Sociedad, Repoblación y Feudalismo en los Reinos Cristianos Medievales Ibéricos

Sociedad y Repoblación en los Reinos Cristianos (Alta Edad Media)

Durante la Alta Edad Media, la sociedad de los reinos cristianos de la Península Ibérica estaba, por lo general, ruralizada y atrasada. Constituida sobre todo por pueblos montañeses dedicados al pastoreo y aislados del resto de Europa, eran muy dependientes de Al-Ándalus. En esta sociedad actuaron como factores dinamizadores la inmigración de mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán) y la colonización o repoblación de los territorios de las llanuras. Este proceso fue, al principio, espontáneo y, después, estuvo controlado por el Rey, ayudado por los nobles y la Iglesia.

Modelos de Repoblación

1. Repoblación por Presura (Siglos VIII-X)

Predominó el sistema de presura en el territorio al norte del Duero y en el piedemonte de los Pirineos. Este modelo fue impulsado por la relativamente abundante población de los reinos cristianos en contraste con su pequeña extensión inicial. La presura consistía en la ocupación directa de la tierra: quien ocupaba y cultivaba un terreno despoblado se convertía en su propietario, según una interpretación del derecho romano. La iniciativa de la presura la llevaban a cabo grupos de campesinos, nobles y monasterios. La consecuencia principal fue la abundancia de pequeñas y medianas propiedades en esta zona.

2. Expansión y Nuevos Modelos de Repoblación (Siglos XI-XIII)

A partir del siglo XI, la sociedad de la Europa cristiana experimentó un crecimiento demográfico, un desarrollo económico y un gran dinamismo social. En la Península Ibérica, fruto de la Reconquista, los reinos de Castilla-León y la Corona de Aragón triplicaron su extensión.

Los modelos de repoblación y colonización de las tierras del sur, recién conquistadas, tendrían características diferentes a las anteriores, ya que contaban con numerosa población musulmana y judía, ciudades de gran tamaño y, en algunas áreas, una enorme riqueza agrícola. Como consecuencia, los procesos de repoblación y colonización de estas tierras fueron menos espontáneos y en ellos intervinieron muy activamente los monarcas. Los instrumentos de colonización fueron los siguientes:

  • Repoblación Concejil (Siglos XI-XII)

    Se aplicó entre el Duero y los Montes de Toledo, y en el Valle del Ebro. El territorio a repoblar se dividía en concejos con grandes términos (alfoces), regidos por una ciudad o villa cabecera que solía tener representante en las Cortes. El rey otorgaba a la ciudad un Fuero o Carta Puebla, documentos que fijaban los derechos y privilegios de sus habitantes. Las consecuencias fueron el respeto relativo a la población musulmana preexistente y sus propiedades, y la aparición de una propiedad mediana libre con abundantes tierras, prados y bosques comunales.

  • Repoblación de las Órdenes Militares (Primera mitad del Siglo XIII)

    Se llevó a cabo en zonas extensas y poco pobladas como el Valle del Guadiana, Teruel o el norte de Castellón. Las tierras se dividían en encomiendas y se entregaban a las Órdenes Militares (como Santiago, Calatrava, Alcántara o Montesa). Estas ponían al frente de cada enorme lote de tierra a un comendador, que era un caballero de la Orden. Estas grandes extensiones de tierra se dedicaron preferentemente a la ganadería, especialmente la ovina.

  • Repoblación por Repartimientos (Segunda mitad del Siglo XIII)

    Se utilizó en zonas muy ricas y pobladas como el Valle del Guadalquivir o el litoral levantino (desde Murcia hasta Castellón). El territorio conquistado se medía y dividía en lotes llamados donadíos, que se repartían entre los conquistadores que habían ayudado al rey en la campaña militar. Estos repartos dieron lugar a grandes latifundios que quedaron en manos de la alta nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia. Los musulmanes (mudéjares) permanecieron en muchos casos como colonos, aunque un número significativo emigró al Reino de Granada o al norte de África.

Consecuencias Territoriales y Demográficas

Las distintas formas de repoblación tuvieron consecuencias duraderas en la estructura de la propiedad y el poblamiento. Al norte del Tajo, predominó la pequeña y mediana propiedad, mientras que, al sur del Tajo, y especialmente en Andalucía y Extremadura, predominó el latifundio y la concentración de la tierra en pocas manos. Demográficamente, los núcleos de población de la mitad norte se encuentran muy repartidos por el espacio rural y son de reducido tamaño, al contrario que en la mitad sur de la península, donde predominan los grandes pueblos y ciudades concentradas.


Origen y Características del Régimen Señorial y la Sociedad Estamental

Régimen Señorial o Feudal

La feudalización de la sociedad cristiana peninsular es un proceso que comenzó en los siglos IX y X, y triunfó plenamente en los siglos XI y XII, aunque con particularidades respecto al modelo europeo clásico. A pesar de la variedad de situaciones, el proceso de feudalización presentó una serie de rasgos comunes en todos los territorios:

  • Erosión del poder monárquico: El rey no disponía inicialmente de poder efectivo para ofrecer seguridad y administrar justicia en todos sus dominios de forma directa.
  • Fortalecimiento de la nobleza: Tanto laica como eclesiástica, la nobleza fue consolidando las concesiones reales (tierras y jurisdicción) y logró convertirlas en hereditarias, formando los señoríos.
  • Inexistencia de un poder estatal centralizado fuerte: No había una fuerza coercitiva única ni un código legal público y unificado aplicado uniformemente en todo el reino durante los primeros siglos.

A partir del siglo XIII, los reyes comenzaron a recuperar poder a costa de los poderes señoriales locales, para lo cual contaron a menudo con el apoyo de las ciudades (a través de las Cortes). De esta forma, el gobierno central se fue reforzando progresivamente.

La Sociedad Estamental

La sociedad estamental tiene su origen en concepciones ideológicas altomedievales, como el “agustinismo político”, que justificaban un orden social tripartito. Este modelo social se dio en toda Europa hasta la desaparición del Antiguo Régimen en los siglos XVIII y XIX. La sociedad se dividía teóricamente en tres estamentos:

  1. Nobleza: Encargada de la defensa militar.
  2. Clero: Encargado de la oración y la salvación espiritual.
  3. Estado Llano (o Tercer Estado): Encargado del trabajo y la producción.

La característica fundamental de esta división era la desigualdad jurídica. La nobleza y el clero eran los estamentos privilegiados: disponían de ventajas fiscales (exención de impuestos directos), sociales (honoríficas) y jurídicas (leyes y tribunales propios). El pueblo llano o estado llano abarcaba a la inmensa mayoría de la población (campesinos, artesanos, comerciantes) y carecía de privilegios, estando sometido a una ley común y soportando la carga fiscal. No obstante, dentro de cada estamento existían también grandes diferencias económicas y sociales (alta y baja nobleza, alto y bajo clero, campesinos ricos y pobres, burguesía urbana, etc.).