La Ética de Immanuel Kant: Imperativos y Postulados
Kant se plantea cómo el hombre debe regular su conducta. Según Kant, toda norma moral se formula imperativamente, puesto que supone un mandato. Pero no toda norma imperativa es moral. En efecto, Kant distingue entre:
El imperativo hipotético: son mandatos condicionados cuya fuerza depende de la aceptación previa de una condición. Ejemplo: «Si quieres esquiar, vete a la sierra».
El imperativo categórico: impone una norma de conducta de modo absoluto, sin condición previa. Ejemplo: «No matarás».
Para Kant, guiarse por el imperativo hipotético es legal, pero no moral. Por tanto, Kant establece tres tipos de voluntades:
La buena voluntad es aquella que cumple la ley por el propio respeto a la ley. Son las acciones por deber.
La voluntad de las buenas costumbres es aquella que respeta la ley por una condición previa. Son las acciones conforme al deber.
La mala voluntad: aquella que no cumple la ley.
Por último, hay que indicar que la ética de Kant es formal (no es material). No está constituida por mandatos concretos.
Los Postulados de la Razón Práctica
Todo este edificio sobre la moral que construye Kant no tendría sentido si no aceptamos lo que Kant llama los Postulados de la Razón Práctica.
Un postulado es una proposición que no es evidente por sí misma ni que se puede demostrar, pero que se acepta porque sin ella sería imposible construir una ciencia. En este sentido, los postulados de la moral para Kant son tres:
La libertad de la voluntad humana: solo se puede juzgar como moralmente buena o mala una acción si el individuo puede elegir entre varias opciones.
La existencia del alma inmortal: el hombre necesita psicológicamente que las acciones buenas sean premiadas y las malas castigadas. Pero como esto no ocurre en este mundo, es necesaria un alma inmortal para que en el otro mundo sea premiada o castigada.
La existencia de Dios: este premio o castigo debe ser concedido por un ser moralmente perfecto que solo puede ser Dios.
Karl Marx: Evolución del Trabajo y la Ideología
Marx hace un recorrido por la evolución del trabajo en las distintas sociedades históricas.
El Feudalismo
La base de la economía medieval era el feudalismo, que superó la sociedad esclavista anterior. En él, la clave era la propiedad de la tierra. Los propietarios de la tierra eran pocos y los campesinos debían someterse al señor feudal.
El señor recibía gran parte del fruto de las tierras cultivadas, cobraba impuestos y administraba justicia. Por su parte, el campesino estaba obligado a no abandonar la tierra y permanecer como siervo toda su vida, transmitiendo a sus descendientes los valores propios de esas relaciones sociales.
El Ascenso de la Burguesía
Las cosas empezaron a cambiar cuando la incipiente burguesía desarrolló el comercio en el mundo urbano. Con todos estos cambios, en el siglo XVIII se afianzó la creencia en el progreso de la sociedad. Los ilustrados estaban convencidos de que la libertad avanzaría y se alcanzaría la emancipación para que los seres humanos vivieran en paz, trabajando de forma libre en situación de igualdad.
La Revolución Industrial
En el siglo XIX, la industrialización se extendió por toda Gran Bretaña. Se instalaron fábricas en muchas ciudades y otras zonas, que demandaban operarios para producir. Entre estos, se encontraban hombres, mujeres y niños, con jornadas de trabajo de 14 y 16 horas diarias.
En las fábricas se produjo una nueva forma de esclavitud. A cambio de un salario para poder subsistir, el trabajador se convirtió en un eslabón más de la cadena de producción, llevando una vida miserable.
La Ideología según Marx
Según Marx, la ideología es el conjunto de valores y representaciones de una sociedad que oculta la alienación y justifica de forma interesada la realidad social, para que no se perciban los problemas reales y las contradicciones económicas, garantizando así la estabilidad de dicha sociedad. Las ideologías proclaman que cada ser humano tiene la obligación de cumplir tareas fijadas por la sociedad.
Nietzsche: Crítica a la Filosofía Europea y la Moral
Desde Epicuro, Nietzsche considera que la filosofía europea entró en un largo periodo de decadencia y falta de vitalidad que llegó hasta el siglo XX.
Causas del Decaimiento de la Filosofía Europea
El Racionalismo
Con su insistencia en atribuir realidad exclusivamente a las conclusiones de la razón, el racionalismo ha producido una serie de ídolos filosóficos: la verdad, el bien, la idea, el ser, el Dios vivo y la razón.
El Cristianismo
El cristianismo tuvo una influencia decisiva en la decadencia de la filosofía y la cultura europeas desde tres aspectos:
La gran importancia moral que se otorga en el cristianismo al sacrificio de apetitos y pasiones.
La humillación, incluso de la muerte, como instrumento de salvación.
La intensa utilización por parte de los teólogos cristianos del pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles. Este influjo se percibe especialmente en la frecuente actitud de sometimiento que se advierte en muchas de sus doctrinas morales (la moral de esclavos).
En su obra Más allá del bien y del mal, Nietzsche distingue entre moral de señores y moral de esclavos.
La Moral de Esclavos
La moral de esclavos se basa en el criterio del comportamiento humano que se somete a una ley considerada divina.
Al regirse por ese criterio, esta moral iguala a todos los individuos y promueve el amor al prójimo, pero se amolda a lo que viene impuesto: es una moral pasiva que no crea valores nuevos. Se promueve el rechazo a lo diferente y un instinto de venganza contra cualquier forma de vida superior.
La Moral de Señores
La moral de señores se basa en el criterio por el cual la conducta humana aspira a una constante superación personal, más que al respeto de las leyes y valores establecidos.
La moral de señores sería activa, procuraría expresar los estados máximos del alma, los afectos y sentimientos más nobles y caballerescos, pero quien la adopte correrá grandes riesgos y peligros.
José Ortega y Gasset: Perspectivismo y Raciovitalismo
Busca la verdad (de un yo) y debe resultar del conocimiento y del examen riguroso de los múltiples puntos de vista con los que el ser humano mira el mundo.
El Perspectivismo
El perspectivismo equivale a la pluralidad de perspectivas con las que puede mirar o vivir un individuo.
No existen verdades absolutas, solo perspectivas. Para un mejor conocimiento de una realidad, habría que sumar el máximo número posible de perspectivas.
El Raciovitalismo
El raciovitalismo descansa en la interdependencia que advierte Ortega entre la razón y la vida. Este binomio fragua un concepto filosófico nuevo: la razón vital.
Los siguientes son algunos de los aspectos en los que más insistió Ortega:
La vida es una realidad radical, es decir, algo que subyace en todas las variantes de lo dado. La conciencia subjetiva descansa más en la experiencia de vivir que en la de pensar. La vida es «la suma de lo que hacemos y lo que nos pasa».
La vida es una realidad comprensible cuya racionalidad se expresa en categorías o caracteres del pensamiento. Algunas categorías son las siguientes:
La vida consiste en «encontrarse en el mundo». Vivir es hallarse frente al mundo, con el mundo, dentro del mundo.
La vida consiste en «actuar en el mundo». Estar ocupado en algo y para algo.
La vida consiste en «decidir libremente». Anticipación de un proyecto.
La vida consiste en «construir la temporalidad». Dar sentido a la dinámica del tiempo, intentando en el presente superar el pasado.