El Mundo Actual: Escenarios y Perspectivas (1991-2016)
El Fin de la Historia
La desaparición del Imperio Soviético fue sorprendente por la rapidez y profundidad de sus cambios.
La escuela triunfalista interpretó esto como la derrota de la URSS ante EE. UU. y el liberalismo occidental en la lucha ideológica contra el comunismo soviético.
La escuela revisionista se centró en las deficiencias del régimen soviético como causa de su desplome (desproporcionado gasto militar, corrupción, etc.). Eran críticos con la administración Reagan, alegando que incrementó la tensión y los costes de la Guerra Fría.
La escuela post-revisionista reconoció a Reagan y Gorbachov la correcta interpretación del momento y la aceptación de que el sistema de EE. UU. demostró su superioridad para la victoria.
El politólogo estadounidense Francis Fukuyama argumentaba que el final de la Guerra Fría representaba la demostración de que el liberalismo era el único sistema que respondía a las demandas de la sociedad. La derrota del fascismo y el comunismo abría una nueva época sin tantas divisiones ideológicas. Surgieron tesis que promovían el liberalismo político y económico.
Con Bill Clinton se debatió entre el unilateralismo económico y la colaboración internacional tras la Guerra Fría.
La Teoría del Choque de Civilizaciones
En los años siguientes, subsistieron e incluso se agudizaron las diferencias políticas, religiosas o culturales, dando lugar a conflictos internacionales en Europa, África y Asia.
El sociólogo estadounidense Samuel Huntington explicaba que los conflictos tenían que ver con las diferencias civilizatorias (islámica y occidental o judeocristiana) y culturales, con choques entre culturas como ocurrió en Ruanda. Las zonas calientes serían aquellas en las que las grandes civilizaciones entran en contacto. Según Huntington, Occidente ocupaba la cima del poder y el resto de estados tenían tres alternativas: aislamiento, aceptación o adaptación tecnológica sin adopción de los valores occidentales.
Huntington pretendía convertir los conflictos regionales en globales, así como mantener la superioridad de Occidente, aunque consideraba que era necesaria la convivencia. En contraposición a esta teoría, la ONU promovió en 1998 la idea de un “diálogo de civilizaciones”. El ataque del 11 de septiembre transformó el mundo y pareció dar la razón a Huntington.
El Fin del Siglo: Anarquía o Caos
Al mismo tiempo que Huntington, el analista estadounidense Robert Kaplan afirmaba que el medio ambiente sería el principal problema de la seguridad nacional para EE. UU. La escasez de recursos, el crecimiento demográfico y la guerra irregular conformarían la política mundial del futuro. Se planteaba si la imposición de la versión occidental de democracia en lugares no preparados podría desestabilizar el mundo.
Kaplan afirmaba que la victoria occidental sobre el comunismo suponía la aceleración de los acontecimientos en dirección a la anarquía, pues un mundo sin una confrontación principal queda a merced de otras secundarias (grupos terroristas, estados fallidos, movimientos subversivos, estallido demográfico, etc.). La visión de Kaplan era la de un mundo dominado por oscuros intereses económicos, delincuentes y señores de la guerra, en el que difícilmente las organizaciones internacionales podrían llevar la paz y la prosperidad.
Al mismo tiempo, Ignacio Ramonet y un grupo de escritores izquierdistas (Noam Chomsky, el subcomandante Marcos, etc.) exponían la problemática que planteaba la globalización, la explotación intensiva de recursos y territorios y la gran diversidad de focos de poder que estaban emergiendo en todo el mundo. Alertaban sobre los mismos aspectos que Kaplan: medio ambiente y recursos, crecimiento demográfico, multiplicidad de centros de poder e ineficiencia de las organizaciones internacionales.
Del Unipolarismo al Multilateralismo
En respuesta al 11 de septiembre, George W. Bush invocó el Artículo 5 del Tratado de Washington y declaró la guerra global contra el terrorismo, con amplio respaldo internacional para la ocupación de Afganistán. Sin embargo, cambió su política al declarar a Corea del Norte, Irán e Irak como un “eje del mal”, estableciendo medidas contra ellos.
La invasión de Irak en 2003 y la caída del régimen de Saddam Hussein desataron todas las rivalidades religiosas y étnicas en la región.
En la comunidad internacional se pasó del concepto de “intervención humanitaria” al de “Responsabilidad de Proteger” (R2P), en referencia a la protección de su población de los daños que pudieran ocurrir.
El desgaste económico y militar de los Estados Unidos en Afganistán e Irak ha favorecido el crecimiento de otras potencias emergentes (Brasil, Rusia, India y China), con gran extensión, población y recursos. Invitaron a Sudáfrica, la primera economía y potencia militar del continente africano, a incorporarse a BRICS. Estos países, más que colaboración, comparten el deseo de que Washington no pueda imponerles su voluntad.
La nueva geopolítica está protagonizada por EE. UU., la UE y China, cada uno con un modelo de influencia propio; deben coordinarse a fin de evitar una rivalidad geopolítica.
Conclusión
La caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS pusieron fin al protagonismo de Europa en la conflictividad internacional y dejaron a EE. UU. como única superpotencia.
La invasión de Irak en 2003 y sus gastos, junto a la Gran Recesión de 2008, evidencian los límites del poder estadounidense, la debilidad y división en Europa y la independencia de potencias emergentes, en un mundo cada vez más multipolar.
En el mundo actual, la geopolítica se ha impuesto a la ideología (Kaplan), con un escenario con múltiples focos de poder sin un claro gendarme global.