España de 1978 a 1986: Consolidación Democrática
Tras la aprobación de la Constitución de 1978, España comenzó una nueva etapa como democracia parlamentaria. Este período, que se extiende hasta 1986, estuvo marcado por la consolidación del sistema democrático, el desarrollo del Estado autonómico y los intentos de estabilizar una economía en crisis.
Estabilidad Política y Transición Democrática
Después de la aprobación de la Constitución en 1978, las Cortes Constituyentes se disolvieron y se convocaron nuevas elecciones en 1979, consolidando así la democracia parlamentaria. Adolfo Suárez, líder de la UCD, continuó como presidente, aunque pronto enfrentaría fuertes tensiones internas en su partido y presiones externas. La pérdida del consenso político que había hecho posible la Transición, sumada a la crisis económica y el descontento de diversos sectores, desembocaron en su dimisión en enero de 1981.
Este contexto fue aprovechado por sectores ultraconservadores que intentaron frenar el proceso democrático mediante el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 (23-F). El intento fue frustrado gracias al firme apoyo del rey Juan Carlos I a la legalidad democrática, lo que fortaleció la monarquía parlamentaria y el sistema político instaurado.
Leopoldo Calvo Sotelo, sucesor de Suárez, lideró un gobierno breve marcado por la inestabilidad de la UCD y decisiones polémicas como el ingreso en la OTAN en 1981, lo que provocó una fuerte oposición social. Esta etapa concluyó con las elecciones de 1982, en las que el PSOE obtuvo una victoria histórica.
Victoria del PSOE y Modernización del País
El triunfo socialista en 1982, con Felipe González como presidente, representó un cambio profundo en el panorama político. Se interpretó como la consolidación definitiva de la democracia, al llegar al poder un partido de izquierdas que había sido perseguido y prohibido durante la dictadura de Franco. Además, fue un cambio de generación: los nuevos gobernantes no venían del franquismo, eran gente joven que no había formado parte de la dictadura.
El PSOE impulsó una política reformista, con el objetivo de modernizar España y acercarla a los estándares europeos. Entre sus prioridades estaban la integración en la Comunidad Económica Europea (que se lograría en 1986), la mejora del sistema educativo, la modernización de la economía y la descentralización administrativa a través del desarrollo del Estado de las Autonomías.
Desarrollo del Estado de las Autonomías
Una de las características más relevantes de este periodo fue la implantación efectiva del modelo autonómico. A partir de 1977, se constituyeron gobiernos preautonómicos en distintas regiones. Este proceso se formalizó con la Constitución de 1978 y culminó en los primeros años de los 80 con la aprobación de varios estatutos de autonomía. España se convierte en un Estado descentralizado.
Conclusión
En resumen, entre 1978 y 1986, España pasó de ser una democracia en construcción a consolidarse como un Estado moderno, plural y descentralizado. A pesar de las dificultades económicas y los desafíos políticos —incluido un intento de golpe de Estado— el país logró integrarse plenamente en el contexto europeo, tanto política como económicamente.
La Constitución Española de 1978: Fundamento de la Democracia
La Constitución Española de 1978 fue el fruto del consenso político alcanzado durante la Transición y se considera el documento fundacional del nuevo sistema democrático. Aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, significó la superación legal y política del régimen franquista y el inicio de una nueva etapa basada en la soberanía popular, la libertad y el pluralismo.
Contexto Histórico y Redacción
La necesidad de una nueva Constitución surgió tras las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977, que dieron paso a unas Cortes Constituyentes. Previamente, tras la muerte de Franco en 1975, Carlos Arias Navarro había intentado mantener un modelo continuista, pero su relevo por Adolfo Suárez abrió definitivamente el camino hacia la democracia.
Las Cortes Constituyentes asumieron la tarea de elaborar una Carta Magna que garantizara derechos y libertades, y permitiera construir una democracia sólida. La redacción del texto se basó en el principio de consenso entre las principales fuerzas políticas (UCD, PSOE, PCE, nacionalistas, etc.), lo que dio como resultado una Constitución de carácter integrador.
Principios Fundamentales
- Soberanía nacional: El poder reside en el pueblo español, que lo ejerce a través de sus representantes democráticamente elegidos.
