España en los Siglos XVII y XVIII: Conflictos, Crisis y Reformas Borbónicas

El Siglo XVII: Conflictos y Crisis en la Monarquía Hispánica

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648)

La Guerra de los Treinta Años fue un conflicto de signo religioso, al enfrentar a protestantes y católicos. Se inició con la rebelión protestante en Bohemia. España acudió en auxilio del Imperio, y los protestantes fueron apoyados por las Provincias Unidas del Norte. Se sucedieron las derrotas de los tercios españoles. Los contendientes pactaron la Paz de Westfalia, donde se aceptó el principio de que los intereses de los Estados y su propia religión prevalecían sobre el Imperio Romano-Germánico. La independencia de los Países Bajos se denominó Provincias Unidas de Holanda. La guerra con Francia continuó y no acabaría hasta la Paz de los Pirineos.

La Crisis del Siglo XVII en España

La crisis del siglo XVII se caracterizó por una fuerte crisis social y económica. En los territorios hispánicos se originó una pérdida de la hegemonía política europea. La población disminuyó a causa del flujo migratorio al nuevo continente. En lo económico, la agricultura empeoró su precaria situación; el hambre, la guerra y las epidemias comportaron la despoblación de las tierras, mientras aumentaban los impuestos. La Mesta vio cómo se reducía el número de cabezas de ganado, y la industria y el comercio entraron en depresión. La situación de las finanzas públicas no permitía mejorar el panorama. Los gastos aumentaban, no se pudo parar la bancarrota y descendió la llegada de metales preciosos. Los territorios periféricos no notaron tanto la crisis.

El Siglo XVIII: La Dinastía Borbónica y las Reformas Ilustradas

La Guerra de Sucesión Española (1701-1714)

En 1700, el último de la Casa de Austria, Carlos II, murió sin descendencia. Los principales candidatos eran Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II designaba como sucesor al candidato Borbón, que fue proclamado rey con el nombre de Felipe V y juró su cargo ante las Cortes en 1701. Esto provocó un conflicto grave en el equilibrio de poder entre las potencias europeas, ya que fortalecía la influencia de los Borbones en Europa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal dieron su apoyo al archiduque, y la sucesión al trono español pasó a ser un conflicto internacional. También había dividido los territorios peninsulares: Castilla se mostró fiel a Felipe V; en cambio, la Corona de Aragón, sus instituciones representativas y las clases populares respaldaron al candidato austriaco. Los motivos fueron el temor de las instituciones a perder su poder. En el plano internacional, las fuerzas de ambos bandos estaban equilibradas y los Borbones se mostraron incapaces de derrotar a los ejércitos aliados. Pero en 1711 moría el emperador de Austria y ocupaba el trono el archiduque Carlos. Los ingleses y holandeses manifestaron su interés en acabar la guerra y reconocer a Felipe V como monarca español. En España, las tropas de Felipe V ejercieron una evidente superioridad. La resistencia de los reinos de la Corona de Aragón fue sofocada entre 1706 y 1710, cuando se firmó el Tratado de Utrecht. Las Cortes catalanas decidieron luchar frente a los ejércitos borbónicos. La paz entre los contendientes se firmó en los Tratados de Utrecht y Rastadt.

Centralización y Uniformidad: Las Reformas de los Primeros Borbones

Los primeros Borbones españoles, Felipe V y Fernando VI, asumieron la tarea de unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares mediante los llamados Decretos de Nueva Planta. Estos impusieron la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de Aragón, que perdieron soberanía y se integraron en un modelo uniformador centralista. La Nueva Planta abolió las Cortes de los diferentes reinos, integrándolas en las de Castilla, que de hecho se convirtieron en las Cortes de España. Se suprimió el Consejo de Aragón, y el Consejo de Castilla se situaba bajo el poder del monarca, que intervenía y decidía en todos los asuntos del Estado. Su labor era auxiliada por las Secretarías, parecidas a los actuales ministerios; los secretarios eran nombrados y destituidos por el rey, y solo rendían cuentas ante él. Para realizar sus tareas eran auxiliados por funcionarios encargados de ejecutar las órdenes del rey y controlar la administración. Los Borbones crearon demarcaciones provinciales gobernadas por capitanes generales, y se generalizó la institución de los corregidores castellanos. La aportación más relevante fue la introducción del cargo de intendente: dependían del rey, tenían amplios poderes y su misión era la recaudación de impuestos. Otra novedad fue la reorganización de la Hacienda, aprovechando el derecho de conquista lo intentaron en los territorios de la Corona de Aragón, donde se implantaron el equivalente y la talla en Valencia, la única contribución en Aragón y el catastro en Cataluña. Se trataba de establecer una cuota fija que se intentó extender a toda España, pero las fuertes resistencias de los privilegiados lo impidieron.

La Política Exterior Borbónica en el Siglo XVIII

El reinado de los Borbones inició una importante pérdida de poder e influencia de la Corona española en el contexto internacional. El siglo XVIII fue una centuria de relativa paz, aunque España se vio implicada en algunos acontecimientos bélicos. Los principales enfrentamientos se produjeron a causa del empeño de Isabel de Farnesio por los intereses españoles en Italia, lo que comportó el enfrentamiento con algunas potencias europeas, como Austria. En busca de aliados, y después de varios conflictos, se firmaron una serie de pactos con Francia (los Pactos de Familia). La llegada al trono de Fernando VI inauguró una época de neutralidad. Sus esfuerzos se dirigieron a la reestructuración del ejército y de la flota. La construcción de navíos tenía como objetivo mantener las líneas de comercio con las numerosas colonias que los Borbones poseían en América. En la segunda mitad del siglo, España intervino en la Guerra de los Siete Años al lado de Francia y contra Inglaterra. La guerra terminó con la Paz de París. En 1782 se recuperó la isla de Menorca, que pertenecía a Gran Bretaña; al final, el ejército inglés cayó y España recuperó Florida.

La Legislación Reformadora Ilustrada: Carlos III

Los Ilustrados eran regalistas, es decir, defensores de la autoridad y las prerrogativas del rey frente a la Iglesia. Carlos III reclamó el derecho al nombramiento de los cargos eclesiásticos, al control de la Inquisición y a la fundación de monasterios. En ese contexto hay que entender la expulsión de los jesuitas, una orden religiosa de enorme poder. En la cuestión social, se declararon honestas todas las profesiones y se admitieron las actividades profesionales de alta utilidad pública. En la educación se inició una reforma de los estudios universitarios y de las enseñanzas medias. Se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria. Se promovió la fundación de Academias dedicadas a las letras y las ciencias.