Introducción: El Camino hacia el Sistema Liberal
Durante la primera mitad del siglo XIX en España se llevaron a cabo una serie de reformas económicas con el fin de implantar un camino hacia el sistema liberal. Una de ellas fueron las desamortizaciones: un proceso por el que las tierras de la Iglesia o de otras manos muertas, que hasta entonces no podían venderse ni dividirse, pasaron a estar en el mercado libre. Los liberales las utilizaron como arma para modificar el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen e implantar el nuevo estado burgués.
Su finalidad principal fue aumentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Este proceso tiene sus antecedentes con Godoy, continuó con las Cortes de Cádiz en la Guerra de Independencia (1814) y durante el Trienio Liberal en 1820.
Dos grandes desamortizaciones se sucedieron en el siglo XIX:
- La primera fue la de Mendizábal (1836-1851), dirigida principalmente a la desamortización de los bienes del clero.
- La segunda fue la de Madoz (1855-1924), que tuvo un carácter más general y a la desamortización de los bienes del clero se le sumó la venta de bienes municipales.
Antecedentes y Objetivos Liberales
Ya en el siglo XVIII, los reformistas ilustrados vieron la necesidad de poner en el mercado las tierras que estaban en manos muertas para que pasaran a ser bienes privados susceptibles de mejoras técnicas. Esto permitiría al Estado enjugar su déficit y amortizar la deuda pública. Los liberales progresistas vieron su oportunidad durante la regencia de María Cristina, y a partir de 1833 el proceso de desamortización se precipitó.
La Desamortización de Mendizábal (1836-1851)
Este proceso fue llevado a cabo por Juan Álvarez Mendizábal, liberal progresista, quien consiguió que María Cristina respaldara la causa liberal. En esta situación, se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular, y se destinaban los fondos obtenidos a la amortización de la deuda pública.
Mendizábal tenía tres objetivos fundamentales:
- Sanear la Hacienda reduciendo la deuda.
- Conseguir el acceso a la propiedad de sectores burgueses.
- Crear un sector social de nuevos propietarios vinculados al régimen y al bando cristino.
Desarrollo y Problemas
Cuando Mendizábal se convirtió en ministro de Hacienda, las subastas se aceleraron, sobre todo a partir de 1840, cuando la victoria cristina en la Guerra Carlista hizo irreversibles las ventas. Además, a partir de la regencia de Espartero, se desamortizaron también los bienes del clero secular, pero la vuelta de los moderados en 1844 suspendería las subastas. El resultado fue que, entre 1836 y 1844, se había desamortizado ya el 62% de las propiedades de la Iglesia.
Existía un problema a la hora de adquirir las tierras: los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas, por lo que las tierras fueron compradas por nobles y burgueses adinerados que acapararon las compras, a menudo mediante títulos de deuda pública.
En esta situación, el diputado Flórez Estrada publicó un artículo de prensa en el que proponía que el Estado arrendara las tierras a los campesinos y dedicara la renta a pagar la deuda. Sin embargo, el verdadero problema radicaba en que el ministro no buscaba un reparto de las tierras ni una reforma agraria, sino el beneficio de las élites financieras y comerciales que lo rodeaban.
Consecuencias de la Desamortización Eclesiástica
No obstante, los planes de Mendizábal no dieron el resultado esperado, pues la guerra continuó y el intento de sanear la deuda fracasó parcialmente. Varias consecuencias se derivaron de esta desamortización:
- Impacto en la Iglesia: Se le expropiaron la mayoría de sus propiedades y se suprimió el diezmo. Así, la Iglesia dejó de ser el estamento económicamente privilegiado.
- Deuda Pública: La desamortización no resolvió el problema de la deuda, pero sí contribuyó a atenuarlo, pues se consiguió rescatar 5000 millones de reales de los 14000 acumulados.
- Producción Agraria: La desamortización no produjo un aumento significativo de la producción agraria. Los nuevos propietarios se limitaron a seguir cobrando las rentas y las incrementaron al exigir nuevos contratos de arrendamiento, a lo que se sumaba el hecho de que muchas tierras eran de muy baja calidad. A su vez, también se produjo un proceso de deforestación.
- Estructura de la Propiedad: Se reforzó la estructura de la propiedad de la tierra: latifundios en Andalucía y Extremadura y minifundios en el norte.
