Periodo Isabelino y Revolución de 1868 en España

El Reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático en España

Isabel II: Las Regencias y la Primera Guerra Carlista

El final del reinado de Fernando VII se vio marcado por la cuestión sucesoria. Fernando no tenía descendencia. El 29 de marzo de 1830, Fernando VII publicó la Pragmática Sanción que eliminaba la Ley Sálica y restablecía la línea sucesoria de las Partidas. Por ella, se mantenía la prioridad del varón, pero no se negaba el derecho sucesorio a la mujer. La medida fue protestada por los partidarios de que el infante Carlos ocupara el trono como un atentado contra sus derechos dinásticos. En octubre de 1830 nació la infanta Isabel, lo que convirtió la cuestión en un conflicto abierto. En septiembre de 1832 se van a producir los sucesos de La Granja, cuando consiguen que Fernando firme la supresión de la Pragmática. Pero, sorprendentemente, el Rey se restablece y vuelve a ponerla en vigor. Inmediatamente destituye a los principales ministros carlistas.

El 29 de septiembre de 1833 moría el rey Fernando VII. Apenas dos días después, el 1 de octubre, don Carlos publicaba el Manifiesto de Abrantes reclamando para sí el trono.

Los Grupos Políticos

Los Carlistas: El carlismo tuvo un fuerte componente ideológico y de clase, estando formado por los absolutistas más intransigentes. Eran partidarios del legitimismo, la alianza entre el trono y el rey y la vuelta al gobierno clásico del Antiguo Régimen. Su lema sería “Dios, Patria y Rey”. Socialmente, el carlismo estaba apoyado por parte de la nobleza, el Ejército, además del bajo clero y parte del campesinado e importantes sectores del artesanado. Desde el punto de vista territorial, sus principales apoyos estaban en el ámbito rural, la zona Norte.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

En ella, el bando cristino o isabelino tenía el respaldo de los sectores moderados y reformistas del absolutismo y de los liberales. La causa isabelina encontró apoyo en la mayor parte de los generales del Ejército, tenían más respaldo en la mitad sur de España y en las ciudades. Además, contaron con el apoyo internacional, militar y diplomático, de la Cuádruple Alianza (Portugal, Inglaterra y Francia). Los inicios de la guerra fueron favorables a los carlistas. En 1836, el general isabelino Espartero derrotaba a los carlistas en la batalla de Luchana. Finalmente, el general carlista Maroto firmará el Convenio de Vergara, en 1839. A cambio de entregar las armas y reconocer a Isabel como reina, los carlistas no sufrirían represalias e incluso pudieron continuar en el Ejército. La guerra terminó en 1840, cuando Espartero derrotó al general carlista Cabrera en el Maestrazgo.

El Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837

El Estatuto Real: Se trataba de una carta otorgada que seguía el modelo impuesto por Luis XVIII en Francia en 1817. Era una concesión de la Corona. Se exigía un nivel de renta y los puestos eran de designación real y vitalicios. Las distintas posturas entre los liberales marcaron la aparición de dos tendencias dentro del liberalismo: los moderados y los progresistas. Los Gobiernos de Martínez de la Rosa y el conde de Toreno se ciñeron al Estatuto Real, evitaron los cambios en el sistema fiscal, lo que dejó al ejército sin recursos para la guerra. Con la llegada de Mendizábal se inició verdaderamente la revolución liberal. Su principal medida fue la desamortización.

La Constitución de 1837 y la Regencia de Espartero: La Constitución de 1837 era de orientación progresista. Reconocía la soberanía nacional, realizaba una pormenorizada declaración de derechos individuales, reforzaba el poder del ejecutivo, otorgaba el poder legislativo de manera conjunta a las Cortes y la Corona. Además, esta tenía el derecho de convocar, suspender o disolver las Cortes y tenía derecho de veto. Espartero asumió una regencia unipersonal en mayo de 1841 hasta su fracaso y caída en 1843. Como nadie estaba cualificado, se votó el adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II cuando todavía ni había cumplido los 13 años.

La Constitución de 1837 y la Regencia de Espartero: La Constitución de 1837 era de orientación progresista. Reconocía la soberanía nacional, realizaba una pormenorizada declaración de derechos individuales, reforzaba el poder del ejecutivo, otorgaba el poder legislativo de manera conjunta a las Cortes y la Corona. Además, esta tenía el derecho de convocar, suspender o disolver las Cortes y tenía derecho de veto. Espartero asumió una regencia unipersonal en mayo de 1841 hasta su fracaso y caída en 1843. Como nadie estaba cualificado, se votó el adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II cuando todavía ni había cumplido los 13 años.

