Nada, Carmen Laforet: Estructura y Aspectos Técnicos
- Narrador protagonista: en este caso, la propia Andrea.
- Estructurada en tres partes, que no se corresponden con las tradicionales de «planteamiento, nudo y desenlace».
- Novela de muy poca acción, donde la importancia reside no tanto en los acontecimientos (pocos y poco significativos), sino en las intrigas psicológicas y las relaciones interpersonales.
- La historia tiene lugar durante el curso 1939-1940, de septiembre a septiembre.
- Descripciones muy subjetivas, impresionistas y de gran belleza y sensibilidad.
- A veces, sobre todo cuando lo descrito es negativo, expresionismo deformante.
- Estilo sobrio y sencillo, pero muy poético a la vez.
- Abundancia de diálogos, con interés especial por reflejar en ellos el lenguaje coloquial.
- Juego evidente de contraste entre espacios cerrados (la casa de la familia) versus espacios abiertos (la ciudad, los barrios de clase alta de los vencedores, incluso las calles del Barrio Chino).
- Notable falta de contexto; de hecho, las pocas alusiones directas a la miseria y la desolación de la Barcelona de la posguerra inmediata fueron motivo de crítica.
Temas en Nada
- Novela de iniciación: de joven que se enfrenta a la vida adulta. Autobiografismo importante.
- Consecuencias desastrosas de la Guerra Civil en las familias. No obstante, la guerra es un marco borroso, pues le interesan más las vidas individuales que la historia inmediata de España.
- Contraste entre los sueños juveniles y la dureza de la vida.
- Carácter asfixiante de las relaciones familiares.
Análisis de Fragmentos Clave de Nada
Llegada a Barcelona y Primeras Impresiones
En estas líneas, la protagonista llega a Barcelona con la exaltación que le produce la llegada.
Ej.: «Llegué a Barcelona a medianoche, […]». «Y lo llevaba yo misma con toda (…) mi ansiosa expectación».
Sin embargo, lo más interesante de estos párrafos remite a la estructura, los elementos y el estilo de la novela.
Análisis Estructural y Estilístico de las Líneas Iniciales
Así pues, afirmamos que son las líneas iniciales de la historia, al presentar un personaje que llega a un destino, con expectativas.
Ej.: «[…] Me parecía una aventura agradable y excitante».
En cuanto a los elementos de la narración, el narrador es un yo protagonista que cuenta y protagoniza los hechos a un tiempo. Es la técnica idónea para relatos, en cierta medida, autobiográficos como es Nada, a la que pertenece el texto.
Ej.: «Llegué», «me esperaba», «mi equipaje», «mis impresiones», etc.
Por otro lado, el narrador es el único personaje que aparece aquí y, por lo que sabemos, protagoniza los hechos y las impresiones que se suceden en la novela: «[…] envolvía todas mis impresiones en la maravilla de haber llegado por fin […]».
Otro elemento al que se alude es el espacio donde se desarrollarán las aventuras del personaje, Barcelona: «Llegué a Barcelona».
Para terminar, el estilo es sobrio y sencillo; no obstante, las enumeraciones, la adjetivación y la presencia de algún uso figurado le confieren a este texto cierto lirismo. Esta observación hay que relacionarla con el uso de la lengua en toda la novela, pues, en efecto, es muy poético: «El olor especial, el gran rumor de la gente, las luces siempre tristes». «Una gota entre la corriente», metáfora a la que recurre para manifestar cómo se siente al dejarse llevar por la masa de gente.
Llegada a la Casa Familiar y Decepción
En estas líneas, también del principio de Nada, la narradora cuenta su llegada a la casa familiar, descubriendo, también, su impresión sobre lo que encuentra. «Luego me pareció todo una pesadilla».
«[…] y en primer término la mancha blanquinegra de una viejecita decrépita»; «Varias mujeres fantasmales». O sea, lo que encuentra en el hogar familiar contrasta con la exaltación de haber llegado a Barcelona. Por lo que se refiere al estilo, insistimos en la sencillez de la lengua. Aunque, en estas líneas reconocemos una descripción muy subjetiva de la realidad familiar de la protagonista. De hecho, recurre a técnicas expresionistas que deforman, hasta deshumanizarlo, lo que ve: «La mancha blanquinegra de una viejecita decrépita», «Salió en pijama un tipo descarnado y alto […] Tenía la cara llena de concavidades, como una calavera».