- Campesinado: Los campesinos no resultaron beneficiados de este proceso, pues no recibían información de las subastas, no sabían cómo pagar y, además, carecían de dinero para hacerlo.
- Urbanismo: Afectó a las ciudades, ya que la desamortización contribuyó a un urbanismo discriminador, en el que la burguesía terminó excluyendo a las clases medias de algunas zonas urbanas.
La Desamortización General de Madoz (1855-1924)
Por otra parte, se produjo la desamortización dirigida por Pascual Madoz. Esta se inició durante el Bienio Progresista, a partir de 1854. Esta ley establecía la venta en subasta pública de toda clase de propiedades rústicas y urbanas, pertenecientes a la Iglesia, el Estado, y los propios y comunes de los municipios. Por ello, es conocida con el nombre de Ley de Desamortización General.
Características y Diferencias con Mendizábal
Esta desamortización presentó rasgos muy distintos con respecto a la de Mendizábal:
- El proceso se desarrolló a gran velocidad; en tan solo un año se habían subastado ya 52 000 fincas.
- La financiación era diferente: se permitía el pago mediante un 10% de entrada y el resto aplazado, pero admitiéndose solo el abono en efectivo.
- El dinero se destinó a amortizar la deuda y a cubrir las necesidades de la Hacienda, incluyendo la financiación de obras públicas.
Impacto y Legado
En consecuencia, se eliminó la propiedad comunal y parte de la eclesiástica (agravando considerablemente la situación económica del campesino) y se rompieron las relaciones con la Iglesia, ante la violación del Concordato.
También significó el traspaso de una enorme masa de tierras a los nuevos propietarios y la creación de una nueva élite terrateniente (aristocracia feudal y burguesía urbana). Asimismo, el Estado ingresó casi el doble de lo obtenido con la desamortización de Mendizábal, que se dedicó a cubrir el déficit del presupuesto del Estado, amortizando la deuda pública y financiando obras públicas.
En suma, el 30% de lo desamortizado pertenecía a la Iglesia, el 20% a la beneficencia y un 50% a las propiedades municipales. La derogación definitiva de esta ley se produjo en 1924 por el Estatuto Municipal de José Calvo Sotelo.
Consecuencias Globales de las Desamortizaciones
El hecho más destacable de estas dos desamortizaciones fueron las consecuencias que trajeron en diversos ámbitos:
Ámbito Social
El resultado fue una concentración de la propiedad en cada región en proporción al grado existente previamente. De aquí que las parcelas pequeñas fueran compradas por habitantes de localidades próximas, mientras que las de mayor tamaño eran compradas, generalmente, por personas más ricas que vivían en ciudades. Además, también se acentuó la tendencia migratoria de la población rural hacia zonas industrializadas, proceso denominado éxodo rural.
Ámbito Económico
Cabe destacar el saneamiento de la Hacienda Pública, el aumento de la superficie productiva y la mejora y especialización de los cultivos gracias a nuevas inversiones por parte de los propietarios.
Ámbito Cultural
Cuadros y libros se vendieron en otros países, y se abandonaron muchos edificios de interés artístico, aunque otros, en cambio, se aprovecharon para obras públicas.
Ámbito Político y de la Propiedad
Fracasó la idea de consolidar un régimen liberal en el que se formara una nueva clase de pequeños y medianos propietarios, porque la mayor parte de las propiedades eran adquiridas por los grandes propietarios, que eran quienes poseían recursos para hacerlo. Por último, cabe destacar la transformación del modelo social de ciudad (construcciones de más altura, ensanches y nuevos espacios públicos).
Conclusión
En conclusión, cabe destacar la importancia de estos procesos en el ámbito económico-político del país en el siglo XIX. Pues afectaron tanto a ámbitos políticos, culturales y de la Iglesia, como a otros aspectos de la vida social y económica del país, como el derecho, la hacienda, la agricultura, las inversiones y las clases sociales.
En el ámbito social, los pequeños propietarios y la burguesía mercantil fueron los beneficiados. Por el contrario, los perjudicados fueron principalmente pequeños campesinos, ganaderos y el clero. Estos procesos desamortizadores actuaron como una herramienta fundamental para acabar con las formas de propiedad del Antiguo Régimen e implantar la propiedad privada propia del liberalismo.