La Crisis de Fin de Siglo: Un Recorrido por el Modernismo y la Generación del 98

Modernismo y Generación del 98

La Generación del 98 supone el paso de los jóvenes rebeldes a su asimilación al sistema: de rebeldes a integrados. Muchos han quedado olvidados, destruidos por el alcohol, las drogas, el hambre y la indigencia. La reintegración de aquellos jóvenes se realiza a través de distintas crisis personales y de la mano del espíritu.

Los intelectuales entran en crisis, y de ellos salen famosos y reconocidos gracias al espíritu, que les ayuda a superar dichas crisis e igualmente les vale para elaborar su nueva y aceptada visión de la realidad.

Nuestros escritores del 98 se lanzarán a la búsqueda del alma, del espíritu del pueblo español, y lo buscan y lo hallan en:

  • En el pasado, que es intrahistoria, negación de la historia donde el espacio y el tiempo quedan detenidos.
  • En el presente, en sus conflictos y problemas espiritualistas. Incluso se podría decir que una solución antidemocrática podría enlazarse con la crisis de la conciencia europea, e impone una involución ideológica, cultural y política.

El Modernismo: Visiones Enfrentadas

En cuanto al Modernismo, las posturas confrontadas son, por una parte, las de Manuel Machado y Juan Ramón Jiménez.

Manuel Machado

Manuel Machado publicará en 1913 La guerra literaria, que servirá como versión modernista de los acontecimientos intelectuales y culturales. Su poesía puede incluirse dentro de la corriente populista, una tendencia andalucista que busca y encuentra en el alma andaluza, en el espíritu del andaluz, las esencias para la regeneración. Sin embargo, en la década de los años 20, sus poemas ya sonaban a falso.

Juan Ramón Jiménez

El Modernismo que propugna Juan Ramón constituye hoy día la superación de los clichés y falsetes por los que se tiende a reducir el movimiento a simple evasión, formalismo, etc. Su poesía se basa en lo que podría llamarse un intelectualismo del espíritu, cuya elaboración no se encuentra sola, pues cuenta con la corriente del intelectualismo krausista.

Antonio Machado

La poesía de Antonio Machado puede dirigirse hacia una crítica social contra el Antiguo Régimen y sus representantes: la Iglesia católica, la burguesía, etc. Hay que destacar su trayectoria vital, su compromiso con las ideas democráticas que lo llevaron desde su militancia a su exilio y muerte en Francia en 1939.

La Novela de la Generación del 98

Miguel de Unamuno

Sus novelas han sido valoradas a veces como menores porque su ritmo, verosimilitud, arbitrariedad, etc., no eran propias del género, pero su exploración del existencialismo agónico le confiere un apasionamiento todavía vivo. Unamuno ha preferido centrar su atención en el análisis del paisaje humano y de sus pasiones, como la envidia, la voluntad de poder, el desdoblamiento de la personalidad o la duda religiosa. Lo mejor de su obra narrativa está en sus novelas cortas de madurez, especialmente en San Manuel Bueno, mártir (1931).

Pío Baroja

Fue un profesional que vivió de y para la literatura con una disciplina espartana. Sesenta novelas, cuentos, ensayos, versos y memorias conforman el conjunto global de su obra. Sus estudios de medicina lo dotaron de una formación empírica y de un afán por el rigor positivo de ciertos saberes antropológicos. Baroja creerá en la acción de las minorías aristocráticas intelectuales, aunque ello suponga una desconfianza en la democracia, para luego decantarse por el antimilitarismo. Fue anticristiano, anticlerical y antijesuita, pero también se pronunció contra la masonería, el socialismo y el comunismo. Su confesada tendencia racista y antisemita es uno de sus ángulos oscuros. Sistematizó su obra en trilogías:

  • La vida fantástica
  • Tierra vasca
  • La lucha por la vida
  • El pasado
  • La raza
  • Las ciudades
  • El mar

Azorín (José Martínez Ruiz)

Se presenta como novelista con su obra La voluntad (1902), donde presenta al personaje Azorín, que será el seudónimo del escritor. El caballero inactual lleva a cabo un experimento narrativo que plantea un programa estético muy original: al recrearse en el fragmentarismo, prescinde del tiempo y el espacio para preferir la imagen de forma voluntaria. A partir de Pueblo (1930), el estilo supera la temática social y, tras la guerra, sus obras tratan temas metafísicos.

Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)

Sus relatos atrajeron a las minorías. En su primera época escribió las Sonatas, que fueron subtituladas Memorias amables del marqués de Bradomín. Estas novelas están cercanas a la estética decadentista, con notas eróticas y sensuales. Una segunda época está marcada por la técnica del esperpento, y en ella cabe destacar Tirano Banderas (1926).

Otras Corrientes Narrativas de la Época

Costumbrismo y Novela Erótica

En Andalucía destaca Isaac Muñoz, que practicó un tipo de novela poemática modernista con un diálogo entre erotismo y crueldad muy al gusto de la época.

La Novela Novecentista

En la Generación de 1914 (o Novecentismo) destacan como novelistas Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.

Ramón Pérez de Ayala (1880-1962)

Fue un intelectual de educación jesuítica, con estudios obtenidos en Inglaterra y con un espíritu mordaz que le llevó a un aristocrático aislamiento después de cumplir los 46 años, lo que no le impidió escribir. Su obra se puede organizar en ciclos:

  • Primer ciclo: Autobiográfico y lírico.
  • Segundo ciclo: Novelas poemáticas de la vida española.
  • Tercer ciclo: Novelas de temática diversa.

Gabriel Miró (1879-1930)

Es el artífice del estilo y de la sensación. Las cerezas del cementerio culmina la etapa decadente, sentimentalista y de tonos eróticos. Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso son otras de sus obras.

Hacia la Novela Social

Durante la República se producirá una explosión de novelas revolucionarias contra la novela deshumanizada.

Conclusión

El Modernismo fue el lenguaje generacional de una crisis ideológica que ha sido conceptualizada como la Generación del 98.