Toda la adjetivación tiene connotaciones vegetativas y deformantes. Finalmente, destacamos el diálogo en estilo directo, donde el uso de la lengua es deliberadamente coloquial: «¡Ya va! ¡Ya va!». «Pasa, pasa, hija mía».
Ramón Pérez de Ayala
Análisis de Textos Selectos de su Obra Crítica
Texto 1: «Tierra adentro y cara al mar»
En este fragmento, Ramón Pérez de Ayala describe el colegio de los jesuitas desde una perspectiva crítica, presentándolo como un lugar sombrío y opresivo. Utiliza una descripción detallada del edificio para transmitir el ambiente represivo del centro. Por ejemplo, menciona «la desnudez de todo ornato, inhóspita y la rojura viva del ladrillo», lo que muestra una estética dura y fría. La crítica se refuerza al hablar del «aspecto de presidios, los cuarteles y los establecimientos fabriles», comparaciones que enfatizan la rigidez del sistema. También se critica la religiosidad impuesta, al decir que la casa de religión tenía «una gran puerta ojival, rematada por una cruz» y que sobre la puerta había «unas letras de oro, contiguas al altar, promediando el escolástico: A.M.D.G.», lema jesuita que aparece aquí como símbolo de imposición y no de fe auténtica.
Texto 2: «Dos eran las cosas»
Este texto critica directamente los métodos pedagógicos de los jesuitas. El narrador relata dos aspectos que el padre Mur abominaba: el ruido de los alumnos y la satisfacción de sus necesidades fisiológicas. Se muestra la deshumanización del alumno, como cuando se dice que «una necesidad, aun siendo acosadora e inaplazable, se satisfacía haciendo uso del bacín». El tono irónico y sarcástico revela la falta de comprensión hacia los estudiantes. Además, se destaca el control constante y el castigo como norma: «no les quedaba otro recurso decoroso a los alumnos, caso de apretarles la urgencia, que aprovechar el único recipiente idóneo que a mano tenían». El lenguaje es deliberadamente exagerado para denunciar la opresión vivida por los internos.
Texto 3: «El sistema de la emulación»
En este fragmento se utiliza una metáfora militar para describir el sistema educativo. Los alumnos no son tratados como personas, sino como soldados en formación. Se menciona que «cada clase se dividía en dos bandos, romanos y cartagineses», y que eran dirigidos por un «emperador, el cónsul romano», figuras que parodian a los maestros. La competitividad se convierte en la regla, lo que se refleja cuando «salían al centro del recinto y comenzaba la lucha en que cada cual, según recitaba el otro la lección, acechaba sus errores». El objetivo no es aprender, sino superar al otro, lo que muestra una visión muy crítica del sistema como generador de rivalidad y no de compañerismo.
Texto 4: «Bertuco padeció»
Este texto adopta un tono reflexivo y filosófico, centrándose en el sufrimiento del individuo como consecuencia de la educación recibida. El narrador recuerda con dolor cómo la religión justificaba el sufrimiento, preguntándose: «¿Púsose Dios en nombre de Dios con su torpe y hedionda, ¿cómo asegurar que Dios lo hizo a imagen y semejanza suya?». Aquí, el autor critica la idea de un Dios que permite el dolor y cuestiona la enseñanza religiosa que lo presenta como necesario. La expresión «una muñeca con que distraer infinito tedio» muestra la sensación de vacío que le dejaba la enseñanza recibida. En conjunto, el texto refleja una crisis espiritual y una profunda angustia existencial.
Temas Principales en la Obra de Pérez de Ayala
- El sistema educativo español.
- La crítica a las instituciones sociales: la familia, el clero y la política.
- Anticlericalismo y antijesuitismo.
Estructura y Aspectos Técnicos en su Narrativa
- Estructura narrativa no lineal, pues introduce divagaciones de distinto carácter en la trama: varias entradas del diario del protagonista, fragmentos de San Ignacio de Loyola, versos de canciones y poemas, acciones secundarias amorosas, diálogos teatrales, etc.
- Distribución en 15 capítulos de distinta extensión, encabezados, algunos de ellos, por títulos de obras clásicas: Ab urbe condita, El Libro de Ruth, etc. Los más extensos están, a su vez, subdivididos en partes numeradas.
- Carácter autobiográfico, pero con un sorprendente narrador en tercera persona omnisciente.