- Estado social y democrático de Derecho: El sistema se fundamenta en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
- Monarquía parlamentaria: El Rey mantiene un papel simbólico y moderador, pero el poder ejecutivo recae en el Gobierno elegido por el Parlamento.
- División de poderes: Se garantiza la independencia de los tres poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial.
Derechos y Libertades
- La libertad de expresión, reunión y asociación.
- El derecho a la educación, a la sanidad, a una vivienda digna y a la protección social.
- La igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Organización Territorial del Estado
Uno de los aspectos más innovadores del texto constitucional fue el reconocimiento de las “nacionalidades y regiones” y el derecho de todas las comunidades a acceder a la autonomía. Esto dio lugar a la creación del llamado “Estado de las Autonomías”, con competencias políticas y legislativas para las comunidades autónomas.
Otras Características Relevantes
- Se abolió la pena de muerte, salvo en tiempos de guerra.
- Se decretó una amnistía general que permitió la vuelta de exiliados políticos.
- Se contempló una reforma progresiva del sistema legislativo y judicial.
- El texto se diseñó con una redacción lo suficientemente flexible como para ser aplicable por gobiernos tanto de izquierda como de derecha.
Conclusión
La Constitución de 1978 supuso la culminación de la Transición democrática en España. Sentó las bases del sistema político actual, introdujo un modelo territorial descentralizado y garantizó los derechos fundamentales de los ciudadanos. Su aprobación marcó el inicio de una nueva etapa de estabilidad, libertad y desarrollo institucional.
El Discurso “Puedo Prometer y Prometo” de Adolfo Suárez (1977)
El texto presentado es un fragmento del discurso pronunciado por Adolfo Suárez en junio de 1977, días antes de las primeras elecciones democráticas celebradas en España tras la dictadura franquista. Se trata de una fuente primaria, de naturaleza política y en forma de discurso oral. Su finalidad era dirigirse directamente a los ciudadanos para solicitar su apoyo electoral, presentando el programa de su partido, la Unión de Centro Democrático (UCD).
La frase “Puedo prometer y prometo”, repetida varias veces en el discurso, se convirtió en uno de los grandes símbolos de la Transición española.
Explicación del Documento
En este discurso, Suárez recuerda a los ciudadanos los logros alcanzados en el proceso de Transición:
- La devolución de la soberanía al pueblo;
- El mantenimiento de la paz;
- La inclusión de todas las fuerzas políticas en las Cortes.
Después, pasa a formular una serie de compromisos para el futuro: la aprobación de una Constitución en colaboración con todos los partidos, el fomento del entendimiento social para resolver los problemas económicos, la reforma fiscal basada en la justicia contributiva, el reconocimiento legal de la diversidad regional y la transparencia en la acción de gobierno.
El tono del discurso es positivo, firme y esperanzador, buscando generar confianza en los votantes. Se apoya en la repetición del lema “puedo prometer y prometo”, que combina compromiso y credibilidad, conectando emocionalmente con una sociedad que ansiaba estabilidad, reformas y democracia tras décadas de dictadura.
Contexto Histórico
Tras la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975, Juan Carlos I fue proclamado Rey de España, en un principio con los poderes heredados del régimen franquista. Sin embargo, desde su primer discurso apostó por la democratización del país.
El primer presidente de gobierno, Carlos Arias Navarro, representaba el continuismo franquista, por lo que su permanencia se volvió insostenible ante las intenciones reformistas del Rey. Finalmente, dimitió en julio de 1976, siendo sustituido por Adolfo Suárez, un joven político que, pese a su origen en el franquismo, se comprometió con una transición pacífica hacia la democracia.
Suárez impulsó la Ley para la Reforma Política (1976), base legal para desmantelar el régimen anterior y convocar elecciones libres. Uno de sus gestos más valientes fue la legalización del Partido Comunista de España (PCE) en abril de 1977, esencial para legitimar el proceso democrático.
En este contexto, el discurso del 13 de junio de 1977 se dirige a un país expectante ante sus primeras elecciones libres desde 1936. En las elecciones del 15 de junio, la UCD de Suárez obtuvo la victoria, iniciando el proceso que llevaría a la elaboración de la Constitución de 1978 y a la consolidación de la democracia en España, a pesar de las tensiones políticas, la crisis económica y la amenaza del terrorismo de extrema derecha e izquierda.