Panorama de la Novela Hispanoamericana del Siglo XX: Corrientes y Autores Clave

La Narrativa Hispanoamericana en el Siglo XX: Un Recorrido Esencial

La novela hispanoamericana, de desarrollo tardío en comparación con otras tradiciones literarias, experimentó una profunda transformación a lo largo del siglo XX. Se distinguen varias etapas clave que marcaron su evolución y consolidación en el panorama literario mundial.

1. Etapas de la Novela Hispanoamericana

  1. Hasta 1945: Pervivencia del realismo decimonónico, con diversas manifestaciones.
  2. De 1945 a 1960: Comienzo de la renovación narrativa, con la emergencia del «realismo mágico».
  3. De 1960 a 1980: Apogeo de la novela hispanoamericana, conocido como el «Boom Latinoamericano».
  4. A partir de 1980: La última narrativa, que explora nuevas sendas y temáticas.

2. La Superación del Realismo: El «Realismo Mágico» o «Lo Real Maravilloso»

A partir de 1940 —con algunos precedentes— se observa un cansancio de la novela realista tradicional. Si bien los temas cultivados hasta entonces no desaparecen, se abordan con procedimientos distintos y emergen nuevas temáticas. A continuación, se precisan algunos aspectos de esta renovación:

Aspectos Temáticos:

  • Junto a las realidades inmediatas, irrumpen la imaginación y lo fantástico. Pronto se hablará de realismo mágico o de lo real maravilloso. Esta última denominación se debe a Alejo Carpentier. El realismo mágico persigue hacer un retrato total de la realidad, ya que, a juicio de los novelistas que lo cultivaron, el mundo va mucho más allá de lo que puede ser percibido por los sentidos. Un narrador mágico-realista crea la ilusión de “irrealidad”. Para ello, cuenta los hechos más triviales como si fueran excepcionales; y los excepcionales, como si fueran de lo más común. Sin embargo, la literatura del realismo mágico no es una literatura fantástica, ya que en la base de todas estas obras está el mundo real y reconocible. A partir de este momento, realidad y fantasía se presentarán íntimamente enlazadas en la novela: unas veces, por la presencia de lo mítico, de lo legendario, de lo mágico; otras, por el tratamiento alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes.
  • Interés por el mundo urbano.
  • La condición humana: Se plantean los grandes problemas del ser humano en la sociedad contemporánea, enraizados en la situación de Hispanoamérica. La visión, en general, es bastante pesimista.
  • El erotismo.

Aspectos Formales:

  • El narrador: El narrador omnisciente deja paso al narrador protagonista, personaje o testigo.
  • El tiempo: Se rompe la linealidad temporal por medio de recursos como la inversión temporal, las historias paralelas o intercaladas o el caos temporal.
  • El lenguaje: Entre los nuevos narradores existe una gran preocupación por la elaboración lingüística, por el ritmo de la prosa y por el empleo de imágenes, hasta tal punto que se ha hablado de una tendencia barroca en el estilo de estas novelas.

Estos rasgos, iniciados en los años 40, se prolongarán durante los decenios siguientes en la obra de nuevos novelistas. En el periodo que va de 1940 a 1960, destacan autores fundamentales como:

  • Juan Rulfo (Pedro Páramo)
  • Jorge Luis Borges (El libro de arena)
  • Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente)
  • Alejo Carpentier, uno de los máximos maestros de la prosa castellana (Los pasos perdidos y El siglo de las luces)

3. La Nueva Novela Hispanoamericana: El «Boom»

El «Boom» de la novela hispanoamericana fue un fenómeno literario y editorial que irrumpió con fuerza en la década de 1960. En 1962, el mismo año que aparece Tiempo de silencio en España, se publicaba La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. En 1967, el mismo año que Volverás a Región, llegaba Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Por esas fechas, aparecen asimismo novelas trascendentales como Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato, El astillero de Juan Carlos Onetti, El siglo de las luces de Alejo Carpentier, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, Rayuela de Julio Cortázar, Paradiso de José Lezama Lima, entre otras.

Es evidente que los nuevos novelistas llevan las innovaciones señaladas en el apartado anterior a sus últimas consecuencias, a la par que enriquecen aún más la novela con nuevos recursos. Veámoslo:

  • La integración de lo fantástico y lo real se consolida.
  • Se confirma la ampliación temática y, en especial, se incrementa la preferencia por la «novela urbana» (Cortázar, Fuentes, etc.). Cuando aparece el ambiente rural (por ejemplo, en García Márquez) recibe un tratamiento muy novedoso (aunque ya preludiado por Rulfo).
  • Es en el terreno de las formas donde se observa una mayor ampliación artística. La estructura del relato es objeto de una profunda experimentación. Y en cuanto a la renovación de las técnicas narrativas, no hay novedad que no cuente con espléndidas muestras en la nueva novela hispanoamericana: ruptura de la línea argumental, cambios del punto de vista, «rompecabezas temporal», «contrapunto», «caleidoscopio», combinación de las personas narrativas, estilo indirecto libre, monólogo interior, etc.
  • La experimentación (o el enriquecimiento) de la novela afectará, de modo particular, al lenguaje mismo.
  • Por debajo de todo ello —y como en la España de los mismos años— late el convencimiento de la insuficiencia práctica y estética del realismo. Pero esa evidente preocupación estética tampoco impide que el escritor proclame ideas sociales y políticas revolucionarias.

Los autores más destacados de este periodo son:

  • Ernesto Sábato (El túnel)
  • Juan Carlos Onetti (y sus novelas ambientadas en un espacio mítico, Santa María, en la que se relatan unas vidas mediocres y absurdas en un mundo cerrado y en decadencia: El astillero (1961), Juntacadáveres (1964))
  • José Lezama Lima (Cuba, 1910-1976)
  • Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz)
  • Julio Cortázar y su novela Rayuela (1963), modelo de «contranovela», que puso en cuestión todas las convenciones del género: su original composición admite varias formas de lectura, rompe con la secuencia lógica de la trama y los episodios, y desaparece el concepto de argumento, entre otros aspectos.
  • Mario Vargas Llosa (Perú, 1936), en el que habría que destacar La ciudad y los perros (1962), que narra la vida tensa y violenta de un grupo de adolescentes en el mundo cerrado y opresivo de un colegio militar en Lima; y La casa verde (1966), novela de compleja técnica sobre la historia de un burdel en la selva.