Introducción al Pensamiento de John Locke
John Locke (Wrington, 1632) emerge como una figura central en el siglo XVII, ofreciendo una respuesta profunda a la crisis ideológica de su tiempo. Su obra reflexiona sobre los límites y las posibilidades del conocimiento humano, abarcando tanto una dimensión teórica como una práctica. En el ámbito político, su pensamiento se desarrolló en un contexto de monarquía absolutista, como la Francia de su época.
Locke recibió una educación familiar basada en la disciplina. Se dedicó a la diplomacia y se convirtió en consejero político de Lord Shaftesbury, lo que le proporcionó una visión privilegiada de los asuntos de Estado.
Filosofía Política: El Liberalismo de Locke
El pensamiento político de Locke tuvo una influencia trascendental, impactando a figuras como Montesquieu, la Revolución Americana y la corriente liberal del siglo XVII, oponiéndose firmemente al absolutismo.
El Estado de Naturaleza
Para Locke, el estado de naturaleza es una condición en la que los seres humanos son libres e iguales, pero donde también pueden violar los derechos y libertades de los demás. La pregunta fundamental es: ¿cuál es la naturaleza del ser humano? Locke sostiene que el ser humano es esencialmente racional, lo que impone límites al estado de naturaleza:
- Los hombres son libres e iguales; no existe un derecho natural a someter a otro o a privarle de su propiedad.
- Los individuos poseen por naturaleza los derechos a la vida, la libertad y la propiedad.
La Ley Moral Natural
La ley moral natural, descubierta por la razón, se impone a los hombres incluso en ausencia de un estado o legislación formal. A diferencia del pesimismo de Hobbes, quien veía al hombre como naturalmente malo, y del optimismo de Rousseau, que lo consideraba naturalmente bueno, Locke presenta una visión equilibrada, donde la razón guía la conducta humana, aunque no siempre es respetada.
La Sociedad Política: El Pacto o Contrato Social
Dado que no todos los hombres respetan la ley natural, el estado de naturaleza es frágil y puede verse amenazado por conflictos que degeneran en un estado de guerra, una violación y degeneración del estado natural. Por ello, es inherente al ser humano constituirse en una sociedad organizada para preservar sus derechos y libertades.
El fundamento y origen de la sociedad radica en la necesidad de un poder superior al individuo que garantice los derechos individuales. Los individuos, siendo naturalmente libres, establecen un pacto a través de su libertad personal.
La constitución de una sociedad civil implica la renuncia a ciertos derechos (como el de tomarse la justicia por mano propia) a cambio de grandes beneficios:
- Los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural, evitando controversias.
- Se establece un sistema judicial que goza de reconocimiento general y evita arbitrariedades.
- Se crea un poder capaz de castigar crímenes y de obligar a ejecutar las sentencias.
- Se conserva la propiedad privada.
Al dar origen a la sociedad civil mediante este pacto, el hombre renuncia a sus poderes legislativos y ejecutivos en favor de la sociedad. Aunque su libertad se restringe, no se pierde, sino que se transforma en una libertad más segura y protegida. Locke entiende, por tanto, que una diferencia fundamental entre el estado de naturaleza y el estado social es la existencia de la mediación, es decir, la presencia de un poder arbitral reconocido por todos.
La sociedad política es, en esencia, un instrumento útil para preservar el ejercicio pacífico de nuestros derechos naturales. Favorece los intereses personales, siendo este un elemento central. El Estado garantiza los derechos de los ciudadanos, y la aparente renuncia de los hombres a parte de su libertad e igualdad se realiza precisamente para preservar su libertad y propiedad. El bien común, en este contexto, es una política orientada a la preservación de la libertad individual.
La Propiedad Privada
La propiedad privada es un derecho natural y fundamental que repercute en otros derechos, haciendo posible la igualdad. ¿Cómo se justifica? El ser humano se apropia de las cosas mediante su trabajo, y este es el fundamento de su derecho de propiedad.
¿Tiene límites? Sí. Este derecho al trabajo y a la apropiación solo es válido cuando satisface las necesidades propias, evitando la acumulación excesiva de posesiones. El trabajo es, para Locke, la fuente básica de riqueza.
Los Poderes Políticos
La relación entre el gobierno y los súbditos es un mandato, un encargo o tarea. El proceso se articula así:
- El pacto da origen a la sociedad civil.
- El pueblo constituye una asamblea y elige al gobierno, a quien confía la tarea de gobernar. Este gobierno recibe un mandato y es responsable ante el pueblo.
Locke distingue varios tipos de poder:
- El Poder Legislativo (la asamblea): Es el poder supremo, basado en la confianza del pueblo y con la obligación de respetar la ley moral natural.
- El Poder Ejecutivo (el gobierno del estado y el poder judicial): Se encarga de realizar los mandatos del legislativo.
- El Poder Federativo: Encargado de la seguridad del estado y de las relaciones con el exterior.
Además, existe la prerrogativa, un poder basado en la confianza de los ciudadanos, que se ejerce cuando hay un vacío legal y busca el bien público sin estar estrictamente regulado por leyes escritas.
La Tiranía
La tiranía se define como el abuso de funciones por parte de quien ocupa el poder, satisfaciendo solo sus intereses particulares. En este caso, la resistencia a la tiranía es legítima; los ciudadanos tienen el derecho de derrocar el poder que usurpa el contrato original y actúa contra los fines de la sociedad.
Separación Iglesia / Estado
Locke abogó por una separación entre Iglesia y Estado, donde el Estado debe garantizar la libertad religiosa. La creencia o no creencia es una elección libre de cada individuo y constituye un elemento fundamental del liberalismo político.
Aunque Locke era cristiano y defendía la tolerancia, esta tenía dos límites claros:
- El ateísmo: Para Locke, la negación de toda religión era problemática, ya que consideraba fundamental una referencia a la divinidad para la moralidad social.
- El catolicismo: Lo veía con recelo debido a que reconocía la autoridad papal, lo que, a su juicio, podía actuar contra los principios que inspiran la neutralidad estatal en materia de ideas religiosas.