Hitos del Siglo XX: De la Revolución Rusa a la Bipolaridad Global

La Revolución Rusa: De las Tesis de Abril a la Insurrección Bolchevique

Las Tesis de Abril de 1917

Durante el mes de marzo la pugna continuó. El Gobierno Lvov, inspirado sobre todo por los grupos liberales, con el Partido de los KD al frente, fue desbordado por los movimientos que pedían la profundización de las reformas. Desde Rusia, procedente del exilio, Lenin había defendido que la revolución debía superar su fase liberal-burguesa para convertirse en una revolución del proletariado. En las célebres Tesis de Abril, había lanzado la consigna “¡Todo el poder para los sóviets!”, abogando por la salida inmediata de la guerra, la retirada del apoyo de los sóviets al Gobierno Provisional y la toma de la vía insurreccional. Las protestas para pedir subsidios para los soldados, repartos de tierras, el abandono de la guerra y la constitución efectiva de una república se hacían más extensas.

El ascenso de Kerenski y el golpe de Kornílov

Lvov fue sustituido por un hombre partidario de acelerar las reformas, pero no de salir de la guerra: Alexander Kerenski. Las dificultades del Gobierno de Kerenski aumentaron en agosto a raíz de un golpe de Estado de los militares zaristas, protagonizado por el general Kornílov, para recuperar el poder.

La iniciativa bolchevique y el Sóviet de Petrogrado

Desde ese momento, los bolcheviques tomaron la iniciativa. Lenin volvió a Petrogrado y convenció al Partido Bolchevique de la necesidad de pasar a la insurrección armada. Los sóviets de Petrogrado y de Moscú eran muy influyentes. Poco después, la presidencia del Sóviet de Petrogrado quedó en manos de un bolchevique, León Davidovich Trotski, y el sóviet tomó un papel directivo y se convirtió en el centro de la oposición al Gobierno.

La Guerra Fría: Confrontación Global y Bipolaridad Mundial

El Telón de Acero y la división de Europa

El panorama político que siguió a la Segunda Guerra Mundial estuvo condicionado por el enfrentamiento entre las dos potencias vencedoras: Estados Unidos y la Unión Soviética. En el año 1946, Churchill constató la división de Europa en dos bloques mediante lo que llamó un “telón de acero”, que separaba la Europa liberal de la Europa comunista. Los dos bloques representaban, de hecho, dos sistemas políticos, dos modelos económicos y dos formas de organización social opuestas e irreconciliables. Las relaciones entre los dos bloques pasaron por etapas de gran tensión internacional (Guerra Fría), con enfrentamientos en Europa, donde la ciudad de Berlín quedó dividida entre los dos bloques, pero sobre todo en los conflictos bélicos del Tercer Mundo (Corea, Vietnam, etc.). Posteriormente, Estados Unidos y la Unión Soviética fueron abriendo paso al diálogo y a la distensión (etapa de coexistencia pacífica).

Sistemas antagónicos: Capitalismo vs. Socialismo

A partir de la descolonización y con la aparición de nuevos países que proclamaban su no alineamiento, el mundo fue deviniendo cada vez más multipolar. Eliminadas las potencias fascistas, las grandes opciones y concepciones del mundo se reducían prácticamente a dos: el capitalismo, de larga tradición en Occidente, y el socialismo, cuyos orígenes se remontaban también al siglo XIX, pero que tenía su plasmación política en la Revolución Rusa. El primer ámbito ideológico estaba liderado por EE. UU., el segundo, por la URSS. El bloque capitalista presentaba diversas situaciones, pero la diferencia de fortunas continuaba siendo la característica principal. El sistema político era, en general, el liberal, con parlamentos y elecciones. El otro bloque ideológico o político era el socialista, llamado entonces socialismo real o comunismo. Ambas opciones eran claramente antagónicas, hasta el punto de que el triunfo de una significaba la desaparición de la otra. Por eso, los líderes de los dos bloques, EE. UU. y la URSS, supieron que era necesario asegurarse el apoyo o el control del número más amplio de países y mantener un clima de enfrentamiento permanente y constante.

La Conferencia de Yalta y las esferas de influencia

La Conferencia de Yalta había dividido Europa en dos zonas de influencia, tanto para americanos como para soviéticos. Stalin quería aprovechar la victoria sobre Alemania para iniciar la expansión mundial de las conquistas efectuadas durante la Guerra Mundial y mantener su zona de influencia al este de Europa. Esto llevó a la formación de las llamadas democracias populares, con una economía socializada y una política exterior alineada con la soviética. A su vez, Estados Unidos, para afianzar su dominio en Europa occidental, entre 1946 y 1948, obligó a expulsar a los comunistas de los gobiernos de coalición que se habían formado en muchos países (Francia, Italia, Bélgica y Dinamarca). El Plan Marshall fue, evidentemente, rechazado por la URSS y los países del Este, que denunciaron la ayuda americana como vía de control y de dependencia respecto de los Estados Unidos.

El primer escenario: Alemania y el Bloqueo de Berlín

El primer escenario del enfrentamiento entre los dos bloques tuvo lugar en Alemania. Este país había quedado dividido, al acabamiento de la Segunda Guerra Mundial, en cuatro zonas. La capital, Berlín, repartida en cuatro zonas de ocupación, se encontraba en territorio soviético. El bloqueo de Berlín duró casi un año. Esto llevó a la creación de la República Federal de Alemania (RFA) en mayo de 1949, con capital en Bonn.

Alianzas militares y económicas: OTAN, COMECON y Pacto de Varsovia

Estados Unidos tejió una red de alianzas y de pactos militares para aislar a la URSS y rodearla. Fue la OTAN, un organismo de cooperación militar bajo la dirección de Washington. Como respuesta, la URSS y los países del Este también estrecharon sus vínculos. En el año 1949 se creó el COMECON, una organización económica del bloque socialista, y en 1955, una alianza militar, el Pacto de Varsovia, que unía a la URSS y los países del Este para garantizar militarmente la seguridad y la integridad del territorio comunista.