- Enfoque paródico de algunos de los motivos temáticos de la trama general.
- Sintaxis arcaizante y uso recurrente de cultismos y latinismos. Es llamativa la inclusión de expresiones en asturiano.
Federico García Lorca
La casa de Bernarda Alba: Análisis de Escenas
Texto 1 (Acto II): Conflicto Interno de Adela y Opresión
Este fragmento refleja el conflicto interno de Adela y el control opresivo que sufre dentro de la casa. Adela representa la rebeldía frente a la represión materna y social, y lo expresa diciendo: «¡Mi cuerpo será de quien yo quiera!», frase que simboliza su deseo de libertad y autodeterminación. La Poncia, como figura intermedia entre Bernarda y sus hijas, intenta advertirle de las consecuencias, mostrándose como una voz de experiencia («Las viejas vemos a través de las paredes»). La tensión se intensifica cuando la Poncia menciona la relación entre Pepe el Romano y la hermana de Adela: «se casará con la más joven, la más hermosa, y ésa eres tú», frase que enciende los celos y los miedos. Lorca utiliza el diálogo ágil y cargado de subtexto para mostrar la lucha entre el deseo y las normas impuestas, usando símbolos como la noche o el encierro para reforzar la atmósfera opresiva.
Texto 2 (Acto III): Clímax Trágico y Rebelión de Adela
Este fragmento representa el clímax trágico de la obra. Aquí, Adela defiende su derecho a amar a Pepe el Romano por encima de las reglas familiares y sociales. Su determinación queda clara cuando afirma: «¡Él me llevará a los juncos de la orilla!», expresión simbólica que alude a la pasión y al destino trágico. La aparición de Martirio, que también ama a Pepe, intensifica el conflicto y el dramatismo, como se ve cuando dice: «A él no le importa que yo abra la puerta o que me asome». La escena culmina con una afirmación definitiva de Adela: «¡Yo soy su mujer!», rompiendo todas las normas impuestas por su madre. Lorca utiliza una estructura dramática intensa, con exclamaciones, repeticiones y cambios de tono para reflejar el caos emocional. El destino trágico se anticipa en la frase de Martirio: «A un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo meñique», que refleja el control y la represión que terminarán provocando la tragedia final.
Contextualización Mínima de Federico García Lorca
Poeta y dramaturgo de la Generación del 27. La excepcionalidad de su obra, así como su personalidad, lo colocaron a la cabeza del grupo. En teatro, contribuye a la renovación del género, y en poesía destaca con títulos como Romancero gitano y Poeta en Nueva York.
Concepción del Teatro Lorquiano y Características Generales
Para Lorca, el teatro es la fusión de ficción y realidad, por eso preferirá formas cercanas al pueblo; su ideal es el de una escena humana y al mismo tiempo estética (la misma unión de casi contrarios que dirige su poesía), y no libre de didactismo y valor social.
Su dramaturgia es heterogénea en lo externo debido a las múltiples influencias que recibe: desde los clásicos de nuestro Barroco y los clásicos universales hasta el teatro de vanguardia.
En cualquier caso, la temática de sus obras cohesiona esa diversidad formal; unos temas, por otro lado, que coinciden con los de su poesía. Entre ellos, los recurrentes son el deseo imposible, la oposición entre realidad y deseo y, en definitiva, la frustración. De aquí la insistencia en los «destinos trágicos», la inclusión de seres desvalidos, la importancia de la figura femenina y los problemas metafísicos y sociales.
Formalmente, su teatro experimenta una evolución desde las primeras obras en verso, que abandona para adoptar la prosa. Sin embargo, lo más llamativo es el uso de la lengua, de inspiración popular y poética. Con esa combinación construye metáforas y símbolos que crean un universo lírico lleno de connotaciones, que se extienden también al espacio escénico.
Alejandro Casona
La dama del alba: Análisis de Escenas
Texto 1 – Abuelo: «Basta»
En este fragmento, Casona contrasta dos visiones opuestas: la del abuelo, apegado a la realidad, y la de Peregrina, figura alegórica de la muerte. El abuelo rechaza su presencia: «Sé que eres la mala yerba en el trigo y el muérdago en el árbol», asociándola con lo nocivo y con la desgracia. Sin embargo, Peregrina se presenta como alguien que ha sido parte de la historia del hombre, incluso admirada: «Vuestros poetas me cantaron como a una novia. Vuestros místicos, como una redención». Aquí Casona humaniza a la muerte, dándole una dimensión poética y filosófica. La emoción de Peregrina se revela cuando dice: «¿Comprendes ahora lo amargo de mi destino? Presencias todos los dolores del mundo sin poder llorar…». A través de este diálogo, el autor profundiza en una concepción metafísica de la muerte como figura trágica y solitaria, que también anhela comprensión y ternura.
