Transformación Narrativa del Siglo XX y Simbolismo Natural en la Poesía de Neruda

Nuevas Técnicas Narrativas en la Novela del Siglo XX

En la novela del siglo XX se observa la renovación de todas las técnicas narrativas, haciendo posible una notoria pluralidad de formas novelescas. La novela se ha convertido en un complejo instrumento de conocimiento y percepción, que cuestiona el modo de captar la realidad e incluso la función del autor que escribe la narración. El género ha tratado de adaptarse a los nuevos tiempos: la teoría de la relatividad, el psicoanálisis, las teorías socialistas, los nuevos medios de comunicación de masas (en especial, el cine y la televisión). El cambio vanguardista proporciona nuevas maneras de ver el mundo y al hombre, por lo que serán necesarios nuevos procedimientos narrativos para reflejarlo. La novela de la segunda mitad del siglo XX no se podría entender sin analizar la renovación narrativa iniciada a comienzos de siglo por Proust, Joyce y Kafka.

El Argumento, Cuestionado

Desaparece la preocupación por el argumento clásico, con planteamiento, nudo y desenlace. En ocasiones, la historia llega a desaparecer, o es sustituida por fragmentos que el lector deberá reconstruir para comprenderla. Importa más cómo se cuenta que el argumento en sí. Los narradores norteamericanos de la Generación Perdida –Hemingway, Faulkner, Dos Passos– eliminan todo lo que no consideran imprescindible; en la novela prevalece la presentación de problemas y mundos interiores. Frente al realismo de la novela decimonónica, la novela del siglo XX da entrada a lo imaginativo, lo alucinante, lo irracional y lo onírico (Kafka, Faulkner).

Personajes Colectivos

El personaje deja de ser el héroe central en torno al cual gira el relato y se convierte en un elemento más de este. El narrador ofrece pocos rasgos del personaje; en algunas ocasiones no se conoce ni su nombre o solo se conserva de él la inicial, como en El castillo de Franz Kafka, donde el protagonista se llama K. El personaje colectivo interesa más a la nueva novela; el hombre-masa ha sustituido al antiguo héroe individual. John Dos Passos con su novela Manhattan Transfer y Thomas Mann con La montaña mágica son pioneros en la incorporación del protagonista colectivo.

Tiempo y Espacio

En la novela tradicional, el relato seguía una presentación de los hechos cronológica y lineal. Los novelistas del siglo XX han prestado gran atención a los aspectos temporales, y en algunas novelas de Proust, Mann y Woolf, el tiempo es el protagonista; el desorden cronológico se ha convertido en uno de los rasgos estructurales más característicos de la novela actual, es decir, se ha roto la linealidad temporal, intercalando el pasado en el presente, como consecuencia del funcionamiento, no siempre ordenado, de la memoria. En A la búsqueda del tiempo perdido de Proust, o en ¡Absalón, Absalón! de Faulkner, las alteraciones temporales llegan a la fusión del pasado y presente en un único tiempo. Las técnicas cinematográficas han facilitado esta nueva concepción del tiempo mediante recursos como la fragmentación del relato en planos o secuencias casi independientes y el flashback o salto atrás. En cuanto al espacio, nos encontraremos con la incorporación de espacios simbólicos o imaginarios, o del espacio “interior” del protagonista (su subconsciente, su memoria).

Narrador y Punto de Vista

La novela del siglo XX ha intentado huir del narrador omnisciente. Se trata de dar una visión que esté de acuerdo con los mecanismos humanos de percepción del mundo. Algunos novelistas han reivindicado la total imparcialidad del narrador, para evitar que se inmiscuya en el relato. El narrador actúa como una cámara cinematográfica que limita el campo de sus conocimientos y no cuenta más que lo que ve; no profundiza en la interioridad de los personajes, ya que considera que solo se les puede conocer desde fuera, por sus gestos, actos o palabras. La nueva novela también ha empleado con frecuencia la narración en primera persona; de esta manera se transmite una visión limitada de la realidad. En la segunda mitad del siglo XX se creó la narración en segunda persona, que aparece en novelas de carácter confesional, en las que el protagonista se dirige a sí mismo como si desdoblara su personalidad. Una estructura muy usada en el siglo XX es el multiperspectivismo: la visión del mismo hecho o del mismo personaje desde diferentes perspectivas, no siempre coincidentes y a menudo divergentes, como en El cuarteto de Alejandría.

