscando una mayor expresividad.
  4. Grandes avances en la construcción de instrumentos. Surgen nuevos instrumentos, como la tuba o el saxofón, y se mejoran otros, como los instrumentos de viento al incorporar pistones o llaves. Pero el instrumento más típicamente romántico fue el piano, que alcanza la mayor perfección técnica y musical. La orquesta incorpora nuevos instrumentos y aumenta notablemente de tamaño. También surge la figura del director de orquesta.
  5. Gusto por el virtuosismo y los alardes técnicos. El músico virtuoso se convierte en una figura central del mundo musical romántico.
  6. La ópera vive una época dorada. Se busca sobre todo la expresividad y la integración entre texto y música.
  7. En cuanto a las formas musicales, se continúan utilizando las formas clásicas (sonata, concierto y sinfonía) aunque, en general, de mayores dimensiones.

La Ópera Italiana en el Romanticismo

A finales del siglo XVIII, la ópera italiana había cedido protagonismo frente a Alemania o Austria, que fueron reformando la ópera. En Italia seguía primando la tradición operística napolitana, en la que se valoraban aspectos como la perfección en el canto o la brillantez orquestal. Pero a principios del XIX, la ópera italiana volvió a experimentar un nuevo auge con varios autores, sobre todo Rossini. Después, estaría dominada por el personaje central del siglo XIX italiano, que fue Verdi. Ya en la segunda mitad del siglo, recibiría un nuevo impulso con una corriente denominada verismo, cuyo principal representante fue Puccini. En general, la ópera italiana del XIX buscó temas dramáticos procedentes tanto de la literatura (Verdi) como de la realidad (el verismo). En el aspecto musical se observan los siguientes cambios:

  • Aparecen formas dramáticas nuevas, como el aria en dos partes: una primera parte lenta y expresiva, denominada “cantabile”, y otra más rápida y brillante, llamada “cabaletta”.
  • El recitativo de etapas anteriores es sustituido por la “scena”, reservada sobre todo para los diálogos y momentos de acción, y con un acompañamiento orquestal más rico.
  • En general, las óperas tienen menos números y estos son más largos y menos separados unos de otros para dar continuidad al drama.

La Música Instrumental Romántica

Así, se siguieron componiendo sonatas, cuartetos, sinfonías y conciertos como en la época clásica. No obstante, en el Romanticismo podemos encontrar una cierta evolución en las formas musicales instrumentales, destacando dos circunstancias principales:

  • Por un lado, las sonatas, conciertos, sinfonías, etc. románticas también estaban basados principalmente en la forma sonata, pero aplicaban estas formas de modo mucho más libre. Además, el tratamiento de la armonía se fue haciendo más complejo y evolucionado.
  • La única forma musical nueva que apareció en el Romanticismo fue el Poema Sinfónico. Se trata de una obra para orquesta (como la sinfonía) pero se estructura en un único movimiento. La composición de un poema sinfónico se basa en un texto o idea, que condiciona las ideas musicales y la estructura formal de la obra. Esta forma de composición es lo que se conoce como música programática.

El Piano Romántico: Instrumento Emblemático

El piano apareció a principios del siglo XVIII, pero no fue hasta principios del XIX cuando se convierte en el instrumento emblemático del Romanticismo.

  1. Cuenta con una extraordinaria gama de alturas y dinámicas, lo que le permite una gran cantidad de ataques y variedad de efectos expresivos, así como un sonido cálido, impresionante o intimista, a gusto del músico.
  2. Su carácter polifónico le permite mostrar por sí solo la rica armonía de las obras románticas, convirtiéndole en un sustituto ideal de la orquesta en las veladas privadas y recintos o situaciones que no posibilitan la presencia de la misma.
  3. Es un excelente acompañante, tanto de la voz como de los diversos instrumentos. Igualmente puede dar la réplica al volumen sonoro de la orquesta, siendo la composición de conciertos para piano un capítulo importante en la música romántica.
  4. Permite el desarrollo del virtuosismo tan típicamente romántico con la aparición de los denominados “divos“, que eran famosos cantantes o instrumentistas excepcionales y con un gran número de seguidores (Chopin y Liszt).

Estudio de Caso: La Traviata de G. Verdi

Escena inicial: Brindis (“Libiamo…”)

Instrumentación y Voces

Orquesta completa, coro y 5 solistas. Los cinco papeles principales son: un tenor (el protagonista), dos barítonos, una soprano (la protagonista) y una mezzosoprano.

Estructura de la Ópera

Está formada por 3 actos y 4 cuadros (el segundo acto tiene 2 cuadros). Cada cuadro es una sucesión de números que tiene una unidad dramática y musical.

La Escena Inicial

Es la escena en la que se conocen los dos protagonistas. Se desenvuelve en un gran salón en el que se celebra una fiesta de sociedad. Se trata de un número de conjunto, ya que intervienen varios personajes, entre ellos los dos protagonistas, más el coro, que está formado por los invitados de la fiesta. Comienza con una scena, es decir, un número dialogado y en el que progresa la trama argumental y que se canta como un recitativo. Se utiliza una versificación libre (que se denominan “versos sueltos”). Tiene una introducción instrumental que ayuda a crear el ambiente festivo y frívolo que se precisa. Al final de este número, la música crea un momento de tensión que dará lugar al número siguiente: el brindis.

