La Guerra Fría: Orígenes, Fases y Fin de la Bipolaridad (1945-1991)
1. Orígenes y Máxima Tensión (1945-1953)
La Guerra Fría (1945-1991) se originó tras la Segunda Guerra Mundial, dividiendo el mundo en dos bloques antagónicos, liderados por Estados Unidos (democracia, capitalismo, liberalismo) y la Unión Soviética (totalitarismo, economía planificada, marxismo). Ambas superpotencias evitaron el conflicto bélico directo, pero mantuvieron su influencia mediante la carrera armamentista nuclear, la propaganda, el espionaje (CIA y KGB), la subversión, el establecimiento de zonas de influencia y el ejercicio de presiones políticas y económicas. También se involucraron en guerras periféricas para expandir su dominio. La ONU quedó limitada por los intereses contrapuestos de las superpotencias, aunque sirvió como foro de debate.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la cooperación entre los aliados se desvaneció. En Europa Occidental se restauraron las democracias capitalistas apoyadas por EE. UU., mientras que en Europa Oriental surgieron dictaduras comunistas bajo la hegemonía de la URSS, dividiendo el continente en dos zonas enfrentadas. Churchill lo expresó con la frase «telón de acero». Para frenar el comunismo, EE. UU. impulsó la Doctrina Truman de contención, ofreciendo ayuda a gobiernos europeos que resistieran la expansión soviética, y aprobó el Plan Marshall en 1948 para reactivar la economía europea. La URSS respondió con la Doctrina Jdánov y la creación de la Kominform. La Guerra Civil Griega (1946-1949) simbolizó el inicio de la confrontación bélica, donde la intervención estadounidense fue crucial para la victoria gubernamental.
Esta fase fue una de las etapas de mayor tensión internacional. La división de Alemania ejemplificó la tensión creciente. Tras la Conferencia de Londres en 1948, las potencias occidentales unificaron sus zonas, lo que llevó al bloqueo de Berlín por Stalin. La respuesta estadounidense con el puente aéreo llevó al levantamiento del bloqueo en 1949, culminando con la división de Alemania en la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA).
Ambas superpotencias lideraron proyectos de cooperación económica: EE. UU. con el Plan Marshall (1948) para reactivar las economías de Europa Occidental y prevenir el comunismo, beneficiando a países como Reino Unido, Francia, Italia y Alemania Occidental. La URSS estableció el COMECON (1949) para coordinar las políticas económicas de los países de Europa Oriental y contrarrestar la influencia estadounidense. La tensión también se reflejó en alianzas militares: la OTAN se fundó en 1949, liderada por EE. UU. EE. UU. también estableció alianzas militares regionales en Asia como la SEATO y el Pacto de Bagdad para contener la influencia soviética. El anticomunismo se intensificó en EE. UU. con la «caza de brujas» de McCarthy. La URSS desarrolló su propio arsenal nuclear y estableció el Pacto de Varsovia en 1955.
La rivalidad se extendió a Asia, con el nacimiento de la República Popular China en 1949 y su acuerdo con Stalin. La Guerra de Corea (1950-1953) fue un momento de gran tensión. Tras la Segunda Guerra Mundial, Corea quedó dividida (Norte apoyada por la URSS, Sur por EE. UU.). La invasión norcoreana en 1950 fue condenada por la ONU, lo que llevó a la intervención militar liderada por EE. UU. China intervino apoyando al Norte, resultando en un estancamiento y el armisticio de 1953, manteniendo la división original. Este conflicto demostró la peligrosidad de una escalada bélica. La muerte de Stalin y el ascenso de Jruschov en la URSS, y Eisenhower en EE. UU., marcaron el inicio de la coexistencia pacífica.
2. La Coexistencia Pacífica y Conflictos Clave (1954-1975)
La Coexistencia Pacífica fue una etapa de la Guerra Fría con intentos de distensión entre EE. UU. (Eisenhower) y la URSS (Nikita Jruschov), aunque no estuvo exenta de conflictos. La Crisis del Canal de Suez (1956) fue el primer conflicto que puso a prueba el diálogo. La nacionalización del canal por Nasser (Egipto) llevó a la intervención de Francia, Reino Unido e Israel; la oposición conjunta de EE. UU. y la URSS consolidó la influencia de las superpotencias. En 1955, la Conferencia de Bandung promovió el Movimiento de Países No Alineados, fortaleciendo la conciencia anticolonialista pero sin evitar su implicación en la política de bloques.
Internamente, el bloque comunista sufrió revueltas en Polonia y Hungría (1956) y la Primavera de Praga (1968), reprimidas por la URSS bajo la Doctrina Brézhnev. En Occidente, Francia bajo De Gaulle adoptó una política equidistante y desarrolló su arsenal nuclear. En Latinoamérica, EE. UU. intervino contra gobiernos que se alejaban de sus postulados. La rivalidad se agravó con la carrera de armamentos, y EE. UU. respondió al despliegue de misiles intercontinentales soviéticos con la doctrina de la represalia masiva.
