El optimismo de Miguel Hernández comienza a diluirse al comprobar la insensibilidad de Europa hacia el drama que se vive en España. Esto le provoca una profunda depresión que intensifica su vena antiburguesa. Pese a la alegría por el nacimiento de su primer hijo, la poesía hernandiana deriva hacia un progresivo pesimismo intimista. A esta etapa pertenece El hombre acecha (1939), un volumen donde el poeta pasa de cantar a susurrar amargamente.
Al acabar la guerra, Miguel Hernández es detenido. En septiembre de 1939, al salir provisionalmente de la cárcel y antes de volver a ella de manera definitiva, entregó a su esposa Josefina Manresa un cuaderno manuscrito que había titulado Cancionero y romancero de ausencias. Este contenía poemas que comenzó a escribir en 1938 a raíz de la muerte de su primer hijo. Se trata de un libro unitario que fue ampliando con poemas escritos desde la cárcel. Con este último poemario, alcanza la madurez poética de la lírica popular y aborda los temas más obsesionantes: el amor, la vida y la muerte, sus “tres heridas”.
El compromiso social y político de Miguel Hernández se percibe con nitidez en su voz poética, que exalta a los hombres que luchan por la justicia, lamenta el dolor de las víctimas oprimidas y reprende a los explotadores de la patria.
El Lenguaje Poético de Miguel Hernández: Símbolos y Recursos Retóricos
Nacido en 1910, en el seno de una familia humilde, Miguel Hernández está considerado como uno de los poetas más significativos del siglo XX. Cronológicamente, pertenece a la Generación del 36. Un aspecto clave de su obra es la fusión de tradición e innovación, lo que la convierte en una creación propia y personal, compleja y original. No solo se somete a la influencia de la imaginería de los clásicos del Siglo de Oro o de los grandes poetas contemporáneos; su lenguaje poético atraviesa por las siguientes etapas:
Evolución del Lenguaje Poético
- El gongorismo, presente en Perito en lunas (1932). El autor ostenta una gran destreza verbal e imaginativa e incorpora una amplia gama de recursos característicos del creador del Polifemo: hermetismo, complejidad metafórica, léxico culto y bruscos hipérbatos.
- El neorromanticismo en El rayo que no cesa (1936). De temática amorosa, nos remite al Cancionero de Petrarca y emplea la metáfora surrealista. Se trata de un volumen especialmente rico en recursos retóricos como: aliteraciones, hipérboles, epanadiplosis y rimas internas.
- El lenguaje directo y claro de Viento del pueblo (1937). Formado por una serie de poemas comprometidos que pretenden defender la libertad e increpar a los tiranos.
- El neopopularismo de Cancionero y romancero de ausencias. Composiciones de verso corto y rima asonante, con la sencillez de la lírica popular. Utiliza recursos que favorecen la musicalidad (anáforas, paralelismos y estribillos circulares) o la expresividad (símiles y personificaciones).
Simbolismo en la Obra de Hernández
Fuentes de la Simbología
Con respecto a los símbolos que le sirven a Hernández, se aprecia que varían en intensidad y significado según la etapa evolutiva y la trayectoria poética. La crítica establece dos fuentes en la simbología hernandiana, y ambas proceden de la naturaleza:
- La primera nos conecta con lo telúrico, con los elementos terrenales (toro y tierra).
- La segunda, en cambio, se vincula con lo cósmico (luna, rayo, lluvia, viento).
Símbolos Clave y su Significado
- La luna, motivo central en la obra de Miguel Hernández, adquiere dos significados: por una parte, sugiere el paso del tiempo y el ciclo de la vida; por otra, es signo de fatalidad y de la muerte.
- A partir de su segunda etapa, aparecen elementos punzantes, como el rayo, el cuchillo y la navaja, asociados al dolor, a la frustración amorosa o al deseo no satisfecho. En los poemas pertenecientes a la etapa bélica, el rayo se transmuta en el símbolo de la fuerza y el coraje de los soldados.
- La lluvia y el viento son también dos de las metáforas constantes en Hernández. Elemento vital para la vida, la lluvia se relaciona con la pena que provoca el amor, y el viento, que se alza como símbolo predominante en uno de los poemarios del oriolano, se vincula con la fuerza del pueblo y la voz del poeta, quien anima a los oprimidos a luchar por su libertad.
- Por último, la tierra y el toro son otras características del autor. La tierra, metonimia de la naturaleza, es la madre, la cuna y sepultura del hombre. El toro, símbolo hernandiano por excelencia, es representación de la muerte en Perito en lunas, de la virilidad o el impulso erótico en El rayo que no cesa y del valor del combatiente en Viento del pueblo.
Métrica y Versificación
En definitiva, el lenguaje poético de Miguel Hernández experimenta una serie de cambios a lo largo de la trayectoria del poeta, transformaciones que afectan del mismo modo a una métrica que varía en función de la temática y la intención expresiva del autor: octavas reales, sonetos, tercetos encadenados, romances o versos carentes de rima.