Isabel II: El Reinado Efectivo (1843 – 1868)

Los Grupos Políticos

  • Moderados: Pretenden combinar la modernidad con los sectores tradicionales de la sociedad y atienden a intereses económicos más que políticos. Su principal aspiración es construir un Estado unitario y conservador, con una administración controlada por las clases propietarias, sin intervención de las populares. Las libertades ciudadanas están delimitadas.
  • Progresistas: Defensores de los principios liberales en su plena extensión, por lo que son partidarios de la soberanía nacional y de un sufragio menos restrictivo. Se identifican con las clases medias urbanas y son partidarios de un amplio catálogo de libertades ciudadanas (imprenta, asociación o reunión). Su principal representante fue Espartero.
  • Demócratas: Representan una versión maximalista del liberalismo, de ahí que defiendan la soberanía nacional y el sufragio universal.

La Década Moderada (1844 – 1854)

Los moderados, dirigidos por Narváez y en menor medida por Luis Bravo Murillo, implantaron una versión restrictiva del liberalismo, que quedó reflejada en su obra legislativa y en la Constitución de 1845. En 1844 se suspendió la desamortización de Mendizábal y se devolvió a la Iglesia los bienes no vendidos. Además, se aprobó una Ley de Imprenta que restringió la libertad y restableció la censura. Se creó la Guardia Civil (1844) para asegurar el orden y la propiedad en el ámbito rural. En 1846 se aprobó una Ley Electoral que implantó un sufragio censitario restrictivo (apenas 99.000 personas) y se normalizaron las relaciones con la Iglesia. Isabel se casó con su primo y por eso empezó la segunda Guerra Carlista (1848). Casi se vuelve al absolutismo, pero al final el poder lo tuvieron los progresistas.

La Constitución de 1845

Era una reforma de la de 1837. Los principios básicos de la nueva Constitución eran los siguientes:

  • Una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Una declaración de derechos muy teórica.
  • La exclusividad de la religión católica.
  • La eliminación de los límites de los poderes del Rey.
  • Un Senado de miembros vitalicios nombrados por la Corona.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Se promulgó el Manifiesto de Manzanares. El documento incluía una serie de medidas de corte progresista que motivaron la movilización popular y se redactó una nueva Constitución, pero no se activó. Como tenían una crisis muy grande, la reina les dio el poder a la Unión Liberal. Quienes hicieron muchos cambios y reformas. Pese a todo, la Unión Liberal se debilitó, y militares como Prim, o políticos como Sagasta, se alinearon contra el Gobierno.

La Caída de la Monarquía

En 1866, progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, antiborbónico y partidario de abrir un período constituyente. En 1867 moría O’Donnell y al año siguiente lo hacía Narváez. La reina se quedaba sin apoyos. Fue la Revolución Gloriosa, que acabó con el reinado de Isabel II. Con Topete, Prim y Serrano.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

La Gloriosa Revolución y la Constitución de 1869

La revolución comenzó en Cádiz cuando Topete sublevó la flota al grito de “¡Viva España con honra!”. Finalmente, el 28 de septiembre se producía la batalla del puente de Alcolea, donde las tropas al mando de Serrano derrotaban a las gubernamentales. Un día después, la Reina partía al exilio. Se entregó el poder a un Gobierno provisional, dirigido por Serrano. La principal labor de las nuevas Cortes fue la redacción de la nueva Constitución.

La Constitución de 1869

Era la primera constitución democrática de España y una de las primeras de Europa. Las características principales del texto eran:

  • Se proclamaba la soberanía nacional y el sufragio universal.
  • Se establecía la Monarquía como forma del Estado.
  • La división de poderes.
  • Una específica declaración de derechos.
  • El sufragio universal de los varones mayores de 25 años.
  • Se aprobó la libertad de religión, pero el Estado debía mantener el catolicismo.
  • Por último, se incluía el compromiso de regular la situación de las colonias.

El Gobierno Provisional, el Reinado de Amadeo y la Primera República

Aprobada la Constitución, Serrano fue nombrado regente y Prim pasó a dirigir el Gobierno. Pese a los esfuerzos de Prim, la unidad de los partidos fue imposible. Se estableció la peseta como nueva moneda. La búsqueda de nuevo rey también resultó complicada. Se coronó al príncipe italiano Amadeo de Saboya, pero asesinaron a Prim.

Reinado de Amadeo I

Dio inicio a la primera monarquía democrática en España. El reinado de Amadeo I fue un fracaso completo. La oposición a su persona fue de lo más variada:

  • La nobleza madrileña.
  • Los carlistas.
  • Los republicanos.
  • Los sectores industriales.

Amadeo presentó su renuncia el 11 de febrero de 1873. Ese mismo día, se proclamó la República.

La Primera República

Estanislao Figueras, que sería así el primer presidente de la República.

En el plano internacional, tan solo Suiza y Estados Unidos reconocieron al nuevo Gobierno. Topete y Pavía intentaron dar dos golpes de Estado. Se proclamó la República federal por elecciones. Porque no se pudo afrontar bien las crisis, empezó la tercera Guerra Carlista. La guerra se prolongó hasta 1876, cuando el retorno de los Borbones frenó la sublevación. El cantonalismo acabaría con la propia República.