El Monólogo Interior

La eliminación del narrador y la desaparición del interés argumental traen como consecuencia el predominio de lo técnico sobre lo temático. Una de las técnicas más usadas es el monólogo interior, que consiste en reproducir, usando la primera persona, los pensamientos de un personaje tal como brotarían de su conciencia, es decir, sin someterlos a un orden racional o a una sintaxis lógica. De esta manera, el lector entra en contacto directo con la vida psíquica del personaje. Mediante el monólogo interior, los novelistas indican el desordenado fluir de la conciencia eliminando en la escritura los signos de puntuación y las estructuras gramaticales. El monólogo interior fue cultivado con gran maestría.

Renovación Estilística

Se tiende a borrar la tradicional separación entre lenguaje narrativo y lenguaje poético. Los límites de la novela han desaparecido y en ella tienen cabida los textos periodísticos, los anuncios, los informes… La tipografía se carga de valores expresivos, desaparece la puntuación, se utilizan diversos tipos de letra, distintos idiomas…

Nuevos Procedimientos de Estructuración

Normalmente desaparece la división en capítulos, apareciendo así la secuencia (fragmento de texto separado por espacios en blanco). En la estructura interna hay nuevas técnicas como el contrapunto, que consiste en presentar varias historias que se combinan y alternan (Contrapunto, de Aldous Huxley); si se entremezclan muchas anécdotas y personajes de esta manera, se habla de técnica caleidoscópica (Manhattan Transfer, de Dos Passos).

Análisis del Poema 3 de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda

Este es el poema número tres de la obra “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, escrito por Pablo Neruda, autor chileno, en 1924. En este poema, el autor compara a la mujer con la naturaleza.

Métrica

  • Estructura Externa

    • Análisis métrico: versos de arte mayor, 14 sílabas, llamados alejandrinos.
    • Esquema de rima: A, B, c, d, e, C, d, C, C, E, F, E, g, H, i, H
    • Encabalgamientos: versos 5-6, 11-12, 14-15, 15-16.
  • Estructura Interna

    • Armazón: paralelismo en los versos 5-6. Palabras clave del poema: tierra, alma, camino, esperanza.
    • Apoyos formales: polisíndeton en los versos 5-6, 10-11.
    • Tema:Amor desesperado
  • Lengua Literaria

    • Recursos literarios (por orden de aparición): epíteto (v. 2, 13), personificación (v. 4, 16), comparación (v. 5-6), aliteración del sonido “s” (v. 10, 15), paralelismo (v. 12).
    • Agrupación de figuras por planos:
      • Fónico: aliteración.
      • Estructural/Sintáctico: polisíndeton, paralelismo.
      • Semántico: epíteto, comparación, personificación.
  • Conclusión

    La idea general está repartida en cuatro estrofas de cuatro versos cada una, donde el autor expresa el amor hacia la amada, comparándola con elementos de la naturaleza.

Influencia del Paisaje y la Naturaleza en el Tratamiento del Poema

El poema empieza describiendo a la amada, comparándola con elementos de la naturaleza. El poeta, como si fuera un pintor, va detallando paso a paso a su amada, comparando su cabello con pinos, el “crepúsculo en tus ojos” para indicar que sus ojos son oscuros, etc. Su ansiedad se percibe claramente en los versos 13-14.

La naturaleza tiene un protagonismo capital en toda la obra, funcionando como comparación, metáfora, escenario real, atribución a la amada de elementos naturales, identificación del yo lírico y marco de la relación amorosa. Se observan dos naturalezas en algunos momentos: una, agresiva y violenta (“He aquí la soledad de donde estás ausente./ Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas”, poema 8); otra, placentera y amable (“Innumerable corazón del viento/ latiendo sobre nuestro silencio enamorado”, poema 4).

Los colores de la naturaleza pueden servir también como indicadores de estado de ánimo en relación con la situación amorosa.

La naturaleza se transforma con una temporalidad cíclica en la que las estaciones (primavera, verano, otoño, invierno) van creando sentidos también para el tiempo del amor y los estados de ánimo del sujeto lírico: plenitud, goce, desolación, melancolía, abandono, angustia, etc.

El poema muestra la influencia del modernismo y habla con voz dolida y apasionada de un amor ausente. En estos poemas se presentan varios planos que van de lo más concreto a lo metafísico.

En el aspecto físico se recrea el cuerpo, las caricias y la unión carnal. Es evocador con fuerza y sensualidad. A partir del plano corporal se salta a un plano superior. A través del impulso erótico, el amante se entrelaza con la tierra, la vida. Hay intensas experiencias amorosas y elementos de la naturaleza: el mar, el cielo, el viento, la niebla, las montañas… pero la naturaleza, unida al amor, adquiere nuevas facetas y sentidos simbólicos.