Los momentos más críticos de esta etapa fueron:
Segunda Crisis de Berlín (1961)
Se desencadenó por la fuga de ciudadanos de la RDA hacia Berlín Occidental, llevando a la construcción del Muro de Berlín, símbolo de la Guerra Fría.
Crisis de los Misiles de Cuba (1962)
Fue uno de los momentos más críticos. Tras la revolución comunista cubana de Fidel Castro en 1959, EE. UU. la vio como una amenaza. En 1962, se detectaron misiles nucleares soviéticos en Cuba. El presidente Kennedy impuso un bloqueo naval, exigiendo su retirada, y la crisis alcanzó su punto máximo con el bloqueo de un convoy soviético. Jruschov ordenó la retirada de los misiles, evitando un conflicto nuclear, y se estableció el «teléfono rojo» para comunicación directa.
Guerra de Vietnam (1954-1975)
Tras la guerra de independencia, Francia se retiró y Vietnam se dividió en dos (Acuerdos de Ginebra): un norte comunista (Ho Chi Minh) y un sur dictatorial afín a EE. UU. La expansión del norte llevó a la intervención de EE. UU., pero las tácticas de la guerrilla comunista del Sur (Vietcong), el apoyo popular al régimen comunista y la creciente oposición en EE. UU. llevaron al presidente Nixon a poner fin al conflicto. La guerra dejó más de 50.000 soldados estadounidenses muertos y 150.000 heridos, marcando un punto de inflexión en su política exterior.
La gravedad de estos conflictos contribuyó a la distensión, con acuerdos como el Tratado de No Proliferación Nuclear (1968) y los acuerdos SALT. La Conferencia de Helsinki (1975) reflejó la estabilización internacional, promoviendo cooperación y derechos humanos.
3. Rebrote de la Tensión y el Fin de la Guerra Fría (1976-1991)
La tensión entre EE. UU. y la URSS resurgió en 1975 y se intensificó en los años 80, pero la crisis económica y el descontento popular llevaron a la desintegración del bloque comunista, marcando el fin de la Guerra Fría. A mediados de los setenta, la hegemonía estadounidense se debilitó tras Vietnam y las crisis del petróleo (1973 y 1979), limitando su intervención. La URSS, en contraste, fortaleció su posición, expandiendo su influencia en Asia y aumentando su poderío militar en Europa Oriental, apoyando movimientos revolucionarios en África y América Latina.
El año 1979 fue crucial: la Revolución Islámica en Irán derrocó al Sah e instauró el régimen islamista del ayatolá Jomeini, con la toma de rehenes en la embajada estadounidense. Además, la invasión soviética de Afganistán (1979-1989) para sostener al gobierno prosoviético frente a guerrillas apoyadas por EE. UU. y grupos fundamentalistas islámicos, se convirtió en un grave problema político y económico para la URSS, debilitando su posición tras su derrota en 1989.
Estos conflictos influyeron en la política exterior estadounidense: Ronald Reagan asumió una política exterior más agresiva a partir de 1981, impulsando un programa antisoviético, incrementando el gasto militar y desarrollando tecnologías como la «Guerra de las Galaxias». También intervino armando a la guerrilla nicaragüense («La Contra») y ayudó a guerrillas islamistas en Afganistán.
Simultáneamente, la URSS enfrentó una creciente crisis económica en los años 80 debido al gasto militar y el estancamiento, generando descontento popular. La llegada de Mijaíl Gorbachov al poder en 1985 marcó un cambio, iniciando un diálogo con EE. UU. para reducir el gasto militar. Esto llevó a la firma del Tratado de Washington en 1987 para el desmantelamiento de misiles, y la retirada de tropas soviéticas de Afganistán (1989) y Europa Oriental. La apertura política y económica en la URSS desencadenó revoluciones democráticas en Europa Oriental, simbolizadas por la caída del Muro de Berlín en 1989 y la unificación alemana en 1990. Sin embargo, la protesta estudiantil en la plaza de Tiananmén en China fue reprimida con dureza. George Bush y Gorbachov sellaron el fin de las tensiones en la Cumbre de Malta en 1989. En 1991, se disolvió el Pacto de Varsovia y la URSS, poniendo fin a la Guerra Fría y dejando a EE. UU. como la única superpotencia mundial.
4. La Caída del Bloque Comunista y la Disolución de la URSS
En 1989, los regímenes comunistas de Europa del Este colapsaron, seguido de la disolución de la URSS en 1991, que se dividió en 15 repúblicas. En los años 80, la URSS sufría una profunda crisis económica y política, agravada por la guerra en Afganistán. Tras el inmovilismo de Brézhnev (1964-1982), Mijaíl Gorbachov ascendió en 1985, iniciando reformas económicas y políticas.