Texto 2 – Telva: «[…] Desde que Angélica»
Este fragmento muestra el contraste entre la vida detenida tras la desaparición de Angélica y la aparente esperanza de Adela. Telva describe una casa muerta: «Todo en la casa parecía un reloj parado», lo que transmite la sensación de tiempo congelado por el dolor. Adela, sin embargo, representa la renovación: «Pensar que no tenía nada, ni la esperanza siquiera, y cuando quise morir el cielo me lo dio todo de golpe». Esta idea de renacer gracias al amor y a la fe devuelve la esperanza al hogar. El simbolismo se refuerza con la imagen de la rueca que vuelve a andar, y con el detalle de que Adela nota que falta «algo para ser feliz del todo», anticipando un conflicto: el amor por Martín, el marido de Angélica. Casona mezcla lo cotidiano y lo poético para expresar que la vida, aunque marcada por el dolor, puede recomenzar.
Texto 3 – Angélica: «¿Quién eres tú?»
Este texto se centra en el enfrentamiento entre la verdad y la ilusión, tema fundamental en la obra de Casona. Angélica, que ha estado desaparecida, se resiste a enfrentar la realidad. Peregrina, en cambio, defiende la memoria idealizada como forma de verdad: «La belleza es la otra forma de la verdad». El diálogo revela que la familia prefiere pensar que Angélica murió antes que conocer la verdad de su huida. Peregrina propone una salida digna, permitiendo que Angélica se salve «simbólicamente» a través del recuerdo. El conflicto entre lo real y lo simbólico aparece también en la pregunta: «¿Prefieres que tu madre y tus hermanos sepan la verdad?», a lo que Peregrina responde que no, porque «se imaginan más pura que nunca». Casona presenta así una reflexión sobre el valor del recuerdo idealizado como forma de consuelo y redención.
Contextualización Mínima de Alejandro Casona
Alejandro Casona fue un dramaturgo que, por edad, influencias, rasgos de estilo y momento histórico que le tocó vivir, se adscribe a la Generación del 27. No obstante, los derroteros que sigue su teatro en el exilio, así como su característica combinación de fantasía y realidad, lo hacen inclasificable.
Aspectos Elementales del Teatro de Alejandro Casona
Cuando se aborda el teatro del dramaturgo asturiano, lo primero que hay que tener en cuenta es que, como él mismo afirmó, su teatro es un «teatro del hombre» y no del «dato contingente». Una afirmación que no debieron de tener en cuenta los jóvenes dramaturgos que, a raíz de los exitosos estrenos del escritor asturiano, tildaron su teatro de escapista, trasnochado y alejado de la realidad histórica española.
Sin duda, en esta cuestión subyace una concepción opuesta acerca de la función del teatro y, sobre todo, de su función en la sociedad española del momento.
En cualquier caso, Casona fue en un primer momento un renovador que, junto a Lorca, cambió el género con el uso de un lenguaje poético, el simbolismo de raigambre popular y la combinación de lo fantástico y lo real, lo que determina que sus dramas estén poblados de personajes excéntricos.
Temas Principales
- El amor como fuerza que salva al hombre de no pocos conflictos.
- La naturaleza es un remanso de paz, y también actúa salvíficamente sobre el individuo.
- La enseñanza moral y pedagógica, que encarrila el argumento hacia soluciones un tanto artificiales.
- Motivos temáticos derivados de las ideas principales: la nobleza, la integridad moral, el ensueño y la esperanza, entre otros.
Tema Central (en La dama del alba)
La intervención benéfica de la Muerte en un drama humano que solucionará a modo de justicia poética.
Estilo
Lo más llamativo en cuanto al estilo es el equilibrio entre la lengua poética y los refranes y expresiones populares, aun en el discurso de un solo personaje. Con todo, muchas de las imágenes de Casona recuerdan a Lorca, así como las canciones, romances y leyendas intercaladas rememoran la comedia nacional del siglo XVII.