Después viene un aria titulada “Libiamo…”, universalmente conocida como El Brindis. Es uno de los pasajes más conocidos de la historia de la ópera. En él, el tenor (el Conde Alfredo Germont) lanza un brindis por la vida y por el amor que es contestado por la soprano (Violetta) y por el coro (los demás invitados). Este número está formado por tres estrofas, cada una de las cuales tiene 10 versos con una rima fija (estos se llaman “versos líricos”).

Forma Musical

Se trata de un aria cantada a dúo entre las dos voces principales. Es un tipo de aria conocido como aria estrófica. Su estructura es la siguiente:

  1. Introducción orquestal.
  2. Primera estrofa cantada por el tenor.
  3. Intervención del coro en forma de ritornello.
  4. Segunda estrofa cantada por la soprano.
  5. Nuevo ritornello del coro.
  6. Tercera estrofa: alternan los versos los dos cantantes que terminan cantando a dúo, al cual se incorpora el coro, colaborando en un final brillante.

Importancia de los Intérpretes

Recordamos la complejidad de la interpretación operística: el cantante es también actor y debe cumplir un papel dramático. Además, las óperas de Verdi suelen ser especialmente exigentes con las voces principales. Debe recordarse también la complejidad del montaje: decorados, escenografía, ambientación, etc., que permite nuevas reinterpretaciones o puestas en escena de las óperas clásicas. No solo tiene un valor artístico el cantante o el director, también el director artístico, que es el encargado de la puesta en escena.

Frédéric Chopin (1810-1849)

Frédéric Chopin nació en Polonia, llegando a ser un músico muy valorado en su país. A los 20 años se instaló en París, donde adquirió un enorme prestigio como pianista. Dio pocas actuaciones en público durante su vida, prefiriendo el ambiente más íntimo de los salones privados. Se apoyó, sobre todo, en la venta de sus composiciones, en los conciertos privados y como profesor de piano muy codiciado. Todas sus composiciones son obras para piano, especialmente pequeñas obras como preludios, danzas o fantasías en las que expresaba el aspecto más lírico y expresivo del instrumento, aunque también compuso algunas sonatas y conciertos para piano.

Obra: Gran Vals Brillante, Op. 18, en mi bemol mayor

Fue compuesto en 1833 y formaba parte de un grupo de tres valses que publicó conjuntamente en 1844 en París. Se trata de una obra de pequeñas dimensiones, basada en ritmo de vals. Los valses eran muy conocidos en el siglo XIX como música de baile, pero en este caso, no se trata de música para ser bailada, sino para ser escuchada. El hecho de que tenga ritmo de vals es solo un recurso expresivo usado por el compositor.

Forma

Podemos decir que tiene una forma ternaria con la siguiente estructura:

  1. Breve introducción rítmica.
  2. Parte A (primera idea musical) en tonalidad de Mi bemol mayor.
  3. Parte B (idea secundaria) en Re bemol mayor. Antes y después de esta parte hay sendos pasajes de transición en la misma tonalidad.
  4. De nuevo la parte A como antes en Mi bemol mayor.
  5. Coda para terminar. En ella se mezclan motivos de las anteriores ideas en un reprise final que se acelera.

Textura

Se trata de una textura de melodía acompañada: la mano izquierda acompaña marcando el ritmo ternario del vals y la mano derecha se encarga de la melodía.

Melodía

Todas las melodías de la partitura están formadas por frases de 16 compases, compuestas por dos semifrases de 8 compases. Esta estructura tan simétrica y equilibrada nos refleja la gran influencia de los compositores clásicos en la música romántica.

Ritmo y Tempo

Es un vals con su compás típico de 3 por 4 que va marcando la mano izquierda. El tempo es bastante vivo, aunque con momentos no tan rápidos y con otros momentos de accelerando o ritardando. Los cambios en el tempo proporcionan más expresividad a la obra. Un aspecto muy importante en el piano romántico, especialmente en las obras de Chopin, es el llamado tempo rubato (tiempo robado). Consiste en alterar ligeramente la duración de las notas con respecto a lo que está escrito; unas notas se aceleran y otras se retardan, según la situación y a juicio del intérprete. El rubato, incluso cuando no está indicado, se usa con mucha frecuencia por los intérpretes para añadir expresividad a la interpretación. En las obras de Chopin es muy común una forma específica de rubato en la que la mano izquierda, que toca el acompañamiento, toca siempre en el tiempo exacto de la pieza, mientras la mano derecha, la que lleva la melodía, toca con libertad, es decir, con rubato.

El Intérprete

En las partituras, tanto de la época clásica como del Romanticismo, el compositor anotaba todo tipo de especificaciones sobre cómo debe tocarse la obra. Puede verse en esta partitura la gran cantidad de indicaciones de tempo (accelerando, ritardando), de dinámica (fortes, pianos, reguladores…), de articulación de las notas (staccatos, ligaduras, acentos…), el uso del pedal del piano, etc. El intérprete debe saber ejecutar correctamente todas estas indicaciones. Pero, a la vez, se espera de él que sea capaz de comunicar las emociones y sentimientos intensos que están en el propio carácter de una obra romántica como esta. Para ello, el intérprete dispone de cierta libertad con el uso del rubato que le permite explotar una expresividad personal más allá de la interpretación mecánica de la obra.