La URSS enfrentaba problemas como crisis económica, estancamiento demográfico, maquinaria obsoleta y una economía burocratizada, con la industria pesada y militar priorizada sobre las de consumo y la agricultura, lo que empeoraba el nivel de vida de la población. Las reformas económicas de Gorbachov intentaron descentralizar el sistema planificado sin introducir una economía de mercado, pero no resolvieron los problemas estructurales. Las principales reformas políticas fueron la perestroika (democratización y apertura política) y la glásnost (transparencia informativa). Estas reformas debilitaron el monopolio del PCUS, permitiendo nuevas fuerzas políticas, libertad religiosa y abolición de la censura. En 1988, se celebraron elecciones libres y se concedió más autonomía a las repúblicas soviéticas.
Gorbachov abandonó la política exterior de defender los regímenes comunistas. En 1989, se retiró de Afganistán y asistió a la caída del comunismo en Europa del Este. Las revoluciones populares se sucedieron en Polonia (Solidaridad) y Hungría en 1989. El 9 de noviembre se produjo la caída del Muro de Berlín, que llevó a la unificación de Alemania en 1990. Estas revoluciones fueron rápidas y pacíficas, conocidas como «revoluciones de terciopelo», como en Checoslovaquia, que se dividió en República Checa y Eslovaquia. Rumanía vivió una transición violenta con la ejecución de Ceaușescu. Yugoslavia, alejada de la influencia soviética, se desintegró a partir de 1991 en un grave conflicto bélico.
La caída del comunismo en Europa fue seguida por la disolución de la URSS. Ante el auge nacionalista, Gorbachov propuso el Tratado de la Unión de 1991, pero un intento de golpe de Estado por el sector conservador del PCUS fracasó, llevando a la caída de Gorbachov y el ascenso de Boris Yeltsin. A finales de 1991, se firmó la disolución de la URSS, dividiéndose en 15 repúblicas y dando paso a la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Rusia heredó el potencial militar y los problemas económicos de la URSS, convirtiéndose en una democracia liberal bajo Yeltsin.
La Descolonización: El Fin de los Imperios Coloniales
1. Causas de la Descolonización
Después de 1945, la mayoría de los territorios coloniales lograron la independencia debido a múltiples factores:
- El debilitamiento de las metrópolis tras la Segunda Guerra Mundial.
- Las colonias dejaron de ser rentables.
- El pensamiento nacionalista se desarrolló entre las élites indígenas, influenciado por ideas anticolonialistas.
- La ONU y las superpotencias de la Guerra Fría apoyaron la autodeterminación para ganar influencia.
- La opinión pública internacional respaldó el antiimperialismo.
- La Conferencia de Bandung en 1955 fortaleció la conciencia anticolonialista.
2. Procesos de Independencia por Región
La Independencia de India y Pakistán
La descolonización de la India se intensificó tras la Segunda Guerra Mundial. El Partido del Congreso, liderado por Nehru y Gandhi, abogaba por un estado único. La Liga Musulmana, dirigida por Alí Jinnah, buscaba un estado separado, lo que llevó a la creación de Pakistán. En 1947, se produjo la partición de India y Pakistán, provocando éxodo masivo y violencia. Gandhi fue asesinado en 1948.
La Descolonización del Sureste Asiático y Oceanía
En Indochina, Ho Chi Minh proclamó la independencia de Vietnam en 1945, pero Francia no la reconoció, llevando a una guerra hasta 1954. Indonesia, colonia holandesa, fue ocupada por Japón durante la guerra. Sukarno proclamó la independencia en 1945, reconocida por los Países Bajos en 1949. En Oceanía, las colonias se emanciparon tardíamente de Inglaterra.
La Descolonización de Oriente Próximo
Oriente Próximo es una región conflictiva por sus recursos petrolíferos y las fronteras artificiales. Tras la Segunda Guerra Mundial, los territorios árabes se independizaron. La creación de Israel en 1948 desencadenó conflictos con los estados vecinos. El conflicto persiste entre Israel y Palestina.
La Descolonización del Magreb
La descolonización del Magreb comenzó en la década de 1950, con la independencia de Marruecos en 1956. Argelia obtuvo la independencia de Francia en 1962 tras una guerra. El Sahara Occidental sigue siendo un territorio en disputa, con Marruecos controlando la mayor parte y el Frente Polisario reclamando la independencia.
La Independencia del África Subsahariana
La mayoría de las colonias africanas se independizaron entre 1955 y 1975. El panafricanismo fue crucial en la lucha por la independencia. Ghana fue el primer país en independizarse en 1957. Portugal intentó integrar sus colonias, pero Angola y Mozambique lograron la independencia en 1975 tras largas guerras.
3. Consecuencias de la Independencia: Desarrollo y Neocolonialismo
Tras la independencia, los nuevos estados enfrentaron pobreza y falta de infraestructuras. La inestabilidad política y los conflictos internos fueron significativos. El neocolonialismo describe la dependencia económica de estos países. Los países en desarrollo sufren endeudamiento externo y déficit comercial.