Ramón J. Sender
Réquiem por un campesino español: Análisis
Texto 1: Conflicto Moral de Mosén Millán
En este fragmento, Ramón J. Sender muestra el conflicto moral de Mosén Millán, un sacerdote atrapado entre su conciencia y las presiones del poder. A pesar de su aparente compasión —«Déjelo en paz. ¿Para qué derramar más sangre?»—, el cura deja entrever que sabe dónde se esconde Paco, el joven campesino perseguido. Su silencio y su actitud ambigua permiten que otros lo delaten: «Mosén Millán bajó la cabeza. Era una afirmación». Así, el autor refleja la pasividad cómplice de la Iglesia durante la Guerra Civil. El centurión representa la violencia del régimen, con frases como «No queremos reblandecidos mentales. Estamos limpiando el pueblo». Frente a él, Mosén Millán intenta justificar su debilidad moral, pero termina cediendo a la presión. A través del uso del diálogo y del discurso indirecto libre, Sender transmite la tensión psicológica del cura y denuncia la traición de quienes, por miedo o conveniencia, abandonaron a los más justos.
Espacio y Tiempo en Réquiem por un campesino español
La historia se sitúa desde principios del siglo XX hasta la Guerra Civil española y se desarrolla desde que las campanas empiezan a tocar para la misa por el difunto Paco, y dura hasta que esta da comienzo. El tiempo de narración transcurre en veinticinco años, es decir, lo que dura la vida de Paco, desde su nacimiento hasta su cruel muerte. El orden del tiempo no es lineal, ya que mientras Mosén Millán está esperando a la gente para que dé comienzo el funeral, recuerda la vida de Paco, y la suya alrededor de la de este. En cuanto al espacio, la acción se desarrolla en una pequeña aldea aragonesa, cerca ya de Lérida.
Temas en Réquiem por un campesino español
- La injusticia y el compromiso. Tema fundamental: Paco desarrolla su conciencia social ya desde bien joven, con la visita que hace a las gentes que vivían en las cuevas, y reacciona frente a un país que en muchas zonas rurales se regía por estructuras prácticamente medievales.
- La violencia, de modo casi exclusivo la de los falangistas en los años 30.
- La culpa, encarnada en el cura Mosén Millán, que delató por cobardía a Paco. Simbolizada en sus ojos cerrados durante la misa de réquiem.
- La memoria: memoria individual de Mosén Millán y memoria colectiva del pueblo, que recuerda la triste historia de Paco cantando su romance, el «Romance de Paco el del molino».
- El heroísmo: Paco es un héroe que representa el heroísmo del campesinado español.
- La religión. Sender muestra la enorme importancia de la religión en los pueblos, incluso para vecinos que no son en absoluto devotos.
Estilo y Aspectos Técnicos en Réquiem por un campesino español
- Narrador en tercera persona y omnisciente.
- Abundancia de diálogos intercalados.
- Sencillez estructural y estilística.
- Abundancia de elementos simbólicos.
Más sobre Federico García Lorca
Etapas del Teatro de Lorca
El teatro de Lorca experimentó una evolución formal desde los primeros títulos, con lo cual se distinguen tres etapas en su dramaturgia:
- Primeras obras, en verso, como El maleficio de la mariposa, Mariana Pineda, etc.
- Las piezas surrealistas: Así que pasen cinco años y El público; ambas simbolistas y de difícil comprensión.
- Los grandes éxitos de los años treinta: dos tragedias (Bodas de sangre y Yerma), dos dramas (Doña Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba) y una comedia inacabada (Comedia sin título).
La cima de su teatro es La casa de Bernarda Alba (1936).
La casa de Bernarda Alba: Estructura y Temática
Estructura
La obra, «drama de mujeres en los pueblos de España», está estructurada en tres actos, que «tienen la intención de ser un documental fotográfico». La acción dramática se desarrolla en un mismo espacio escénico cerrado: en una «habitación cerrada» en una casa de «muros gruesos», en el primer acto; en «una habitación blanca del interior», en el segundo acto; y entre «cuatro paredes blancas ligeramente azuladas del patio interior», en el tercer acto. Este espacio hermético está enmarcado por la primera y última palabra que pronuncia Bernarda: «silencio». O sea, el espacio es una cárcel para las cinco hijas. Frente a esos muros opresivos, el espacio exterior simboliza la libertad. En cuanto al tiempo de la acción, todo transcurre en un verano de calor asfixiante que subraya el infierno en que se ha convertido la casa para las cinco hermanas. No obstante, los datos temporales concretos contrastan con la indeterminación de los días, de forma que el conjunto resulta opresivo. También se puede identificar un tiempo interno representado por silencios que expresan la monotonía en la que viven las mujeres.
