Simone de Beauvoir: Existencia, Libertad y la Construcción de la Mujer en ‘El Segundo Sexo’

La Libertad Humana y la Condición Femenina: Una Mirada Existencialista

El ser humano ha de usar su libertad para proyectarse en la vida, para forjar proyectos de vida, para elegir quedarse en la inmanencia o trascenderse y superarse. Porque el ser humano no es una esencia hecha, sino una existencia que se va haciendo. Lo primero es la existencia. Uno llega a la existencia como hombre o mujer, en una u otra época, en una u otra familia o país. Las decisiones o acciones no se hacen en abstracto, sino teniendo en cuenta la situación en que se vive. La situación de la mujer es ambigua: su ser profundo las empuja a la libertad y la autonomía; su ser cultural, en un mundo machista, las empuja a la sumisión y a la obediencia. A esto hay que añadir la ambigüedad de la condición humana, que está dividida entre la trascendencia, el proyecto, la libertad y, por otro lado, la inmanencia y la determinación del cuerpo. Simone de Beauvoir propone una moral basada en la autenticidad y la libertad: no engañarse a uno mismo, inventar los propios fines y no convertirse, por cobardía, en marioneta de la voluntad de otros.

El Método Regresivo-Progresivo en El Segundo Sexo

Según Simone de Beauvoir, el sometimiento de la mujer es quizá una etapa necesaria de la evolución humana. Pero no es una situación deseable ni para las mujeres ni para los hombres. Por eso, Simone de Beauvoir se preocupa de entender (hacia atrás) cómo se ha producido y se mantiene la situación de opresión, y de imaginar (hacia adelante) cómo podría ser la superación de esta situación y la convivencia igualitaria entre los sexos.

El primer tomo utiliza más el punto de vista regresivo. De sus tres partes (Destino, Historia, Mitos), es en la historia en la que este punto de vista es más evidente: ¿Cómo empezó esto? ¿Cómo llegó hasta este punto la situación de opresión de la mujer? En la parte Destino se discute si la mujer está condenada por su biología, por su psicología o por la economía a ser siempre el «segundo sexo». En la parte de Mitos estudia las fantasías que la cultura masculina ha elaborado sobre las mujeres. En el segundo tomo, titulado íntegramente La experiencia vivida, da voz a la experiencia de las mujeres, desde la infancia hasta la vejez, intentando comprender las experiencias concretas que viven (como esposas, madres, prostitutas, en su vida social) y tratando de proyectar una salida hacia la liberación. El último capítulo del libro lleva precisamente ese título: La mujer independiente.

Desafiando la Categoría «Mujer»: Sexo, Género y Feminidad

Es evidente que hay hombres y mujeres. Pero ¿en qué consiste la diferencia? Decir, como Dorothy Parker en Modern Women: A Lost Sex: «Tanto hombres como mujeres debemos ser considerados como seres humanos», no nos aclara nada. Afirmar de forma abstracta la igualdad no significa haberla conseguido. Por mucho que neguemos las nociones de Feminidad, alma negra o carácter judío, eso no significa una liberación para las mujeres, los negros o los judíos. Es solo una huida engañosa.

Nos va a aclarar mucho más hacer la distinción entre sexo y género, que también nos llega del movimiento feminista norteamericano. Sexo significa el sexo biológico; género se refiere a los roles sociales «hombre» y «mujer» atribuidos al sexo biológico. Esto implica que el sexo biológico está fijado, pero los roles son productos culturales que podrían ser de otro modo. Por ejemplo, en el siglo XVIII se consideraba a la mujer más sexual que al hombre; sin embargo, en el siglo XIX, en la era victoriana, se crea el cliché de la mujer prácticamente asexual. «No se nace mujer: se llega a serlo» es una de las frases más conocidas de El segundo sexo. Simone de Beauvoir analiza minuciosamente en la primera parte del segundo volumen (Formación) cómo el género (la Feminidad de la mujer) no es algo natural, sino una construcción social que se hace sobre todo a través de la educación. El sexo es naturaleza, pero la Feminidad es un MITO fabricado durante milenios de patriarcado. Por eso, la pregunta «¿qué es una mujer?» no inquiere sobre algo obvio, sino que sirve para cuestionar lo que hay detrás de la categoría «mujer», del mito del «eterno femenino». Hay que diferenciar los hechos de los mitos, lo natural de lo cultural.

La Construcción Cultural de la Mujer: Opresión y Educación

El volumen II de El segundo sexo muestra cómo, desde el nacimiento, la niña es educada para llegar a ser una mujer, el Otro, el objeto. Rechazando que la Feminidad represente una esencia inherente a la mujer, Simone de Beauvoir se exige a sí misma mostrar cómo la Feminidad es algo que ha sido elaborado, cómo la mujer como objeto es un producto. Ella mantiene que la mujer «es uno de los tantos productos elaborados por la civilización» y que «el abismo que separa a la adolescente del adolescente ha sido elaborado en forma concertada desde los primeros tiempos de la infancia». Según Simone de Beauvoir, a los chicos se les anima a afirmarse a sí mismos.