Temas
El tema central es el conflicto entre dos fuerzas mayores: el principio de autoridad, encarnado en Bernarda, y el principio de libertad, representado por sus hijas. El primero se relaciona con el instinto de poder y el segundo con otro no menos elemental, el sexo.
Luis Cernuda
Análisis de Poemas Selectos
Texto 1: Si el hombre pudiera decir
En el poema «Si el hombre pudiera decir», Luis Cernuda reflexiona sobre el amor verdadero y la libertad interior que este proporciona. El poeta imagina un mundo ideal donde el hombre pudiera expresar con sinceridad lo que ama: «si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo / como una nube en la luz». El amor se presenta como la verdad esencial del ser, ajena a la gloria o a la ambición, y capaz de justificar la existencia: «Tú justificas mi existencia: / si no te conozco, no he vivido». El hablante admite no conocer otra libertad que la de estar «preso en alguien», resaltando la idea cernudiana de que el amor, aunque esclaviza, es la única forma de exaltación y sentido vital. La contradicción entre deseo y realidad, clave en la poesía del autor, se expresa en la tensión entre lo que el hombre quisiera declarar y lo que la sociedad no permite. Cernuda recurre a un lenguaje elevado y simbólico para transmitir una visión idealista del amor, entendido como verdad y redención.
Texto 2: Donde habite el olvido
«Donde habite el olvido» muestra una visión opuesta: el desencanto amoroso y el deseo de desaparecer de la memoria del otro. En este poema, Cernuda expresa el dolor del desamor y la necesidad de superar el sufrimiento afectivo: «donde sólo sea / memoria de una piedra sepultada entre ortigas». El yo poético desea borrar toda huella de su paso por el amor, y se opone a la posesión afectiva: «ese afán que exige un dueño a imagen suya». El amor, descrito como «ángel terrible», es fuente de tormento y esclavitud. Frente al idealismo del texto anterior, aquí predomina un tono sombrío y de renuncia. El lenguaje es introspectivo, cargado de imágenes de olvido, vacío y muerte: «sin horizonte frente a esos otros ojos frente a frente». Cernuda anhela una libertad más radical: la que implica la ausencia total del otro y la abolición del deseo. El poema concluye con un deseo de alejamiento definitivo: «Allá, allá lejos; / donde habite el olvido».
Contextualización Mínima de Luis Cernuda
Poeta de la Generación del 27, de tono neorromántico, trayectoria muy personal y muy influyente en la poesía española posterior (en los poetas de la generación del 50, en Luis García Montero y los poetas de la «otra sentimentalidad»).
Temas y Estilo de Luis Cernuda
Cernuda se caracteriza, sobre todo, por el sustrato romántico de su mundo poético. Su centro temático es el doloroso divorcio entre el anhelo de realización personal (el deseo) y los límites asfixiantes impuestos por el mundo que lo rodea (la realidad). Los temas que se derivan de este choque son la soledad, la añoranza de un mundo realmente habitable, el ansia de belleza y, muy especialmente, el amor (tanto exaltado como insatisfecho).
Desde el punto de vista del estilo, su inconformismo lo llevó a escapar de las modas. Como otros miembros del 27, en sus primeras etapas se dejó influir por la poesía pura y el surrealismo, pero hacia 1931 (Los placeres prohibidos) y 1932 (Donde habite el olvido) emprenderá un camino personalísimo y solitario caracterizado por un triple rechazo:
- Rechazo de los ritmos demasiado marcados y de un exceso de musicalidad. Gusto cada vez mayor por el versículo.
- Rechazo de la rima.
- Rechazo del exceso de metáforas y del lenguaje demasiado adornado. Intenta ceñirse, al menos en apariencia, al lenguaje hablado y el tono coloquial, aunque en la base de esta aparente sencillez esté una lengua poética densa y sumamente elaborada. En esto, como en otros aspectos, la huella de Garcilaso y, sobre todo, de Bécquer es determinante. También influye en él el antirretoricismo de los románticos alemanes (muy especialmente, de Hölderlin).
Miguel de Unamuno
Análisis de Textos Ensayísticos
Texto 1: «Las olas de la historia» (de En torno al casticismo)
En este fragmento de En torno al casticismo, Unamuno introduce el concepto de «intrahistoria», es decir, la vida silenciosa y cotidiana del pueblo que no aparece en los libros de historia. A través de la metáfora del mar, distingue entre la superficie —los hechos visibles y ruidosos del presente histórico— y el fondo —la existencia continua y callada de millones de personas: «la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia». Esta reflexión cuestiona la superficialidad del relato histórico tradicional, representado por los periódicos y los libros, frente a la sustancia verdadera del progreso, que reside en la «labor cotidiana y eterna» del pueblo. Unamuno enaltece así una visión más profunda y espiritual de la tradición, que no se busca en monumentos o papeles, sino en la vida viva del presente.
Texto 2: «Nada hay más ambiguo» (del prólogo de Tres novelas ejemplares y un prólogo)
En el prólogo de Tres novelas ejemplares y un prólogo, Unamuno critica el realismo literario, al que califica de «cosa puramente externa, aparencial, cortical y anecdótica». Frente a esto, defiende un arte poético que sea creación y no simple copia de la realidad. Sus palabras «la realidad es una realidad íntima, creativa y de voluntad» reflejan su ideal de una literatura que exprese verdades profundas, no observaciones superficiales. Critica a los autores realistas que crean personajes artificiales, como «maniquíes vestidos que se mueven por cuerda», es decir, sin alma ni autenticidad. Reivindica la figura del poeta como verdadero creador de vida, frente al mero transcriptor de frases cotidianas. Este pensamiento se conecta con la visión existencialista de Unamuno, en la que lo más valioso es lo íntimo, lo vivido desde dentro.
Texto 3: «Es inútil callar la verdad»
Este texto, claramente crítico, expresa el desencanto de Unamuno ante los discursos vacíos sobre la regeneración de España. Desde el inicio, denuncia la hipocresía colectiva: «todos estamos mintiendo al hablar de regeneración». Nadie busca un cambio real, porque nadie quiere transformarse a sí mismo. El pueblo, por su parte, aparece como ajeno a estos discursos elitistas, aunque no por ignorante, sino por sabio en su cristiana sencillez: «el pueblo está aquí en lo firme; su aparente indiferencia arranca de su cristiana salud». Unamuno defiende una visión espiritual frente al falso progreso moderno, que considera superficial: «maldito lo que se gana con un progreso que nos obliga a emborracharnos con el negocio, el trabajo y la ciencia». El texto culmina con una fuerte crítica a la manipulación ideológica de la historia y la religión, y reclama para el pueblo un espacio de paz, autenticidad y fe sencilla. Unamuno plantea así una defensa del alma colectiva frente al ruido político y científico.
Temas Principales en la Obra Ensayística de Unamuno
Los temas recurrentes en la obra ensayística de Unamuno, como ya hemos anotado con anterioridad, son muchos y de diferente carácter, aunque en la mayoría de sus escritos se encuentren relacionados:
- Problemas de índole existencial y metafísico.
- Preocupaciones de carácter social y político (el «Tema de España»).
- Aspectos religiosos y filosóficos diversos.
- La literatura.
- España y sus gentes.
Estilo y Uso de la Lengua en Unamuno
En términos generales, sus ensayos se caracterizan por su carácter conversacional y la apelación al lector; de todos modos, al referirnos al uso de la lengua, este será distinto según el tema tratado. De hecho, en los escritos ético-filosóficos predominarán los retruécanos y la expresión se verá forzada al extremo para reflejar sus contradicciones y agonía. El ritmo de esta prosa suele ser agitado.
José Ortega y Gasset
Análisis de Textos Clave
Texto 1: «El imperio que sobre» (de La rebelión de las masas)
En este fragmento de La rebelión de las masas, Ortega y Gasset analiza el fenómeno sociológico del hombre-masa, figura central de su pensamiento. Critica la expansión de la vulgaridad intelectual en la vida pública contemporánea, señalando cómo el hombre medio actual cree tener ideas sobre todo, sin haber hecho el esfuerzo intelectual necesario. Según el autor, antes el pueblo actuaba por tradición o hábito, pero no se atrevía a teorizar. Hoy, en cambio, opina sin criterio y sin búsqueda real de la verdad. Ortega denuncia que esta falsa cultura se basa en la ausencia de rigor intelectual: «no parece que las ideas de este hombre de hoy sean auténticamente ideas». Para él, la cultura verdadera implica humildad, método y amor por la verdad, mientras que el intelectual bárbaro impone opiniones sin escrúpulo. La crítica apunta a una degradación del diálogo público y de la calidad del pensamiento moderno.
Texto 2: «El placer estético» (de La deshumanización del arte)
En este pasaje de La deshumanización del arte, Ortega distingue entre el placer estético verdaderamente artístico y el placer sentimental e íntimo del espectador romántico. Según él, el arte moderno debe provocar un «placer inteligente», no basado en emociones personales, sino en la contemplación distanciada de la obra. Cuando el arte se convierte en una «exposición de realidades vividas», se vuelve confuso: el espectador ya no sabe si debe vivir o contemplar. La clave del arte está en la «desrealización», es decir, alejar la obra del mundo real para que pueda ser contemplada con objetividad. Ortega defiende una estética intelectual, que sitúe la obra artística en un plano independiente, como «inquilinas de un astro inabordable». Este enfoque responde a su rechazo del sentimentalismo romántico y su apuesta por una nueva sensibilidad más racional y abstracta.
Texto 3: «Convenía liberar la poesía» (de La deshumanización del arte)
También extraído de La deshumanización del arte, este fragmento desarrolla la idea de que la poesía moderna debe alejarse de la experiencia personal del poeta. Ortega critica la poesía romántica, centrada en las emociones privadas del autor («sus emociones privadas de buen burgués»), y propone una poesía que se justifique por su capacidad de crear mundos nuevos. Afirma que «el poeta empieza donde el hombre acaba», es decir, que la poesía debe trascender la vida cotidiana y convertirse en un ejercicio de invención pura. La metáfora del «globo sin gas» simboliza la poesía que ha perdido elevación por estar demasiado apegada a la realidad. La poesía moderna, en cambio, se convierte en «el álgebra superior de las metáforas», una creación autónoma, abstracta y compleja. Ortega promueve así una poesía deshumanizada, que rechace el sentimentalismo y busque lo universal a través de lo artístico.
Texto 4: «Durante cierta época» (de Ideas sobre la novela)
En este texto de Ideas sobre la novela, Ortega reflexiona sobre la crisis del género novelístico en la modernidad. Señala que antes bastaba con ofrecer temas nuevos para atraer al lector, pero que ahora esa estrategia ya no funciona. El público se ha vuelto más exigente y sofisticado: «necesitaba temas de mejor calidad, más insólitos, más “nuevos”». Esta evolución del gusto impone nuevas exigencias a los escritores, que deben compensar la escasez de temas con una mayor calidad formal. Aunque Ortega reconoce la «penuria de temas posibles», no ve esto como una tragedia, sino como un signo de madurez del lector y del género. El autor presenta una visión crítica pero optimista: el arte literario puede renovarse si se apuesta por la excelencia. Esta reflexión conecta con su idea general de que el arte debe elevarse por encima de la experiencia vulgar y repetitiva.
Las Ideas Estéticas de Ortega y Gasset
Las ideas estéticas de Ortega fueron tremendamente influyentes en la Generación del 27, hasta el punto de que su obra La deshumanización del arte funcionó como auténtico soporte teórico de los jóvenes poetas en sus primeras etapas.
Además, sus presupuestos estéticos son propios del Novecentismo, así el carácter intelectual y distante que ha de tener el placer estético, y, en poesía, el marcado antirromanticismo.
Los aspectos más relevantes al respecto son los siguientes:
- El arte nuevo es para minorías; sólo unos pocos lo entienden.
- Esta dificultad es inherente al arte nuevo, ya que no está destinado a todo el mundo.
- No importa tanto lo que se dice como la forma de decirlo.
- Se busca el puro placer estético, que es intelectual, un «placer inteligente».
- El arte nuevo, por tanto, es antirromántico.
- La poesía es «el álgebra superior de las metáforas».
- La novela también ha de deshumanizarse, dando paso a lo imaginativo e intelectual.
- El placer estético en la novela ha de buscarse en el discurso y la organización, no en la historia.
- El arte se convierte, pues, en juego.